"LA EDUCACIÓN PÚBLICA MUTILADA"
La maduración de un sistema de educación mercantil, cuya base es un modelo mixto, donde el aumento exponencial de liceos particulares y particulares subvencionados ha ido en desmedro de los municipales o liceos públicos, no es más que el reflejo de los frutos de una crisis ya anunciada hace 10 años, cuando se realizaban las primeras tomas secundarias encabezadas por los pingüinos
En El
Mostrador –public. 26/8/16
Haciendo un poco de
memoria, en el contexto de las masivas movilizaciones estudiantiles del año
2011, los estudiantes secundarios de aquel entonces se propusieron no rendir
más la llamada prueba Simce. En ese entonces se realizaron funas y movilizaciones.
Como consecuencia a estas acciones, varios estudiantes fueron sancionados por
no dar la prueba y quedarse fuera del aula al momento de rendirla.
Ese
mismo año, la Aces publicó su propuesta educativa, dentro de la cual
desbarataba el concepto de “calidad” fuertemente arraigado en el vocabulario
tecnocrático del Ministerio de Educación y de autoridades, como también al
interior del movimiento estudiantil, en particular del universitario.
Desde
entonces eso ha ido cambiando: pasamos de hablar de calidad a excelencia y
luego a pertinencia educativa, término que comenzamos a utilizar
con mayor recurrencia cuando instalamos la necesidad de que las comunidades educativas no solamente fiscalizaran ciertos aspectos del proceso educativo, sino también determinaran proyecto, malla, recursos y distribución.
con mayor recurrencia cuando instalamos la necesidad de que las comunidades educativas no solamente fiscalizaran ciertos aspectos del proceso educativo, sino también determinaran proyecto, malla, recursos y distribución.
Hoy
sigue siendo un grupo selecto de “expertos” el que decide por sobre las
comunidades educativas, operando bajo los mismos criterios detrás del viejo y
desprestigiado concepto de “calidad”.
Para
algunos parece indignante la salida de liceos emblemáticos e históricos de su
posición de excelencia académica, los que han sido medidos por los mismos
parámetros criticados anteriormente. Para nosotros, esto no es más que un
reflejo de la crisis de la educación chilena, donde su principal herramienta,
el Simce, hace años es cuestionada.
La
maduración de un sistema de educación mercantil, cuya base es un modelo mixto,
donde el aumento exponencial de liceos particulares y particulares
subvencionados ha ido en desmedro de los municipales o liceos públicos, no es
más que el reflejo de los frutos de una crisis ya anunciada hace 10 años,
cuando se realizaban las primeras tomas secundarias encabezadas por los
pingüinos.
Por
lo tanto, el relato sobre la pérdida de la excelencia, que ha ido pujando hasta
instalarse en el discurso oficial, no es más que un elemento sumatorio a la oleada
criminalizadora del movimiento estudiantil. Si a alguien aún le cabe alguna
duda, realicemos este breve repaso cronológico:
Primero.
Durante estos últimos meses no solamente hemos tenido una oleada represiva, con
procesos judiciales levantados contra estudiantes, en su gran mayoría menores
de edad, sumados a la complicidad de los medios de comunicación, especialmente
El Mercurio y La Tercera, con la publicación de reiteradas notas insidiosas
atribuyéndole al movimiento estudiantil un carácter de vándalo y hasta
terrorista.
Segundo.
Otro elemento es el rol de los municipios, o actuales candidatos para las
municipales, con la misma alcaldesa Tohá emprendiendo una querella contra
menores de edad del Liceo Confederación Suiza o los reiterados allanamientos
realizados a casas de dichos estudiantes, situación que hasta ahora está
invisibilizada.
Tercero.
El discurso que se ha ido instalando mediante diversas plataformas, sea prensa
escrita, encuestas de opinión o discursos de autoridades políticas del oficialismo
o de la oposición, busca acorralar al movimiento estudiantil y deslegitimar las
demandas históricas que han sido transversales a la sociedad y críticas a los
intereses empresariales o mercantiles, para reducirlas a acciones de grupos
minoritarios y, así, desmerecerlas.
Habiendo
hecho esta observación, creemos que es importante volver a delimitar el terreno
del debate público sobre educación, donde ni la tecnificación del discurso ni
la criminalización hacia sus participantes pueden primar.
Para
nosotros, el acento debe estar puesto en la denuncia por la política
gubernamental, encabezada por el Mineduc y su vocera, y refrendada durante el
período presidencial anterior. Aquí se ha mutilado la educación pública
traducida en elementos como el fortalecimiento de los sistemas de medición, la
lógica del voucher que además se entrega según rendimiento medido por dichas
herramientas.
Lo
que esto genera es una lógica de competencia descarnada; el recorte de la malla
curricular (eliminación de Filosofía y otras materias); el despojo de espacios
democráticos de decisión para las comunidades educativas, lo que relega dicha
responsabilidad a los tecnócratas del ministerio y sus think tanks.
A
todo lo anterior, en complicidad con los sostenedores o fundaciones, se agrega
el gran negociado de las ATEs (Asistencia Técnica Educativa).
Sin
hacer mención a que el Ministerio de Educación se ha caracterizado por ser una
cartera de mucho ruido y pocas nueces, donde las leyes emanadas no representan
un ápice de lo levantado por el movimiento educacional y las medidas que se han
tomado, como la destitución de la rectora Roxana Pey, demuestran la prepotencia
con la que ha gobernado y sigue gobernando esta “Nueva Mayoría”.
Nos
preguntamos –frente a todos estos elementos puestos sobre la mesa– si una
ministra que también se da por enterada en la prensa de los problemas país, ¿no
debería cuestionarse su rol y dar un paso al costado?
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