La gira mundial del FMI |
“Las confesiones del FMI”
El
Fondo Monetario Internacional siempre ha buscado mantener la reputación de que
sus intervenciones están basadas en análisis técnicos de la mejor calidad.
También pretende mantener una política de transparencia que proporcione mayor
legitimidad a sus acciones. Por eso mantiene una Oficina Independiente de
Evaluación (OIE), que lleva a cabo peritajes sobre diversos aspectos de su
actividad. La OIE responde directamente al consejo de directores ejecutivos y
su mandato está por arriba de la directora gerente, Christine Lagarde
Por Alejandro Nadal
En El Viejo Topo –public. 4/8/16
En su último reporte,
la OIE (disponible en ieo-imf.org)
ofrece un escalofriante diagnóstico sobre la incapacidad técnica del máximo
organismo responsable del sistema de pagos internacionales. El informe se
concentra en el manejo de la crisis en el contexto de la eurozona y en las
intervenciones del Fondo en las economías de Grecia, Irlanda y Portugal. Estos
programas de “rescate” fueron los primeros casos de aplicación de programas de
ajuste en países desarrollados en el marco de una unión monetaria. La
experiencia de las intervenciones del FMI en América Latina y el sudeste
asiático no es mencionada en el informe, pero vale la pena no perder de vista
sus efectos nefastos a lo largo de los últimos 20 años.
La OIE destaca que
los montos involucrados en las operaciones del FMI en esos tres países europeos
fueron excepcionales porque se excedieron los límites normales de 200 por
ciento del valor de la cuota para períodos de 12 meses o de un 600 por ciento
acumulado para la duración del programa de intervención.
En cada uno de los
tres países el acceso a recursos del Fondo rebasó el 2.000 por ciento de la
cuota correspondiente. Para el periodo 2011-2014 los fondos canalizados a estos
tres países representan más de 80 por ciento del total de los préstamos hechos
por el FMI.
Cantidades dedicadas por el FMI para el rescate en Europa |
La intervención del
FMI en estos tres países se convirtió en una operación todavía más compleja
porque se llevó a cabo en colaboración con otras instituciones: la Comisión de
la Unión Europea en Bruselas y el Banco Central Europeo. Estos organismos
también exigieron la aceptación por los gobiernos de estos países de sendos
programas de condicionalidad y de reformas estructurales adicionales.
El informe de la
OIE critica el mal diagnóstico sobre la crisis al interior del Fondo. Mientras
se estaba dando el contagio desde el fracturado sistema financiero
estadunidense hacia el sector bancario europeo los analistas del FMI siguieron
capturados por el “pensamiento” tradicional sobre los orígenes de la crisis.
Peor aún, el FMI ni
siquiera tenía planes de contingencia para enfrentar una crisis sistémica al
interior de la unión monetaria por la sencilla razón de que el análisis al
interior del organismo excluía por hipótesis la posibilidad de ese tipo de evento.
La existencia de déficit externos en la cuenta corriente de países de la
eurozona financiados por flujos de capitales (de corto plazo) y la posibilidad
de que esos flujos pudieran revertirse era simple y sencillamente negada por
los supuestos del análisis macroeconómico del FMI. Eso explica la parálisis del
Fondo frente a los datos reales que demostraban que la unión monetaria era una
economía enferma aún antes de la crisis.
Grecia invitada al suicidio |
En 2006 el déficit
promedio de la cuenta corriente en los países de la periferia de la unión
monetaria alcanzaba el 8 por ciento del PIB y el de Grecia rebasaba 12 por
ciento. Esas señales alarmantes fueron sistemáticamente ignoradas por el FMI.
El Fondo también
prefirió olvidar el hecho fundamental de que la unión monetaria excluye
cualquier ajuste por cambios en la paridad y por acomodos en la política
monetaria. En ese contexto, la crisis mudó de piel: de los peligros que acechan
a los bancos se pasó al riesgo país en los mercados financieros
internacionales. El único ajuste viene por la llamada devaluación interna, que
conlleva la brutal caída de los salarios para alcanzar precios competitivos en
los mercados internacionales. Pero eso conduce al estancamiento, a un
crecimiento desorbitado del nivel de endeudamiento como proporción del PIB y a
una degradación del riesgo país con las calificadoras en los mercados
internacionales. Y si a eso le agregamos la imposición de medidas de austeridad
fiscal, obtenemos la profundización y prolongación de la crisis.
La OIE señala
además que para aplicar el plan de “salvamento” de la economía griega el Fondo
tuvo que recurrir a excepciones que violaron la regla de oro del FMI sobre
reducción efectiva del nivel de endeudamiento. Los funcionarios de línea
mostraron gran creatividad para engañar a los máximos dirigentes del Fondo.
En realidad, el
informe de la OIE ignora que el objetivo central de la intervención de la
troika no era “salvar” a la economía griega o portuguesa, sino operar el
rescate de los bancos de los países acreedores del núcleo de la eurozona. Esa
también es la lección central de la larga lista de intervenciones del FMI en
América Latina y Asia. El OIE busca transparencia, pero en el fondo, también
cae presa del síndrome de pensamiento único que siempre ha prevalecido en el
FMI.
Artículo
publicado originalmente en La Jornada, México
Colectivo Acción Directa Chile -Equipo Internacional
Agosto 7 de 2016
No hay comentarios :
Publicar un comentario