Su parlamento rebajó la edad mínima para encarcelar niños acusados de supuesto “terrorismo” a los 12 años. Este nuevo atropello a la legalidad internacional por parte de los sionistas no es sino otra más del ladrón detrás del juez
El pasado 3 de
agosto, se dio a conocer que el parlamento del sionista y pro-imperial Israel aprobó una
ley que rebaja la edad mínima para encarcelar a menores acusados de lo que
ellos denominan “terrorismo” a los 12 años. Sin decirlo, obviamente que la
draconiana medida va dirigida contra los niños y adolescentes de la sitiada
Palestina.
La “Ley de la juventud”
permite ahora a las autoridades sionistas encarcelar a cualquier menor
condenado por supuestos crímenes graves como el asesinato, intento de homicidio
u homicidio, incluso si el o la agresora tiene menos de 14 años.
Si bien las
autoridades israelíes siempre han desconocido olímpicamente el legítimo derecho
de la ciudadanía palestina a defender sus territorios y sus propias vidas,
amenazadas durante casi siete décadas desde que se instalara el Estado sionista,
en 1948, simplemente ésta represiva e inicua legislación contra la infancia y la
juventud de Palestina –sobre todo de la Franja de Gaza- es un verdadero atropello
al derecho internacional y desconocimiento de todos los acuerdos de protección
de los derechos de la infancia existentes.
Así, la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN, 1989) consagra garantías expresas de un
régimen penal especial para todas las personas menores de 18 años.
La definición de la edad determina una serie de normas y obligaciones de protección a la infancia, establecidas tanto por la CDN como por las reglas de Naciones Unidas, que forman el Corpus Iuris de protección de los derechos humanos de los niños.
La definición de la edad determina una serie de normas y obligaciones de protección a la infancia, establecidas tanto por la CDN como por las reglas de Naciones Unidas, que forman el Corpus Iuris de protección de los derechos humanos de los niños.
Esta normativa es de carácter vinculante para todos los Estados.
Por tanto, la reaccionaria normativa sionista es incompatible con lo que se
establece en la CDN.
Por otra parte, el
artículo 2 de la CDN establece la obligación de los Estados de garantizar la efectividad
de los derechos sin discriminación alguna. Mediante su mal llamada “ley de la juventud”,
Israel establece un régimen que se basa en una apreciación subjetiva como es la
madurez. Ella conduce a que adolescentes de la misma edad enfrentaran a
regímenes de responsabilidad distintos (el derecho penal especial y el de adultos).
Asimismo, en su
normativa, los sionistas desconocen los artículos 37 y 40 de la CDN sobre los
fines preventivos que fundan el derecho penal de los adolescentes. La propuesta
tiene un marcado acento represivo y de prevención especial negativa (o
incapacitación). Aplicarla, no tiene nada que ver con el principio de
reinserción social que el ordenamiento internacional exige respecto de la
intervención punitiva del Estado en personas menores de 18 años de edad.
Se presenta, a su
vez, una incompatibilidad con el interés superior del niño por el que vela la CDN.
Según el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional (1998), en su Art. 26, podemos constatar:
“Exclusión de los menores de 18 años de la competencia de la Corte. La Corte no
será competente respecto de los que fueren menores de 18 años en el momento de
la presunta comisión del crimen.”
La mayor parte de
la humanidad sabe de los métodos terroristas empleados por Israel en su enconada
lucha contra los Estados vecinos. De hecho, no es casualidad que desde octubre
pasado, contra 34 israelíes muertos, los palestinos asesinados por el incontrarrestable
poder de fuego sionista llega a ser 6,5 veces superior; nada menos que 218, cifra
que incluye a muchos niños y adolescentes . Además, en lo que va de 2016, 560
menores de edad palestinos de Jerusalén Este han sido detenidos, permaneciendo
aún detenidos 110 en cárceles israelíes, reveló el 15/8/16 el Comité Palestino de Asuntos de Prisioneros.
Los crímenes de
Israel son justificados por su gobierno, por Estados Unidos y la Unión Europea,
bajo el pretexto de la legítima defensa. Pero en realidad todos ellos saben
perfectamente cuál es la causa de esta terrible crisis: la ocupación de los
territorios palestinos por una fuerza militar y por más de doscientas colonias
de judíos. Esta es la herida abierta en Oriente Medio que la manipulación de
los hechos pretende que olvidemos. El sionismo no renuncia a conquistar más
territorio en la Palestina ocupada, pues en su agenda oculta se contempla
dominar toda la Palestina histórica, desde el río Jordán hasta el Mediterráneo,
por lo menos. En su particular hoja de ruta, el Estado de Israel no contempla
someterse al derecho internacional y al derecho humanitario. Para poder seguir
siendo un Estado díscolo, cuenta con el apoyo incondicional de Estados Unidos,
donde intereses ligados al sionismo y a la Nueva Derecha Cristiana mantienen
una alianza política, económica y militar.
En palabras del
intelectual judío Michael Warschawski, “los sionistas han asumido el concepto
de choque de civilizaciones y ven la necesidad de una guerra de anticipación
permanente”. El árabe, lo musulmán, enemigo histórico en la lucha por la
sobrevivencia del Estado de Israel, se convierte ahora en un enemigo aún mayor
que lucha por derrotar al mundo civilizado. Esta tesis hecha paranoia justifica
absolutamente toda la violencia que se pueda desplegar contra el mundo
musulmán. Ya hace muchos años la intelectual judía Hannah Arendt percibió que
el sionismo sería una desgracia para los judíos.
Afirmaba Arendt
que, “Lo lamentable, lo dramático, es comprobar las similitudes entre nazismo y
sionismo: la idea de pueblo superior, de raza que debe cumplir una misión
sagrada, sus métodos de limpieza étnica…”
Colectivo Acción Directa Chile -Equipo Internacional
Agosto 18 de 2016
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