Unas palabras para reivindicar
su compromiso y entrega revolucionaria. Arcadia fue una militante ejemplar del
Movimiento de Izquierda Revolucionaria MIR y subjefa de las Milicias de la
Resistencia Popular. Aniquilada en una operación represiva hace 35 años
“Arcadia
Flores: La estudiante que se hizo combatiente”
Por
María Angélica Álvarez*
En Memoria
Viva
Arcadia Patricia
Flores Pérez, nacida en Antofagasta el 26 de enero de 1954, era estudiante de
periodismo de la Universidad de Chile al momento del Golpe militar del 11/9/73.
Fue aniquilada por fuerzas conjuntas de la siniestra CNI y de carabineros en Quinta
Normal, Santiago, el 16 de agosto de 1981. Fue dirigente estudiantil en
Antofagasta, fundadora de la Agrupación de Familiares de Detenidos
Desaparecidos, militante del MIR y editora del periódico El Miliciano. Participó en acciones de propaganda armada.
Arcadia
Patricia Flores Pérez soñó de niña con ser periodista, pero el destino la
convirtió en protagonista de acciones armadas de propaganda contra la
dictadura. En su corta vida sólo ejerció el periodismo de combate. Murió acribillada
a los 27 años en su casa de Santa Petronila 644, Quinta Normal.
Los
restos de Arcadia reposan en el cementerio de Antofagasta junto a sus padres,
Fidel y Julia, quienes la sobrevivieron poco tiempo. La familia se extinguió.
La
vida de sus padres se apagó lentamente cuando abandonaron la esperanza de
recuperar los restos de Julio, su hijo desaparecido el 10 de enero de 1975.
Morena,
pelo liso y expresivos ojos oscuros, “La Negra” Arcadia era dulce, alegre.
También, valiente y serena. Su llamado a luchar contra la dictadura irrumpió en
miles de hogares, a través de radio Portales, al comenzar los “80. Editó el
periódico El Miliciano, tarea que significaba reportear, escribir, diagramar,
calar estenciles, imprimir en mimeógrafo, compaginar, corchetear y distribuir;
todo clandestinamente.
Escribía
poemas y dicen que muy buenos. No es posible citarlos porque su cuaderno de
poesía sigue siendo trofeo de guerra de algún funcionario de Investigaciones.
Así se lo exhibieron a su pareja, Guillermo Rodríguez, detenido el mismo día
del asesinato de su compañera.
La
familia de Arcadia Flores fue golpeada por la represión y la violencia. La
figura de la joven se convirtió en ejemplo para los grupos combatientes que
contribuyó a organizar. Y su nombre se multiplicó en las acciones de propaganda
de los 'Comandos Arcadia Flores' que -como ella- lucharon por derrocar la
dictadura.
El
comienzo de todo
Fidel
Flores y Julia Pérez, los padres, se vinieron de Antofagasta en la década del
'50 para formar en Santiago una típica familia de clase media. Por definición,
ambos eran apolíticos. Arcadia nació en 1954, para completar “7a pareja” con
Julio, su hermano mayor. La niña estudió en las monjas de María Auxiliadora,
donde se destacó en obras sociales y trabajos voluntarios.
Una
extensa familia los acogía en Antofagasta. Arcadia ingresó a pedagogía en
inglés en la Universidad del Norte en 1973, pero luego se trasladó a periodismo
de la Universidad de Chile. Se vinculó al Movimiento de Izquierda
Revolucionaria (MIR) al que ya pertenecía su hermano Julio. El golpe la
encuentra en Antofagasta, donde asumió la tarea de ocultar a sus compañeros más
buscados, mientras intentaban salir de la zona.
Represión
a la familia
Los
padres la reclamaron en Santiago, donde la vida familiar no mostró
alteraciones... hasta el 10 de enero de 1975. Ante unos padres atónitos, la
casa fue copada por agentes de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINA)
encabezados por Osvaldo Romo. Buscaban a Julio, pero mientras lo esperaban
mantuvieron a la familia como rehén. Arcadia, con sus 20 años, quedó marcada
para siempre por la rabia y la impotencia desde que se llevaran a su hermano.
Detenidos
desaparecidos
En
la búsqueda de Julio, conoció a Cecilia Radrigán, que también buscaba a su
hermano desaparecido y, más tarde, fue presa política durante una década.
Cecilia Radrigán: “En muchas
familias de detenidos desaparecidos, la actividad política de los hijos era una
sorpresa para los padres: no entendían qué pasaba y estaban muy nerviosos.
Arcadia, en cambio, se mostraba serena y tranquila. Era una persona especial,
muy expresiva. Conversamos mucho y como las dos vivíamos en la zona sur de la
ciudad, nos fuimos juntas en la micro y de allí para adelante no nos separamos
más”.
Cecilia
y Arcadia organizaron en marzo de 1975 la Agrupación de Detenidos
Desaparecidos. "Arcadia hacía todo muy alegre, con un gran sentido del
humor y muchas condiciones artísticas”, relató. En julio de 1975 apareció en El
Mercurio la lista de 119 detenidos desaparecidos "muertos " en Argentina,
entre ellos, Julio Flores Pérez y Anselmo Radrigán.
"Estaba
claro que nuestros hermanos habían sido asesinados”, dijo Cecilia. “Sin
decirnos palabras, nos abrazamos y lloramos. Después hablamos de impulsar el
camino armado para derrocar a la dictadura. Pero antes había que ayudar a los
demás familiares de la Agrupación y denunciar lo ocurrido. Llegábamos muy
temprano a la sede y estábamos hasta tarde en la noche. No teníamos plata y
muchas veces viajábamos en la pisadera de las micros atestadas, bajándonos
cuando se iban desocupando para tomar otra llena, sin tener que pagar”.
Combatiente
antidictadura
En
1976 las dos amigas se integraron a la estructura militar del MIR, donde
impulsaron acciones que denominaron de "propaganda armada”. Arcadia le inventó
a sus padres que trabajaba dictando clases en el sur. Alimentaba la historia
con postales y cartas, para no preocuparlos. Arcadia y Cecilia constituyeron
uno de los primeros grupos de combate. En esa época hicimos un pacto: si una de
las dos moría antes, la otra se ocuparía de explicarles a los hijos por qué habíamos
optado por la revolución”, recuerda Cecilia. “Su gran deseo era ser madre y
cuando nació mi hijo, en agosto de 1979, se convirtió en su madrina y segunda
mamá. De hecho, ella le eligió como nombre el seudónimo político de su hermano
desaparecido, Víctor”.
Arcadia
trabajó en campañas de propaganda para romper la censura y llamar a la lucha.
Colocó "bombas panfleteras "en lugares públicos. Vivió sola,
arrendando piezas en diversos barrios, hasta que en diciembre de 1979, retomó
clandestinamente Guillermo Rodríguez, quien sería su pareja. Su contacto en
Chile fue “La Negra”.
Guillermo Rodríguez: "Era súper
serena, tranquila; vivía la clandestinidad con alegría, casi como un juego.
Ella me enseñó a moverme, a, soltarme, a relajarme. Al principio yo me ponía
tan tenso en la calle, que le apretaba la mano hasta dejársela morada... Así
como era juguetona, al mismo tiempo era extremadamente rigurosa para trabajar.
Era un cronómetro, Jamás llegaba atrasada a un encuentro. No tenía gran
formación teórica, pero estaba profundamente convencida del proyecto político
del MIR y era absolutamente consecuente con eso”.
Amor y
lucha
Juntos
arrendaron una "pieza amoblada con vista a la calle” en Santa Petronila.
Arcadia era "profesora" y Guillermo, "dibujante técnico".
La
pareja, que salía todos los días a sus “trabajos”, compartía con los vecinos,
entre ellos un carabinero que arrendaba otra pieza. Participaron en
"acciones financieras” contra bancos y Arcadia se reveló como una gran
combatiente.
Guillermo Rodríguez: "En momentos
en que la disyuntiva era salvarse uno o rescatar a un compañero, Arcadia
imponía la solidaridad: se devolvía para cubrir a tiros el rescate del herido.
Exigía la primera línea de fuego y formó un grupo de mujeres que realizó
operaciones sin hombres, entre ellas el ataque a la escuela sindical de la
dictadura, para denunciar el asesinato de Tucapel Jiménez, el dirigente de la
ANEF".
Arcadia
redactó y grabó personalmente el mensaje transmitido por el grupo de propaganda
que ocupó radio Portales. Redactó también los comunicados de las acciones
armadas y se las arregló para distribuirlos a los diarios y agencias
informativas.
El
16 de agosto de 1981, la pareja salió de Santa Petronila a las seis de la
mañana. Guillermo fue detenido en Puente Alto, estuvo incomunicado durante tres
meses y fue sometido a un consejo de guerra. Sobrevivió a un envenenamiento y
salió de la cárcel en 1991.
Cecilia Radrigán: “Esa mañana,
Arcadia hizo temprano unos contactos para pasar unas armas y luego, vino a mí
casa. Hablamos harto, le ayudé a lavarse el pelo y se fue como a, las diez y media.
Quería ir a la feria, comprar verduras para la semana y preparar almuerzo
porque se juntaría con Guillermo en casa. Quedamos de vernos a las siete de la
tarde. Nunca más volví a verla. La esperé, fui al lugar convenido para cuando
nos perdíamos; no apareció. Me enteré de lo ocurrido por el noticiero de televisión.
Mostraron su carnet de identidad y dijeron que murió en un enfrentamiento”.
Cecilia Radrigán fue detenida dos meses después.
Los
vecinos de Santa Petronila recuerdan que el sector fue rodeado antes del
mediodía. A la casa ingresó un grupo de hombres armados, sintieron un tiroteo y
vieron sacar el cadáver de la «Joven profesora, morena buenamoza: Según la
versión policial, Arcadia Flores Pérez, 27 años, resistió el arresto sólo con
un revólver Smith & Wesson 38.
Por
expreso deseo de sus padres, sus restos fueron sepultados en Antofagasta. La
tumba familiar en que descansan los tres, aguarda todavía los restos del
hermano desaparecido.
*María Angélica ‘Jupi’ Álvarez
Martín estudió en la Universidad de Chile, fue reportera de La Nación y
trabajó en la Corporación de Fomento. Durante la dictadura editó fascículos,
ejerció periodismo deportivo y trabajó en revistas de astrología y horóscopos.
En los años ’70 escribió para revistas de la Dirección General de Deportes
(DIGEDER) y Nueva Aurora del Círculo de Periodistas de Santiago. Desde 1990
colabora en revistas de salud, es corresponsal en economía de la agencia
venezolana NotiExpress Online, hace periodismo comunal en la Municipalidad de
El Bosque y desde 1994 es encargada de comunicación interna del ministerio de
Salud. Esta información ha sido extraída textualmente de: Morir es la Noticia, Ernesto
Carmona Editor (Periodistas relatan la historia de sus colegas asesinados y/o
desaparecidos); (Tercera Edición);
SANTIAGO DE CHILE 1998
Honor y gloria
para ARCADIA FLORES PÉREZ y para tod@s l@s combatientes del pueblo caíd@s en
combate
“No
habrá piedra ni mar que los proteja ni guarida ni caverna perdonada”
(Canción de Karaxu)
¡NI OLVIDO NI PERDON: VERDAD, JUSTICIA Y
MEMORIA!
¡SÓLO LA LUCHA Y LA UNIDAD NOS HARÁN LIBRES!
Colectivo Acción Directa CAD –Chile
Agosto 16 de 2016
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