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CULTURARTE


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Leímos:

LA DIMENSIÓN DESCONOCIDA de Nona Fernández. Literatura RANDOM HOUSE - Santiago, 1ª edición impresa en Chile; noviembre 2016. 238 pp. megustaleer.cl

"Abramos esta puerta con la llave de la imaginación. (…) Estamos entrando en un mundo distinto de sueños e ideas. Estamos entrando en la dimensión desconocida"
-Locución de apertura de la 5ª temporada y final de la serie The Twilight Zone

        ¿Es el sueño la realidad o es ésta una ensoñación? Tal disyuntiva es la que parece recorrer la novela histórico-política La Dimensión Desconocida, una sugestiva y emotiva obra de la escritora, actriz, libretista y dramaturga chilena Nona Fernández. La también apreciada “guionista de culebrones, por necesidad”, intituló su libro tal como la homónima y trascedente serie televisiva estadounidense de inicios de los años “60s, la cual marcara la vida de tantos/as y que fuera el caso de Nona.  
No es esta la primera obra de la autora con la cual intenta explicarse, desde los marcos de esa etérea conceptualización del ‘imaginario colectivo’ (¿imaginamos tod@s lo mismo? ¿Nos imaginamos cabalmente a nosotr@s mism@s? ¿Qué formas asume la relación o relaciones imaginadores-imaginados?), la terrible herida infligida a nuestra formación social en tiempos de la dictadura cívico-militar (1973-1990) así como la edulcorada dictadura de politicastros y empresarios -disfrazada malamente de ‘democracia’- de estos últimos 28 años. Y ya lo había intentado otras veces. Por ejemplo, con Space Invaders (en otro guiño a una sonada serie de TV), de 2013, donde nos presenta un collage de viñetas en blanco y negro que igualmente deambula por la zona crepuscular, de biunívoca comunicación espacio-tiempo: “No sabemos si esto es un sueño o un recuerdo. A ratos creemos que es un recuerdo que se nos mete en los sueños, una escena que se escapa de la memoria de alguno y se esconde entre las sábanas sucias de todos. Pudo ser vivida ya, por nosotros o por otros. (…), pero mientras más lo pensamos creemos que solo es un sueño que se ha ido transformando en recuerdo”. Es más, Nona, galardonada con los premios Municipal de Literatura, Altazor, Sor Juana Inés y muchos otros, también ha escrito las novelas Mapocho (2002), Av. 10 de Julio Huamachuco (2007), Fuenzalida (2012), Chilean Electric (2015) y varios cuentos, obras todas en las cuales podemos constatar esa ansia tan propia de los escritores de la generación de los “80s por explicarse el antes y el durante de su trastocada existencia, sin atreverse a aventurar luego algún después.       
No es casualidad que nuestra autora haya escogido el nombre de la icónica serie de la CBS yanqui para nombrar su más reciente novela. De una parte, fueron varias las generaciones que crecimos viendo en la pantalla chica los atípicos pero atractivos episodios semanales de la misma y que nos sirvieran para expandir –con imaginación- los límites de la prosaica realidad. De otra, el creador de The Twilight Zone, el celebérrimo escritor de novelas, cuentista de ciencia ficción, guionista y productor de cine Rod Serling, debió recurrir a los géneros de la ciencia ficción, el terror y lo fantástico para explicar y criticar candentes situaciones y problemáticas que cruzaban a los EE.UU. de entonces (y aún hoy): la discriminación racial, social y política, la censura, la Guerra Fría, la moralina conservadora, la amenaza nuclear, etc., y lo hacía de manera indirecta pues todavía pervivían los efectos de la mordaza macartista y el código Hays, que reprimían –por ‘izquierdista’- cualquier cuestionamiento político o artístico del establishment. El agudo Rod evadía la reprensión oficial ubicando sus controversiales historias en un mundo y/o un tiempo distintos o alternos a los corrientes. En esa línea, Nona nos propone en su libro que durante el oprobioso período de la dictadura coexistieron dos dimensiones: una, de la vida relativamente ‘normal’, cotidiana, mientras que en la otra acaecía el horror para l@s que se rebelaban contra la tiranía y que, asimismo, se llevaba por delante a algunos torturadores.
Pero a veces, tanto en la propuesta de Nona como en la original del viejo Rod, ambas dimensiones pueden llegar a colisionar, comunicarse de alguna manera e incluso intercambiar cosas y personas. Así, en La Dimensión…, un día cualquiera de agosto de 1984, aparece por la oficina de la revista opositora Cauce –sita en el centro santiaguino, en la esfera ‘real y normal’ de la historia- un ser venido desde el ‘otro lado’: el ‘Papudo’, un agente del temible Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea. Este desea hablar con una reconocida periodista del magazine a fin de hacerle saber que está harto de la tragedia que vive en la ‘otra dimensión’, que necesita entregar su testimonio sobre la muerte y desolación que trasunta ese otro mundo y que ya nada más le importa. Tal es la forma en que la autora da inicio a su novela, la que se irá nutriendo con elementos de la realidad y aportaciones de su propia imaginación: “Imagino y completo los relatos truncos, rearmo los cuentos a medias. Imagino y puedo resucitar las huellas de la balacera”.
Sin embargo, la imaginación de Nona (¿parte del imaginario colectivo?) no tiene –ni podría tener- un carácter enajenado o alienígena. Lo que ella va intercalando son piezas de un mundo conformado por imágenes, conceptos, prácticas sociales e individuales que son compartidos, en mayor o menor medida y por una razón histórica, por otr@s much@s Non@s. De tal manera, no nos van pareciendo extraños o confusos a sus coetáneos y contemporáneos los elementos con los cuales la autora va complementando las diversas historias enlazadas dentro de su obra y nos llegan a parecer verosímiles y justificados; es más, contribuyen a convertirla en una historia –trágica de por sí- que se deja leer con total soltura y sin que aminore la atención sobre los ríspidos hechos que allí se van desarrollando. En su decurso, la autora se desplaza grácilmente entre diversos escenarios y hechos represivos que jalonaron y caracterizaron el brutal régimen de excepción militar impuesto luego del Golpe de 1973. A lo anterior, Nona va intercalando una serie de experiencias de su/nuestra infancia y adolescencia, desde la época de la educación básica hasta las protestas de los secundarios, en los potentes años “80s. Con todo, a veces puede parecer al lector que tal recursividad llega a opacar lo real y conocido de cada funesto acontecimiento descrito en la obra.    
De boca del agente Andrés Valenzuela Morales, el ‘hombre que torturaba’, van cobrando forma los horrores que habitan esa ‘otra dimensión’, los que finalmente son publicadas por Cauce en julio de 1985. Surgen nombres de lugares malditos, centros de tortura y exterminio de opositores: la AGA, Colina, las Bases Aéreas de Cerrillos y El Bosque, los Nidos 18 y 20, La Firma, etc. Se hacen presentes aparatos propios de un universo orwelliano: corvos, sogas, catres metálicos devenidos en parrillas humanas, ratas, etc. Vuelven a la vida muchos compañeros que el ingenio del odio pretendió desterrar al olvido, a la nada, compañeros del PC y el MIR asesinados y/o hechos desaparecer: Weibel, Contreras Maluje, el Quila Rodríguez, Gahona; los masacrados en Fuenteovejuna, el coño Villavela, la Pity Vergara y el Jota Eme Peña, y en Janequeo, el internacionalista José y Alejandro Salgado; y un largo y doloroso etcétera.  
        Permítasenos ahora exponer algunas reflexiones que nos hizo aflorar la lectura de La Dimensión Desconocida.
De su contenido, se podría concluir que siempre existió un gran secretismo respecto de lo que sucedía en los límites de la dimensión ‘infernal’. Sin embargo, cual más cual menos, todos los habitantes del país ‘normal’ sabían o intuían qué podía sobrevenirles de llegar a franquear las puertas de la zona obscura, ya fuera por los espeluznantes relatos de los sobrevivientes -que se esparcían de boca en boca- como por los crueles avisos en forma de ejecutad@s echad@s a las calles o los ríos, o bien personas que eran degolladas, quemadas, dinamitadas, expediente mediante el cual la tiranía ejemplarizaba lo que podía ocurrir a quien pretendiese cuestionar el orden impuesto (“La persona que amas puede desaparecer”, nos advertía Charly García). Habida cuenta de las probables consecuencias de no acatar ese brutal ‘¡Pórtate bien!’ dictatorial, ¡cuán heroico y generoso resulta el sacrificio de tod@s aquell@s que se atrevieron a rebelarse contra la injusticia y la opresión!      
        No parecen muy despiertos los habitantes de la otra ‘dimensión’, salvo en lo referido a la violencia física y la eliminación del “enemigo interno”. Sobre el particular, creemos que si bien los uniformados y los terroristas civiles (de grupos como Patria y Libertad, Comando Rolando Matus y algunos otros sueltos) no se destacaban por su brillantez intelectual, los que dieron el sustento político-ideológico y comunicacional a la dictadura fueron los civiles detrás de ellos, la derecha económica y política, quienes desde antes del Golpe tenían muy claro cómo iba a ser la cosa y que –with a little help from their masters of the North- azuzaron y aleccionaron muy bien a los primeros en el ignominioso arte de la guerra antipopular. No se debe perder de vista el hecho, entonces, que la paternidad del horror y el sufrimiento vivido por nuestro país bajo dictadura (con graves consecuencias hasta el presente) debemos atribuirla a una cáfila de civiles y uniformados, muy amalgamados, y no sólo a los verdugos más inmediatos.       
Si bien en La Dimensión… se apunta que debemos tratar de apropiarnos de nuestra historia, su autora no se explaya mayormente sobre tan trascendental derrotero. Bueno, tampoco es su objetivo último ni podría serlo. Y pucha que es cierto que todavía nos falta mucha más bibliografía y una muy lata discusión acerca de la Historia del último medio siglo de nuestra formación. A estas alturas sabemos bastante sobre el proceso de la Independencia formal, de los gobiernos decenales de conservadores y liberales, de la “Revolución” de 1891, del Parlamentarismo, etc., pero no hemos sido capaces de contarnos la verdad sobre lo que nos pasó como sociedad en los últimos 50 años. Y en este sentido, por cierto que una importante y efectiva labor obstruccionista han cumplido todos los gobiernos que espuriamente –pues lo han hecho en brazos de una Constitución espuria- se han instalado en el poder en estos 28 años de democracia de pacotilla.
Coincidimos con la crítica de Nona a estas casi tres décadas de deplorable simulacro de libertad, de una alegría que jamás llegó a consumarse: “El mundo se ríe de la democracia chilena”. A ojo de cualquier desapasionado observador resulta evidente que éste menjunje anodino e informe sólo ha servido para hacer más tragable el sistema heredado de la dictadura cívico-militar, mefítica impostura la cual debemos a la componenda entre quienes traicionaron la causa popular que abrazaban ayer y aquellos que conspiraron contra Allende y el Gobierno popular y después del Golpe se hicieron opositores, de una parte, y los dueños del país, de la otra.
En suma, La Dimensión Desconocida, un libro a medio camino entre el periodismo, la literatura y la memoria personal/social, se encuentra signado por la necesidad de su autora en remecer nuestra conciencia y recordarnos lo terrible e inhumana que fue la dictadura, a fin que no dejemos caer en el olvido esa afrenta y pueda así repetirse la infamia. En medio de aquel dramático período, rescata la historia de un hombre proveniente de la ‘otra’ dimensión que fue capaz de rehumanizarse o que quizá, a despecho de su desgraciada experiencia, nunca perdió ese sentimiento que nos hermana en la adversidad. Como colofón, Nona Fernández critica amargamente a quienes -desde sus cómodos sillones del gobierno y el congreso- han sabido cumplir cabalmente con su rol de mantenedores y reproductores del legado dictatorial. 
Y del texto de Nona y de su quehacer en pro de la memoria histórica popular -evidenciado en él- podemos extraer esa necesidad de l@s que vivimos el infierno en cuanto a traspasar a las nuevas generaciones, y ella a su hijo el primero, el recuerdo ejemplar de las vidas cegadas por el odio cívico-militar y las ansías porque en Chile, de una vez por todas, se acabe con la impunidad y el olvido y se impongan la verdad y la justicia. A éste respecto y por si alguno pudiera inquirir por qué mejor no olvidar todo ese obscuro pasado, debiéramos recordar las palabras con que sabiamente Rod Serling epiloga el capítulo de The Twilight Zone “Deaths-Head revisited”, en el cual un excapitán de las SS, un criminal de crímenes de lesa humanidad, regresa al campo de exterminio de Dachau y donde Rod, ante el cuestionamiento que se hace un alemán respecto de permitir que siga en pie aquel sitio de ignominia, argumenta: “Todos los Dachau deben continuar en pie, (…) porque constituyen un monumento a un instante de la historia, cuando unos cuantos hombres decidieron convertir al mundo en una inmensa fosa. En ella arrojaron su (…) conciencia. En el momento en que olvidemos todo esto dejara de perseguirnos su recuerdo y quizá nos convirtamos también en hombres sin piedad, sin corazón y sin conciencia y no sólo en La Dimensión Desconocida, sino en el mundo en que vivimos”.
Quizá la imagen con que de mejor forma nos grafica Nona lo vivido en el último tiempo sea aquella a propósito de la inauguración del Museo de la Memoria (ese en que nada nos recuerda la obstinada y hermosa Resistencia antidictatorial del pueblo y la izquierda), en enero de 2010. Entonces, dos valientes mujeres se suben a una torre de iluminación y desde allí le enrostran a viva voz a los asistentes, empingorotados próceres de la exConcertación y que luego encabezarían la ahora extinta NM, su apostolado por la impunidad y la amnesia histórica. Ellas eran Ana Vergara Toledo, hermana de Rafael, Eduardo y Pablo, asesinados todos por la jauría dictatorial; y Catalina Catrileo, hermana de Matías, quien había sido ultimado por un paco un par de años antes, bajo el gobierno de la ‘socialista’ Bachelet. Dos épocas hermanadas por sendos casos de atropellos a los DD.HH., lo que nos indica cuan poco han cambiado las cosas en estas tierras en cuatro décadas.       
  
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Ha muerto Fernando Birri, padre del Nuevo Cine Latinoamericano

El director, actor, cineasta argentino y padre del Nuevo Cine Latinoamericano, Fernando Birri, falleció este miércoles a los 92 años de edad, según informó el productor Sergio Trabucco

En CubaDebate –public. 28/12/17
  
A través de las redes sociales, los usuarios han expresado su tristeza por la lamentable pérdida del padre del Nuevo Cine Latinoamericano y agradecen al maestro por las enseñanzas aprendidas durante su larga vida.
Birri fundó en 1956 el Instituto de Cinematografía de la Universidad Nacional del Litoral en Argentina, y en 1986 la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de Los Baños (Eictv) en Cuba.
“Ha muerto uno de los padres del cine moderno latinoamericano Fernando Birri. Con Birri se va un momento clave de la historia de nuestro Cine. Gracias querido maestro por su compromiso y amor por el Cine y por América Latina”, expresó el profesor Armando Russi.
Con García Márquez y Fidel en la inauguración de la
EICT, Sn Antonio de los Baños, 15/12/86
En 2010, recibió un Cóndor de Plata en el Festival de MDQ por su trayectoria. En 2015 fue homenajeado por la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner en la Casa Rosada y en mayo pasado, obtuvo un reconocimiento en el cine Gaumont  por el Día del Documentalista.
Entre sus obras destacan El Fausto Criollo (2011); El siglo del viento (1999); Che, ¿muerte de una utopía? (1997); Mi hijo el Che (1985); Los inundados (1962).
Además, participó en Donde comienza el camino (2005); Paisajes devorados (2012); BirriLata, una vuelta en tren (2015) y Ata tu arado a una estrella (2017), entre otras.

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Leímos:

LAS MILICIAS DE LA RESISTENCIA POPULAR; El MIR y la Lucha Social Armada en Dictadura 1978-1984 de Eduardo Arancibia Ortiz. Ediciones Escaparate, Colección Rojo y Negro; Concepción (Chile), marzo 2015. 232 pp.

Pareciera que mucho se ha escrito acerca del nefasto período de la dictadura cívico-militar chilena. No obstante, el autor acierta con informarnos que desde los de abajo, desde los que resistieron con las armas a dicho régimen, poco o nada se ha publicado. Es más, existe un decidido empeño de parte de los cuenteros de la historia oficial por, “encubrir hasta la desaparición y el olvido (…) la Resistencia y sus múltiples expresiones de lucha anti dictatorial.” Por ello, lo primero que debemos decir acerca de “Las Milicias de la…” es que todo relato que aborde el heroico combate del pueblo y los trabajadores será bienvenido, toda vez que nos permite leer ese pasado desde el actual momento de movilizaciones político-sociales de diversos sectores populares (ya sabemos, miramos el pasado a través de los ojos del presente).
Nos parece que Arancibia concibió su obra desde un punto de vista que dio gran importancia al contexto y a las causas, por sobre la materia misma en cuestión: la conformación y despliegue de las milicias populares dentro de una estrategia popular y revolucionaria de lucha antidictatorial. Y afirmamos que ello fue así por cuanto de las 211 páginas de trabajo propiamente tal, casi la mitad son ocupadas por la introducción, el marco conceptual y el período previo al surgimiento de las milicias. No creemos que tal construcción del texto haya sido todo lo beneficiosa del caso como para lograr el desarrollo de la problemática que se pretendía exponer.     
El autor se explaya más allá de lo necesario para intentar justificar la violencia dentro de un contexto de represión masiva sobre la mayoría nacional, cuestión que ya ha sido desarrollada y argumentada por otros ensayistas, tanto nacionales como extranjeros. Otro tanto ocurre con la exposición de la trayectoria y aportes del MIR en el lapso que media entre su fundación, en 1965, y 1985 –cuando se expresa el proceso de división irreversible de la organización-, en circunstancias que el mismo Arancibia trae a colación trabajos que ya han cumplido con buena parte de tales objetivos: Vitale, Sandoval, Goicovic, CEME, etc.  
Creemos, humildemente, que faltó reseñar e interpretar más hechos relativos a la Resistencia Popular contra la tiranía, así como apelar a más fuentes directas e indirectas (muchas de las primeras utilizadas, pecan de cierta autorreferencia y el sesgo de la actual posición política). Acerca de esto último, es cierto, no podemos evitar que algunos de los protagonistas interpelados tengan y expongan una imagen del período en cuestión permeada por personales procesos de selección y determinación, surgidos a continuación de vivir los hechos mismos y hasta hoy, pero es entonces que resulta vital la labor interpretativa del autor para colocar tales visiones al trasluz de lo ocurrido realmente, para lo que se requiere un conocimiento más acabado de los acontecimientos y sus relaciones que el texto no permite ponderar.
Con todo, más que empírico y positivista, Arancibia, metódica y dialécticamente, va aplicando una interpretación clasista, desde los dominados, de los hechos y mostrando un devenir histórico y político-social que conduce a la propuesta de la izquierda revolucionaria para el obscuro período dictatorial: la estrategia de Guerra Popular y la subsecuente organización de las Milicias. El autor cierra el ciclo de tal intervención con lo que fue la derrota material de la misma y quizá político-ideológica de su principal impulsor, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria MIR. Junto con la mayoría de sus testigos-fuentes primarias, enfoca las causas de la debacle en las formas rígidas y verticalistas de la dirección mirista de la época, el escaso nivel de flexibilidad de la organización para adaptarse a los embates represivos y la carencia de espacios para la discusión interna partidaria. No se observa –pensamos- una suficiente valoración en ese desbalance de los factores atribuibles al enemigo: su profundo conocimiento sobre la actividad de las fuerzas revolucionarias -su orgánica y composición, núcleos activos y formas de acción-, además de la disponibilidad de enormes recursos materiales y una extensa red de instancias represivas y de agentes.
Siendo evidente que si una organización revolucionaria procede a accionar va a tener golpes represivos, con grado variable en extensión dependiendo de la mejor o peor clandestinización y compartimentación que haya alcanzado, nos parece que el trabajo de Arancibia quedó al debe con una revisión más profunda de las implicancias para la lucha miliciana -y revolucionaria en general- de los flancos abiertos por una lucha y organización más sociales por parte del MIR, en territorios bien determinados de la capital, verdaderas grietas por donde el enemigo podía colarse para reprimir y desbaratar cualquier esfuerzo, ya fuere de tipo político-social o bien alcanzar a través de estos aquellos relativos a las tareas especiales.     
El texto expone latamente la política erosiva del enemigo sobre las fuerzas milicianas y miristas, estableciendo su relación directa con los desaciertos de dicha organización en cuanto a la organización de sus fuerzas y formas de intervenir en la coyuntura. Sin embargo, y en una materia que se abordó muy tardíamente (recién en los diversos IV Congresos de otros tantos MIR, luego de su división en 1986), el autor y sus testigos no se explayan más acabadamente sobre la necesidad de haber definido en su momento una política de organización efectiva, plástica, coherente con la estrategia definida por las instancias directivas partidarias y que fuese adoptada por toda las instancias partidarias. No obstante, esto último se vio estorbado grandemente –y el texto no aborda tal problemática- por un sector del MIR que ya a comienzos de los “80s había comenzado una labor de zapa dentro de la estructura, oponiéndose a llevar a la práctica los acuerdos partidarios, que supeditaba las tareas especiales a objetivos político reformistas y que bregaba por una política y construcción más abiertas y por tanto exponiendo al conjunto de la fuerza a la represión. Cabe destacar que los cabecillas de esta fracción pasaron luego a conformar el MIR ‘político’ o ‘renovación’, pero no tardaron a continuación en pasarse a las filas del PS o del PPD o bien, como Demetrio Hernández (uno de los entrevistados), a conformar una instancia que, hasta hoy, no tiene del MIR más que el nombre y el emblema.   
“Las Milicias de la…” es una obra que evita las mediaciones historicistas, de cronistas y editores, lo cual nos habría dado a conocer una ‘historia’ formalmente adocenada sobre aquella épica lucha entablada por la franja más consciente y aguerrida de las poblaciones capitalinas en contra de la tiranía cívico-militar. Sólo por esto último bien vale adentrarse en sus páginas e iluminar aquel período      

Calíope, Clío y el CAD
Octubre de 2016

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Leímos: 

TODOS LOS DIAS DE LA VIDA; Recuerdos de un militante del MIR chileno, de Enérico García Concha. Editorial Cuarto Propio, 1ª ed. – Santiago; septiembre 2010. 236 pp. (Serie Ensayo) cuartopropio@cuartopropio.cl 

"La desmesura estaba en ellos. Luego vino la pena" –anónimo

Enérico García, primero desde la der. Funerales Nilton da Silva
Un largo aliento se tomó Chicho, nombre de guerra del autor de esta obra, para contarnos su rica experiencia política de entre fines de los “60s y mediados de 1983, tanto en el desarrollo, organización y accionar del Movimiento de Izquierda Revolucionaria MIR (al que ingreso en 1968), como también acerca de las múltiples peripecias que debió sortear en un período cuyas secuelas aún nos conmueven como formación. Tampoco rehúye el autor, en tanto tienen que ver con sus decisiones vitales de adulto, sus vivencias personales de la adolescencia. En suma, es un ensayo-testimonio, diacrónico, muy bienvenido en estos tiempos en que se echan en falta sueños y aspiraciones de un cambio social revolucionario en Chile.
Y es que Chicho aspiró desde muy joven a transformar el mundo, a hacerlo más humano, más justo, siempre a partir de una ética socialista. Sin duda que, aparte de nuestro autor, son estas las motivaciones que encendieron los ánimos de muchos jóvenes de los “60s-“70s, aquellos que crearon el MIR, la IC, el MAPU, renovaron la izquierda comunista y al PS; aquellos que organizaron y encabezaron las luchas de trabajadores, campesinos, estudiantes y los pobres del campo y la ciudad; aquellos que lucharon denodadamente por ensanchar la democracia y construir el poder popular durante el gobierno popular (1970-1973); aquellos que lucharon -y muchos cayeron- combatiendo al ingenio del odio luego de aquel fatídico 11 de septiembre de 1973.
El texto es presentado por Antonia García, la que va intercalando -en una voz en off- pensamientos, cuestionamientos, inquietudes, etc., del autor y de ella misma, lo que brinda una especie de mirada externa -¿objetiva?- al relato. Este se encuentra segmentado en sucesivos períodos temporales, de diversa duración, en los que se entrecruzan situaciones personales de Chicho con etapas cruciales en el desarrollo histórico del MIR. El escribiente nos relata de las labores y deberes políticos que debió llevar a cabo: del trabajo con los estudiantes secundarios, en la clandestinidad, las recuperaciones bancarias, los GPM, la Fuerza Central, el trabajo en el GAP, el Golpe, la resistencia, la cárcel y la vorágine posterior. Sin duda que Chicho fue un buen cuadro, un organizador nato, sobre todo de las tareas especiales     
El compañero aportó su grano de arena a hacer del MIR una organización del campo popular orientada a intervenir en la guerra clasista en Chile; a convertirlo en un partido de los sectores dominados que luchaban por su liberación. Lo hizo con una gran entrega y compromiso, lo que le llevó a vivir momentos de alegrías y penurias junto a Miguel, el Baucha, el Pollo, Luciano, el Coño Aguilar y tantos y tantas, la mayoría de cuyas vidas fueron cegadas por la garra dictatorial.  
En la última parte de su relato, Chicho realiza una serie de críticas a la labor de la dirección del MIR posterior a 1974 (luego de la caída de Miguel), para lo cual –nos parece- no atiende del todo al hecho fundamental del diferente escenario vivido por la organización revolucionaria –y la izquierda en general- luego del Golpe de Estado, lo que vino a alterar toda la forma previa de hacer y recrear la política por parte de ella; a la irreparable pérdida de l@s cuadros que dieron vida y sustento al trabajo político y estratégico antes de esa fecha, sin tiempo para lograr que maduraran nuevas camadas de cuadros; del inconmensurable poder del enemigo. Tampoco nos parece acertado caracterizar, como hace Chicho, como un período “prerrevolucionario” al abierto en Chile en 1967. Este último, y parece haber consenso, llegó a desplegarse recién luego de iniciado el período de la UP. Dentro de éste, y en lo que resultó ser el talón de Aquiles del MIR, la organización no logró arrebatar la conducción del movimiento popular al reformismo para lograr así encarnar la vanguardia revolucionaria, lo que habría permitido emprender una resistencia efectiva y plantearse luego una lucha de carácter estratégico.        
Sin embargo, Chicho y los suyos, con todo en contra y a despecho de lo más preciado, la vida, dieron dura pelea. Un fragmento, una mirada, de todo ello es lo que él nos relata en Todos los Días de la Vida.

Calíope, Clío y el CAD
Septiembre de 2016


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Italia y la Humanidad se Despiden de Umberto Eco

El reconocido filósofo, profesor de la U de Bolonia, escritor y semiólogo había fallecido de cáncer el viernes 19, a los 84 años, dejando un legado catalogado de invaluable. Fue enterrado éste martes 23, en Milán, en una ceremonia laica y sencilla    

El destello final del espíritu crítico de Umberto Eco se vio en marzo del año pasado, con el título Número Cero. En el libro, el último que publicaría antes de su fallecimiento ayer viernes, el semiólogo, escritor y filósofo italiano reflexionaba sobre la relación entre el periodismo e internet.
Lapidario, Eco cuestionaba que dicha tecnología haya mejorado al periodismo, "porque es más fácil encontrar mentiras en internet que en una agencia como Reuters", según manifestó a El Mundo de España.
Sus sentencias se extendían hasta las redes sociales, a las que consideraba causantes de "una invasión de imbéciles". "Le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que antes hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad y ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel."

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Tres Razones por las que “Star Wars” Representa un Universo Neoconservador

Por Michael McKoy, en SinPermiso. 16/01/16

Durante años, muchos fans y muchos críticos han considerado las películas de “Star Wars” [“La guerra de las galaxias”] como alegorías acerca de los peligros del Imperio Norteamericano. Su creador,  George Lucas, ha declarado que la Guerra de Vietnam inspiró la trilogía original acerca de una rebelión de insurrectos presuntamente perdedores que derrota a un poderoso imperio tecnológicamente superior.
Las “precuelas” incluyen pullas a la administración de George W. Bush. El malvado canciller Palpatine utilizó como excusa ataques terroristas para centralizar cada vez más el poder, de una forma que recuerda a la Patriot Act. Anakin Skywalker, después de pasar al Lado Obscuro, le dijo a Obi-wan, “Si no estás conmigo, es que eres mi enemigo”, haciéndose eco de la declaración de Bush tras el 11 de septiembre “O estáis con nosotros o estáis con los terroristas”. Y la resonante ovación que obtuvo como respuesta puede haber inspirado la observación de la senadora Naboo de que la libertad muere “con una ovación cerrada”.
Muy recientemente, los trailers de “The Force Awakens” [“El despertar de la Fuerza”] parecían sugerir a muchos que se trataría de una fábula con moraleja acerca de las dificultades del cambio de régimen y la contrainsurgencia.


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“ALLENDE, MI ABUELO ALLENDE” GANADORA COMO MEJOR DOCUMENTAL EN CANNES 2015:

Ayer sábado 23, la obra de la realizadora Marcia Tambutti Allende, nieta del compañero Presidente, fue distinguida con el premio “Ojo de Oro” como Mejor Documental proyectado en todas las secciones del Festival de Cannes.
Se le reconoce como un “film muy personal de una joven cineasta que trata de romper el silencio que pesa desde hace décadas en su propia familia sobre el personaje legendario que era su abuelo [de Marcia, la autora]”.


Allende, mi abuelo Allende, ganadora al Mejor Documental en el 68º Festival Internacional de Cine de Cannes, es una coproducción de México y Chile. Se trata de “un trabajo delicado que explora la intimidad de una familia con un gran pudor”, añadió el equipo calificador presidido por Rithy Panh, y compuesto, entre otros, por el conocido documentalista galo Nicolas Philibert y por la actriz Irène Jacob.
Marcia Tambutti Allende creció en el exilio, en México, junto a su familia, la que debió irse de Chile luego del golpe de Estado que Pinochet y sus secuaces perpetraran el 11 de septiembre de 1973 y que derrocó al legítimo gobierno de su antecesor. Ella regresó en 2007 para recoger los testimonios de su familia sobre la faceta más personal de su abuelo y declaró en ésta ocasión: “Creo que con esta película estamos haciendo una recuperación de la memoria. Espero que sea tomado como una invitación al diálogo entre generaciones”.
El objetivo de la obra, en la cual la realizadora entrevista a los miembros de su clan, fue “cambiar la costumbre de la familia” Allende de no hablar del ex presidente, un tema considerado tabú entre sus allegados.
El documental será estrenado en Chile en septiembre próximo, “un mes que no es fácil”, comentó la directora Marcia Tambutti. Y claro, si no sólo su familia ya no habla de Salvador Allende. Los que hoy son dirigentes del Partido que fuera Socialista, empezando por su presidenta, ya se les olvidó su ejemplo y su legado. A todos ellos, les espetamos: ¡ALLENDE VIVE, MIERDA!


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Nos invitan a:

Santiago: Proyección de la película "Las hermanas Quispe"

Jueves 9 de abril 2015, a las 19:00, En la Residencia de Francia, Andrés Bello 1869, Providencia:
















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Nos invitan a:

LANZAMIENTO DE LIBRO EN SEDE CUT, DE SANTIAGO
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Leímos:


MIGUEL ENRÍQUEZ: UN NOMBRE EN LAS ESTRELLAS. BIOGRAFÍA DE UN REVOLUCIONARIO de Mario Amorós. Ediciones B, 2ª edición impresa en Chile; 2014. 334 pp. www.edicionesb.cl  

Pero lo cierto es que detrás de las apariencias
Se esconden los mismos vicios enfermos

Dicen que bajaron la bandera

Pero en esta esquina no se rinde nadie mierda ¡!

Solo la rebeldía te tendrá vivo

lo demás es conformismo y muerte

Poemas para una esperanza azul” (fragmento)


Recientemente, el periodista y doctor en Historia de la Universidad de Barcelona Mario Amorós, autor de libros como: Sombras sobre Isla Negra, La misteriosa muerte de Pablo Neruda y Allende, La Biografía, ha publicado ésta nueva obra. Hablamos de una completa biografía acerca del líder revolucionario Miguel Enríquez Espinosa.
El libro inicia con unas breves  palabras -a modo de prólogo- del presidente boliviano Evo Morales, para luego dar paso a los agradecimientos y comentarios del autor acerca del libro, en donde nombra a Marco Enríquez-Ominami como uno de quienes lo impulsó a llevar a cabo la investigación. Es aquí en donde a algunos lectores  puede surgirles la inquietud con respecto a la obra y el sesgo de ésta; sin embargo, con el correr de las páginas, podemos concluir que la investigación realizada por Amorós es bastante objetiva, pues no intenta sacralizar ni idolatrar la figura de Miguel y también incluye críticas de quienes lo conocieron
Es un trabajo de investigación muy completo, con datos de actualidad con respecto, por ejemplo, a la apertura del caso sobre la muerte de Miguel, siendo la mención de Enríquez-Ominami netamente un gesto de cortesía y agradecimiento.
El viaje por la vida de Miguel comienza por su formación familiar y escolar, época de la que se detallan algunas anécdotas que denotan la gran lucidez de este niño nacido en Concepción, así como también se muestra el ambiente rico en cultura y discusión política que le rodeaba. Es aquí en donde podemos reconstruir de cierta manera el diario vivir de los Enríquez-Espinosa. Continuamos nuestra ruta por su adolescencia y juventud, su ingreso a la Universidad de Concepción y las amistades que se transformarán también en compañeros de lucha, para luego encontrarnos con un Miguel Enríquez en el plano de la política y su vinculación con el MIR. Cabe destacar que la lectura de  estos pasajes que pudieran catalogarse como más “profundos”, puesto que se exponen los pensamientos, y declaraciones de Miguel, así como el avance de las organizaciones populares, no resulta para nada desgastante. Por el contrario, este segmento se vuelve ameno, ya que se mezclan nuevas anécdotas y nuevas personas que van apareciendo en la vida de Miguel, lo que nos da una mirada global, tanto humana como política, de lo que podríamos llamar los momentos más intensos y celéricos de su corta vida.
Otro punto a resaltar, versa en la capacidad del autor en exponernos el constante diálogo entre la Unidad Popular y el MIR. Resulta ser la historia de un proceso social y político reconstruido paralelamente a partir de dos visiones estratégicas distintas dentro de la izquierda: desde la institucionalidad y desde la clandestinidad, expresadas en las relaciones entre Salvador Allende y Miguel Enríquez, las cuales van evolucionando con el mismo devenir de los sucesos. En primera instancia, dichas relaciones tienen que ver con el apoyo y resguardo del presidente hacia el MIR, sumado a la promesa de este último a cesar la práctica armada y, más tarde, vendría la crítica desde el MIR a las políticas negociadoras de la UP con la DC, las que de alguna forma retardaron la contraofensiva ante los ataques de las fuerzas armadas, entre otras disyuntivas, las que fueron enfriando las relaciones en el ámbito político, pero no así en lo humano- como lo deja en claro el libro, pues tanto Allende como Miguel mantuvieron siempre un gran respeto y afecto mutuo.
Finalmente, se exponen las últimas declaraciones que se han obtenido respecto a la muerte de Enríquez, ante la apertura del caso a cargo del ministro Mario Carroza, además de entrevistas a vecinos que presenciaron el enfrentamiento en Santa Fe 725 y los falsos testimonios de los agentes de la DINA involucrados en la alevosa ejecución sumaria.
Este recorrido biográfico tras las huellas de Miguel Enríquez resulta ser un muy buen libro, tanto por su actualidad, su dinamismo, su esclarecedora exposición, como por su vasta recopilación de fuentes biográficas y bibliográficas. Es una obra que nos muestra a un ser humano que luchó abnegada y consecuentemente por la causa de los pobres del campo y la ciudad, que desde una posición de clase pequeño burguesa supo anteponer los intereses de la clase trabajadora por sobre los suyos, y que junto a otros murió luchando con la esperanza viva en el porvenir. Sólo nos cabe agregar: No lo defraudemos.

Mirlo
                            CAD –Cultura y Acción

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Nos invitan a:

VI Jornada de Historia Social y a 15 años del Manifiesto de Historiadores. Campus Juan Gómez Millas, U de Chile, Santiago; 13/11:


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Nos invitan a:

PRESENTACIÓN DE LIBRO EN CONCEPCIÓN:



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Nos invitan a:

PRESENTACIÓN DE LIBRO EN CONCEPCIÓN:


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Nos invitan a:

PRESENTACION DE LIBRO:



LA REVOLUCION YA VIENE: El MIR chileno en los años sesenta
MARTES 7 DE OCTUBRE, 18:00.
AUDITORIO DE LA FACULTAD DE HUMANIDADES Y ARTES
UNIVERSIDAD DE CONCEPCION.

ORGANIZAN:
LOM EDITORIAL, REVISTA ACTUEL MARX INTERVENCIONES, LIBRERÍA NUESTRAMERICA Y ASOCIACION CULTURAL JOSE MARTI DE CONCEPCION.

COLABORA: FEDERACION DE ESTUDIANTES DE LA UNIVERSIDAD DE CONCEPCION (FEC)

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 Invitamos a :


ACTO-HOMENAJE EN SANTIAGO A 40 AÑOS DE LA CAÍDA EN COMBATE DE MIGUEL ENRÍQUEZ ESPINOSA



El próximo 5 de octubre se cumplirán 40 años de la muerte en combate de Miguel Enríquez Espinosa, secretario general del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Con ese motivo, la revista Punto Final y variadas organizaciones populares están convocando a un acto de homenaje, el que se efectuará la tarde del viernes 3 de octubre.

Este homenaje se hará extensivo a todos los compañeros y compañeras, militantes o no de los partidos de la Izquierda chilena, de las milicias de la Resistencia Popular, del Frente Patriótico Manuel Rodríguez y del Mapu-Lautaro que, al igual que Miguel Enríquez, dieron la vida para derrocar a la tiranía y conquistar la libertad y la democracia en Chile.

Este acto aún está muy lejos de la magnitud del homenaje que merecen los héroes y mártires de la heroica resistencia que se libró en Chile contra la dictadura. Pero ya es tiempo de honrar la memoria de quienes, como Miguel, no se amilanaron ante el desafío de enfrentar con las armas a las terroristas fuerzas armadas y policiales.



Colectivo Acción Directa –Chile (adherente)
 
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Leímos:

CARNE DE PERRO de Germán Marín. Ediciones B (Grupo Z), Colección Ojo x Ojo, 1ª ed. - Santiago, Chile; octubre 2002. 82 pp. www.edicionesb.cl

"Para sobrevivir aquí y para triunfar uno tiene que vivir como si ya hubiera muerto", 
Ernesto Che Guevara


Esta historia política novelada e introspectiva nos adentra, desde la óptica de los ‘malos’, acerca del crimen de un ‘bueno’ y la némesis que termina por cernirse sobre los culpables. La mañana del 8 de junio de 1971, en una esquina de la calle Hernando de Aguirre, en un barrio acomodado de Santiago, Edmundo Pérez Zujovic es fulminado a tiros. El ex vicepresidente y ministro de Frei Montalva había sido el responsable político de la brutal represión de un grupo de pobladores, con saldo de nueve muertos y varios heridos, los cuales se habían tomado unos terrenos en la parte alta de Puerto Montt, en el sector de “Pampa Irigoin” (9/03/69). Pérez Zeta viajaba con su hija en un Mercedes Benz cuando tres integrantes de la ultraizquierdista Vanguardia Organizada del Pueblo (VOP) –los hermanos Arturo y Ronald Rivera, junto a Heriberto Salazar Bello- lo interceptaron y ametrallaron a plena luz del día. La efervescencia político-social creada por el gobierno de la Unidad Popular (UP) hace de telón de fondo para esta “novela negra”, la cual recrea, desde la voz de uno de los verdugos, otro de tantos episodios de nuestra historia política en que la muerte ha sido protagonista. Documentada, cruda y a ratos líricamente implacable, Carne de Perro nos instala en medio de una línea de fuego de la que nadie puede salir indemne.
El autor, Germán Marín, nació en Santiago de Chile en 1934. Es autor de una obra narrativa tensa y poco conocida en la que destacan las novelas Círculo Vicioso (Planeta, 1994), ganadora del premio del Consejo Nacional del Libro y la Lectura, y Las Cien Águilas (Planeta, 1997). Marín es asimismo autor del volumen de cuentos Conversaciones Para Solitarios (Sudamericana, 1999), merecedor el año 2000 del premio municipal de Santiago y el premio del Consejo Nacional del Libro y la Lectura. Fuera del género y con renovado éxito de crítica, ha publicado también el libro Lazos de Familia (Sudamericana, 2001), donde la imagen y la palabra conforman un álbum singular.
La trama de Carne de Perro arranca con el asedio a un puñado de integrantes de la VOP en una casa de la popular comuna de Conchalí, al norte de la capital, sólo 5 días después del ajusticiamiento. Junto a Ronald estaban su pareja, con 5 meses de embarazo, su hermano Arturo, otros cuatro compañeros y también las parejas de algunos de estos, todos dispuestos a morir combatiendo. Aún es de noche, pero se avizora la nueva y fría mañana. En el lapso de unas horas, hasta que les cae encima la mano dura de la ley, Ronald Rivera, de espaldas sobre el techo de la proletaria casa, mira las estrellas y al acechante enemigo y va haciendo un recuento de los pasados hechos de su vida, de su familia y con los compañeros de la revolución. Recuerda pasajes de su infancia junto a su humilde familia, los primeros aprontes subversivos, su caminar con el resto de la izquierda revolucionaria, la reciente y equívoca ayuda de unos aparecidos ‘amigos’ panameños (los que habían despertado las sospechas del ‘Viejo’ Salazar), el ajusticiamiento del culpable de Puerto Montt y el asedio policial final. Es novedosa la forma en que el autor va superponiendo esas remembranzas, a veces dejando que se entremezclen en el tiempo y el espacio, pasando del tiempo presente al pasado y luego de vuelta, sin solución de continuidad que nos alerte y obligándonos a guardar los personajes y sus acciones más que el contexto, sin interés tampoco en aportar juicios valóricos que puedan entorpecer la lectura.      
La crítica en contra de la izquierda revolucionaria que oímos en boca de Ronald, respecto que ésta habría abandonado lo mismo que antes abrazara con los ultras, no da cuenta que con el paso al gobierno popular se cerraba un período de la lucha de clases y que otro diferente se abría. El vínculo anterior entre ambos compañeros de ruta, que fueran amnistiados por Allende a comienzos de 1971, se dio en el contexto de la lucha común en contra del gobierno de Frei, devoto de la burguesía y del Departamento de Estado. Ronald recuerda las acciones conjuntas: la recuperación en la Armería Italiana, las expropiaciones a bancos, las movilizaciones callejeras, las discusiones fraternales, etc., en un tono de recriminación hacia esos ex compañeros, pero no admite que el triunfo de una coalición de partidos de izquierda, por muy reformista que su programa hubiera sido, se produce porque, concomitante y dialécticamente, existía un grande y creciente movimiento popular. Se produce una reunión definitoria en casa del viejo y respetado Clotario Blest, donde se discute el sempiterno qué hacer. La VOP apuesta por continuar la lucha armada, pues negaba el carácter revolucionario del nuevo gobierno, mientras que el MIR y otras organizaciones plantean aprovechar el período de la lucha de clases que se abría para construir la fuerza social revolucionaria desde el seno del movimiento popular. No obstante, la VOP no dirigía la lucha armada en contra del gobierno de la UP, sino que planteó proseguirla en contra de las clases dominantes, los que no se cruzarían de brazos ante la llegada del reformismo al ejecutivo. La izquierda revolucionaria les hace ver que tales acciones irían en contra del ánimo y el entendimiento de las masas y que con ello harían, de una u otra forma, el juego a los intereses de la derecha y la burguesía. El libro es sincero en mostrarnos que el discurso de la VOP no era ideológica o políticamente muy sólido, sino que visceral, desesperado, arrebatado, como sólo puede ser la práctica de los parias de la sociedad.  
Con todo, nada justifica la matanza de los hermanos Rivera a manos de una descomunal fuerza integrada por efectivos de Investigaciones, el Ejército, la Aviación y Carabineros, los que ya soltaban la mano para lo que vendría. La acción la dirigió el director de Investigaciones, Ernesto ‘Coco’ Paredes, PS, quien sería asesinado a su vez, dos años después, durante el Golpe militar (su cadáver apareció el 20/09/73 en el río Mapocho, a la altura del Puente Bulnes). La venganza no se hace esperar. El 16 de junio, el Viejo (más ligado al anarquismo), convertido en "una bomba humana", se presenta en el Cuartel de Investigaciones de General Mackenna (Mapocho), reparte su ira a balazos y finalmente se hace explotar, resultando él y 3 ratis muertos. 
Carne de Perro es clave para entender la transición del freísmo al Allendismo desde la óptica de la izquierda no reformista, atisbando las diferencias entre sus componentes y las de estos con la UP. Sin embargo, el principal interés de su autor es implicarnos en su J’accuse en contra de los que, por tratar de quedar bien con la DC y la derecha, arrasaron con un grupúsculo ultra, de manera delictual, sin atender que ni con ese sacrificio evitarían la sedición y los embates de los enemigos del pueblo. Estos, igualmente asestarían un cruento golpe de Estado, sin parar mientes entre reformistas o revolucionarios. Agradecemos el arte de Marín para exponernos este fresco de un período y un hecho olvidados en nuestra historia política. 

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Leímos:

OLOR A MIEDO de Ignacio González Camus. Ediciones Chile América CESOC, Santiago, Chile; noviembre 1991. 328 pp. (Colección n. i.). www.cesoc.cl

"(…) los humanos podemos oler el temor en nuestros congéneres. Una serie de sustancias del sudor corporal transmiten el mensaje. También modifican la propia conducta sin que seamos conscientes de ello", Investigación y Ciencia


Esta crónica periodística nos expone una completa investigación entre lo íntimo y vivencial acerca de un ramillete de personajes, ejecutores y víctimas de la brutalidad militarizada que asoló nuestro país post Golpe. El lienzo donde se describen las vidas y las relaciones establecidas entre los diversos personajes del drama son los primeros años de la dictadura cívico-militar chilena. Los de ‘arriba’ habían devenido en un demiurgo, capaz de liberar las fuerzas que ejecutarían su rabia luego del susto que les significase el trienio en que el sujeto popular elevara a grados peligrosos sus niveles de lucha y organización. Pero, también es el período en que resaltan el arrojo y la consecuencia de aquellos que resisten, en muy precarias condiciones, la imposición de la cultura del odio y la muerte. En medio, unos pocos traidores, vencidos por el miedo al miedo, y el grueso de una población estragada por el vértigo de las acciones del mal, unas conocidas y otras sospechadas. Por las páginas de Olor a Miedo desfilan sitios y seres que se hicieron parte del martirologio nacional: Villa Grimaldi, la AGA, Tejas Verdes, Manuel Contreras, la DINA, Edgar Ceballos, el SIFA. Su autor, intenta adentrarse en las intimidades y sentimientos de los personajes de esta tragedia.
El reconocido periodista Ignacio González Camus también escribió el gran éxito de ventas El Día en que Murió Allende (1988, relanzado con mucha aceptación en septiembre de 2013), obra premiada y alabada en muchos círculos, nacionales y extranjeros, por lo riguroso de su contenido y por la dinámica estructura con que el escritor la construyó. González no es un aparecido en el ámbito periodístico y de su gremio; de hecho, entre 1984-1987 fue presidente del Colegio de Periodistas, período en que demostró valentía para luchar por la libertad de expresión que la dictadura cercenaba casi impúdicamente: cierre de revistas y diarios, censura previa en todos los medios, persecución a profesionales de oposición, etc. Se ha desempeñado, entre otros cargos, como jefe de prensa del canal 4 de Valparaíso, director y jefe de prensa de la desaparecida Radio Presidente Balmaceda (allí le sorprendió el 11/09/73, día en que la antena de la radioemisora fue bombardeada), subdirector de prensa de TVN y como jefe de esa área de RTU Canal 11, ex director de La Nación. Ha viajado al exterior invitado por los gobiernos de EEUU, Francia, España y la RFA, así como por la CEE.      
El mayor logro de González Camus en Olor a Miedo es haber contado con calidad literaria lo que podría haber sido una fría y aséptica lista de datos, mostrándonos seres sometidos a toda la complejidad de su condición humana; seres que, por sobre todo, han conocido de cerca ese ácido olor del miedo. González consigue con gran destreza describir el ambiente de terror impuesto en la formación chilena luego del ‘11’. Inclusive, va más allá y se adelanta en atisbar lo que sería nuestra sociedad con una normalidad secuelada por el miedo y la violencia oficial, donde reina la racionalidad de lo irracional y con una comunidad que sólo es una adición de los aislamientos individuales. El autor basa su obra coral en las respuestas que le entregaron víctimas y victimarios, años después del período de shock de 1973-1978, haciéndosele difícil lograr un entrevista ‘normal’ con los primeros, a causa de la profunda herida que portan, pero aún más complejo con los segundos, quienes ya no ostentaban ese afán patriótico de infligir daño a los marxistas categorizados como subhumanos, plausibles de exprimir y desechar como a indeseables insectos, sino que ahora retraídos, embusteros y temerosos que los fantasmas de ayer les vengan a cobrar la cuenta.
Tangencialmente, mediante el recuerdo de la terrible vivencia sufrida por las víctimas y el afán de demostrar que aquello era un trabajo como cualquiera por parte de los victimarios, asistimos al desarrollo de los dos principales polos ejecutores del terrorismo de Estado y su nauseabunda competencia: la DINA y el SIFA, traducidos sus logros en el número de asesinatos, de detenciones ilegales, de torturas, de desaparecidos y denigración de seres humanos. Aún dentro de ese mundo de vertiginosa maldad, nos asombramos con un inédito atentado en contra del infeliz Himmler chileno conocido como ‘Mamo’ Contreras. En la vereda opuesta, la de la defensa de los perseguidos y sus familias, la iglesia católica logra levantar el Comité Pro Paz, el que, igualmente acosado, pronto contaría con el concurso de otras iglesias, el apoyo de la opinión pública interna y de los demócratas del mundo.    
Los verdugos de ayer se escabullen en sus respuestas, cuidan los pactos de silencio, carecen de justificaciones para su iniquidad más allá del cumplimiento de una pervertida obediencia al mando institucional. Pero, los peores son aquellos que se quebraron y que luego pasaron derechamente a colaborar con el enemigo, a entregar a antiguos compañeros y compañeras. Son los menos, pero causan un inmenso daño a las organizaciones de la izquierda y la Resistencia Popular, y además en el ánimo de los que están detenidos. El Pepone Carrasco les enrostra a grito pelado su traición. Los más, resisten la tortura y transforman el infierno en una prolongación de la lucha anti-dictatorial. 
        Olor a Miedo se corresponde con el esfuerzo de comienzos de los “90s de contar la verdad acerca del horror que vivimos bajo la dictadura cívico-militar. Es una lástima que ese empeño haya decaído, producto de la desidia de la Concertación y sus pactos tras bambalinas con los representantes de la dictadura y también a causa de la manipulación que los partidos de la izquierda reformista ejercieron sobre las agrupaciones de familiares víctimas de los atropellos a los DDHH, con el fin de lograr estabilidad para una democracia que nunca ha sido tal. Aún falta echar más luz sobre el drama que significó para nuestra patria el período 1973-1990 y esperamos que más obras, como la de González, coadyuven en la labor de acabar con la impunidad y la amnesia histórica que chapotean en la cultura de los nuevos tiempos. Ello, sin duda, permitirá avanzar en la sanación espiritual y mental de nuestra sociedad.

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Nos invitan a:

PRESENTACIÓN DE LIBRO Y EXIBICIÓN DE DOCUMENTAL SOBRE LA RESISTENCIA PALESTINA EN GAZA


El Centro Arabe de Concepción, La Librería NuestrAmerica y La Asociación Cultural José Martí de Concepción invitan a la presentación de la edición chilena del libro de crónicas GAZA, SEGUIMOS SIENDO HUMANOS del activista por los derechos del pueblo palestino, Vittorio Arrigoni, asesinado en Gaza en 2011.



El lanzamiento del libro y foro de solidaridad con el pueblo palestino estará dedicado a los cientos de niñ@s asesinad@s en Gaza y contará con la participación de Carla Amtmann del Comité Chileno de Solidaridad con Palestina y Daniel Jadue, Vocero de la Federación Palestina de Chile.

Esta actividad se realizará el martes 9 de septiembre, a las 18:00, en el Auditorio de Humanidades y Artes (Lenguas) de la Universidad de Concepción. Durante esta actividad se exhibirá el documental Palestina Resistente, cuyos realizadores nos acompañarán ese día.

Esta actividad está patrocinada por la Federación de Estudiantes de la Universidad de Concepción (FEC) y Ceibo Ediciones.

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Leímos:

LA TRAMPA (HISTORIA DE UNA INFILTRACIÓN) de Víctor Cofré. LOM Ediciones, 1ª Edición, Santiago de Chile; 05/11/2012. 174 pp. (Colección Nuevo Periodismo). www.lom.cl

Conviene matar el error, pero salvar a los que van errados” -San Agustín



Construida como un texto político-jurídico-policial, aunque, claro, desde una perspectiva que no pretende ser comprometida, esta rigurosa investigación periodística da cuenta de un caso particularmente siniestro y dramático de los últimos momentos de la dictadura cívico-militar. Se trata de la historia de la infiltración de un miembro de los servicios de seguridad del terrorismo estatal en un círculo de jóvenes pobladores revolucionarios, los cuales son integrados por el esbirro en un supuesto apéndice miliciano del MIR llamado La Resistencia (o simplemente ‘la R’). El fatídico episodio se saldó con dos de los combatientes asesinados en una “ratonera” preparada por la CNI, mientras que del falso comandante, ‘Miguel’ se hacía llamar, nunca más se supo.

        El autor de esta obra, Víctor Cofré (editor general del diario La Tercera), estaba por cumplir 15 años cuando a menos de tres cuadras de su casa, en San Pablo esquina Radal, Quinta Normal, tuvo lugar la noche del 18/04/1989 un tiroteo en el marco de una protesta anti-dictatorial que terminó con dos jóvenes acribillados. Uno de ellos, Iván Palacios Guarda, tenía 18 años y murió en el acto. El otro, Eric Rodríguez Hinojosa, tenía 19 y sobrevivió unos cinco meses, en una larga agonía que culmina en un cuadro de septicemia, hidrocefalia y desnutrición el 4 de septiembre de 1989, mismo día en que la CNI asesinaba a Jécar Neghme. Para entonces, Eric ya había cumplido 20.

Aunque Cofré nunca los conoció y tampoco los ubicaba -se movía en otro mundo-, el hecho de haber ido a tomar la micro para ir a su colegio la mañana siguiente del tiroteo, y de haber visto todavía ahí manchas de sangre y unos guantes quirúrgicos botados en el suelo, lo conectó al caso más de lo que pudo pensar ese día. La historia de esos muchachos -parte de un grupo mayor y que creyeron encarnar una de las facciones más aguerridas del MIR-, lo volvería a capturar al momento de escoger un tema para su tesis de titulación como periodista en la U. de Chile.

         El libro está dividido en cinco capítulos y concluye con unos anexos, en que se identifica a un grupo de oficiales y agentes de la CNI en 1989; otro, en que entrega antecedentes sobre otra operación de infiltración dirigida contra el PS y con diversos testimonios fotográficos. He aquí una investigación que tomó varios años hasta lograr que todas sus piezas encajaran. Un caso de DDHH que llegó a la justicia, pero que estuvo casi muerto en varias etapas y donde, al final, la identidad del tal Miguel no ha podido ser aclarada. La Trampa se enmarca en el llamado ‘nuevo periodismo’, del cual Los Fusileros, de Cristóbal Peña, es uno de los mejores representantes. Con pluma ágil, cruda por momentos y analítica en otros, se describe el proceso en el cual un supuesto grupo del MIR (que nunca estuvo ligado a la estructura mirista dirigida por Aguiló, que era lo que el esbirro aseguraba) operó entre mediados de 1988 y el primer semestre de 1989. El principal resultado a destacar de este relato investigativo es la comprobación racional que la represión llevó a cabo una acción encubierta que pretendía llegar a hebras mayores de la verdadera Resistencia armada contra la dictadura e inclusive penetrar a la red revolucionaria nacional y latinoamericana, estratagema en la cual los noveles combatientes son asesinados en una emboscada tendida por la CNI en una especie de castigo ejemplar. El texto reconstruye pormenorizadamente, a través de entrevistas a los protagonistas de entonces, documentos inéditos y expedientes judiciales, la historia de esta infiltración, el proceso de reclutamiento iniciado por “Miguel” el “88 y las acciones realizadas bajo sus órdenes por la casi veintena de ‘reclutas’. Relata, además, cómo operaba la CNI en las postrimerías de la dictadura, su estructura y metodología para infiltrar y aniquilar, a la par de los pocos avances judiciales realizados en los últimos años para dar con los culpables del falso enfrentamiento.

        Tras dos reportajes publicados en la época por el periódico “Pluma y Pincel”, se evidenció la infiltración de agentes de seguridad en, al menos, tres sectores poblacionales al poniente de Santiago (claro que éste medio, ligado al PC, inflaba los datos para desacreditar la vía armada). Se supo que el infiltrado de marras era un sujeto de unos 37 años de edad, de regular estatura, algo gordo, de cabellos negros, pelo entrecano en sus sienes, de ojos café. Uno de sus nombres supuestos era Orlando, destinado a ocultar otro nombre, también falso, por el que era conocido por el grupo de jóvenes que había reclutado en Quinta Normal, Pudahuel y Villa Francia: el “comandante Miguel”. El individuo se había enquistado, alrededor de 1985, en poblaciones del sector capitalino mencionado, y reclutó a esos jóvenes, casi todos menores de edad y los dirigió en la ejecución de variadas acciones armadas. Se habría acercado a organizaciones sociales y de DDHH, a partir del contacto con una dirigenta de la zona que lo presentó a la esposa de un preso político. El supuesto revolucionario “colaboró con los familiares de los prisioneros políticos, paseó a sus hijos, transportó mercaderías para los detenidos y colaboró con la impresión de documentos”. El ‘comandante’ se ganó la confianza de la mujer y con su apoyo inicial comenzó a contactar, a mediados de 1988, a los jóvenes. Dirigió al menos cinco instrucciones militares, consiguió los nombres reales de nuevos militantes, los fotografió en varias oportunidades, con o sin capucha. Evidenció profusión de recursos, tanto que a las escuelas guerrilleras llevó todo tipo de armamento y abundantes explosivos.

        La verdad es que, al destaparse el hecho y cuando ya habían sido asesinados los dos jóvenes revolucionarios, se estaba tratando de desentrañar si lo que ocurría se trataba de un real episodio de infiltración o sólo era un evento de extrema radicalización o, inclusive, la acción de un desquiciado. La acción operativa de la ‘R’ infiltrada (“los hijos de Jomeini”) duró menos de un año, luego que los militantes mayores desenmascararan la situación, y tuvo como resultado el asesinato de Iván y Eric como castigo ejemplificador para los demás muchachos que alcanzaron a huir de la trampa.

El por qué unos jóvenes valientes y convencidos caen en la trampa que les tiende el mismo enemigo contra el que luchaban, tiene varias explicaciones. Tenían sed de justicia, puesto que en su mayoría eran hijos de presos políticos o estaban conectados a ejecutados y detenidos desaparecidos; luego que en 1986 las organizaciones revolucionarias fueran derrotadas político-militarmente y disgregadas por sí o por el enemigo, quien los recluta se muestra como el más arrojado y violento de los opositores a la dictadura, capaz de darles organización y continuidad a sus ansias rebeldes; aquella derrota del movimiento popular, trajo también la pérdida de la centralidad táctica y el vaciamiento político-ideológico (nos cambiaron la contradicción principal Pueblo/Dictadura por la falsa dicotomía Dictadura/’Esta Democracia’); se quebrantó la vital observancia de las normas conspirativas y de seguridad; gran parte de ellos viene de un solo colegio, de la misma población, la Simón Bolívar, son menores de edad y estaban dispuestos a todo, incluso a no ver lo evidente que pudo ser la infiltración del sicario de la CNI. La caída se produce cuando el NO ya había triunfado (y faltaban algunos meses para la primera elección presidencial), cuestiones que no fueron sopesadas adecuadamente por las organizaciones revolucionarias de la época (FPMR-A, MAPU-LAUTARO y MIR-Mayoría). Tal como correctamente se señala en La Trampa: “La izquierda más extrema sintió esa noche [la del triunfo del NO] que el cambio que venía ya tenía conducción, que la socialdemocracia y la naciente Concertación de Partidos por la Democracia liderarían la transición  y que la vía revolucionaria perdería fuerza” (p. 33).

        Lo que trasciende el libro es la voluntad de lucha de la juventud de esos años, convicción que no es rara en la juventud popular actual. Esta obra nos insta a no olvidar y a impedir que la impunidad se imponga también en este caso imperdonable. Iván y Eric son víctimas de la dictadura cívico-militar y su caso igualmente es de lesa humanidad. Por cierto que se hace necesario que la justicia, mediante el juez Mario Carroza, quien reabrió el caso, investigue, descubra y sancione al criminal. Porque ese infiltrado hijo de puta y que se arrogara el nombre del líder histórico del MIR (en lo que constituye otro error de los muchachos, porque ¿a qué mirista se le ocurriría utilizar tal chapa?) tiene nombres y apellidos reales, y de seguro algún rango en la jerarquía militar chilena y lo más probable es que esté gozando de los beneficios de éste país y ésta democracia “en la medida de lo posible”, disfrutando de una jubilación jugosa por los servicios prestados a la patria; tal vez mimando a unos nietos de la misma edad de los jóvenes que asesinó como escarmiento; sin dejar de lado la muy probable opción de que haya ayudado a enquistar otras redes “subversivas”.

        Como CAD recomendamos la lectura de “La trampa (Historia  de una infiltración)”. Éste libro contribuye a incrementar la experiencia combativa de l@s que luchan y al mismo tiempo es un acicate en la defensa de la memoria de nuestros caídos, aquellos que fueron capaces de entregar su vida en aras de la causa popular. Hoy, durante 2014, cuando está cuajando la Unidad del anticapitalismo, es necesario velar por la seguridad de toda la militancia y por supuesto que no debemos repetir los errores del pasado, evitando a toda costa caer en las nuevas trampas que nos tienden nuestros enemigos, disfrazadas de múltiples formas. Que la historia nos aclare el pensamiento y a sacar todas y cada una de las lecciones que contribuyan a avanzar a la victoria final.

A 25 AÑOS DE SU CAÍDA, 
ERIC RODRÍGUEZ E IVÁN PALACIOS:

¡PRESENTES!

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Leímos:

EL FIN DE LA ETERNIDAD (THE END OF ETERNITY) de Isaac Asimov. Editorial La Factoría de Ideas–Madrid, 4ª edición, impresa en España; mayo 2010. 309 pp. (Nº 50 de Colección Solaris Ficción). www.lafactoriadeideas.es

 

En primer lugar acabemos con Sócrates, porque ya estoy harto de este invento de que no saber nada es un signo de sabiduría”, 
Isaac Asimov 

Ojalá no caigan los anatemas sobre nosotros por escribir sobre Ciencia-Fantasía. Pero, eso sí, créannos que vale la pena.
     En ésta ocasión no hablaremos de la obra de cualquier ensayista de Ciencia-Ficción (CF), sino que de una novela escrita nada menos que por ISAAC ASIMOV (Petróvichi, RSFS de Rusia, 02/01/1920 - Nueva York, EEUU, 6/04/1992), varias veces ganador entre 1963-1995 de los máximos galardones del género (Hugo, Locus, James Grady y Nébula). Conversaremos sobre uno de los autores más influyentes y más destacados de la CF, la historia y la divulgación científica del siglo XX. 
        Debemos recordar que, aparte de dedicarse a escribir sobre lo mágico de los posibles mundos humanos (o sea CF), ensayos, crítica literaria, acerca de historia y divulgación científica, Asimov era de profesión químico y luego se especializó en bioquímica. Fue un humanista, un ateo (presidente de la Asociación Humanista Estadounidense) de familia judía, cercano a los demócratas, partidario de la energía atómica, contrario a la guerra de Vietnam y al Estado sionista de Israel, un preocupado por la destrucción de la Tierra y amigo de Carl Sagan. Inventó las leyes de la robótica, malamente expresadas en el film Yo, Robot (que lleva el nombre de una de sus obras -1950, pero que está basado en un guion de otro autor); de los conceptos robopsicología, cerebro positrónico, salto hiperespacial (como el que vemos en la Guerra de las Galaxias), psicohistoria, etc. Sobre éste último y relacionado con el ciclo de Trantor o de la Fundaciones, Asimov se sirve y recrea de manera muy lúcida la esfera histórica de la Cliodinámica.  
        La obra más famosa y entrañable de Asimov es la saga de la Fundación, también conocida como la Trilogía o Ciclo de Trántor (1942-1957; 1982-1993) y compuesta de al menos 16 textos, los que a su vez se inscriben en una producción total que asciende a más de 500 volúmenes, los que transitan desde obras de misterio-fantasía a textos de no ficción. De las primeras, podemos decir que fueron creadas de manera irregular a través del tiempo por parte de Asimov, quien comienza a hacerlo desde 1937 y convirtiéndose de inmediato en uno de los autores de la revista de CF estadounidense Astounding. En ésta, en 1942, publica el primero de sus capítulos de la Trilogía de la Fundación, una innovadora obra conceptual sobre un hipotético universo futuro en que la humanidad abarca toda la galaxia y que influiría nodalmente a la CF de la “Edad de Oro”. Originalmente, dicha serie estaba compuesta sólo por tres títulos: Fundación (1951), Fundación e Imperio (1952) y Segunda Fundación (1953), mientras que el resto de sus obras de CF fueron escritas de forma independiente a partir de 1950, como las que componen la saga del Imperio Galáctico y las novelas y cuentos de la saga de los Robots.
Ya en los años “80 y “90, Asimov publicó varias novelas que relacionaron entre sí las distintas series. De hecho, en la precuela (respecto de Fundación) Preludio a la Fundación (1988), se hace un guiño a uno de los personajes de El fin de la Eternidad (1955), cuyo argumento posee una cierta similitud con los elementos principales de la saga, pese a haber sido escrita en forma independiente. También existen referencias a esta novela en la también precuela Hacia la Fundación (1993), donde se mezcla con los auroranos a uno de los miembros del consejo de Programadores, y en Fundación y Tierra (1983), donde se menciona explícitamente la existencia de Eternidad. Sin embargo, son referencias no muy depuradas y nuestra novela no encaja de forma exacta en la saga, ni podría, pues se enmarca en las “novelas independientes” de Asimov (junto con Viaje alucinante -1966, Los propios dioses -1972, y otras). Con todo, ¿qué relación tienen las referencias mencionadas en Eternidad con las Fundaciones y los Robots? El desenlace de El fin de la Eternidad, debido a una serie de circunstancias que no desvelaremos pues estropearíamos su lectura, conduce a una disyuntiva que debe ser resuelta por su protagonista y que lo hace en bien de un futuro mucho más amplio de lo que esperaba, con lo que se libera la secuencia Robots->Imperio Galáctico->Fundaciones. Por lo anterior, infinidad de sus lectores plantean que esta obra bien puede ser considerada el inicio de toda la línea de CF asimoviana que desemboca en otra decisión crucial, se supone que mucho, mucho tiempo después, cuando Golan Trevize debe decidirse por uno de los imperios propuestos por cada una de las dos Fundaciones o por una Gaia galáctica, en Fundación y Tierra.
Ahora bien, antes de ojear Eternidad debiéramos inquirirnos: ¿Se puede escribir una novela de CF que respete las tres unidades de la preceptiva clásica: tiempo, lugar y acción? Asimov demuestra aquí que se puede, y lo hace de una manera tan ingeniosa que sorprenderá al leyente. En ella, el Buen Doctor nos brindará: 1) un análisis lógico de las paradojas que implica la posibilidad de los viajes a través del tiempo; 2) la crítica de una dictadura totalitaria y extemporánea (aunque se revista de una cierta neutralidad tecnocrática); 3) un ensayo sobre la relatividad de las morales y las ideologías; 4) una historia de amor “inmortal”; 5) un relato intrigante como las mejores novelas de suspenso; y 6) un panegírico a la libertad; en este caso, referida a la necesidad que la humanidad pueda decidir sobre su futuro y hacia el infinito.
El fin de la Eternidad (en rigor, El Fin de Eternidad, pues en inglés se obvia el segundo artículo para dar a entender que lo que sigue es un sustantivo propio), tiene su origen allá por diciembre de 1953, cuando Asimov leía una copia del 28 de marzo de 1932 del Times y notó lo que parecía a primera vista un dibujo de la nube de hongo de una explosión nuclear. Mirando mejor, notó que en realidad era un bosquejo del géiser Old Faithful. Entonces, comenzó a reflexionar sobre las consecuencias que tendría si hubiera existido tal figura en una revista de 1932, y finalmente dio con la trama de una historia de viajes en el tiempo. Comenzó a escribir la historia, que llamaría El Fin de la Eternidad, el 7 de diciembre y la terminó el 6 de febrero de 1954. La presentó a la Galaxy Science Fiction, y pocos días después recibió una llamada del editor del Galaxy, Horace L. Gold, rechazando la historia (ésta recién apareció en 1986 en una colección llamada The Alternate Asimovs). Asimov decidió convertir la historia en una novela, y el 17 de marzo la dejó con Walter I. Bradbury, el editor de CF en Doubleday, para obtener su opinión. Bradbury fue receptivo, y el 7 de abril Asimov fue informado que se estaba elaborando un contrato de la novela. Comenzó la ampliación de la historia, y la entrega de la versión de la novela de Bradbury fue el 13 de diciembre. Doubleday aceptó la novela, que se publicó finalmente en agosto de 1955.
La Eternidad, una organización semi-secreta al margen del Tiempo, que existe en todos los tiempos y que nace en el siglo 27. Sus integrantes, los Eternos, organizados en una extraña jerarquía y rangos, que velan por el bienestar de todos los siglos (bueno, entre el XX y el 70.000 y luego del 150.000, dejando en medio los misteriosos Siglos Ocultos), mediante cambios más o menos sutiles en las corrientes del Tiempo. La labor de llevar a cabo tales cambios, a pesar de reconocerse como necesaria, recae en unos hombres, los Ejecutores, mal vistos tanto por los residentes en el tiempo normal –los pocos que serán conscientes de ellos–, como por sus propios compañeros en la Eternidad. Una vez realizados los cambios, ¿cómo tener conciencia de ello en el tiempo normal sí lo que pasó se mantiene en un fluir continúo?
Un Ejecutor, Andrew Harlan, comete un crimen, pero su acto no es un simple delito porque la ley que ha quebrantado es la más importante de todas para alguien como él: impedir el libre desarrollo y el entrechocarse de las fuerzas que impelen los saltos de la historia de la humanidad. La Eternidad, entonces, tambalea ante el círculo que no cierra y la realidad se escurre hacia lo que es su normal Estado Básico. Harlan ha sido entrenado para introducir cambios en el tiempo, y sólo él puede rescatar a la única persona que le importa antes de que una nueva conmutación la haga desaparecer para siempre. Lo que Harlan no sabe, sin embargo, es que lo que está en juego es mucho más de lo que él cree.
Eternidad tiene un estilo asimoviano muy puro. Fue escrita en el período de mayor creación de novelas y relatos de CF de Asimov, la década del “50, pero tiene toda la impronta de la Generación del 40, la ‘Vieja Ola’ de la CF. Relativamente liviano en las descripciones y en la escenificación, con limitación en los compromisos morales de los personajes y un despliegue técnico avanzado, son algunos de los aspectos más reconocibles de esa tendencia e incluso se pueden apreciar evocaciones todavía anteriores, como de 20.000 Leguas de viaje submarino o de la predecesora de H. G. Wells, sobre todo en el paisaje terrestre del futuro más extremo. Por cierto, también aborda otras propuestas interesantes. Vemos, por ejemplo, a un protagonista capaz de enamorarse, muy a su pesar, y actuar de un modo impulsivo; a un personaje femenino (poco común en el género de entonces), con una autoridad de carácter y una posición argumental inusitadas; la cínica expiación dada por los de ‘arriba’ a la mala distribución de la riqueza en las sociedades de clase. Podría ser que para los lectores más acostumbrados a la “Nueva Ola” de la CF, sin embargo, les resulte algo insípida. No obstante y muy en general, es la posibilidad de volar y recrearse en el juego de la lógica temporal lo que despierta en mayor medida el interés por leer Eternidad, además que nos permite abrir una ventana a todo el maravilloso universo que nos legara Isaac Asimov.
El fin de la Eternidad es una novela que, una vez comenzada, ya no se puede dejar hasta la última página.Seguramente estamos ante una de las obras más relevantes de Asimov dentro de su extensa y múltiple bibliografía, dejando aparte la apoteósica Saga de las Fundaciones. La recomendamos plenamente, pues, ¿cómo abstenerse de soñar con todas las posibilidades que se nos abrirían si pudiésemos viajar a cualquier parte del tiempo que deseemos?



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Vimos:

UN FILM MERITORIO DEL VIEJO LOACH:

“ROUTE IRISH”, 2010; 109’; coproducción UK-Francia-Italia-Bélgica-España; director Ken Loach, escrita por Loach y Paul Laverty. Inglés y árabe. Puntuaciones: Rotten Tomatoes: 5.2; IMDB: 6,4.

El argumento de ROUTE IRISH, ‘La Ruta Irlandesa’, se centra en la historia de un contratista de seguridad privado inglés en Irak, Fergus (Mark Womack), quien rechaza la explicación oficial acerca de la muerte en combate de su amigo y colega Frankie (John Bishop) en dicho país y la investigación que realiza para descubrir la verdadera causa de su desaparición. En realidad, Fergus y los otros soldados/funcionarios son unos mercenarios, los cuales aspiran a tener una mejor calidad de vida en medio de una indiferente y transnacionalizada sociedad inglesa. Por su parte, los empleadores de estos modernos legionarios, negociantes a su vez de suculentos contratos con las transnacionales y las potencias occidentales invasoras, no acaban de dar una explicación convincente de la muerte en servicio de Frankie a su esposa Rachel (Andrea Lowe), a su familia o a sus compañeros.
La mayoría de esos soldados/funcionarios son ex miembros de las FFAA (para el caso, los dos amigos en cuestión fueron combatientes de la fuerza contra-terrorista SAS del ejército de UK), hombres de acción que dedicados a servir a las órdenes de sus mandantes de turno, y que ahora viven algo desajustados en la nueva vida civil post rigores del combate contra otros pueblos. De estos hombres se nutre la fuerza operativa de las empresas contratistas de seguridad, como la que alquiló los servicios de Fergus y Frankie, organizaciones que hacen su negocio cobrando suculentas sumas por asegurar la vida de los emisarios del Imperio y los bienes de las empresas transnacionales, y que se aprovechan al extremo de la impunidad brindada a sus acciones por la cobertura legal del contubernio invasores-gobierno títere.
Al gruñón protagonista, aún le quedaban algo de escrúpulos, los que terminan de aflorar cuando siente que se está cohonestando la muerte de su compañero mediante el argumento de un supuesto atentado de fuerzas locales en contra del móvil en que viajaba. Asimismo, puede que sean esos atisbos de conciencia los que explican su silencio frente a la clase de empleo que desempeña y su exigencia de asegurar el futuro de una madre iraquí, la cual perdió a sus dos hijos en un ataque de contratistas a un taxi en la Ruta Irlandesa y que originó los sucesos que dan vida al film. Es que Ken Loach nunca pierde esa posibilidad de humanidad en sus personajes. Cree que la fuerza prístina de los de abajo termina, tarde o temprano, por surgir a la superficie, por muy reseca, protegida y engañada que ésta se encuentre.
Los géneros que aborda la Ruta Irlandesa van desde el documental al drama, pasando por el cine bélico, la denuncia política y el thriller. Mucho parece que la naturaleza que veamos en ella dependen de los esquemas y gustos previos de quien la observe, puesto que cada cual se sentirá más en sintonía con una u otra hebra de su desarrollo. Se le ha criticado por el estancado despliegue de su historia y por unos flash backs que no vienen mucho a cuento, pero la verdad es que, en su conjunto, tales recursos se pueden apreciar mejor.
La película toma el nombre, Route Irish, de la carretera que une el aeropuerto de Bagdad con la Zona Internacional de la capital iraquí, la cual se ha sido nominada como ‘la más peligrosa del mundo’. Claro que tal mote no sólo engloba efectos sobre las ‘buenas’ fuerzas invasoras y sus aliados internos, sino que también se explica por el daño ocasionado allí a muchos inocentes civiles, locales y extranjeros. Por ejemplo, la noche del 4 de marzo de 2005, faltando 700 metros para llegar al referido aeropuerto, el auto que transportaba a la recién liberada periodista italiana Giuliana Sgrena (que había sido secuestrada en febrero por fuerzas locales), quien viajaba acompañada por el agente del servicio secreto de su país Nicola Calipari y otro agente, fue ametrallado por una control de fuerzas de EEUU. En la extraña refriega, falleció Calipari, en circunstancias que el coche presentaba 58 impactos de bala.    
        Una buen critica a la película, se puede encontrar en:


        Sobre cómo se hizo la película, lo pueden ver acá:


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Lanzamiento libro:

MARTES ONCE LA PRIMERA RESISTENCIA
Ignacio Vidaurrázaga

El periodista y profesor Ignacio Vidaurrázaga Manríquez, presentará su trabajo titulado “Martes Once la Primera Resistencia”, en el cualrealiza una reconstrucción del 11 de septiembre y la resistencia alGolpe en la Región Metropolitana.
En este importante trabajo periodístico que demoró 5 años deinvestigación, se conocerán por primera vez los relatos de mujeres y hombres que resistieron en lugares como la Moneda, Tomás Moro, INDUMET,MADECO, MADEMSA y Sumar Poliéster, entre otros.
En el portal rebelión.org el autor presenta su obra contando: “Escribíeste libro en la convicción que las historias de los vencidos sonintentos y que todos ellos son fuerza a metabolizar. Lo hice pensando,que los actos de resistencia de ese 11 de septiembre, hace 40 añosatrás…de alguna forma también se expresan en los estudiantes, losmapuches, las mujeres, los tocopillanos, los trabajadores contratistas…y otros que retornan a las calles de Chile, para junto conempujar susviejas y nuevas demandas… constituirnos nuevamente como pueblo”.

IGNACIO VIDAURRAZAGA MANRIQUEZ (1955)
Periodista por la Universidad ARCIS y Magíster en Literatura por laUniversidad de Chile. Entre los años 1973-1975 y 1980-1984 fue militantede la resistencia clandestina del MIR. Estuvo preso en diversos penalesdel sur de Chile desde 1984 a 1990. En 1987, estando encarcelado, escribió y publicó el libro “Se vive para darse”, con poemas de suautoría y dibujos de su hermano, Gastón, quién fue ejecutado por la CNI un año antes.
Ha ejercido la docencia en materias de Periodismo y Comunicación Social. Además, se ha desempeñado en el ámbito de las asesorías y en diversidad de experiencias de Gabinete y Comunicación Estratégica. Es columnista habitual de diversos periódicos electrónicos en temas de política, derechos humanos y ciudadanía.
Martes Once la Primera Resistencia” es la primera investigación periodística que publica.
Presentarán la obra José Huenchunao (WerkenLleu-Lleu), Cristián Cornejo (presidente FEC 1983), Rodrigo Toledo (Asociación José Martí, Concepción), Javier Miranda (presidente FEC).

LUNES 4 DE NOVIEMBRE, 18 HORAS – AUDITORIO FACULTAD DE HUMANIDADES Y ARTES (LENGUAS) – UNIVERSIDAD DE CONCEPCIÓN.

*SOLICITAMOS LA MAYOR DIFUSION POSIBLE DE ESTA ACTIVIDAD*

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Leímos:

ESTRELLA DISTANTE de Roberto Bolaño. Editorial ANAGRAMA - Barcelona, 1ª edición impresa en Chile; mayo 2013. 157 pp. (Colección Compactos). www.anagrama-ed.es

"toda literatura, de alguna manera, es política. Quiero decir: es reflexión política y es planificación política", Roberto Bolaño

¿Por qué parece que tardíamente nos dimos cuenta del valor de la obra de Roberto Bolaño? ¿Qué impidió, aún en tiempos de tanta aviesa transnacionalización, estar al corriente de su poesía y su prosa sin importar si la había creado en México o en España? ¿Por qué al leerlo nos va atragantando la melancolía de lo irreparable?
        Bolaño (Santiago, 28/04/53), tuvo que aguardar hasta el último lustro de su breve existencia († Barcelona, 15/07/03) para que se le empezara a considerar como uno de los escritores más influyentes en lengua española. Escribió más de una veintena de libros y no fue sino hasta 1998, luego de 33 años de trabajo, que obtuvo el reconocimiento, gracias al éxito de la premiada novela Los Detectives Salvajes. Casi una década después de aparecer ésta, en 2007, 81 escritores y críticos latinoamericanos y españoles realizaron una lista con los mejores 100 libros en lengua castellana de los últimos 25 años, en donde tres obras suyas -la aludida, su póstuma 2666 y la breve Estrella Distante- figuran entre los 15 primeros lugares.
        Hijo de un camionero y de una profesora, escolar disléxico, que ni siquiera completó la enseñanza media pero que leyó y escribió más que nadie, se cambia con su familia a México en 1968, a los 15 años de edad. Es en la capital mexicana donde se comenzó a gestar su carrera literaria. México, el D.F. y Ciudad Juárez son los escenarios de sus libros más afamados, Los Detectives y 2666. De los hechos en torno a la Matanza de Tlatelolco, ocurrida en 1968, Bolaño hablaría en su novela Amuleto (1999).
         En 1973, regresó a Chile con el propósito de apoyar el proceso de reformas socialistas de Allende y la UP. Tras un largo viaje, hecho en cuanto medio de transporte puede haber y atravesando toda América Latina, llegó a Chile en agosto, pocos días antes del Golpe de Estado. Visitó parientes y asistió a trabajos voluntarios. Sin embargo, fue detenido en noviembre, siendo liberado ocho días después gracias a la ayuda de un antiguo compañero de estudios que se encontraba entre los policías que le custodiaban. Ésta experiencia la cuenta en Detectives, publicado en Llamadas Telefónicas y donde él aparece bajo su álter ego literario Arturo Belano. Luego, decide abandonar Chile, no visitándolo sino hasta 25 años más tarde.
        De vuelta a México, funda en 1975 con otros escritores y amigos el Movimiento Infrarrealista, el cual se opuso radicalmente a los poderes dominantes en la poesía mexicana y al establishment literario de ese país, que tenía a Octavio Paz como pantocrátor. En 1976, los infrarrealistas publicaban su primera antología, Pájaro de Calor, donde Bolaño declara: “Déjenlo todo, nuevamente láncense a los caminos”. Posteriormente, se va con su madre a España, específicamente a Cataluña. Allí, se iría alejando del infrarrealismo y escribiría más prosa, sobre todo acosado por la necesidad de obtener recursos para la familia que formaría en Blanes.
Roberto Bolaño, ese renovador de la literatura latinoamericana, una especie de eslabón perdido de ella, que "apareció efímera y contundentemente para cubrir el hueco del padre que asesinamos. (…) el último escritor latinoamericano del siglo XX" (al decir del mexicano Ignacio Padilla), publica Estrella Distante en octubre 1996, novela empapada aún de lo Real Visceral infrarrealista: “Todo lo anterior tal vez ocurrió así. Tal vez no”. Es este, un trabajo perteneciente al subgénero de la indagación en la obra o en la vida de un escritor desaparecido o misterioso.
Estrella… arranca en el Chile ingenuo y venturoso previo al Golpe, más específicamente en el Concepción 1972-1973, donde nos son presentados la mayoría de los personajes. Sigue con las vicisitudes en dictadura, tanto de los que se quedaron en Chile, como las de los que se exiliaron. En su última parte, que acaece en Cataluña, viene el desenlace y cae la justicia sobre la encarnación del horror, por mano de un actante relacionado con la primera época. En esta novela se inquiere sobre la figura y la obra de un superlativo represor, mejor aviador y peor poeta, quien adquiere celebridad escribiendo proclamas de tono neo-genésico con el humo de su avión en los cielos de Chile y por su cruel expresividad fotográfica. Tras alcanzar un lugar en la vanguardia de la retorcida nueva estética post Golpe, este desaparece. El narrador y otros personajes que le conocieron, rastrean su bárbara y destructiva estela a través de una enredada madeja de grupos y revistas literarias clandestinas.
En Estrella…, que Bolaño dedica a su madre y a su hijo, él amplia el último capítulo de su anterior escrito La Literatura Nazi en América (febrero 1996). Su desarrollo sigue un tono desenvuelto, a veces muy simple, pero siempre inteligente y sarcástico, en esa vertiente literaria que vadea entre hechos y conjeturas, entre personajes apócrifos e históricos. En esa mezcla entre realidad y ficción literaria, parte integral de la creación de Bolaño, Belano es el narrador y uno de los personajes, pero no tiene un papel protagónico. Es un narrador intradiegético que tiene un papel de actante sólo en los primeros capítulos y también al final, cuando ayuda a otro de los muchos personajes, representación este último de Némesis. La limitación que tiene Belano como narrador se debe a que no está narrando su propia historia o una historia que conoce a cabalidad, sino que, más bien, narra la historia de otro personaje (con diferentes identidades), que a su vez le fue contada por otros.
Acerca de los sustratos de esta novela, relacionados con la cultura post-dictatorial y el tratamiento con que Bolaño aborda el dolor del Otro, VER AQUÍ.
En resumen, Estrella Distante es un libro que condensa el ingenio, la técnica y el aporte literario trascendente del inolvidable Roberto Bolaño. Y en respuesta a nuestra tercera duda, del comienzo, hay dos situaciones que nos podrían ocasionar tal aflicción: la pérdida para siempre de Roberto y la desazón producida por su obra, la cual nos enrostra la impunidad y la amnesia histórica que chapotean en la cultura post-dictatorial vigente. 

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Leímos:


De Carranco a Carrán: Las tomas que cambiaron la historia de José Bravo Aguilera. LOM Ediciones, 1ª ed. – Santiago; 2012. 274 pp. (Colección Memorias). www.lom.cl

"La historia jamás parece historia cuando la estamos viviendo"
J. Gardner


Se tomó su tiempo Jacinto, nombre de guerra del autor de esta obra, para contarnos su rica experiencia revolucionaria de entre fines de los “60 y diciembre de 1973, tanto en el desarrollo, organización y dirección del movimiento de trabajadores del Complejo Forestal y Maderero de Panguipulli, como también acerca de las otras tareas políticas que debió asumir en ese álgido período de la lucha de clases que vivió Chile. Por supuesto, sus válidas razones habrá tenido para tardarse casi cuatro décadas en narrarnos sobre los combates que en dicho período le tocaron en suerte, motivos entre los cuales pudieran estar la discreción y la clandestinidad obligadas durante 17 años de dictadura militar, los 20 años de amnesia y de anomia social a las que nos quiso someter la Concertación y la mini-dictadura del actual gobierno patronal; sólo Jacinto lo sabe y no lo expone en esta obra.
El título del libro nos da luces sobre el imponente escenario geográfico donde se desarrolla la mayor parte de los hechos narrados. Fue en éste rudo y siempre verde paisaje que 24 fundos forestales, contiguos, fueron tomados por parte de sus propios trabajadores, unificados por estos y a continuación presionaron exitosamente al gobierno de la UP para que se estableciera allí el histórico complejo maderero-industrial, en octubre de 1971. Este abarcaba una extensa franja de la pre-cordillera y cordillera de Los Andes, a la altura de Valdivia, y fue el espacio social donde surgieron vitales gérmenes de poder popular, de consejos de obreros y campesinos, de comités de sección y fábrica, organizados por los propios trabajadores al mismo tiempo que participaban con decisión en el desarrollo de las múltiples tareas del complejo.   
Jacinto comienza su relato con la toma que él y la mayoría de los trabajadores hacen de las propiedades del fundo y de la factoría maderera de Neltume, el mayor de los predios existentes en la zona de Panguipulli. Esto acaece en noviembre de 1970, a poco de asumido Allende en la presidencia y días después de haber sido requisado por sus obreros y campesinos el fundo Carranco, al norte de la zona. A los dos anteriores seguirían, entre diciembre y hasta marzo de 1971, 22 predios más, con lo que la superficie total bajo control obrero-campesino llegó a representar unas 420 mil hectáreas. Posteriormente, el interventor gubernamental logró comprobar que sólo uno de los 24 fundos tomados tenía su posesión conforme al derecho burgués.
Estas tomas, si bien estallan en los prolegómenos del gobierno de la UP, tenían raíces económico-sociales y políticas anteriores, las cuales son expuestas en términos generales por el ‘Jaci’, aunque también lo hace desde la vivencia familiar y personal. Estas perspectivas se irán entreverando a lo largo del libro, el cual, luego de la épica expropiación inicial, retrotrae su exposición hasta los orígenes de los Bravo Aguilera. Luego, vienen los tiempos de adaptación de los campesinos a la vida proletaria de las factorías forestales, donde conviven con las demás familias de obreros, peones y mapuche. A continuación, el autor hermana el despertar de su conciencia de clase, fruto natural de su propia constatación del atraso social y la explotación extrema a la que se veían sometidos los obreros forestales y sus familias, con la de sus otros compañeros explotados. Esta maduración política, que lleva al Jaci y su grupo a sentirse ‘miristas’ aún antes de relacionarse con el propio MIR, no es casual y se relaciona dialécticamente con el desarrollo en Chile, sobre todo durante la segunda mitad del siglo pasado, de un gran Movimiento Popular (MP), cuyo despliegue y perspectiva excedían la mera obtención en las urnas de un gobierno de cuño reformista, en septiembre de 1970. La irrupción de los pobres del campo y de la ciudad y el ascenso de un potente MP nos explican, para el caso, que a instancias de sus propios trabajadores se creara el Complejo Panguipulli. Lamentablemente, como ocurrió en otros lugares, llegarían a entorpecer la senda emprendida los burócratas y reformistas interventores del gobierno, que sentían un temor visceral a la autogestión y al contrapoder que encarnaban los obreros organizados y movilizados.
Si bien la obra expone la heroica y anónima lucha del conjunto de trabajadores del Complejo, resalta la actuación de consecuentes luchadores del MIR (por ejemplo, del legendario ‘Comandante Pepe’, José Liendo Vera), quienes se enmontañaron a inicios del “69 y que se entregaron por completo a la agitación de un programa laboral y social por mejores condiciones de vida y de trabajo de los habitantes de la zona y para apoyar su organización; es decir, las formas de su abordaje y la orientación de su intervención eran bien diferentes a las que tuvieron los funcionarios UP. Los roji-negros, jugados cuadros revolucionarios y que no eran más de una decena, se dieron a las tareas antedichas y además tuvieron un importante rol en la resistencia post golpe, junto a los más decididos habitantes del complejo.
Junto con su mayor grado de conciencia y de compromiso, Jacinto debe asumir superiores responsabilidades políticas y así, nos relata su alistamiento en la conformación y primera etapa del GAP, además del adiestramiento que recibiera en las instancias especiales partidarias. Finalmente, él y los demás compañeros que le acompañaban son regresados a sus lugares de origen. Es el tiempo de ganar la conducción del MP a los reformistas, pero sobreviene el ‘11’ y encuentra a los revolucionarios sin fuerzas materiales y carentes de directrices. La última parte de la obra, dramática, muestra el intento de resistencia de un puñado de héroes proletarios; es un ejemplo de entrega revolucionaria tan ausente hoy por hoy. De esta digna e ignota resistencia, nos habíamos enterado por las historias que pasaron de compañero a compañero, de tiempo en tiempo, y se viene a unir a las conocidas acciones de INDUMET, el Cordón Cerrillos y otras más. 
Cuánto se agradece la aparición de obras como esta y de cuyo tenor, afortunadamente, constatamos un gran repunte en el último tiempo, en las cuales se aborda, analiza y completa el devenir histórico del último medio siglo del MP chileno. Ello, aunque sea poco a poco, casi como un parto con fórceps, dará lugar al mejor conocimiento de la capacidad y del potencial de combate del movimiento político popular y revolucionario chileno.
Existe un cortometraje, de mediados del “71, “Nadie nos trancará el paso” (Guillermo Cahn-Héctor Ríos), que aborda el movimiento de los trabajadores forestales de la zona y que se puede ver aquí:


Calíope, Clío y el CAD
Enero de 2013

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Leímos:

RESISTENTES Y CLANDESTINOS: La Violencia Política del MIR en la Dictadura Profunda 1978-1982 de Robinson Silva Hidalgo. Escaparate Ediciones, Concepción (Chile), agosto de 2011. 176 pp.

Bienvenidos a un período olvidado de la dictadura militar chilena; de su etapa profunda nos dice el autor, de su medievo decimos nosotros. Nos adentramos en un lustro en que, de una parte, se consolidan los aspectos económico-sociales y jurídicos-políticos de la refundación capitalista obrada en Chile durante la segunda mitad de los “70, manu militari mediante y, de otra, cristalizan los primeros intentos serios de reanimación del movimiento social popular de carácter anti-dictatorial, liderado por su franja más consciente y consecuente; en suma, hablamos de un tiempo histórico de una crispada dialéctica del enfrentamiento de clases.
En este contexto es donde se desarrolla el ambicioso trabajo de Robinson Silva, quien emprende con seriedad y acuciosidad encomiables la tarea de desentrañar contextos, causas y consecuencias allí donde otros, por ignorancia o premeditadamente, hicieron un paréntesis. Este PhD en Historia de la U de Barcelona, cuyas primeras armas hiciera en la U de Concepción (en donde además realizó un Magister en su área y avanzó por la senda de los estudios latinoamericanos), se propone aportar a la elaboración de un discurso con memoria reconocida y reconocible de la historia reciente del país.
Con su obra, Silva intenta articular y exponernos la estrategia y las políticas de la Izquierda Revolucionaria (IR), centralmente del MIR, en el período. Despliega este épico quehacer en los marcos del movimiento político-social de la Resistencia (®) anti-dictatorial, vista esta como una práctica político-ideológica de una gran amplitud, a la vez que la organización de avanzada que la IR intenta conformar como instrumento catalizador en la lucha en contra de la poderosa y odiada dictadura.   
Luego del primer período dictatorial, de destrucción de la organización política y de la red social de la izquierda, además de la aplicación del ‘shock’ económico y de desmantelamiento de las bases del Estado de compromiso, vino la etapa que creemos coincide con el período en estudio: el tiempo de la formalización y del asentamiento de la flamante refundación capitalista en Chile. Por lo demás, es también el amanecer del movimiento social popular anti-dictatorial, en que se destacan el segmento de trabajadores organizados del sector fabril y los jóvenes de las poblaciones combativas de las ciudades mayores. Este movimiento se iría acrecentando en los siguientes años, hasta desembocar en los ciclos de Protestas de los “80. Entonces, el autor se plantea como primera hipótesis el carácter catalizador de las acciones desarrolladas en el período por la ® respecto del gran movimiento antidictatorial posterior, si fue capaz de activarlo y de mostrarle una senda hacia una sociedad más justa y solidaria más allá de la derrota de la Dictadura.
He aquí el talón de Aquiles de Silva, puesto que aplica a su supuesto un determinismo digno del viejo Spengler. Temerariamente el autor apuesta (y se responde afirmativamente) que el accionar insurgente de los contingentes de la ® y de las estructuras operativas del MIR abrieron paso, así, casi a secas, al ciclo de movilización social existente desde 1983. Por nuestra parte, afirmamos que el surgimiento de la ®, tanto las prácticas ideológicas ampliadas como la organización y accionar de la IR, se insertaron en un movimiento político-social mayor, anti-dictatorial y democrático, potenciándose ambos (más bien catalizándose). En este último caso, diferimos con el autor acerca de su 2º grupo de objetivos, en lo que se refiere al sentido de la influencia entre unos y otros (lo que también parece provenir de una cierta rigidez teórica). Sobre el particular, preferimos hablar de una influencia mutua.
Lo que daría pie a otro grupo de objetivos a analizar y que también ha permanecido a las sombras del tiempo, es el problema que se le presenta a la historiografía y a los historiadores respecto de la disgregación con que entran a los ciclos de protestas de los “80 la IR y el movimiento social anti-dictatorial. Avancemos que en ello subyacen las múltiples falencias, desaciertos y prácticas internas divisionistas y liquidacionistas sufridas por la IR y por el MIR en particular, factores que les llevan prácticamente a entrar inermes al período siguiente, sin capacidad de proseguir con la influencia y el ejemplo que ejercía con anterioridad, además que, al aislarse política y orgánicamente del pueblo, dejaron de recibir el influjo de las capas más activas y decididas de éste. A nuestro autor, lamentablemente, también le pena no encontrar una de las partes del potente binomio que marcó la coyuntura “78-“82, gravitando ello en su visión determinista del proceso general.
Con todo, igualmente resulta muy recomendable leer Resistentes y Clandestinos..., tanto para comenzar a discutir y elaborar colectivamente las respuestas a los cuestionamientos que él nos plantea, como para ir dando cuenta de los desafíos que nos impone la lucha revolucionaria hoy en Chile.

¡Que la Historia Nos Aclare el Pensamiento!

CAD-Diciembre 2012

1 comentario :

  1. Nos gustaria participar en su pagina escribanos a prensa@lom.cl

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