Santiago,
Chile
Septiembre
1965 (*)
DECLARACIÓN DE
PRINCIPIOS
DEL MOVIMIENTO DE IZQUIERDA REVOLUCIONARIA
(M.I.R.)
- I –
El MIR se organiza para ser la vanguardia
marxista-leninista de la clase obrera y capas oprimidas de Chile, que buscan la
emancipación nacional y social. El MIR se considera el auténtico heredero de
las tradiciones revolucionarias chilenas y el continuador de la trayectoria
socialista de Luis Emilio Recabarren, el líder del proletariado chileno. La
finalidad del MIR es el derrocamiento del sistema capitalista y su reemplazo
por un gobierno de obreros y campesinos, dirigido por los órganos del poder
proletario, cuya tarea será construir el socialismo y extinguir gradualmente el
Estado hasta llegar a la sociedad sin clases. la destrucción del capitalismo
implica un enfrentamiento revolucionario de las clases antagónicas.
- II –
El MIR fundamenta su acción revolucionaria
en el hecho histórico de la lucha de clases. Los exploradores, por un lado,
asentados en la propiedad privada de los medios de producción y de cambio; y
por otro, los explotados, mayoría aplastante de la población que sólo cuentan
con la fuerza de trabajo, de los cuales la clase burguesa extrae la plusvalía.
El MIR reconoce al proletariado como la clase de vanguardia revolucionaria que
deberá ganar para su causa a los campesinos, intelectuales, técnicos y clase
media empobrecida. El MIR combate intransigentemente a los explotadores,
orientado en los principios de la lucha de clase contra clase y rechaza
categóricamente toda estrategia tendiente a amortiguar esta lucha.
- III –
El siglo XX es el siglo de la agonía
definitiva del sistema capitalista. El desarrollo de la técnica no ha servido
para evitar las crisis periódicas, los millones de desocupados y la
pauperización a causa de que en el régimen capitalista la producción es social,
pero la apropiación es individual. El sistema capitalista en su etapa superior,
el imperialismo, no puede ofrecer a la humanidad otra perspectiva que no sea el
régimen dictatorial y la guerra como un intento último para salir de su crisis
crónica de estructuras. Pretende ocultar en determinados periodos, su régimen
de dictadura burguesa, ejercido a través del Estado opresor, hablando en
abstracto de la libertad, pero sus condiciones lo llevan inevitablemente al
fascismo.
- IV –
El rasgo más sobresaliente de este siglo es
el carácter mundial que ha adquirido el proceso revolucionario. Todos los
continentes han sido sacudidos por la historia y la relación de fuerzas entre
las clases ha cambiado en un sentido desfavorable al imperialismo. Un tercio de
la humanidad --más de mil millones de personas-- ha salido de la órbita del
capitalismo y está construyendo el socialismo. El triunfo de la revolución en
numerosos países atrasados ha demostrado que todas las naciones tienen
condiciones objetivas suficientes para realizar la revolución socialista; que
no hay proletarios "maduros e inmaduros". Las luchas por la
liberación nacional y la reforma agraria se han transformado, a través de un
proceso de revolución permanente e ininterrumpida, en revoluciones sociales,
demostrándose así que sin el derrocamiento de la burguesía no hay posibilidades
efectivas de liberación nacional y reforma agraria integral, tareas
democráticas que se combinan con medidas socialistas.
La revolución en los países coloniales y
semicoloniales no ha resuelto aún los problemas básicos del socialismo.
Mientras la revolución no triunfe en los países altamente industrializados
siempre estará abierto el peligro de una guerra nuclear y no se podrá alcanzar la
sociedad sin clases. El imperialismo no será derrocado con la mera competencia
económica entre los regímenes sociales opuestos en un mundo formal de
coexistencia pacífica, sino por medio de la revolución socialista en los
propios bastiones del imperialismo.
- V –
Las condiciones objetivas están más que
maduras para el derrocamiento del sistema capitalista. A pesar de ello, el
reformismo y revisionismo siguen traicionando los intereses del proletariado.
De ahí que la crisis de la humanidad se concretiza en la crisis de dirección
mundial del proletariado. Sin embargo, el proceso revolucionario de las últimas
décadas ha producido una crisis en los partidos políticos tradicionales de
izquierda, y han comenzado a surgir movimientos revolucionarios nuevos que
abren la perspectiva histórica para la superación de la crisis de dirección del
proletariado.
- VI -
Chile se ha convertido en un país
semicolonial, de desarrollo capitalista atrasado, desigual y combinado. A pesar
de su atraso, Chile no es un país agrario sino industrial y minero. En 150 años
de desgobierno, las castas dominantes han retrasado la agricultura, la minería
y la industria, han entregado nuestras principales fuentes de producción al
imperialismo, hipotecado la independencia nacional con pactos y compromisos
internacionales; han convertido a Chile en uno de los países con más bajo promedio
de vida, de más alta mortalidad infantil, de mayor analfabetismo, déficit
alimenticio y habitacional. La trayectoria de las clases dominantes desde la
declaración de nuestra independencia en el siglo pasado hasta el presente, ha
demostrado la incapacidad de la burguesía criolla y sus partidos para resolver
las tareas democrático-burguesas que son, fundamentalmente, liberación
nacional, la reforma agraria, la liquidación de los vestigios semifeudales.
Rechazamos, por consiguiente, la "teoría de las etapas", que
establece equivocadamente, que primero hay que esperar una etapa
democrático-burguesa, dirigida por la burguesía industrial, antes de que el
proletariado tome el poder.
Combatiremos toda concepción que aliente
ilusiones en la "burguesía progresista" y practique la colaboración
de clases. Sostenemos enfáticamente que la única clase capaz de realizar las
"democráticas" combinadas con las socialistas, es el proletariado, a
la cabeza de los campesinos y de la clase media empobrecida.
- VII –
Las directivas burocráticas de los partidos
tradicionales de la izquierda chilena defraudan las esperanzas de los
trabajadores; en vez de luchar por el derrocamiento de la burguesía, se limitan
a plantear reformas al régimen capitalista, en el terreno de la colaboración de
clases, engañan a los trabajadores con una danza electoral permanente,
olvidando la acción directa y la tradición revolucionaria del proletariado
chileno. Incluso, sostienen que se puede alcanzar el socialismo por la
"vía pacífica y parlamentaria", como si alguna vez en la historia de
las clases dominantes hubieran entregado voluntariamente el poder.
El MIR rechaza la teoría de la "vía
pacífica" porque desarma políticamente al proletariado y por resultar
inaplicable, ya que la propia burguesía es la que resistirá, incluso con la
dictadura totalitaria y la guerra civil, antes de entregar pacíficamente el
poder. Reafirmamos el principio marxista-leninista de que el único camino para
derrocar al régimen capitalista es la insurrección armada.
- VIII –
Frente a estos hechos, hemos asumido la
responsabilidad de fundar el MIR para unificar, por encima de todo sectarismo,
a los grupos militantes revolucionarios que estén dispuestos a emprender
rápida, pero seriamente, la preparación y organización de la Revolución
Socialista Chilena.
El MIR se define como una organización
marxista-leninista, que se rige por los principios del centralismo democrático.
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Seguramente fue aprobada el 15 de agosto de 1965, fecha del Congreso de
fundación del MIR, pero habría sido publicada en septiembre.
PROGRAMA
DEL MOVIMIENTO DE IZQUIERDA REVOLUCIONARIA
(MIR de
CHILE) (*)
Chile, 15 de agosto
de 1965 (**)
El MIR tiene conciencia de que un Programa
del partido de la revolución es urgente y que su elaboración debe ser el fruto
colectivo de todos los marxistas revolucionarios; ese programa debe ser amplio
y preciso y comprender todos los aspectos de la etapa de la conquista del poder
y de la transformación del régimen. Su redacción debe ser meticulosa y ordenada
y debe encaminarse, por primera vez en Chile, el planteamiento sistemático de
todos los problemas económicos, políticos, sociales, culturales y de todo orden
a los que se enfrentan los trabajadores en la sociedad contemporánea.
Sin embargo, como es un esbozo preparatorio
de ese Programa del partido revolucionario, el MIR define de la siguiente forma
sus bases programáticas:
EN
LO INTERNACIONAL.-
El mundo actual está dividido en países de organización económica social
capitalista (entre los cuales hay países opresores y oprimidos) y naciones de estructuras
socialistas y por primera vez en la historia, éstos últimos han alcanzado la
fuerza suficiente para decidir en gran medida el curso de los acontecimientos
internacionales. Por graves que sean los errores en que suelen incurrir las
burocracias políticas que dirigen los Estados socialistas, el MIR proclama
claramente su apoyo al campo socialista y rechaza categóricamente la idea de
una posible neutralidad frente al choque de ambos sectores.
Los países socialistas no pueden ser
calificados como imperialistas cuando extienden su acción fuera de sus
fronteras; solamente a través de la cooperación mundial de los trabajadores que
promuevan la revolución en cada uno de los países no socialistas podrá
conquistarse la paz. La coexistencia pacífica, activa o pasiva, representa un
acuerdo provisional entre las burocracias socialistas y el imperialismo
destinado a retardar e impedir revoluciones y, en la misma medida que conserva
la injusticia social en grandes regiones del planeta, mantienen latentes las causas
de la guerra.
El MIR se pronuncia por la defensa de los
países socialistas en caso de agresión. En los países socialistas controlados
por el reformismo o el revisionismo, apoyamos al pueblo revolucionario y no a
sus direcciones burocráticas que han deformado el proceso de construcción del
socialismo y han renegado del marxismo revolucionario.
El MIR se pronuncia decididamente en favor
de la revolución en los países coloniales y semicoloniales y de toda lucha
anti-imperialista; apoya las guerras revolucionarias de liberación que llevan
adelante los pueblos oprimidos, como así mismo, se define en favor de la
auto-determinación de los pueblos.
El MIR proclama su apoyo a la revolución
cubana por entender que sus métodos de lucha insurreccional, liquidación de la
oligarquía y burguesía nacionales, actitud anti-imperialista y formas de
construcción del socialismo, incluyendo sus propósitos de no permitir el
sectarismo ni el burocratismo, constituyen un ejemplo para la conducta de los revolucionarios
del continente.
El MIR luchará por la organización de las
Repúblicas Unidas Socialistas de América Latina, unidad que concebimos, no como
un solo país, sino como unidad federativa de las naciones latinoamericanas,
bajo régimen socialista; en consecuencia, no aceptamos la unidad de América
Latina bajo la dirección de las burguesías nacionales y el imperialismo
extranjero.
El MIR basado en los principios del
internacionalismo proletario mantendrá sin ningún sectarismo relaciones
fraternales con los partidos revolucionarios de todo el mundo, conservando la
independencia para resolver su propia política nacional. En nuestro continente,
el MIR tenderá a formar un movimiento unificado de los grupos y partidos
revolucionarios de América Latina, con el fin de coordinar y acelerar el
proceso revolucionario.
EN
LO NACIONAL.-
Nuestro país semi-colonial, tanto por su estructura económica como por su
dependencia del mercado mundial, necesita enfrentar tareas básicas: la
liquidación del imperialismo y la revolución agraria. Tras estas medidas deben
movilizarse a la mayoría nacional compuesta por obreros, campesinos y sectores
medios empobrecidos.
1.-
La expulsión del imperialismo significa:
a) Nacionalización, sin indemnización, de
las empresas del cobre, salitre, hierro, electricidad, teléfonos, grandes casas
comerciales como Grace, Duncan Fox, Williamson Balfour, etc. y de los bancos
extranjeros.
b) Ruptura de los pactos que nos atan al
imperialismo y afectan a nuestra soberanía nacional, como el Tratado Militar
con EE.UU., la OEA, el Fondo Monetario Internacional y otros.
c) Desconocimiento de la deuda externa
contraída por los gobiernos burgueses con el imperialismo.
d) Relaciones comerciales y diplomáticas
con todos los países del mundo.
2.-
La revolución agraria significa:
a) Expropiación, sin indemnización, de las
tierras en poder de los latifundistas, y su entrega a los campesinos que las
trabajan, entrega que podrá ser individual o colectiva de acuerdo a las
condiciones específicas de cada zona, e irá acompañada de ayuda técnica, de
créditos, maquinarias, semillas y demás medidas encaminadas a elevar el nivel
de productividad del agro.
b) La revolución agraria debe concretarse
en la ocupación de tierras por los campesinos.
Estas
dos tareas de carácter democrático deben estar ligadas íntimamente y de manera
ininterrumpida a los objetivos de carácter socialista que son los
siguientes:
a) Socialización de los sectores vitales
del país como ser los Bancos, los créditos, los seguros, los transportes, la
medicina y la Seguridad Social, la propiedad urbana y la enseñanza elemental,
secundaria, técnica y universitaria.
b) Expropiación sin pago de las fábricas y
empresas de la burguesía nacional y administración de las mismas por los
Sindicatos y Consejos Obreros.
c) Control estatal del comercio exterior e
interior.
d) Planificación y administración de la
economía por el Gobierno Socialista con participación directa de los
Sindicatos, Comités y Consejos Revolucionarios de obreros, campesinos y
empleados.
Este programa podrá ser realizado mediante
la liquidación del aparato estatal represivo burgués y su reemplazo por la
democracia directa proletaria y las milicias armadas de obreros y campesinos.
La lucha por esos objetivos revolucionarios
no excluye la movilización de las masas por reivindicaciones inmediatas,
como ser:
Reajuste móvil de sueldos y salarios,
asignación familiar móvil e igualitaria, contratos colectivos, sindicatos
únicos por industria, control obrero de la producción, disminución progresiva
del impuesto indirecto, jornada de 40 horas de trabajo, libertad de
sindicalización para campesinos y para los obreros y empleados fiscales,
semi-fiscales y municipales, ampliación del derecho a voto a los analfabetos y
mayores de 18 años, como también a suboficiales y tropa, educación obligatoria
y gratuita, etc.
Movilizaremos a los trabajadores aplicando
los métodos de la lucha de clases, como la huelga, la ocupación de tierras,
fábricas y terrenos, los grupos de auto-defensa, etc. La lucha por las
reivindicaciones inmediatas no debe transformarse en una meta final, como lo
plantean los reformistas, sino que debe servir para elevar a un plano político
revolucionario a las masas que se movilizan por tales objetivos concretos.
El
MIR sostiene que el programa planteado sólo podrá realizarse derrocando a la
burguesía e instaurando un gobierno revolucionario dirigido por los órganos de
poder de obreros y campesinos.
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(*)
Texto transcrito por el Centro de Estudios Miguel Enríquez (CEME), desde una
copia del original.
(**) Hacemos notar que en
la portada del original el documento se fecha en septiembre de 1965, más esto
corresponde a la fecha de publicación y no a la fecha de aprobación que fue el
segundo día del Congreso Constituyente del MIR: el 15 de agosto de 1965.
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