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domingo, 7 de agosto de 2016

51 AÑOS FUNDACION DEL MIR: LA DECLARACION DE PRINCIPIOS Y EL PROGRAMA ORIGINALES


Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR)
Santiago, Chile
Septiembre 1965 (*)

DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS
 DEL MOVIMIENTO DE IZQUIERDA REVOLUCIONARIA (M.I.R.)

- I –

El MIR se organiza para ser la vanguardia marxista-leninista de la clase obrera y capas oprimidas de Chile, que buscan la emancipación nacional y social. El MIR se considera el auténtico heredero de las tradiciones revolucionarias chilenas y el continuador de la trayectoria socialista de Luis Emilio Recabarren, el líder del proletariado chileno. La finalidad del MIR es el derrocamiento del sistema capitalista y su reemplazo por un gobierno de obreros y campesinos, dirigido por los órganos del poder proletario, cuya tarea será construir el socialismo y extinguir gradualmente el Estado hasta llegar a la sociedad sin clases. la destrucción del capitalismo implica un enfrentamiento revolucionario de las clases antagónicas.

- II –

El MIR fundamenta su acción revolucionaria en el hecho histórico de la lucha de clases. Los exploradores, por un lado, asentados en la propiedad privada de los medios de producción y de cambio; y por otro, los explotados, mayoría aplastante de la población que sólo cuentan con la fuerza de trabajo, de los cuales la clase burguesa extrae la plusvalía. El MIR reconoce al proletariado como la clase de vanguardia revolucionaria que deberá ganar para su causa a los campesinos, intelectuales, técnicos y clase media empobrecida. El MIR combate intransigentemente a los explotadores, orientado en los principios de la lucha de clase contra clase y rechaza categóricamente toda estrategia tendiente a amortiguar esta lucha.

- III –

El siglo XX es el siglo de la agonía definitiva del sistema capitalista. El desarrollo de la técnica no ha servido para evitar las crisis periódicas, los millones de desocupados y la pauperización a causa de que en el régimen capitalista la producción es social, pero la apropiación es individual. El sistema capitalista en su etapa superior, el imperialismo, no puede ofrecer a la humanidad otra perspectiva que no sea el régimen dictatorial y la guerra como un intento último para salir de su crisis crónica de estructuras. Pretende ocultar en determinados periodos, su régimen de dictadura burguesa, ejercido a través del Estado opresor, hablando en abstracto de la libertad, pero sus condiciones lo llevan inevitablemente al fascismo.

- IV –

El rasgo más sobresaliente de este siglo es el carácter mundial que ha adquirido el proceso revolucionario. Todos los continentes han sido sacudidos por la historia y la relación de fuerzas entre las clases ha cambiado en un sentido desfavorable al imperialismo. Un tercio de la humanidad --más de mil millones de personas-- ha salido de la órbita del capitalismo y está construyendo el socialismo. El triunfo de la revolución en numerosos países atrasados ha demostrado que todas las naciones tienen condiciones objetivas suficientes para realizar la revolución socialista; que no hay proletarios "maduros e inmaduros". Las luchas por la liberación nacional y la reforma agraria se han transformado, a través de un proceso de revolución permanente e ininterrumpida, en revoluciones sociales, demostrándose así que sin el derrocamiento de la burguesía no hay posibilidades efectivas de liberación nacional y reforma agraria integral, tareas democráticas que se combinan con medidas socialistas.

La revolución en los países coloniales y semicoloniales no ha resuelto aún los problemas básicos del socialismo. Mientras la revolución no triunfe en los países altamente industrializados siempre estará abierto el peligro de una guerra nuclear y no se podrá alcanzar la sociedad sin clases. El imperialismo no será derrocado con la mera competencia económica entre los regímenes sociales opuestos en un mundo formal de coexistencia pacífica, sino por medio de la revolución socialista en los propios bastiones del imperialismo.

- V –

Las condiciones objetivas están más que maduras para el derrocamiento del sistema capitalista. A pesar de ello, el reformismo y revisionismo siguen traicionando los intereses del proletariado. De ahí que la crisis de la humanidad se concretiza en la crisis de dirección mundial del proletariado. Sin embargo, el proceso revolucionario de las últimas décadas ha producido una crisis en los partidos políticos tradicionales de izquierda, y han comenzado a surgir movimientos revolucionarios nuevos que abren la perspectiva histórica para la superación de la crisis de dirección del proletariado.

- VI -

Chile se ha convertido en un país semicolonial, de desarrollo capitalista atrasado, desigual y combinado. A pesar de su atraso, Chile no es un país agrario sino industrial y minero. En 150 años de desgobierno, las castas dominantes han retrasado la agricultura, la minería y la industria, han entregado nuestras principales fuentes de producción al imperialismo, hipotecado la independencia nacional con pactos y compromisos internacionales; han convertido a Chile en uno de los países con más bajo promedio de vida, de más alta mortalidad infantil, de mayor analfabetismo, déficit alimenticio y habitacional. La trayectoria de las clases dominantes desde la declaración de nuestra independencia en el siglo pasado hasta el presente, ha demostrado la incapacidad de la burguesía criolla y sus partidos para resolver las tareas democrático-burguesas que son, fundamentalmente, liberación nacional, la reforma agraria, la liquidación de los vestigios semifeudales. Rechazamos, por consiguiente, la "teoría de las etapas", que establece equivocadamente, que primero hay que esperar una etapa democrático-burguesa, dirigida por la burguesía industrial, antes de que el proletariado tome el poder.

Combatiremos toda concepción que aliente ilusiones en la "burguesía progresista" y practique la colaboración de clases. Sostenemos enfáticamente que la única clase capaz de realizar las "democráticas" combinadas con las socialistas, es el proletariado, a la cabeza de los campesinos y de la clase media empobrecida.

- VII –

Las directivas burocráticas de los partidos tradicionales de la izquierda chilena defraudan las esperanzas de los trabajadores; en vez de luchar por el derrocamiento de la burguesía, se limitan a plantear reformas al régimen capitalista, en el terreno de la colaboración de clases, engañan a los trabajadores con una danza electoral permanente, olvidando la acción directa y la tradición revolucionaria del proletariado chileno. Incluso, sostienen que se puede alcanzar el socialismo por la "vía pacífica y parlamentaria", como si alguna vez en la historia de las clases dominantes hubieran entregado voluntariamente el poder.

El MIR rechaza la teoría de la "vía pacífica" porque desarma políticamente al proletariado y por resultar inaplicable, ya que la propia burguesía es la que resistirá, incluso con la dictadura totalitaria y la guerra civil, antes de entregar pacíficamente el poder. Reafirmamos el principio marxista-leninista de que el único camino para derrocar al régimen capitalista es la insurrección armada.

- VIII –

Frente a estos hechos, hemos asumido la responsabilidad de fundar el MIR para unificar, por encima de todo sectarismo, a los grupos militantes revolucionarios que estén dispuestos a emprender rápida, pero seriamente, la preparación y organización de la Revolución Socialista Chilena.

El MIR se define como una organización marxista-leninista, que se rige por los principios del centralismo democrático.

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(*) Seguramente fue aprobada el 15 de agosto de 1965, fecha del Congreso de fundación del MIR, pero habría sido publicada en septiembre.
Esta versión fue obtenida en: http://www.cedema.org/ver.php?id=368



PROGRAMA DEL MOVIMIENTO DE IZQUIERDA REVOLUCIONARIA
(MIR de CHILE) (*)

Chile, 15 de agosto de 1965 (**)

El MIR tiene conciencia de que un Programa del partido de la revolución es urgente y que su elaboración debe ser el fruto colectivo de todos los marxistas revolucionarios; ese programa debe ser amplio y preciso y comprender todos los aspectos de la etapa de la conquista del poder y de la transformación del régimen. Su redacción debe ser meticulosa y ordenada y debe encaminarse, por primera vez en Chile, el planteamiento sistemático de todos los problemas económicos, políticos, sociales, culturales y de todo orden a los que se enfrentan los trabajadores en la sociedad contemporánea.

Sin embargo, como es un esbozo preparatorio de ese Programa del partido revolucionario, el MIR define de la siguiente forma sus bases programáticas:

EN LO INTERNACIONAL.- El mundo actual está dividido en países de organización económica social capitalista (entre los cuales hay países opresores y oprimidos) y naciones de estructuras socialistas y por primera vez en la historia, éstos últimos han alcanzado la fuerza suficiente para decidir en gran medida el curso de los acontecimientos internacionales. Por graves que sean los errores en que suelen incurrir las burocracias políticas que dirigen los Estados socialistas, el MIR proclama claramente su apoyo al campo socialista y rechaza categóricamente la idea de una posible neutralidad frente al choque de ambos sectores.

Los países socialistas no pueden ser calificados como imperialistas cuando extienden su acción fuera de sus fronteras; solamente a través de la cooperación mundial de los trabajadores que promuevan la revolución en cada uno de los países no socialistas podrá conquistarse la paz. La coexistencia pacífica, activa o pasiva, representa un acuerdo provisional entre las burocracias socialistas y el imperialismo destinado a retardar e impedir revoluciones y, en la misma medida que conserva la injusticia social en grandes regiones del planeta, mantienen latentes las causas de la guerra.

El MIR se pronuncia por la defensa de los países socialistas en caso de agresión. En los países socialistas controlados por el reformismo o el revisionismo, apoyamos al pueblo revolucionario y no a sus direcciones burocráticas que han deformado el proceso de construcción del socialismo y han renegado del marxismo revolucionario.

El MIR se pronuncia decididamente en favor de la revolución en los países coloniales y semicoloniales y de toda lucha anti-imperialista; apoya las guerras revolucionarias de liberación que llevan adelante los pueblos oprimidos, como así mismo, se define en favor de la auto-determinación de los pueblos.

El MIR proclama su apoyo a la revolución cubana por entender que sus métodos de lucha insurreccional, liquidación de la oligarquía y burguesía nacionales, actitud anti-imperialista y formas de construcción del socialismo, incluyendo sus propósitos de no permitir el sectarismo ni el burocratismo, constituyen un ejemplo para la conducta de los revolucionarios del continente.

El MIR luchará por la organización de las Repúblicas Unidas Socialistas de América Latina, unidad que concebimos, no como un solo país, sino como unidad federativa de las naciones latinoamericanas, bajo régimen socialista; en consecuencia, no aceptamos la unidad de América Latina bajo la dirección de las burguesías nacionales y el imperialismo extranjero.

El MIR basado en los principios del internacionalismo proletario mantendrá sin ningún sectarismo relaciones fraternales con los partidos revolucionarios de todo el mundo, conservando la independencia para resolver su propia política nacional. En nuestro continente, el MIR tenderá a formar un movimiento unificado de los grupos y partidos revolucionarios de América Latina, con el fin de coordinar y acelerar el proceso revolucionario.

EN LO NACIONAL.- Nuestro país semi-colonial, tanto por su estructura económica como por su dependencia del mercado mundial, necesita enfrentar tareas básicas: la liquidación del imperialismo y la revolución agraria. Tras estas medidas deben movilizarse a la mayoría nacional compuesta por obreros, campesinos y sectores medios empobrecidos.

1.- La expulsión del imperialismo significa:

a) Nacionalización, sin indemnización, de las empresas del cobre, salitre, hierro, electricidad, teléfonos, grandes casas comerciales como Grace, Duncan Fox, Williamson Balfour, etc. y de los bancos extranjeros.

b) Ruptura de los pactos que nos atan al imperialismo y afectan a nuestra soberanía nacional, como el Tratado Militar con EE.UU., la OEA, el Fondo Monetario Internacional y otros.

c) Desconocimiento de la deuda externa contraída por los gobiernos burgueses con el imperialismo.

d) Relaciones comerciales y diplomáticas con todos los países del mundo.

2.- La revolución agraria significa:

a) Expropiación, sin indemnización, de las tierras en poder de los latifundistas, y su entrega a los campesinos que las trabajan, entrega que podrá ser individual o colectiva de acuerdo a las condiciones específicas de cada zona, e irá acompañada de ayuda técnica, de créditos, maquinarias, semillas y demás medidas encaminadas a elevar el nivel de productividad del agro.

b) La revolución agraria debe concretarse en la ocupación de tierras por los campesinos.

Estas dos tareas de carácter democrático deben estar ligadas íntimamente y de manera ininterrumpida a los objetivos de carácter socialista que son los siguientes:

a) Socialización de los sectores vitales del país como ser los Bancos, los créditos, los seguros, los transportes, la medicina y la Seguridad Social, la propiedad urbana y la enseñanza elemental, secundaria, técnica y universitaria.

b) Expropiación sin pago de las fábricas y empresas de la burguesía nacional y administración de las mismas por los Sindicatos y Consejos Obreros.

c) Control estatal del comercio exterior e interior.

d) Planificación y administración de la economía por el Gobierno Socialista con participación directa de los Sindicatos, Comités y Consejos Revolucionarios de obreros, campesinos y empleados.

Este programa podrá ser realizado mediante la liquidación del aparato estatal represivo burgués y su reemplazo por la democracia directa proletaria y las milicias armadas de obreros y campesinos.

La lucha por esos objetivos revolucionarios no excluye la movilización de las masas por reivindicaciones inmediatas, como ser:

Reajuste móvil de sueldos y salarios, asignación familiar móvil e igualitaria, contratos colectivos, sindicatos únicos por industria, control obrero de la producción, disminución progresiva del impuesto indirecto, jornada de 40 horas de trabajo, libertad de sindicalización para campesinos y para los obreros y empleados fiscales, semi-fiscales y municipales, ampliación del derecho a voto a los analfabetos y mayores de 18 años, como también a suboficiales y tropa, educación obligatoria y gratuita, etc.

Movilizaremos a los trabajadores aplicando los métodos de la lucha de clases, como la huelga, la ocupación de tierras, fábricas y terrenos, los grupos de auto-defensa, etc. La lucha por las reivindicaciones inmediatas no debe transformarse en una meta final, como lo plantean los reformistas, sino que debe servir para elevar a un plano político revolucionario a las masas que se movilizan por tales objetivos concretos.

El MIR sostiene que el programa planteado sólo podrá realizarse derrocando a la burguesía e instaurando un gobierno revolucionario dirigido por los órganos de poder de obreros y campesinos.
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(*) Texto transcrito por el Centro de Estudios Miguel Enríquez (CEME), desde una copia del original.
(**) Hacemos notar que en la portada del original el documento se fecha en septiembre de 1965, más esto corresponde a la fecha de publicación y no a la fecha de aprobación que fue el segundo día del Congreso Constituyente del MIR: el 15 de agosto de 1965.

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