“Su presencia no es casual. (…) forma
parte de un grupo de connotados personajes del pinochetismo y de la derecha
chilena, que han venido a Venezuela con su experiencia golpista, a dar consejos
sobre conspiración, desestabilización e inoculación en sectores políticamente
atrasados de la clase media y algunos sectores populares venezolanos, tal como
lo hicieron en Chile”
Los
chilenos que fuimos lanzados al exilio, y que permanecemos en Venezuela, ya en
una tercera generación, hemos aprendido a conocer y querer esta patria, y hemos
tenido el privilegio de ser protagonistas a lo largo de casi medio siglo de la
historia contemporánea de este país. Por lo tanto tenemos la suficiente fuerza
ética y moral para decirle al mundo que hace 15 años el pueblo venezolano se
dio, en un Proceso Constituyente limpio y transparente, un estado de derecho
que establece y garantiza una democracia participativa, protagónica y
corresponsable para todos lo que habitamos en este país. Y porque
también somos beneficiarios de todas las conquistas económicas, sociales y
políticas del pueblo venezolano, es que también tenemos el deber de
salirle al paso a un “cara dura” como el Sr. Sebastián Piñera que viene a
presentarse, en un triste papel, como un paladín de la democracia y del respeto
a los derechos humanos, en un evento organizado por un sector fascista de la
oposición venezolana.
Su
presencia no es casual. Este “empresario” devenido en político gracias a su
chequera y al andamiaje político-administrativo de la dictadura, forma parte de
un grupo de connotados personajes del pinochetismo y de la derecha chilena, que
han venido a Venezuela con su experiencia golpista, a dar consejos sobre
conspiración, desestabilización e inoculación en sectores políticamente
atrasados de la clase media y algunos sectores populares venezolanos, tal como
lo hicieron en Chile, del miedo y el terror mediante la acción del crimen
organizado disfrazado de jóvenes en protesta, para deslegitimar la
autoridad del gobierno venezolano; consejos, tal como los recibieron para
derrocar el gobierno de Salvador Allende, para impulsar el sabotaje terrorista,
el contrabando y el acaparamiento, las compras compulsivas, imponer la escases
de productos de la cesta básica, las campañas mediáticas y de montajes,
con el objetivo de crear las condiciones de ingobernabilidad, provocar un
estallido social y abrir las puertas a la voracidad del gran capital
transnacional para instalar un régimen que destroce el tejido social e imponga
su modelo privatizador y de exclusión social, única manera de poder meterle la
mano a los inmensos recursos naturales de este país, como ocurrió en Chile. Su
presencia avala el odio, el racismo y el chovinismo de los delincuentes
políticos que con sus “guarimbas” les quitaron la vida a valiosos ciudadanos,
que solo querían trabajar, estudiar y vivir en santa paz, como ocurrió
con nuestra compatriota GISELLA RUBILAR FIGUEROA, asesinada, en la ciudad de
Mérida, por estos “defensores de la libertad y la democracia”.
Pero
además, se presenta como un consecuente defensor del “Capitalismo Popular” tan
promovido por la Sra. Machado como modelo para Venezuela.
“Capitalismo
Popular”, un engendro que en Chile se impuso con la “Constitución
pinochetista”, el “Plan Laboral” y la “Ley de Concesiones Plenas” que
configuran el eufemismo neoliberal de las Concesiones, para no hablar de
privatización, que cruza toda la sociedad chilena, donde todo está
concesionado, … todo esta privatizado.
En
materia de Derechos Humanos, debe venir bien documentado por Human Right Watch,
organismo al servicio de los intereses estadounidenses, y de tan nefastos
recuerdos aquí en Venezuela.
El
Sr. Piñera encabezo un gobierno al que no le tembló la mano para aplicar la LEY
DE SEGURIDAD INTERIOR DEL ESTADO y la LEY ANTITERRORISTA a campesinos,
pescadores, amas de casa, pueblos originarios, pobladores, trabajadores de la
educación y la salud, estudiantes padres y representantes, solo por expresar su
rechazo a la extrema desigualdad del modelo económico. El Sr. Piñera como fiel
y consecuente discípulo del dictador satanizo los movimientos sociales y a sus
dirigentes, y les impuso el terrorismo de estado.