Así lo
establece un juez de Santiago, quien condenó a una decena de ex integrantes de
la Gestapo dictatorial por el crimen del joven integrante del MIR y la Resistencia
Popular Alan Rodríguez Pacheco, Raúl. Era uno de los sobrevivientes de la Guerrilla de Neltume
El ministro en visita extraordinaria para
causas por violaciones a los Derechos Humanos de la Corte de Apelaciones de
Santiago, Mario Carroza, sometió a proceso a 10 esbirros de la siniestra Central Nacional de Investigaciones –CNI- por su responsabilidad en el delito de
homicidio calificado del compañero ALAN WILLIAMS RODRÍGUEZ PACHECO –Raúl-, ilícito perpetrado el 3 de enero de
1985, en un falso enfrentamiento en la comuna de Maipú. El ministro ordenó la
detención inmediata de 8 de estos delincuentes, mientras que otros dos
especímenes serán notificados de su encausamiento en las cárceles donde purgan
penas por delitos de lesa humanidad.
En
su resolución (causa rol 618-2011), el ministro Carroza somete a proceso al funesto Álvaro Corbalán Castila (detenido en la cárcel de alta seguridad de Santiago),
jefe de la división antisubversiva de la CNI; a Aquiles González Cortés (preso en el hostal de Punta Peuco), jefe de brigada azul –dedicada
a reprimir al Movimiento de Izquierda Revolucionaria MIR- afincada en el Cuartel Borgoño de la CNI, y los agentes Eduardo Fuenzalida Pérez, Rodolfo Olguín González, Víctor Ruiz Godoy, José Salas Fuentes, Juan Jorquera Abarzúa, Sylvia Oyarce Pinto, Rinoldo Rodríguez Hernández y Claudio Sanhueza Sanhueza, “todos los anteriores en calidad de autores del delito
de Homicidio” del militante del MIR.
En
la etapa de investigación, el ministro en visita, logro establecer que: Alan
Williams Rodriguez Pacheco fue ejecutado el 3 de enero de 1985 en un operativo
realizado en la casa en la que vivía con su pareja, Emilia López Cifuentes
(embarazada a la época de los hechos), ubicada en calle Victoria N° 2304 de la
comuna de Maipú.
La acción represiva de los agentes de la dictadura cívico-militar fue encubierta como un enfrentamiento entre la víctima y las fuerzas de seguridad del régimen militar, hecho inexistente por cuanto la CNI se encontraba vigilando la vivienda desde hacía varios días, su gran cantidad de sicarios actuó sobreseguro y con un enorme despliegue en armamento.
La acción represiva de los agentes de la dictadura cívico-militar fue encubierta como un enfrentamiento entre la víctima y las fuerzas de seguridad del régimen militar, hecho inexistente por cuanto la CNI se encontraba vigilando la vivienda desde hacía varios días, su gran cantidad de sicarios actuó sobreseguro y con un enorme despliegue en armamento.
Alan Rodríguez,
Raúl; un Testimonio de su Compañera
Alto,
moreno, guapo, rebelde, decidido, y al mismo tiempo con una generosidad a toda
prueba. Así era a primera vista ALAN WILLIAM RODRIGUEZ PACHECO.
Pero
luego de conocerlo con más detención quienes fueron sus cercanos, podían
comprobar más cualidades tales como su valentía, su voluntad de preocuparse y
de luchar por el bienestar de los demás. Era capaz de dejar de lado sus propios
compromisos, gustos e intereses en pos del bienestar de quienes lo rodeaban.
Un
lejano y muy triste día 3 de enero de 1985 llegó a su casa de la comuna de
Maipú, una tropa de cuervos asesinos quienes a fuerza de balas, metralletas,
explosivos y hasta un mortero, cegaron para siempre su breve y esperanzada
vida.
A
pesar del gran miedo reinante en el Chile de esa época, -debido a la brutalidad
del accionar de los aparatos represivos de la dictadura-, Alan continuaba
cumpliendo fielmente con lo que le encomendaba su Partido, el Movimiento de
Izquierda Revolucionaria, MIR. Cada vez que le correspondió realizar alguna
reunión, capacitación, etc., la hizo con la mayor responsabilidad y dedicación.
Era un militante de lujo.
El
negrito fue un lector fecundo, “se devoraba” cada libro que llegaba a sus
manos, parecía leer con desesperación al punto que a veces se nos agotaban las
posibilidades de conseguir más ejemplares. En realidad le interesaban todos los
géneros de escritura, la novela, el cuento, la investigación, la ciencia, pero
las Matemáticas constituían su fuerte, esa materia era lo suyo. Se tituló de
profesor de esa asignatura y era dueño de un Master en la disciplina. Muchas
veces para “distraerse” repasaba y estudiaba una y otra vez los libros con
problemas de Cálculo (yo que tengo mente de letras, no podía entender aquella
entretención).
El
día que nos entregaron el resultado positivo del examen de embarazo, se
emocionó hasta las lágrimas. Se sentía realmente feliz, celebramos con un
abrazo y bebiendo una copa de vino. Lo único que deseaba era que el tiempo
transcurriera lo más rápido posible para conocer al bebé -le daba lo mismo que
fuera hombre o mujer-. De manera que le buscamos un nombre para el género
masculino y otro para el femenino.
Alan
era un joven lleno de ilusiones, lleno de sueños y optimismo que hacía planes
para el tiempo venidero, como salir a pasear con su hijo o hija en unos años
más. Se preparaba para enseñarle a nadar, ‘deberá estar nadando antes de
cumplir los tres años’, decía. Pero la vida -que en ese tiempo estaba dirigida
en nuestro país por mentes extraviadas y criminales- dijo otra cosa. A él lo
asesinaron cuando su hija tenía 5 meses y medio de gestación, por lo tanto no
alcanzó a conocerla, ni siquiera supo que se trataba de una niñita.
Esa
fatal mañana de jueves salgo temprano al paradero de la esquina. Cercano a las
08:00 ya estaba esperando la movilización que me llevaría al trabajo y Alan me
acompaña hasta la puerta para despedirse, de modo que al instante los verdugos
que lo acechaban por todos los alrededores de la casa, se cercioraron que
efectivamente él se encontraba allí. Los monstruos distribuyeron las fuerzas de
ataque y luego que yo desaparecí en el bus, comenzaron su cruel tarea de
exterminio. Una vez que le quitaron la vida, saquearon por completo el lugar
robándose todo lo que fue posible, a continuación produjeron un gran incendio
que dejó la vivienda reducida a ruinas, y luego de ello para terminar la
bárbara acción, exactamente a las 12:45 hrs., llegaron estos mismos buitres
armados de metralletas a buscarme a mi trabajo (pero eso es parte de otra
historia).
Se
ha dicho que él fue muerto en otro punto de la ciudad y trasladado a la casa de
Maipú, pero no es así, los hechos ocurrieron como los he relatado.
Paradójicamente
nosotros vivíamos en una casita ubicada en la esquina de las calles VICTORIA
con LIBERTAD, ¡¡que irónica contradicción!!
Alan
W. Rodríguez Pacheco (Raúl para sus compañeros y amigos de partido), el joven
idealista que contaba con una gran sensibilidad social y que no dejaba de
pensar en abrazar a sus queridos camaradas una vez terminada esta larga y
tortuosa pesadilla que nos agobiaba, ahora yacía tendido en el piso con su
cuerpo absolutamente carbonizado.
¿Cómo
pudieron hacer algo así?,
¿Cómo
los militares de Chile pudieron caer tan bajo?
A
Alan Rodríguez – igual que a miles de asesinados y desaparecidos- no se le hizo
ninguna acusación que justificara la forma tan inhumana con que lo trataron, no
hubo ningún juicio antes de ultimarlo. Sencillamente la consigna era matar,
hacer desaparecer a todos los que se opusieran al régimen imperante y de manera
especial a los jóvenes, que son quienes cuentan con la mayor valentía y audacia
para expresar sus ideas y pensamiento. Alan murió sin tener derecho a la más
mínima defensa, sin ser inculpado de ningún delito.
Emilia,
Su Compañera
Raúl, uno
de los sobrevivientes de la Guerrilla de Neltume
(“Los
que retornaron para luchar”, Pedro Fernández, Punto Final Nº 551)
El
27 de junio de 1981, a mediodía, el campamento base del destacamento guerrillero en Neltume fue asaltado
por el ejército. Se encontraban trece de los quince guerrilleros que “desarmados,
rodeados y bajo la lluvia de balas, rompen la línea de cerco y tratan de llegar
a los puntos de reagrupamiento previamente establecidos. Trataron, pero no lo
lograron”. Quedaron separados en dos grupos de cinco y ocho hombres. Un tercer grupo,
de dos hombres, “se encontraba en misión fuera de la zona de campamento”.
“...La
nieve, el hambre, el frío y las enfermedades serían los enemigos más feroces que
aquellos dos puñados de hombres deberían enfrentar, cercados y perseguidos por
el ejército en los próximos meses”, señala Guerrilla en Neltume.
“Paine”,
el jefe, con “Mario” (sobreviviente) y “Raúl”
(Alan William Rodríguez Pacheco, asesinado
el 3 de enero de 1985, en Santiago), llegaron el 26 de septiembre a los
altos de Neltume, tratando de acercarse al pueblo para conseguir alimentos y
ropa. Obtuvieron ayuda y continuaron la caminata cruzando al sur del río Fuy,
hacia el pueblo de Choshuenco. “Para entonces ya se habían despojado de los
restos de uniformes y del aspecto andrajoso que lucían en la montaña”. Deciden enterrar
los fusiles y seguir a Choshuenco. Sólo “Paine” portaba una pistola. En la noche
del 15 de octubre comenzaron a cruzar el pueblo, pero fueron sorprendidos por
una pareja de carabineros. “Paine” sacó su arma y cubrió la retirada de sus compañeros,
siendo abatido en el enfrentamiento.
HONOR Y
GLORIA PARA ALAN RODRIGUEZ y para tod@s l@s combatientes del pueblo caíd@s en combate
“No
habrá piedra ni mar que los proteja ni guarida ni caverna perdonada”
(Canción de Karaxu)
¡NI OLVIDO NI PERDON: VERDAD, JUSTICIA Y
MEMORIA!
¡SÓLO LA LUCHA Y LA UNIDAD NOS HARÁN LIBRES!
Colectivo Acción Directa CAD –Chile
Agosto 11 de 2016
No hay comentarios :
Publicar un comentario