“Antes
solía decirse indio para insulto rápido, los mismos indios dicen ‘indios’ a sus
primos, como los negros insultando de ‘negros’ a sus semejantes, no podía ser
más loca la lingüística del autodesprecio”
Publicado agosto 5, 2015
El 6 de agosto de
1825, nacía la República de Bolívar en brazos de los “doctores dos caras”,
tiempo después Bolívar le contaría a Manuela Sáenz, que en realidad le hubiera
gustado que la nueva nación se llamara Juana Azurduy. La comandante de América
se enteró por correspondencia, Manuela le daba una buena noticia, dentro de las
tantas malas que la Juana tenía. Juana murió pobre, odiada por haber sido
comandante de 5.000 indios y murió mientras los “dos caras” preparaban el
festejo del 25 de mayo. Nadie hablo de ella, la generala de indios murió sola,
trasladada por cuatro indios y un cura que tuvo que hacer colecta para
comprarle un ataúd sencillo, modesto, humilde, humillante.
Bolivia
nacía rica, por eso Tarija se anexaba por voluntad propia para tratar de tener
la riqueza de una nación prospera, se equivocaron, en menos de 50 años Bolivia
llego a tener los índices de pobreza más pobres del continente. Los caudillos
militares, veían a Bolivia como su patrimonio particular. Bolivia vivía del
tributo indígena, los indios mantenían las arcas del Estado.
Este
hecho, silenciado sistemáticamente por la historia oficial, sigue siendo la
caja negra del racismo, del desprecio al indio, el indio no era ciudadano, no
podía serlo, era una idea contranatura y sin embargo los indios ya habían
gestado la guerra de la independencia antes que los Voltaire y Rousseau
aparecieran por estas tierras. Tupac Amaru, Tupac Katari, Tomas y Damaso Katari
habían anunciado en 1781, 44 años antes, que vivir libres era posible, que era
posible ser independientes, que era posible ser iguales y que era posible ser
fraternos. El criollaje se asustó, vio que sus valores básicos en una sociedad
colonial eran temerariamente puestos en cuestionamiento por unos “monstruos
humanos”.
Si
en el derecho romano se dice que el “res nullius” es la condición para
apropiarse algo que no es de nadie, los indios eran dueños de los cuatro puntos
cardinales Abyaylences, que desde el polo norte hasta el polo sur estaba
habitado por culturas donde “producir para vivir” contrastaba con “matar para
sobrevivir”, el encontronazo aún nos es desconocido, la historia nos muestra
hombres blancos y limpios llegando en barcos destellantes. La otra historia nos
dice que los europeos -para la época-, consideraban que “bañarse” era una forma
idiota de quitarse la pureza del hombre al nacer, bañarse no era bueno para
Dios, peor para los hombres, olían horrible, despedían olores nauseabundos que
solo eran posibles de disimular con los bisabuelos del “chanel” y el “yanbal”.
El
nacimiento de la palabra “indios” puede deberse a una equivocación de Colón,
pero se debe más a la angurria del oro, a ese “estiércol del demonio” que según
el Papa Francisco conmina a la iglesia católica entera, “Ante dios, pedir
perdón por los pecados cometidos contra los pueblos indígenas”. Esos pecados no
son pocos, ni el perdón resuelve los hechos y a fojas cero.
Los
millones de indios muertos, el saqueo sistemático y voraz del oro y la plata,
las muertes de mujeres sometidas al “despanzurramiento” abriendo los vientres
de las mujeres rebeldes se adelantan cinco siglos a las políticas de control de
natalidad desarrolladas por gringolandia y experimentada en las tierras del sur
del continente, y que en Bolivia se llamaba Alianza para el Progreso. El
exterminio de los indios ayer y hoy, tiene un mismo lugar de origen y un mismo
destinatario, todo aquel que tiene la piel morena es pobre que merece el
castigo de Dios, un Dios que de forma terrenal se llama racista.
Lo
indio puede que hoy sea una señal de igualdad, pero sigue siendo señal de
peligro, para elites y amigos ideológicos de esas elites (que como los
periodistas mal pagados, defienden al patrón antes que a sus propios derechos).
Antes solía decirse indio para insulto rápido, los mismos indios dicen “indios”
a sus primos, como los negros insultando de “negros” a sus semejantes, no podía
ser más loca la lingüística del autodesprecio.
Indios
fue la palabra que libró de pecado al asesino, al angurriento, al español
vicioso que vino como conquistador y que hoy, en forma de ideología, aún maneja
muchos hilos perversos de acción política. Indios fue la palabra -en 1492-, con
la cual millones de seres fueron convertidos en inferiores por el color de la
piel, ya dos siglos antes la iglesia había demostrado con pruebas de Dios, que las mujeres eran
inferiores por féminas (feminus, fe disminuida)
Y
sin embargo los indios existen, y en el caso de Bolivia, tienen un gobierno que
resuelve las viejas injusticias del Estado contra las mujeres y los pueblos
indígenas. Tienen a Evo Morales recomendando que debemos recuperar la capacidad
de soñar, de mirar desde cerca a lo lejos, que no debemos quedarnos mirándole
el dedo cuando él nos está mostrando las estrellas…
Hoy
6 de agosto hay mucho para reflexionar, pero fundamentalmente pensar la
economía política del desprecio, la semántica del poder racista., para que no
suceda nunca más, para construir dignidad cada día, cada día tiene que ser un 6
de agosto.
Pasar
de la hora cívica -con cumpleaños incluido- a la hora política de la verdad
como camino.
¡Jallalla Bolivia!
¡Jallalla Qullasuyu Marka!
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