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domingo, 23 de agosto de 2015

23-24 DE AGOSTO, UN HOMENAJE A LOS MIRISTAS CAIDOS EN LA OPERACION ALFA-CARBON 1


Entre el 23 y 24 de agosto de 1984, siete compañeros del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) fueron asesinados en las ciudades de Concepción, Valdivia y Los Ángeles en falsos enfrentamientos. La operación “Alfa Carbón 1” sólo tiene a dos responsables ante la justicia: Álvaro Corbalán y Marcos Derpich. No obstante, los familiares y compañeros han logrado que la justicia pueda concluir la investigación con un total de treinta agentes de la CNI procesados

Durante el día jueves 23 de agosto de 1984 y hasta el día siguiente, una cincuentena de funcionarios de la Central Nacional de Informaciones[1] (CNI) acompañados y protegidos por otro medio centenar de elementos de Carabineros e Investigaciones, asesinaron en falsos enfrentamientos a 7 chilenos, integrantes del MIR[2]; era la cristalización de la operación Alfa-Carbón 1. El mismo 23, pero en una faena criminal aparte de la mencionada, dos integrantes del FPMR caerían en circunstancias similares. Todo aquel accionar represivo, se enmarcaba en la estrategia de aniquilamiento de cualquier resistencia armada al omnímodo poder dictatorial.

Nelson Herrera Riveros
Los compañeros miristas que fueran asesinados en aquella fatídica jornada y a quienes recordamos como unos valientes que lucharon sin vacilar contra la criminal dictadura cívico-militar, empeñándose por construir una sociedad mejor y cuyo ejemplo aún aguarda ser recogido por l@s revolucionari@s de hoy, fueron: en Concepción, NELSON HERRERA RIVEROS, LUCIANO AEDO ARIAS, MARIO LAGOS RODRIGUEZ; en Los Ángeles, MARIO MUJICA BARROS; en Valdivia, RAÚL BARRIENTOS MATAMALA y ROGELIO TAPIA DE LA PUENTE, el 23 de agosto, y JUAN BONCOMPTE ANDREU, el último de la fatídica lista, el viernes 24.

El mismo día 23 de agosto, aunque como dijimos no ligado directamente con la operación de la CNI en el sur, fueron asesinados en Santiago, en un falso enfrentamiento con dicho organismo delictivo, los compañeros del FPMR JULIO OLIVA VILLALOBOS y ROBERTO GONZALEZ LIZAMA.  

El aparato represivo de la sangrienta dictadura fue muy eficiente. En 3 ciudades del sur de Chile (Concepción, Los Ángeles y Valdivia) y en la capital (Santiago), cientos de agentes del régimen dictatorial actuaban coordinada y premeditadamente para matar. Se habían desplazado a sus respectivos puntos de destino para cumplir la tarea planificada, entre Santiago y Valdivia, a 880 km de distancia, esperarían la orden superior para entrar en acción y ejecutar.

Mario Lagos Rodríguez 
Apenas unas horas después de ocurridos los hechos, la Dirección General de Comunicaciones del Gobierno (DINACOS) da a conocer ampliamente sus primeros comunicados oficiales. En ellos entrega la identidad precisa de las personas muertas, así como los nombres falsos, la edad, el sexo, el estado civil para describir luego minuciosamente su "actividad terrorista” desde el golpe de Estado hasta los días previos al 23 de agosto. A través de estos comunicados se advierte, sin lugar a dudas, que los organismos de seguridad los conocían, y no sólo a ellos sino que también a su familia, conocían su casa, sus rostros, sus vidas, su actividad cotidiana.

Pudieron haber sido detenidos, pero se decidió fríamente eliminarlos. Pero los comunicados oficiales no informan que la mayoría tenía entre 17 a 21 años al 11 de septiembre de 1973, que fueron expulsados de la Universidad, que no pudieron seguir sus estudios, que gran parte de sus familiares y amigos sufrieron la muerte, la persecución, la marginación. DINACOS no menciona que varios de ellos (por los años 1974-75) fueron presos políticos, torturados y recluidos en campos de concentración para luego ser simplemente expulsados del país u obligados a salir para poder sobrevivir. Por el contrario, DINACOS destaca que si ellos no hubieran sido abatidos por la "valiente acción de los servicios de seguridad", habrían asesinado no sólo a destacados partidarios del régimen sino también al propio Obispo de Concepción. Es decir, como dijo la prensa oficial, un nuevo “Plan Zeta” los amenazaba, siendo estas personas oportunamente salvadas por el régimen.

Mario Mujica Barros
Jefes de Zona, Intendentes de las respectivas regiones. Ministros y partidarios de la Dictadura, esperaban que las órdenes por ellos impartidas fueran "científicamente cumplidas". Periodistas de Televisión Nacional (TVN), con sus equipos filmadores, se mantenían cercanos a los lugares en donde los hechos se producirían. Habían sido previamente informados y trasladados al lugar para transmitir a todo Chile las imágenes de como morirían los "extremistas". Los reporteros de la prensa de gobierno estaban preparados para fotografiar los cuerpos acribillados cubiertos de panfletos "subversivos", de armas cuidadosamente dispuestas cerca de los lugares donde yacían los cuerpos de los "extremistas".

De esta manera, 9 chilenos fueron eliminados entre el 23 y el 24 de agosto, en tanto que simultáneamente otros funcionarios allanaban casas, destruían enseres, golpeaban y detenían a los familiares, esposas, hijos, amigos y compañeros, un total de 17 personas fueron detenidas en relación con "estas muertes. Tres de ellas, lo habían sido un mes y medio antes y las formas en que se les interrogó y se les torturó fue denunciada ampliamente por varios organismos de Derechos Humanos, tanto nacionales como internacionales. Las 14 personas restantes fueron aprehendidas ese mismo día con gran eficacia y rapidez, las acciones fueron perfectas. Los detenidos, con vendaje o capucha, fueron trasladados en vehículos especiales a recintos secretos, donde otros funcionarios entrenados para interrogar y torturar ejercerían sobre ellos la violencia dirigida. Incomunicados durante horas y durante días, con sus cuerpos desnudos, amenazados, vejados, privados del sueño, agredidos, mientras se les manipulaba y se les presionaba intensamente en relación a la suerte corrida por sus camaradas que no estaban allí con ellos detenidos en el mismo recinto de detención. ¿Estarán vivos o muertos? ¿Dónde estarán? ¿Qué habrá pasado con ellos y sus hijos?

Jaime Barrientos y Rogelio Tapia
Entre los 17 detenidos se encontraban siete mujeres, dos de ellas en avanzado estado de gravidez al momento de ser asesinados sus compañeros. Como consecuencia de la detención, de la tortura y de la reclusión posterior de la madre en una cárcel de Valdivia, la hija de uno de ellos habrá de nacer con graves secuelas neurológicas. Su padre fue asesinado en su propia casa, mientras decenas de hombres armados copaban los patios y los techos de las casas vecinas y Televisión Nacional, instalada allí horas antes, cubría la noticia del "enfrentamiento" con fría acuciosidad.

Juan Boncompte
Un total de 19 niños perderían a sus padres ese día jueves 23 de agosto de 1984. El mayor de ellos tenía 19 años y el menor sólo algunos meses. Javiera de sólo 4 años, fue retirada de su escuela y conducida a un Hogar de Carabineros luego que su padre, Nelson Herrera, fuera asesinado y su madre Patricia Zalaquet detenida en su domicilio. De este modo, 19 niños además de tener que crecer sin padres, guardan en la memoria los hechos de ese día como trozos más o menos confusos pero siempre dolorosos, de recuerdo. Saben, o llegarán a saber, la verdad sobre la forma en que sus padres fueron ejecutados; conocen lo que la dictadura dijo o dice de ellos; están conscientes que la imagen de sus padres ha sido desfigurada y transformada mediante falsedades. Están enterados que durante todos estos años la Justicia no sólo no ha hecho nada por esclarecer la verdad, sino que además los hombres que dispararon sobre ellos, que engrillaron sus manos antes de ultimarlos, están libres, sin cargos. Pero por sobre todo, estos niños presienten que el motivo por el cual sus padres murieron será pronto para ellos su propio motivo: se unirán a otros compañeros para construir ideales, lucharán por ellos, la pasión de sus vidas será la misma pasión que tuvieron sus hermosos padres.

Luciano Aedo
Al menos, un poco de justicia oficial se hará dentro de poco, cuando concluya el sumario que lleva a cabo el juez especial Carlos Aldana. Cabe destacar que ha sido gracias a la persistente presión y movilización de los familiares y compañeros de los caídos que la justicia ha llevado a cabo las pesquisas correspondientes, pues la ‘justicia’ militar y el mismo poder judicial, en numerosas  ocasiones, habían cerrado toda posibilidad de investigar. Así, fue el mismo magistrado de la causa -actualmente presidente de la Corte de Apelaciones de Concepción- quien adelantó[3] el pronto cierre de la causa, puntualizando que no son más de dos las diligencias pendiente y actualmente en desarrollo.

Son casi 30 los ex uniformados y ex miembros de la CNI los encausados por delitos que van desde el homicidio calificado a la asociación ilícita, entre ellos los criminales de lesa humanidad Alvaro Corbalán Castilla y Marcos Derpich Miranda. Familiares de las víctimas esperan que las eventuales penas que el ministro Aldana dicte vayan por sobre los 10 años de cárcel y que se cumplan de manera efectiva, sin ningún beneficio.

¡Un Combativo Saludo y Homenaje Para l@s Compañer@s del MIR Caídos el 23 y 24 de agosto de 1984!

¡NI OLVIDO NI PERDON: VERDAD, JUSTICIA Y MEMORIA!
¡QUE LA HISTORIA NOS ACLARE EL PENSAMIENTO!


Colectivo Acción Directa - CHILE
Agosto 23 de 2015

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