“Elecciones
en Grecia: Alexis Tsipras Realiza una Jugada Calculada”
Traducción de “Greek elections: Alexis Tsipras makes a calculated gamble”
Por Helena
Smith*, en The Guardian
Agosto 20, 2015
“A
pesar de las volteretas y de un partido resquebrajado, el carismático y todavía
popular Primer Ministro griego está apostando a que los votantes lo traerán de
vuelta antes de la nueva ronda de dentelladas que incrementarán la austeridad”
Todas las
elecciones vienen con un elemento de riesgo del que Alexis Tsipras, el primer
ministro griego, no quedará exento. ¿Será reducido por el cruel destino a una
nota al pie en la historia o lo salvará su calculada
jugada?
Después de siete
meses de un drama a lo "montaña rusa" bajo su administración, existe
un limitado apetito por enfrentar mayores combates. Por sobre todo, el
electorado está agotado, desgastado por la austeridad y por los políticos que zigzaguean
respecto de las políticas que han horadado su país durante cinco largos años.
Los griegos irán a las urnas con su economía
en ruinas, con un persistente
control sobre los capitales, su reputación internacional hecha trizas y con
un sistema político más inestable que nunca. En gran medida, Tsipras, su primer
líder de la izquierda radical, tiene la culpa por esto.
Siendo así, ¿qué
está haciendo y por qué lo está haciendo ahora? Incluso las encuestas, en esta
etapa del juego, no pueden ser garantizadas. Hasta julio, Tsipras era el líder
indiscutido de la escena política, sobre el que revoloteaban en un ágil
despliegue el buen juicio y el carisma.
Después del más reciente
rescate (monetario) de su país -y
de las onerosas condiciones acordadas por el joven primer ministro- su
popularidad seguramente se verá mellada. En cuestión de semanas, ha perdido más
de una cuarta parte de sus propios partidarios, los radicales, quienes no sólo sienten
que él ha traicionado la causa, sino también que hará una campaña tal como los izquierdistas
que ya abandonaron la llama del anti-rescate.
Algunos políticos
han renegado de sus promesas electorales tal como el líder de Syriza, quien
llegó al poder prometiendo "cancelar" la austeridad y todos los
males que se han establecido en Grecia. Y en cambio, paradójicamente, Tsipras
sigue siendo más popular que cualquiera de sus rivales políticos. Su manejo de
las negociaciones con los acreedores internacionales no ha provocado la condena
generalizada que se podría haber esperado. La mayoría de los griegos todavía
consideran las tortuosas conversaciones como una firme defensa de sus derechos.
El hecho de que las condiciones que acompañaron el rescate por € 86bn (£ 61bn) fueran
más duras que cualquiera hasta la fecha, ha sido visto incluso como mejor que la
salida del euro. Y a diferencia de cualquier primer ministro hasta hoy, a Tsipras
le han dado crédito por internacionalizar la problemática de la insostenible deuda
de Grecia. El Fondo Monetario Internacional, que es uno de los tres acreedores de
Grecia y que alguna vez fuera el más áspero crítico de su política económica,
se ha convertido en el mayor
defensor del alivio de la deuda como base para la recuperación.
Atenas puede haber
perdido la guerra, pero entre el electorado griego son muchos los que creen que
han obtenido una victoria moral sobre sus socios de la eurozona. Tsipras, dice
la lógica, es el único hombre que puede transformar realmente Grecia. La
aplicación de las políticas fondomonetaristas a una población que se resista a
ello sólo puede venir de la izquierda, una izquierda que pose de no viciada por
la corrupción y otros males que han envuelto a la nación.
Con un nuevo
mandato, luego de una renovada elección, el que una vez fuera marxista no sólo
sería capaz de reinventarse a sí mismo como un progresista moderado, sino como
el político que ha salvado a Grecia de sí misma y evitado la euro expulsión. Al
desencadenar una elección tan pronto, muchos creen que él será capaz de manejar
a sus enemigos internos dentro de Syriza antes que una
población empobrecida sienta el impacto del aumento de los impuestos y de otras
medidas relacionadas con el rescate financiero.
Por el momento,
los inspectores internacionales regresarán en octubre a Atenas para llevar a
cabo su primer examen del mencionado rescate, lo que quizás sea demasiado tarde
para sacar provecho de su popularidad.
Sin embargo, todo
esto supone un cierto raciocinio: que en las urnas los griegos sopesarán sus
opciones, pensando de manera lógica y votarán por el hombre que ha revertido en
casi nada las promesas que alguna vez hiciera. Sus críticos son muchos y se están
preparando para la batalla, decididos a demostrar el punto de que en política
nunca se puede descartar una sorpresa.
* Helena Smith es la corresponsal del Guardian en
Grecia, Turquía y Chipre
Equipo Internacional –CAD CHILE
Agosto 21 de 2015
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