"El realismo respecto al crecimiento
para tomar decisiones públicas es fundamental. Siempre hay que mirar el
contexto que estamos y efectivamente la desaceleración, el crecimiento magro
que tenemos, no ayuda a generar mejores empleo y ni mayores remuneraciones, por
lo tanto el realismo es fundamental para tomar decisiones públicas"
Alberto Salas, presidente de la Confederación de la Producción y
el Comercio, 7/7/15
En la semana que termina, se dio a conocer
una información que pasó desapercibida. No, más bien fue una cifra ninguneada
por el bloque político de Estado y no considerada en su mérito por algunos en
la izquierda. Y ya sabemos que si los hechos no son comentados por las figuras
que aparecen en TV, no llegan a ser significativos, lo que se presta para que los
sectores interesados hagan pasar desapercibido todo aquello que les interesa
quede en el anonimato.
Nos
referimos, en específico, al nivel alcanzado por la actividad económica en el
mes de junio[1],
el cual se expandió en un consistente 2,7%, superando así todas las
expectativas de los pitonisos del sector.
Superando
el promedio de las estimaciones de los ‘serios’ expertos en la materia, la
cifra entregada el miércoles 5 por el Banco Central respecto al Imacec de junio
en comparación con el mismo mes de 2014, indicó que la actividad económica demuestra
muy buena salud. De acuerdo al informe, la serie desestacionalizada aumentó
1,1% respecto del mes precedente y creció ¡3,1% en doce meses!
En
el resultado incidió, principalmente, el incremento de la industria
manufacturera y de la actividad minera. Tales industrias son puntales para el
desarrollo de nuestro país en el largo plazo, por lo que no resulta relevante
que la cifra alcanzada sea contrarrestada por una baja en la venta de vehículos.
Asimismo,
debiera resulta alentador para los ‘agentes económicos’ el hecho que una cifra
similar del Imacec se lograra en enero pasado[2], con lo
que se puede decir que lo del fantasma de la ‘crisis’, con que hacen gárgaras los
interesados en que no se pueda cumplir
siquiera con las promesas de la última campaña presidencial, es sólo un
pretexto.
Pero,
permítasenos ir más allá en este análisis de la coyuntura económica, apuntando
a hechos del pasado que tienen completa vigencia hasta nuestros días y que
vienen a configurar un verdadero chantaje de parte del gran empresariado a fin
coartar no sólo las enclenques reformitas de la NM, sino que oponerse a
cualquier atisbo de cambio del injusto sistema de explotación y dominación actual.
EL
BC señala que una de las causales de la ralentización del desempeño económico
(medido como PIB) durante buena parte del presente año, así como durante 2014,
ha sido una prolongada debilidad de la inversión[3]. Sin
embargo, debemos aclarar tres hechos al respecto.
Primero,
desde mediados de los “70s y bajo la dictadura cívico-militar, cuando se
produjo el shock de la economía nacional a fin de ajustarla a las necesidades y
orientaciones del capital monopólico-financiero, se transformó el Estado
productor o potenciador de una relativa industrialización a otro de carácter subsidiario,
lo que supuso que la inversión en Chile dependiera significativamente del
sector privado y al que se reforzó con subsidios o aportes directos del Estado.
Ello no ha variado, por lo que podemos asegurar que la debilidad en la
inversión durante estos 25 años de democracia de baja intensidad es mayormente
achacable al empresariado, quien ha profitado de los aportes y prebendas estatales
y ha elevado a niveles extremos la plusvalía absoluta, negándose consistentemente
a invertir por sobre el mínimo necesario para la formación bruta de capital
fijo (ver gráfico). Los tecnócratas y exegetas del gran capital, a su turno, no ligan la
histórica contención de la inversión por parte de nuestra burguesía a su desenfrenado
apetito por el capital dinero, sino que lo escamotean bajo atenuantes tales
como “Confianza” o “Incertidumbre”.
Segundo
y relacionado con lo anterior, no es verdad que sólo en los dos últimos años la
inversión se haya mantenido baja. La pura realidad es que desde que comenzara la
falsa democracia en curso, a principios de los “90s, ella ha ido incrementándose
muy en relación con el aumento del PIB, pero su variación interanual es de una
baja amplitud; tanto así que, entre 1989-1990, ella tuvo una caída de -2.5% y
entre 1990 y 1991, de un -14%. Es decir, nuestra burguesía se ha subido virtualmente
al apa del Estado subsidiario y se ha dedicado a presionar a cada gobierno del
duopolio politicastro para que le aseguren sus ingentes tasas de ganancias y
por cierto las condiciones socio-políticas que permitan que los trabajadores
sean esquilmados.
Tercero,
la inversión, una potente herramienta de desarrollo, hoy en manos de una
burguesía centrada en su riqueza y firme y dependientemente aliada al capital
transnacional, deviene en un instrumento de chantaje de la clase dominante
sobre el conjunto de las demás clases y hasta de las otras fracciones de la burguesía.
“Si se despliegan reformas (por muy chatas que estas sean, tales como las
planteadas por la Nueva Mayoría) que afecten nuestra tasas de ganancias, pues
no invertimos y esto se hunde”, tal es la amenaza más o menos explícita de
nuestros grandes empresarios. Entonces, Bachelet corre y les ruega que no se
molesten, que sus reformitas serán hechas con ‘realismo’; o sea, con la debida ‘renuncia’.
Y, entonces, los dueños de Chile le señalan[4] que
valoran el cambio de discurso del gobierno para afrontar las reformas con
realismo, mirando la situación económica del país, situación que ellos mismos
manejan
Con
su tozuda postura, el empresariado (y los que lo apoyan y justifican) sólo
persigue mantener las actuales tasas de desigualdad en Chile, las que resultan
ofensivas hasta para las potencias capitalistas de la OECD[5]. Ellas
saben que el nuestro es el país con más desigualdad de la entidad, medido por
el coeficiente de Gini, donde los ingresos del 10% más rico son 26 veces
mayores que los del 10% más pobre
Recordemos
que según los resultados de la última Encuesta de Caracterización
Socioeconómica Nacional (Casen) 2013, difundidos el 24 de enero pasado por el
Ministerio de Desarrollo Social (MDS)[6], se
indica[7] que la
pobreza, medida sólo por ingresos, alcanza un 14,4%, mientras que las personas
en pobreza extrema representan un 4,5%. En 2011, la pobreza llegaba a un 22,2%
y la pobreza extrema registraba al 8,1%. En cuanto a la “pobreza
multidimensional”, ésta llega a un 20,4%. Tal categorización, utilizada por
primera vez en la encuesta, considera no solo los ingresos necesarios para
adquirir una canasta básica, sino también aspectos que tienen que ver con
educación, salud, trabajo, seguridad social y vivienda.
Finalmente,
aportemos que luego de 25 años (hasta 2014),[8] en que
Chile ha presentado una tasa de crecimiento económico promedio anual por sobre
el 5%, el 70% de los trabajadores chilenos gana menos de $400.000, monto que
bajo los estándares del Chile actual, donde el costo de la vida se parece cada
vez más a un país europeo, no sólo resulta insuficiente, sino que también
prohibitivo hasta para participar en la vida política nacional (si no se es
cercano a Penta, Caval, SQM u otras empresas rateras). Pero, en lo principal,
si consideramos que un trabajador lleva a su casa esos $400 mil, los 4
habitantes promedio de ese hogar tendrán un ingreso promedio de $100 mil. O
sea, en palabras de los tecnócratas del MDS y de la Nueva Mayoría, en el 70% de
los hogares chilenos existe una moderna pobreza “multidimensional”; ¿Qué tal?
Y
ese es el estado de cosas que los empresarios y la derecha quieren mantener en
Chile, y que las autoridades del gobierno de la Nueva Mayoría ya han dejado
claro que van a permitir, en aras de un pragmático ‘realismo a medio renunciar’.
Colectivo Acción Directa – CHILE
Agosto 9 de 2015
[6]
“Casen 2013: Tasas de desigualdad se mantienen, pese a disminución de la
pobreza”, 24/01/15; en: http://radio.uchile.cl/2015/01/24/casen-2013-tasas-de-desigualdad-se-mantienen-pese-a-disminucion-de-la-pobreza
[7]
“Resultados Encuesta Casen 2013”, enero 2015; en: http://www.ministeriodesarrollosocial.gob.cl/resultados-encuesta-casen-2013/
[8]
“Columna Fundación SOL: El 70% de los
trabajadores chilenos gana menos de $400.000"’”, mayo 2014; en: http://www.diariopyme.cl/columna-fundacion-sol-el-70-de-los-trabajadores-chilenos-gana-menos-de-400-000/prontus_diariopyme/2014-05-22/093932.html
No hay comentarios :
Publicar un comentario