Entrevista con Verónica de Negri, madre del joven
fotógrafo Rodrigo Rojas, quemado vivo por militares el 2 de julio de 1986 y
muerto 4 días después en el marco de una jornada de protesta contra la tiranía
y reprimida por un operativo conjunto. “Yo también acuso de encubrimiento y
traición a los 4 gobiernos civiles de la Concertación de Partidos por la
Democracia (Patricio Aylwin, Eduardo Frei Ruiz-Tagle, Ricardo Lagos y Michelle
Bachelet), y al ex presidente de la Alianza, Sebastián Piñera.”
Por Andrés
Figueroa Cornejo
-En
medio de una de las más grandes jornadas de protesta contra la tiranía
pinochetista, régimen que instauró un capitalismo de vanguardia que funcionaría
ejemplarmente a escala mundial, el 2 de julio de 1986 se cometieron dos
crímenes atroces contra los jóvenes Carmen Gloria Quintana y Rodrigo Rojas de
Negri. Ambos fueron rociados con combustible y quemados vivo por militares del
Ejército de Chile a pocas calles de la Alameda de la capital andina. Luego de
ser quemados, los jóvenes fueron envueltos con frazadas por los uniformados y
arrojados a un sitio eriazo en la comuna de Quilicura, a 20 kilómetros de donde
se cometió el crimen. Carmen Gloria logró sobrevivir milagrosamente. En cambio,
el fotógrafo de 19 años, Rodrigo Rojas, murió 4 días después, el 6 de julio.
Verónica de Negri es la madre de Rodrigo. ¿Quiénes fueron los culpables,
Verónica?
“Aquí tenemos implicados desde el
dictador Augusto Pinochet hacia abajo. Finalmente contamos con un documento que
certifica que Augusto Pinochet Ugarte estuvo involucrado en la muerte de mi
hijo, algo que yo vengo denunciando por más de 29 años. Siempre intentaron
tildarme de ‘loca’, pero por fin tengo los papeles que acreditan que ese día el
dictador tuvo relación directa en impedir que en esa jornada hubiera más
detenidos, en impedir que hubiera más testimonios por parte de los milicos; y
en reprimir a los que declararon como testigos oculares. Además, Pinochet
impidió que Rodrigo tuviera el tratamiento correspondiente en la Posta Central
de Santiago.”
-Rodrigo
falleció el 6 de julio de 1986, a los pocos días de ser quemado vivo. ¿Quiénes
son los demás implicados?
“Después de Pinochet está el Ex
vice comandante del Ejército, Santiago
Sinclair Oyaneder. También se encuentra el entonces General Director de
Carabineros, Rodolfo
Stange, de acuerdo a documentos desclasificados de Estados Unidos que
señalan que Stange envió la información a Pinochet. En nuestro caso siempre se
habló de que carabineros no estuvo ligado en el asesinato, pero ahora sabemos
que no sólo participó el Ejército. Fue un operativo conjunto entre carabineros
y militares.
En el dolor, estas informaciones nos dan una alegría porque ¿por
cuánto tiempo nosotros dijimos que Pinochet fue responsable de desapariciones y
masacres de personas, de torturas y detenciones, y muy pocos nos creían? De
hecho tuvo que realizarse su arresto en Londres, Inglaterra, para
que hubiera un reconocimiento absoluto de la criminalidad de Pinochet,
incluso al interior de Chile.”
-El juez
Mario Carroza es el fiscal destacado para el caso de tu hijo Rodrigo. ¿Qué
procedimientos ha llevado adelante hasta este momento?
“Todavía se mantiene estudiando
varios documentos recién desclasificados y en los cuales aparece el civil Francisco Javier
Cuadra, ministro de Pinochet entre 1984 y 1987, y el ministro de Defensa y
almirante de la Armada, Patricio Carvajal, entre otros. Todo ello toma su
tiempo, pero el fiscal Carroza ya tiene detenidos a varios miembros de las
distintas patrullas militares que participaron del operativo. Ahora yo creo que
vienen otros procesos judiciales y más audiencias. De cualquier forma, eso es
parte del quehacer de la justicia y yo no quiero interferir de ninguna manera
en su curso. No quiero que exista ni se haga ninguna ‘zancadilla’ para que haya
justicia.”
-Te has
referido a los involucrados en los altos rangos militares y civiles de 1986,
¿pero hay más responsables civiles posteriores?
“Yo también responsabilizó a los 4
gobiernos civiles de la Concertación de Partidos por la Democracia (Patricio
Aylwin, Eduardo Frei Ruiz-Tagle, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet), y al ex
presidente de la Alianza, Sebastián Piñera. Y aquí yo no hablo sólo como la
madre de Rodrigo Rojas, sino también como Verónica de Negri, víctima de la
tortura. Y hablo por todos los casos de violaciones de los derechos humanos
porque existen muchos otros casos que deben ser llevados a la justicia. Hace
poco, la familia de Tatiana
Fariña presentó su querella también. Ya está bueno que nos quitemos la
venda de los ojos y empecemos a buscar la justicia para todos/as.”
Encubrimiento
y traición de los gobiernos civiles
-¿Y de
qué acusas a los gobiernos civiles?
“De encubrimiento y traición. Yo
invito a todo el mundo a dejar de emplear las expresiones que sirvieron para
cubrir los crímenes. Por ejemplo, la llamada Comisión
de Verdad y Reconciliación sólo considera nuestra verdad, pero no puede
haber reconciliación si nos traicionaron. Otra, fue la Comisión Nacional sobre
Prisión Política y Tortura. Llamarla ‘Comisión Valech’, fue una forma más
de hacernos desaparecer del mapa. Ese también es un modo de traicionarnos a
todos y todas los que luchamos contra la dictadura desde un primer momento.
Cuando la campaña de la Concertación usó el eslogan ‘La alegría ya viene’, fue
otra expresión de la traición al pueblo y contra los que más sufrieron. Fue
alegría únicamente para los corruptos. En Chile desapareció la industria, se
roban los recursos naturales y la represión sigue. En Chile las balas locas
están ‘de moda’.”
-¿Por
qué hablas de traición por parte de las administraciones civiles post Pinochet?
“Encubrir es traicionar.
Traicionar es no haber tocado a Pinochet ni a ningún miembro de la junta
militar que dio el golpe de Estado el 11 de septiembre de 1973. Cada uno de
ellos murió sin un solo cargo en su contra. Y eso se debió a un acuerdo entre
la dictadura y el presidente norteamericano Ronald Reagan que tenía la
intención de aparecer frente al mundo como un gran defensor de los derechos
humanos. Uno de los ejemplos más claros fue colocar en 1990, como primer
presidente de los gobiernos civiles, al demócratacristiano Patricio Aylwin, uno
de los responsables del golpe de Estado. Eso es traición y una burla a todo el
pueblo de Chile.”
-Aquí
hubo un pacto inter-burgués entre la dictadura, la oposición burguesa y el
imperialismo norteamericano…
“Para mí lo que hubo fue un
acuerdo para continuar con el programa impuesto por Pinochet.”
El perdón
imposible
-Verónica,
tú misma fuiste una de las víctimas de la represión pinochetista y debiste
partir al exilio a los Estados Unidos. Sufriste el dolor más irrecuperable para
una madre como fue el vil asesinato de tu hijo, con los agravantes asociados a
su caso. ¿Qué gestiones estás realizando en estos días en Chile?
“Denunciando todo aquello que se
ha mantenido en silencio. Diciendo las cosas por su nombre. Además, junto a
organizaciones de Derechos Humanos, movimientos y algunos colegios
profesionales, le hicimos un petitorio a la presidenta Bachelet y al Congreso
Nacional. Con Carmen Gloria Quintana estamos convencidas de llegar hasta las
últimas consecuencias.”
-¿Qué
significa llegar hasta ‘las últimas consecuencias’ en un país que ha padecido
una derechización tan violenta desde los últimos de 42 años?
“Significa degradar a los
militares. Cerrar la cárcel de lujo de Punta de Peuco. Que se legisle de manera
clara, precisa y concisamente sobre cuáles van a ser los cargos, qué va a
suceder con el soldado que mantiene la información de las violaciones, qué va a
pasar con los altos mandos de las Fuerzas Armadas, cómo vamos a obtener los
nombres de los criminales. Estamos exigiendo justicia y no más beneficios
carcelarios para los pocos asesinos que están presos. Terminar con otra
traición más: la del abogado
José Zalaquett, quien participó en la Comisión Nacional de Verdad y
Reconciliación, convirtiéndose en uno de los primeros encubridores de la
verdad. Ahora Zalaquett está hablando de indemnizar a los criminales que estén
dispuestos a ofrecer información. Para mí, esa es otra traición.”
-Verónica,
¿es posible el perdón?
“No. Por mi parte, nunca.”
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