Joan Garcés, uno de los principales asesores de Salvador Allende, luego
del golpe
Lo acaecido en el plano de la política en lo
que va recorrido desde 1990, pero con especial atención desde fines de 2010, pone
de manifiesto que el sistema político en curso no es democrático ni
representativo de la soberanía popular, y que los diversos gobiernos a lo largo
de ésta supuesta democracia ‘recuperada’ no tienen interés en resolver dicha impasse,
ni siquiera en los marcos de una limitada democracia liberal.
Decíamos,
en junio pasado, que nos enfrentábamos a una especie de empate político entre
los pueblos y los trabajadores, de una parte, y el bloque político de Estado
(BPE)[1], de la
otra. Empate en términos de las concretas y virtuales prácticas políticas de
clase, pero no al nivel de la ética, los principios y la moral sustentados por
ambos campos, donde los primeros superan con creces a los últimos. Aclarábamos que
una gran parte de los pueblos y trabajadores ya no se tragaban el cuento de una
democracia que nunca termina por concretarse o que lo hará el día que los
milicos dicten cátedra en DDHH. Esta no es una ‘transición a la democracia’; es,
ni más ni menos, que la democracia de baja intensidad inherente a un régimen
político que avala y vela por la mantención de un sistema de explotación y
dominación extremadamente injusto, desigual y discriminador.
Pero,
¿qué es lo que ha permitido a la gran mayoría nacional darse cuenta que ésta
democracia no vale un peso, lo que se demuestra en las movilizaciones sociales
contrarias a diversos aspectos y reformas del sistema de dominación, en los
resultados de las encuestas de opinión y en la conversación diaria?; sencillo,
el movimiento y el sonido de las cadenas que portábamos cuando el movimiento de
masas comenzó a agitarse.
Los
Movimientos Sociales
La
calmada convivencia seudodemocrática de éste país vino a romperse gracias a la
gran movilización de los trabajadores del sector público, a fines de 2010[2] (bajo el
gobierno del derechista político-empresarial Piñera), en que a su tradicional
petición de aumento salarial unieron también demandas político-sociales[3]. Durante
dos meses, el aparato público se vio remecido por un ilegal, aunque legítimo y
descomunal paro de funcionari@s y multitudinarias marchas coparon las calles de
las principales ciudades, logrando concitar ell@s un amplio apoyo social para
su movimiento reivindicatorio.
Luego
vendrían los movimientos sociales territoriales. Estos se abrieron con la
arremetida de la población de Punta Arenas, a mediados de enero de 2011[4], la cual
protestó durante toda una semana ante el anuncio de una exagerada alza en el
precio del gas (16,8%) y en contra del centralismo.
Un
año después, en febrero de 2012, saltaría a la palestra la multitudinaria
protesta de la comunidad de la región de Aysén[5], donde
son los pescadores artesanales[6] los que
encienden la mecha con dos reivindicaciones claves: rechazo a la nueva ley de
pesca (‘Longueira’) y la eliminación del impuesto específico a los combustibles;
luego, estas se fundirían con otras demandas[7], en que
también se incluía una descentralización efectiva.
Desde
enero de 2012, se harían conocidos los habitantes de la zona sur de la III
Región, en especial los de Freirina, por tener problemas con el abastecimiento
de agua potable[8],
la instalación de una termoeléctrica en Punta Alcalde, y lo más apremiante vino
con la instalación de una mega-planta de cerdos de Agrosuper, que transformó
todo literalmente en un mierdal, situaciones que hicieron escalar una
movilización popular que logró suspender los dos últimos ‘emprendimientos’[9].
Durante
el segundo semestre de 2011 se realizarían dos paros locales en Calama, pero
sería a partir de marzo de 2012[10] que se
desplegaría una movilización más constante en pro que parte de las ganancias
mineras se quedasen para mejorar las condiciones de la región (Fondenor[11]). A los
loínos se les unirían, al poco andar, los atacameños[12],
también por mayores recursos para las comunas mineras y por la
descentralización[13].
Y
hasta no hace mucho[14],
tuvimos a la totalidad de la población de la comuna semi-rural de Caimanes (IV
Región) dando una batalla vital en contra de los desechos de una minera propiedad
de uno de los dueños del país, el grupo Luksic. Ello les ha significado casi
una década de lucha, la que muchas veces ha sido pervertida por los millones
entregados por el grupo monopólico a los pobladores más inescrupulosos. Con
todo, gracias a la presión social sobre las autoridades civiles y políticas hasta
ahora han logrado detener legalmente la virtual aspersión del lugar con ácido y
metales pesados de los relaves. Claro que Luksic no se cansa, y si nos es ahora,
será después.
El
quiebre más intenso de la pervertida y militarizada paz social vino a darse con
la tremenda acometida del movimiento estudiantil nacional, de mediados de 2011,
el cual aún pervive, aunque con algo menos de masividad y rupturismo. Claro que
no debemos olvidar que éste tuvo su prolegómeno, en 2006, cuando se movilizaron
especialmente los estudiantes secundarios de todo el país: era la “Revolución Pingüina”,
que demostró que vastos sectores de la juventud no estaban ni apolitizados ni
cooptados por el sistema imperante, sirviendo sin duda de simiente para lo que
ocurriría en el sector un lustro más tarde.
Pero,
como dicen los filósofos que saben, todo contiene su contrario.
El Camino
de Vuelta
La
primera en caer en medio de sus contradicciones, carencia de perspectivas
conscientes de clase y debilidad en las posiciones de sus componentes más
consecuentes fue la Revolución Pingüina, que culminó con el binomio en el poder
con sus manos tomadas y en alto, junto a unos cariacontecidos dirigentes
secundarios; fue un buen ‘cambiazo’.
Así
fue también como aquel inmenso movimiento reivindicatorio de los funcionarios
públicos, al final resultó ser un canto de cisne muy bien entonado. Desde
entonces, tanto el gobierno de Tatán Piraña como el actual de la Nueva Mayoría
(NM), han sabido cooptarlo e intimidarlo a
piacere, mediante ofrecimientos diferenciados y hartas promesas o bien, por
la simple aplicación de castigos[15]. Asimismo,
las coaliciones gobernantes han contado para todo ello con la infame labor de
dirigentes partidarios de la NM y de la derecha, quienes creen meritorio vender
su movilización sectorial a cambio de mantener la paz social (y algunas
prebendas para sus personas, como viajes al extranjeros, pagos de campañas
electorales[16],
becas y escalar en la jerarquía de sus respectivas tiendas políticas).
Para
el caso de los movimientos sociales territoriales, llama la atención que todos
se organizan en torno a las llamadas ‘Asambleas Ciudadanas de NN’, con lo que
se quiere dar a entender que son ajenas a un sustento e intencionalidad
políticas más de fondo; se reconocen en lo que se ha dado a conocer como “ciudadanismo”[17]. Este
modelo, intenta proponer y gestionar soluciones a los problemas comunes, pero
no pretende organizarse como un poder político autónomo de las instancias
estatales y del empresariado, el que se despliegue como una herramienta que si dé
cuenta de las cuestiones más estructurales y que encarne el poder político
desde la base. Pero, ojo con ello. Si bien es cierto que el “ciudadanismo” no
busca una alternativa al capitalismo[18], también
es cierto que no carecen los cabecillas "ciudadanistas" de ciertas perspectivas
conscientes políticas, las más de las veces con concepciones estrechas,
inmediatistas y, cuando no, interesadas en la componenda personal o sectaria
(caso Iván Fuentes). También se pierden los sectores con una orientación más
proclive al avance y la ruptura popular cuando el movimiento se inunda de ‘asambleísmo’,
y no de una democrática-popular forma de poder asambleario[19], el que
diluye las responsabilidades y los principios del mismo, haciendo más fácil la
iniciativa de los líderes reformistas, muy asociados a las fuerzas políticas-empresariales
y reconocidos como interlocutores válidos.
La
Asamblea de Freirina fue la excepción, eso sí, respecto de ir más allá de la
simple petición frente a las autoridades y movilizarse limitadamente frente a
sus aspiraciones, llegando a constituirse en un cuasi-poder político autónomo,
el que aún hace frente a los embates del capital[20] y del
poder político que lo ampara, pero sin lograr la masividad de hace un par de
años.
Lo
indicado en el penúltimo párrafo, derivó en un declive de los potentes movimientos
sociales territoriales. En ellos, primaron las perspectivas políticas interesadas
de ciertos dirigentes ‘Asambleístas’ y ‘Ciudadanistas’, que lograron
posicionarse bien en desmedro de los líderes más rupturistas y que se oponían
al acuerdo reformista de las demandas. Los primeros, en acuerdo con los poderes
estatales y empresariales, lograron derivar los procesos de protesta social por
la vía de la contradicción “hombre-cosa”[21], antes
que encauzarlo desde un punto de vista de las relaciones sociales; es decir, de
una contradicción “hombre-hombre”. Al mismo tiempo, dichos movimientos fueron intermediados
y finalmente cooptados por las instancias estatales y empresariales mediante subsidios[22], morigerando
el alza de algunos precios de alimentos y/o servicios, con la instalación de sempiternas
mesas de dialogo ‘ciudadano’, etc.
En
tanto, al movimiento estudiantil en curso, el cual inquieta la formación desde
2011, lo han reprimido, engatusado con invitaciones a diversos e insulsos
diálogos, sometido al fuego amigo de parte de los dirigentes pro-Concertación y
ahora NM, etc.; en suma, le han dado con todo, pero no lo han podido doblegar,
pues subyace allí un nodo reconocido a lo largo de toda la formación: el sagrado
derecho a la Educación como tal y como herramienta de cambio social, al mismo
tiempo que muchos de sus dirigentes, tanto secundarios (sobre todo la ACES)
como universitarios (de la izquierda anticapitalista), han logrado remontar los
embates del BPE. No obstante, siendo sinceros, últimamente ha decaído bastante
el ánimo del estudiantado movilizado, en general, y ciertas fuerzas políticas,
que antaño eran más ofensivas, han comenzado a caer en el juego del dialogo con
la autoridad y han ido bajando las banderas históricas del movimiento.
Actualidad
y Perspectivas
En
Chile existe un remedo de democracia, qué duda cabe. Cuando se trata de
negocios, finalmente la Alianza de derecha y la NM siempre encuentran puntos de
acuerdo, al que se vienen a sumar, gustosos, los grandes empresarios. Ahora
bien, siendo verdad que esa unidad en el discurso y la acción les ha funcionado
de maravillas a los integrantes del BPE a fin de sacar de en medio a los molestos
movimientos sociales, tal contubernio anti-popular tiene su talón de Aquiles:
es demasiado evidente y se ha visto resquebrajado luego que, desde fines del
año pasado, quedarán nítidamente expuestas a la luz pública toda esa extendida
corrupción; el financiamiento de carreras políticas por parte del capital para,
después, recibir las correspondientes retribuciones desde el nivel de lo político;
los conflictos de intereses; el tráfico de influencias; el robo gangsteril más descarado,
etc.
Y
sigue creciendo el descrédito del remedo de democracia hoy vigente, expresándose
ello en el cuestionamiento intermitente a las formas del sistema por parte de diversos
movimientos y frentes sociales; en los resultados de las múltiples encuestas de
opinión; en la amplia crítica colectiva suscitada frente a la contundente
evidencia legal sobre los ilícitos cometidos por el capital y los politicastros;
y en la no correspondencia entre lo obrado (o no obrado) por el gobierno y las
aspiraciones, al menos, de los que votaron por él. Este conjunto de elementos
adversos para el BPE, lo llevó a perder la iniciativa política, en términos relativos,
hasta junio pasado, pero desde entonces sus componentes han logrado remontar
las dificultades mediante un discurso ciudadanista y ‘realista’, abierto a
temas de bajo compromiso político, como el antitabaquismo, legalización de la
marihuana, de las uniones legales de parejas no tradicionales, etc., pero sobre
todo centrado en la delincuencia; cuando no aplicando el cuento del lobo,
respecto de la crisis económica que amenaza acabar con nuestra civilización si
no morigeramos las reformas, centralmente de la tributaria y la laboral, con lo
que logran concitar apoyos más bien emotivos de la población.
Es
más que evidente que hoy en día existen variados y extendidos sectores sociales
activados y movilizados en pos de concretar sus postergadas demandas. Estos son
los estudiantes, secundarios y universitarios; franjas radicalizadas de pobladores
y deudores habitacionales; importantes segmentos de trabajadores, públicos y
privados; y las comunidades Mapuche en resistencia, desde el Biobío hasta la
región de Los Lagos. Es sobre esta franja más avanzada, en términos políticos, que
las fuerzas que propician la liberación nacional y social deben insertarse
profundamente, difundiendo desde allí las ideas y las prácticas más
consecuentes hacia el conjunto de las clases y capas oprimidas.
Y
tenemos buenos precedentes para avanzar por esa senda. Hace sólo dos meses[23], se
movilizaron por las calles del país más de 150 mil estudiantes, profesores y
trabajadores, a la cuales se sumaron diversas organizaciones sociales y
políticas de izquierda, lo que vino a demostrar que el movimiento popular chileno
continúa firme en la lucha.
Pero
no será dentro de los esquemas de la democracia de baja intensidad vigente,
propia de un régimen político que coadyuva a la mantención y reproducción de un
sistema de explotación y dominación extremadamente injusto y desigual, que los
pueblos y los trabajadores podrán ver resueltas sus demandas y aspiraciones.
Así, condenadas a dar golpes en el aire, sin afectar las bases del poder que les
coarta, se verán los movimientos ciudadanistas, asambleístas, constituyentes,
moralizadores de la economía y otras hierbas. Para los “ciudadanistas” la clase
trabajadora se ha ido diluyendo con el progreso cultural y tecnológico,
perdiendo su sitial como gestor y motor de la historia universal. El
ciudadanismo ha ido tomando diversos rótulos y formas, entre los más “de moda” están
los mencionados, y además las “ONGs” y las “clases medias”. Estos grupos auto
organizados en lo local son la fuerza motriz que dirige la emancipación de la
sociedad adaptándola de este modo a la lógica democrática, entendida ésta como
un sucedáneo de lo que verdaderamente debiera ser.
El
concepto ciudadanía y ciudadanización de la política es uno de los ejes de la ofensiva
teórica e ideológica de la burguesía en las formaciones capitalistas,
escamoteando con ello la comprensión de la historia y la sociedad en términos
de la lucha de clases. En este sentido, la ciudadanía vendría a ser un valor democrático
que trasciende las diferencias sociales y que permite la “integración” a partir
de “la diversidad”. Una “ciudadanía movilizada” puede presionar sin mayor costo
social y comúnmente sin violencia a los dueños del poder para que le conceda mayores
espacios de participación y libertad, sin que sean avizorados los verdaderos
centros de gravedad del sistema.
Con
todo, existe una problemática ideológica más de fondo. Ello tiene que ver con
las formas de la opresión al nivel de la conciencia de los explotados, resultando
evidentes las semejanzas existentes hoy entre la lógica de los campos de
concentración y las políticas de austeridad que se nos imponen[24]. Los
fundamentos son los mismos: minimizar los costos del trabajo y eliminar el
derroche de recursos que significa mantener a quienes no están en condiciones
de producir. La reducción de los costos salariales se ha conseguido con una
medida genial, la “flexibilización del empleo”, que al dejar los trabajadores
indefensos ante el paro, ahorra a los empresarios las molestias que antes
causaban las disputas por el salario justo. Eliminar a los que ya no son
productivos se realiza discretamente con la rebaja de las pensiones. Es un
procedimiento más lento, que seguramente será más eficaz en el futuro (con el
copago de los medicamentos, por ejemplo), pero mucho más limpio que quemar en un
horno.
De
todo lo anterior, podemos colegir que en la actual coyuntura de la lucha de
clases es fundamental que los agentes del cambio radical desplieguen una tenaz,
amplia y profunda lucha político-ideológica para enfrentar las posiciones de los
enemigos del pueblo trabajador y a los que lo traicionan. Se hace perentorio
reforzar el instrumental teórico de los transformadores de esta realidad
mediante el análisis sustentando en la ciencia marxista, a su vez asentada en los
materialismos dialéctico e histórico, con vistas a ser cada día más certeros en
el plano estratégico y táctico de la lucha interclasista.
Finalmente,
seamos realistas y sinceros. Aún resta bastante a los luchadores sociales para
superar una serie de debilidades y falencias, así como para lograr que
cristalice la unidad política. Falta mucho por politizar todas las luchas;
darles mayor contenido y alcance, sumando en la acción a aquellos menos
conscientes y organizados. En una palabra, la construcción de la verdadera
Democracia, ese concepto/valor que sirve de sendero y meta para la liberación
del sujeto portador de la nueva sociedad en tanto sujeto social, no está hoy a
la vuelta de la esquina.
¡QUE LA HISTORIA NOS ACLARE EL PENSAMIENTO!
¡SÓLO LA LUCHA Y LA UNIDAD NOS HARÁN LIBRES!
Colectivo Acción Directa – CHILE
Agosto 14 de 2015
[1] La Nueva
Mayoría y la derecha política, conjuntamente con el bloque en el poder, éste
último expresión de las clases y fracciones de clase dominantes, constituyen lo
que en las sociedades capitalistas, y por ende divididas en clases, se conoce
como el bloque político de Estado (BPE).
[9]
Agrosuper, de Gonzalo Vial, es uno de los 3 monopolios que dominan la
agroindustria nacional; ver: http://freirinaconciente.blogspot.cl/2012/01/la-construccion-de-un-monopolio.html
En el caso de la planta de cerdos de Freirina, por ella se la jugaron a fondo
el DC Jaime Mulet y el PRSD Alberto Robles; ver: http://freirinaconciente.blogspot.cl/2012/01/cronica-de-una-peste-anunciada.html
[16]
Caso de Esteban Maturana, presidente de los trabajadores de consultorios; ver: http://www.24horas.cl/politica/sqm-ex-tesorero-del-partido-socialista-declara-ante-la-fiscalia-nacional-1622397
No hay comentarios :
Publicar un comentario