“Las confesiones del criminal John Kerry”
La guerra contra Siria es la primera
que se prolonga por más de 6 años en plena era numérica. Numerosos documentos,
que deberían haberse mantenido en secreto, ya han sido publicados. Aunque han
aparecido en diferentes países, de manera tal que la opinión pública no tiene
conciencia de ello, esos documentos ya permiten en este momento reconstruir la
secuencia de los acontecimientos. La publicación de una grabación de
declaraciones que John Kerry hizo en privado, en septiembre de 2016, revela la
política del Departamento de Estado y obliga a todos los observadores
–incluyéndonos a nosotros– a revisar sus análisis anteriores
Por Thierry Meyssan
En Red Voltaire
–public. 17/1/17
La difusión en The
Last Refuge de la grabación completa del encuentro que el secretario
de Estado John Kerry sostuvo con miembros de la Coalición Nacional
(oposición siria en el exterior) el 22 de septiembre de 2016, en los
locales de la delegación de los Países Bajos ante la ONU [1],
pone en tela de juicio todo lo que todos creían haber entendido sobre
la posición de Estados Unidos hacia Siria.
Primeramente,
creímos que si bien Washington había iniciado la operación conocida como «Primavera
Árabe» para derrocar los regímenes laicos en beneficio de la Hermandad
Musulmana, luego había dejado a sus aliados emprender solos la Segunda Guerra
contra Siria, a partir de julio de 2012.
Y que estos aliados
perseguían sus propios objetivos –la recolonización, en el caso de Francia y
Reino Unido; la conquista del gas, para Qatar; expansión del wahabismo y
venganza posterior a la guerra civil libanesa, para Arabia Saudita; anexión del
norte de Siria, para Turquía, según el modelo chipriota; etc.– porque
se había renunciado al objetivo inicial. Pero John Kerry dice en esa
grabación que Washington nunca dejó de tratar de derrocar la República
Árabe Siria, lo cual implica que controló en cada etapa lo que hacían
sus aliados. De hecho, durante los 4 últimos años, los yihadistas han
sido dirigidos, armados y coordinados por el Allied LandCom, el mando de las fuerzas terrestres de la OTAN,
con sede en la ciudad turca de Esmirna (Izmir).
En segundo lugar,
John Kerry reconoce que Washington no podía ir más lejos
por causa de 2 factores: el Derecho Internacional y la posición
de Rusia. Entendámonos bien: Estados Unidos no dejó nunca de ir
demasiado lejos. Destruyó la mayor parte la infraestructura siria vinculada a
la industria del petróleo y el gas, usando como pretexto la lucha contra los
yihadistas (lo cual corresponde al Derecho Internacional), pero lo hizo y
sin invitación ni autorización del presidente Assad (lo cual
viola el Derecho Internacional). Sin embargo, Estados Unidos
no se atrevió a desplegar sus tropas en suelo sirio ni a
combatir abiertamente, como lo hizo en Corea, en Vietnam y
en Irak. Para eso, optó por poner a sus aliados en primera línea
–aplicando el leadership from behind, o sea el «liderazgo desde
atrás»– y apoyar, sin mucha discreción, grupos de mercenarios, como
hizo en Nicaragua en los años 1980, aun exponiéndose a ser condenado por
la Corte Internacional de Justicia –el tribunal interno de la ONU.
Washington no quiere embarcarse en una guerra contra Rusia. Y esta
última, que no se opuso a la destrucción de Yugoslavia y Libia,
esta vez se levantó y rechazó la línea que supuestamente debía
limitar su acción. Moscú está en condiciones de defender el Derecho con la
fuerza si Washington se lanza abiertamente en una nueva guerra de
conquista.
Tercero, John Kerry
atestigua en esa grabación que Washington esperaba una victoria de Daesh (el Emirato
Islámico) sobre la República Árabe Siria. Hasta ahora –basándonos en el
informe del general Michael Flynn (fechado el 12 de agosto de 2012) y en
el artículo de Robin Wright publicado en el New York Times el 28 de
septiembre de 2013– habíamos entendido que el Pentágono aspiraba a crear
un «Sunnistán» en territorios de Siria e Irak para cortar la
ruta comercial terrestre de China hacia Occidente («Ruta de la Seda»).
Pero Kerry confiesa que el plan iba mucho más lejos. Probablemente,
Washington contaba con que Daesh tomara Damasco, de donde después debía
expulsarlo Tel Aviv, con lo cual los yihadistas se replegarían hacia
el «Sunnistán», cuyo control se les atribuiría. Siria habría quedado
entonces dividida, con el sur bajo la ocupación de Israel, el este
bajo control de Daesh y el norte para Turquía.
Esto permite
entender por qué Washington proyectaba la imagen de que ya no controlaba
nada, como si estuviese limitándose a permitir que sus aliados actuaran a su
antojo: lo que hizo fue enrolar a Francia y Reino Unido en la guerra
haciéndoles creer que podrían recolonizar el Levante, cuando
en realidad tenía previsto dividir Siria sin ellos.
Cuarto, al
reconocer que «apoyó» a Daesh, John Kerry admite que lo armó, con
lo cual hace polvo la retórica de la «guerra contra el terrorismo».
Sabíamos, desde que el diario del PKK Ozgur Gundem
publicó el acta de la reunión de planificación realizada en Amman el 1º de
junio de 2014, que Estados Unidos organizó la ofensiva conjunta de
Daesh contra la ciudad iraquí de Mosul y del gobierno regional del
Kurdistán iraquí contra Kirkuk.
Ahora sabemos con certeza que Washington nunca cesó
su apoyo a Daesh.
Quinto, el
conflicto entre el clan Allen/Clinton/Feltman/Petraeus y la administración
Obama/Kerry lo habíamos interpretado como un desacuerdo sobre
si había o no que apoyar a Daesh. Nada de eso. Ninguno de esos dos
grupos tiene el menor escrúpulo en organizar y apoyar a los yihadistas más
fanáticos. El desacuerdo reside única y exclusivamente en cuanto a
recurrir a la guerra abierta –y el conflicto con Rusia que ello podría
provocar– u optar por la acción secreta. El general Michael Flynn
–actual consejero de seguridad nacional de Donald Trump– es el único que
se opuso al yihadismo.
Si, dentro de
algunos años, Estados Unidos se derrumbara, como sucedió con la URSS, esta
grabación de John Kerry, podría servir de prueba acusatoria contra él y
contra Barack Obama ante una jurisdicción internacional –pero no ante
la Corte Penal Internacional, ya demasiado desacreditada.
Como ya reconoció
la autenticidad de los fragmentos anteriormente publicados por el New York
Times, Kerry no podría impugnar la autenticidad de la grabación
íntegra. El apoyo a Daesh que Kerry expresa en esa grabación viola
varias resoluciones de la ONU y prueba su responsabilidad personal, y la
del aún presidente de Estados Unidos Barack Obama, en los crímenes contra
la humanidad perpetrados por esa organización terrorista.
[1]
“Absolutely Stunning – Leaked Audio of Secretary Kerry Reveals President Obama Intentionally Allowed Rise of ISIS…”, The Last Refuge (The Conservative Tree House), 1º de
enero de 2017.
Colectivo
Acción Directa Chile -Equipo Internacional
Enero 19 de 2017
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