Villagra sigue atento lo que pasa en Chile, extrañando el teatro, escribiendo cuentos, manteniendo intacta su relación con el Chacal (en 2005 participó en el documental “Bajo el Sur”, de Guillermo González, donde volvía a la tumba de Valenzuela Torres). También derribando el famoso mito de que Robert de Niro le pidió un autógrafo y entregando palabras sobre la muerte de Fidel Castro
Por Víctor H. Ortega C.
En The
Clinic –public. 28/12/16
Nelson Villagra
Garrido, ícono del chileno y latinoamericano, es y será recordado siempre por
su personaje de Jorge del Carmen Valenzuela Torres, el “Chacal de Nahueltoro”,
alias que dio nombre a la película de 1969 dirigida por Miguel Littín y que
constantemente es referenciada como la mejor cinta chilena de la historia. La
última vez fue en una encuesta realizada por CineChile.cl, donde con el
objetivo de que las nuevas generaciones tengan un punto de partida para
descubrir el cine nacional, una vez más, “El Chacal de Nahueltoro” se posicionó
en el primer lugar, seguida por “Tres Tristes Tigres” (1968), la ópera prima de
Raúl Ruiz que tuvo una versión restaurada durante este año. ¿Qué tienen en
común ambos filmes? Nelson Villagra.
Y
es que el actor nacido en Chillán en 1939, qué duda cabe, es un clásico del
cine chileno. Por si fuera poco, su nombre se anota también como protagónico de
la gran película cubana “La Última Cena”, dirigida por Tomás Gutiérrez Alea en
1976, y que tiene una escena de 40 minutos en torno a una cena, donde el actor
chileno demuestra todo su talento para pasar de la lucidez a la borrachera como
si nada.
El mismo talento que le hizo ser reconocido en 2002 con el premio el mejor actor chileno del siglo XX, según la opinión de actores, directores y personas del mundo artístico, en encuesta realizada por el diario La Tercera. Y el mismo talento que de vez en cuando lo trae de regreso a las teleseries chilenas. Recordados son sus papeles en “Hippie” (2004) de Canal 13 y “Reserva de Familia” (2012) de TVN.
El mismo talento que le hizo ser reconocido en 2002 con el premio el mejor actor chileno del siglo XX, según la opinión de actores, directores y personas del mundo artístico, en encuesta realizada por el diario La Tercera. Y el mismo talento que de vez en cuando lo trae de regreso a las teleseries chilenas. Recordados son sus papeles en “Hippie” (2004) de Canal 13 y “Reserva de Familia” (2012) de TVN.
La
última película que protagonizó Nelson Villagra en Chile fue “El Regalo”
(2008), de Andrea Ugalde y Cristián Galaz, que llevó a más de 200.000 personas
a las salas en casi 20 semanas en cartelera, convirtiéndose en otro hito de su
carrera. El público hizo los nexos y reconoció que el rostro de “El Regalo” era
el mismo rostro de “El Chacal de Nahueltoro”, y así se ha mantenido intacta la
relación entre el actor y el cine chileno.
Esta
entrevista nos muestra la versión actual de Nelson Villagra, desde su
residencia en Canadá, donde sigue atento lo que pasa en Chile, extrañando el
teatro, escribiendo cuentos, manteniendo intacta su relación con el Chacal (en
2005 participó en el documental “Bajo el Sur”, de Guillermo González, donde
volvía a la tumba de Valenzuela Torres). También derribando el famoso mito de
que Robert de Niro le pidió un autógrafo y entregando palabras sobre la muerte
de Fidel Castro.
En octubre pasado
“El Chacal de Nahueltoro” fue elegida la mejor película chilena de la historia,
en una encuesta organizada por el sitio CineChile.cl, donde votaron 77
especialistas. ¿Qué opina de este nuevo título que obtiene la película en 2016?
No
puedo decir si es la “mejor”, pero a mi juicio el lenguaje estético del film lo
hace merecedor de esa votación de los especialistas. Su lenguaje es capaz de
trascender su época provocando todavía innumeables emociones difíciles de
reacionalizar. La película logró una conjugación de forma y contenido
particular que aún sostiene el tema, a pesar que este último es probable que
sea ajeno a las inquietudes o sensibilidad del Chile actual y del mundo en
general, me parece.
¿Qué relación tiene
usted con la película en esta etapa de su vida?
Moral,
una relación moral. La marginalidad humana continúa siendo una realidad
indignante.
Juguemos un poco:
¿podría decirme cuáles son sus 5 películas chilenas favoritas, exceptuando “El
Chacal…”?
Sinceramente
nunca he participado en las opciones “favorita” o “mejor”. Sólo puedo decir que
el cine chileno ha mejorado notablemente, y ha aumentado la producción
cinematográfica que a veces sorprende.
Bueno, pero anímese
con algunos títulos que haya visto en los últimos años que piense usted sea
necesario destacar dentro de esta mejoría del cine chileno.
No
recuerdo cuántos años hace que vi “La Vida de los Peces”, es un film que me
gustó, por ejemplo. Comprende Víctor, que mi acceso al cine chileno es
ocasional. Por tanto no poseo una visión global…
¿Y cómo sigue las
películas chilenas actuales? ¿Está al tanto de lo que se está haciendo?
Soy
miembro del Comité seleccionador de las películas chilenas que han de
participar en eventos internacionales. Para el Premio Ariel visioné todas las
que optaban al evento. Como dije antes, el cine chileno en general ha mejorado.
Actualmente resulta habitual la participación de las producciones chilenas en
diversos eventos internacionales, recibiendo además diversas distinciones. Se
avanza, sin duda, la factura del cine chileno comienza a ser profesional
técnicamente.
Hace tiempo que no
hace una película en Chile, ¿han llegado proyectos?
No
todos los proyectos que me llegan han madurado suficientemente. Otros, no
logran la concreción final, es lamentable porque algunos de ellos son de
calidad.
¿Qué sensación le
dejó su último trabajo en la TV chilena: “Reserva de Familia”?
A
mi juicio TVN desperdició un tema e historia interesante. “Reserva de Familia”
originalmente fue una serie producida por la televisión española, ‒“Gran
Reserva”‒ por cierto de muy buena factura.
Creo
que la adaptación chilena no supo valorar la diferencia que existe entre los
vinicultores españoles y chilenos. Los primeros, han sido y son importantes
industriales del vino. Sin embargo en Chile, los vinicultores pertenecen ‒o
pertenecieron‒ a las familias “patricias” de nuestra nación. Los viñateros
chilenos fueron pioneros en importar tecnólogos y tecnología agrícola. Nos
guste o no nos guste dichas familias pertenecen al tronco cultural nacional.
Nada de eso supo valorar TVN, convirtiendo “Reserva de Familia” en un ghetto
familiar sexista, producto habitual en la televisión chilena de aquellos años.
¿Hubo opciones de
seguir en TVN o en otra área dramática después de esta teleserie?
Oferta
concreta no existió, quiero decir contrato más o menos estable. Cuando me
llamaron de Canal 13 para “Hippie”, y años después TVN para “Reserva de
Familia”, ambos proyectos ‒por razones diferentes– se desvirtuaron en el camino
de su producción. Eso quiere decir que no tengo reparos en trabajar en
teleseries. Mientras mantenga la libertad de elegir, todo está bien. Sé que mi
actitud ha sido inconveniente económicamente, pero tengo asumido el “timbre”
que me puso un momento histórico-cultural de mi país, muy distinto al actual.
¿Extraña trabajar
en teatro? ¿Cuál fue la última obra en la que actuó? ¿Le gustaría volver a las
tablas?
Claro
que lo extraño. Desgraciadamente mi traslado y estadía en Chile resulta muy
caro para cualquier producción teatral, motivo por el cual, entre otros, no ha
sido posible concretar un par de ofertas. Felizmente la última actuación
teatral en Chile me dejó un muy buen sabor de boca: “La Amante Inglesa”, de
Marguerite Duras, dirigida por Jaime Silva, con la celebrada actuación de
Begoña Zabala, Ignacio García, en su estreno (reemplazado en segunda temporada
por José Secall) y yo. ¿Y si me gustaría, preguntas tú? A un actor sólo lo
jubila la guadaña.
Sé que una de las
películas de las que se siente más orgulloso es “La Última Cena”, de Tomás
Gutiérrez Alea. ¿Podría contarme cómo fue trabajar con este gran cineasta
cubano? ¿Qué recuerdos guarda de este rodaje?
Gutiérrez
Alea –Titón, para los amigos– ha sido uno de los artistas e intelectuales más
lúcidos que he conocido. Además una bella persona. Poseía un sentido crítico y
autocrítico excelente. Durante el rodaje de “La Última Cena”, él tenía dudas
tan creativas que invitaba a dudar, convirtiendo así el rodaje en algo
“tentativo”. Mi personaje, El Conde, tenía una presencia constante en pantalla,
y contagiado con la duda de Titón, al término de cada secuencia rodada yo me
quedaba con el sentimiento de haber “probado” una opción, dudando sin embargo
si ella había sido la más adecuada… El elenco de actores y el equipo técnico-artístico
de esa producción resultaron muy estimulantes.
¿Cómo fue su vida
artística en Cuba? ¿Piensa que fueron los mejores años de su carrera?
Aunque
trabajé en siete películas con el ICAIC [se refiere al Instituto Cubano del
Arte e Industria Cinematográficos, creado por Fidel Castro y Alfredo Guevara
mediante un decreto de ley en marzo de 1959] ‒además de tres coproducciones‒, y
todas las encaré con mi acostumbrada disciplina y responsabilidad, en Cuba mi
preocupación fundamental fue el trabajo político para intentar derrotar la
dictadura.
¿Podría darme
alguna reflexión sobre la muerte de Fidel Castro? ¿Lo conoció?
Estuve
entre varios otros un par de veces con Fidel. En esas ocasiones lo conocí
físicamente. A Fidel se le conocía realmente en relación a su pueblo, a la
Revolución Cubana, y eso sí valió la pena. Fidel, quién lo puede negar, para
amigos y enemigos se convirtió en un personaje de connotación internacional.
Como otros en la historia de la humanidad él dejó la vara muy alta, difícil de
seguir su ejemplo, aunque sea con las convenientes adecuaciones locales.
¿Va a volver a
vivir en Chile en algún momento? ¿Opción descartada de antemano o a veces le
baja la nostalgia?
Si
madura algún proyecto artístico que me necesite, allí estaré. Por otra parte,
aquí vivo entre gente muy querida de manera que no hay espacio para la
nostalgia. Chillán, mi ciudad natal, El Carmen (Ñuble), con raíces familiares,
son rescoldos que nunca se enfriarán.
Permítame este
cliché: ¿qué es lo que más extraña de Chile?
Las
humitas. En cuanto a lo demás, lo que más extraño de Chile es lo extraño que está
actualmente.
¿Por qué lo dice?
¿Qué le parece extraño del Chile actual?
Tu
pregunta pareciera una provocación para el discurso. Yo pude entrar a Chile
luego que levantaron la última lista de 100 personas que teníamos prohibida la
entrada al país (1988 a propósito del plesbicito). Yo fui por primera vez en
1999. Desde esa fecha hasta 2012, última estadía, cada año se me hizo más
evidente que el escudo nacional con el Cóndor y el Huemul representaba
fielmente la relación de dominadores y dominados que socialmente se ha
acrecentado en Chile. Es una situación que sólo tolero de paso, soy incapaz de
soportarla como forma de vida.
¿Cómo fueron sus
años como profesor en la Escuela de Artes de la Comunicación de la UC? Alguna
vez el cineasta Cristián Sánchez me comentó que usted había sido su profesor.
Sí,
allí había gente que se desarrolló más tarde, y con algunos de ellos trabajé
posteriormente. Y ya sabes, haciendo clases es como más se aprende.
¿Hizo clases en la
USACH (ex Universidad Técnica del Estado)?
Mira,
días atrás Chileactores me envió un balance de mis porcentajes como actor. Y yo
les manifesté que se habían equivocado en incorporarme en el reparto de un film
en el cual yo no había trabajado. Entonces, Esperanza Silva, tuvo la gentileza
de enviarme un video en el cual estaba mi imagen. Sin embargo yo seguiría
jurando que no trabajé en esa serie. Compris?
Alguna vez alguien
me contó que lo habían visto antes del golpe por los pastos de la USACH con
Víctor Jara, y entiendo que él era profesor allí.
No
recuerdo, tal vez sí, tal vez no…
¿Y qué serie era
para no quedar con la duda?
“Brigada
Escorpión”. No me preguntes de qué iba ni quién la dirigió porque sencillamente
no recuerdo. Es decir, luego del video que me envió Esperanza, me hace suponer
que fue alguna intervención breve, seguramente en algún capítulo…
¿Ha seguido las
películas de Pablo Larraín: hoy por hoy el cineasta chileno de moda?
“El
Club” me gustó muchísimo, su estructura, la actuación. Pablo va creciendo muy
merecidamente.
¿Podría decirme qué
tiene para un actor el trabajo en cine, a diferencia del teatro y la TV?
En
Cine y TV tu trabajo como actor puede ser –y de hecho lo es–, manipulado o
manipulable. En el Teatro eres más libre. Terminados los ensayos, una vez que
comienza la función, tú y tus compañeros de escena son los dueños del espacio y
el tiempo, y aun del “modo” de los personajes (aunque posteriormente te
reprenda el director por los cambios que pudieras haber hecho). Además,
generalmente, el Teatro es más físico que en Cine o TV. En fin, el Teatro te
exige la espontaneidad y frescura a lo largo de varios meses. En Cine o TV, te
piden eso mismo pero quizás en tres, cuatro o cinco tomas (cuando participan
muchos extras y diversos efectos, o animales, la cosa se complica).
Alguna vez usted
ganó el premio al mejor actor en el Festival de San Sebastián, galardón del que
hay poca información. ¿Podría contarme cómo fue ese hito de su carrera? ¿Cómo
se enteró? ¿Asistió a la ceremonia? ¿Qué significa este premio para usted?
El
Premio a la Mejor Actuación Masculina (1979) se me otorgó por mi personaje en
“Prisioneros Desaparecidos”, dirigida por Sergio Castilla. Sergio recibió el
premio en San Sebastián y me lo informó algunos días más tarde. De los premios
nacionales –tres de ellos internacionales– nunca he estado presente. Excepto en
una de las distinciones que me otorgara el Festival Internacional de Viña del
Mar (1998).
Los
premios, cuando no se pertenece a la industria cultural (cine, literatura,
pintura, etc.), son gestos solidarios de la prensa especializada o jurados
eventuales. Son estimulantes, como un buen aplauso en noche de estreno. En
Chile la prensa y los espectadores siempre me han tratado muy bien. He sido
profeta en mi tierra.
He mostrado a mis
estudiantes en un curso de cine latino en la U. Mayor, algunas escenas de
“Prisioneros Desaparecidos”, y quedan muy afectados. ¿Cómo recuerda la
construcción de este personaje de milico torturador?
Cuando
Sergio Castilla me propuso el film, todo el mundo, en Chile y en el exterior,
estábamos enterados de la brutal tortura a la que estaban sometiendo a los
detenidos en Chile bajo la dictadura de Pinochet. Conocíamos los nombres de los
diversos torturadores, conocíamos sus caras, sus impúdicas declaraciones. Había
campañas de denuncia en contra de ellos. Lógicamente en el exterior recibimos
los testimonios de compañeras y compañeros torturados. De manera que en el
primer momento rechacé la oferta de Sergio, sentí que no merecían ser
representados esos cabrones.
Pero
luego pensé que la verdadera tragedia es que el torturador chileno, como en la
historia de otros países y aun de diversas épocas, todos ellos, han sido “seres
humanos”. Moralmente era eso lo que yo debía evidenciar en el film que me
proponía Sergio. Debía construir un ser humano, aberrante, pero ser humano, el
cual circula entre nosotros, un ser humano que es capaz de darle un beso a su
hijo y acto seguido entrar a la sala de tortura. Un ser humano manipulado por
el fanatismo – político en este caso -, justificado ante sí mismo por un
discurso de patriotismo sublime, del deber sagrado, sagrado, la mitología del
deber sagrado, el arquetipo del deber, mitología pura, pero por eso mismo tan
poderoso, tan salvaje, tan irracional, trampa terrible de la cual sólo te puede
salvar la muerte. La muerte tuya o de la víctima… Todas estas reflexiones
comenzaron a darle forma a mi personaje “El Jefe” de “Prisioneros
Desaparecidos”. Argumentos similares me parece que son los que estimulan
también a los mártires: políticos, religiosos, etc.
¿Cómo recuerda a
Raúl Ruiz y qué le parece todo lo que está pasando con él en la actualidad?
Libros editados, retrospectivas, películas restauradas.
Solamente
conozco de Raúl las películas en las cuales he trabajado (ah, y “Palomita
Blanca”, que no me gustó). Estuve durante 10 años en Cuba, y allí no se hablaba
de Raúl. Aquí en Montréal escasamente se ha proyectado algún film de él,
momento en el cual no he tenido la oportunidad de asistir al cine (incluso creo
que estaba fuera del país).
A
mí me gusta mucho “Tres Tristes Tigres”, fue divertido filmarla y su resultado
es para mí una tragicomedia (aunque clasificarla en género limita su
dimensión). Su lenguaje rupturista, sobre todo en la década del 60 en Chile… Y
aunque no nos guste, hay mucho de esencias chilenas en ese film, el
comportamiento deambulante, la ambigüedad de lo que se dice y lo que pasa y
cómo pasa –recuerda el “principio de incertidumbre”–, todo eso, siento que es
una actitud nacional. De manera que, como espectador, estoy en deuda con Raúl.
En la encuesta que
le mencioné al principio, “Tres tristes tigres” ocupa el segundo lugar. ¿Hay
algo de ego y/o vanidad de ser parte de dos películas tan importantes para la
cultura audiovisual chilena?
¿Sabes?
A los actores nos inmortaliza el espectador común y corriente, que
desgraciadamente es mortal. La crítica especializada escasamente valora el
trabajo del actor en el cine argumental, su interés se concentra en el
realizador y es éste quien queda registrado para la historia del cine. De
manera que si algún actor tiene muy subido el ego, pierde su tiempo.
Le propongo otro
juego: ¿podría decirme cuáles son sus actores favoritos del cine chileno y por
qué?
Te
lo he dicho anteriormente, no tengo favoritos y no soy capaz de definir “el
mejor”. Me gustó muchísimo la actuación de Gloria Münchmeyer en “Imagen
Latente”. Por otra parte, la actuación de Jaime Vadell y Luis Gneco en un film
que creo se llamaba “Padre Nuestro”. Sobre todo Jaime: por primera y única vez
–hasta el momento– he visto en el cine chileno “poesía” en una actuación.
También me gustó mucho la actuación de todo el elenco en “El Club”. El “por
qué”, sería una lata explicarlo. Tal vez materia de un Taller sobre “La
Actuación”, un objeto sensible.
Hagamos el juego
internacional: ¿sus favoritos del cine universal?
Actuaciones
femeninas y masculinas que me hayan gustado…, la lista es larga, mi amigo. Como
todos sabemos existen excelentes actrices y actores en el cine internacional.
Respeto lo largo de
esa lista, pero para que el lector no quede con las ganas y yo tampoco, ¿podría
aventurarse con algún personaje del cine que le haya llamado la atención?
Hay
tantos. Así, los primeros que se me vienen a la memoria: Laurence Olivier con
su “Otelo”. Max von Sydow en “La Fuente de la Doncella”. Sin embargo supongo
que llenaría una página y continuaría recordando…
Nelson, ¿hubo
alguna película que no hizo y se arrepiente? ¿Algún proyecto no concretado en
el cine que le pena?
Un
proyecto que me envió Sergio Castilla recientemente. Luego de años, apareció en
mi vida con un guión excelente y a mi juicio “necesario”. Había encontrado un
productor que finalmente no pudo continuar.
¿Cuántas veces ha
contado la historia que dice que Robert de Niro se acercó a felicitarlo por “El
Chacal de Nahueltoro” en La Habana?
Tu
pregunta sugiere las veces… Efectivamente, muchas.
Esta historia tiene
una versión mito, que dice que De Niro le pidió un autógrafo a usted. ¿Qué
opina al respecto? ¿Es un buen mito o síndrome chileno de agrandar las cosas?
Mito,
evidentemente. Lo que es cierto es que De Niro y Christopher Walken estaban
impresionados por mi capacidad de transfiguración entre el personaje de “El
Chacal de Nahueltoro” y el Conde de “La Última Cena”. Les resultaba increíble,
porque además mi persona les resultaba ajena a los dos personajes.
Y
en Chile, a pesar del “Jaguar”, pareciera que nos sigue pesando la insularidad,
el último rincón del mundo, encerrados entre la Cordillera y el Pacífico.
Fuimos Capitanía, no Virreynato. Necesitamos aumentar los éxitos de nuestros
compatriotas. Eso sí, mientras ello suceda en el exterior, porque en el
interior son nuestros “competidores”, duro con ellos. “Chaqueteo Nacional”,
sagrada institución chilena.
Cuando ha estado de
tránsito por Chile, ¿la gente en la calle le habla del Chacal o lo abordan más
por El Regalo o sus trabajos en teleseries?
Por
el Chacal siempre me ha saludado gente por la calle, o jóvenes que me han
gritado de lejos “maestro”. “El Regalo” también ha sido muy popular, incluso
aquí en el extranjero. Y en Chile el personaje de “Reserva de Familia” motivó a
más de alguien para detenerme y enrostrarme “mi maldad” para con la familia.
Últimamente ha
rotado por redes sociales, una entrevista a Bertolucci donde reconoce que
planeó con Marlon Brando el abuso a María Schneider en la escena de la
mantequilla, sin su consentimiento. ¿Cuál es su opinión sobre este hecho?
El
campo de la publicidad no es mi campo. Yo le besé el pecho a una monja. ¿Van a
hacer un escándalo por eso?
¿Cómo es su vida en
Canadá, Nelson? ¿A qué se dedica por allá?
En
Chile estuvimos radicados con mi mujer entre 1997 y 2004. Por razones ajenas a
la entrevista debíamos volver cada 6 meses y luego regresar a Chile. En
trabajos conjuntos con mi mujer, Begoña Zabala, o a veces separados, ambos
realizamos hermosos trabajos teatrales, algunos destacados peculiarmente por la
crítica especializada y espectadores en general. En septiembre de 2004 me
arranqué de la tentación de ser contratado –por dos o tres años‒ como actor de
teleseries. En cuya condición perdería mi derecho a seleccionar el personaje o
teleserie de mi gusto. ¿Trabajar en teleseries? Sí, la que a mí me guste.
Aquí,
en Vaudreuil-Dorion (a 40 kilómtros al oeste de Montréal), actualmente hago
vida familiar, y es una gozada. A mi edad, una gozada. Además escribo. Tengo
escrito dos guiones de cine –ambos estuvieron a punto, ¡cómo no!‒, dos obras
teatrales, ambas premiadas y representadas aquí. Acabo de terminar 16 cuentos.
Aún me debato en la duda si busco una editorial para publicarlo en papel, o lo
subo a la red, pagado o gratis. La verdad, en la red la distribución es
impresionante. Yo mismo bajo mucha literatura de la red.
¿Alguna vez se
presentó la posibilidad de hacer una película allá?
Bueno,
me parece que llevo 8. El fragmento de una o dos creo que andan por la red.
¿Podría decirnos
cuáles son?, ya que pienso que acá en Chile no han sido muy difundidas.
En
Chile, aparte del cine estadounidense difícilmente se ven otras producciones,
excepto en las Cinematecas, supongo. “Corbeau”, “La Sarrasine”, “Cargo”, “Pour
l´amour de Dieu”, en fin, están entre los 7 u ocho… Otro film excelente que no
verán en Chile es “Viento de Cólera”, filmado en Navarra.
¿Hay algún proyecto
relacionado con la actuación en que esté trabajando actualmente?
Hemos
tenido una conversación “insinuante” respecto de la posibilidad de filmar mis
memorias audiovisualmente. Me hubiera gustado que eso hubiera sucedido en
Chile, años atrás alguien lo sugirió. En todo caso, quienes lo han insinuado
aquí, cuentan con mi confianza artística. Aunque estoy un poco reticente, por
supersticioso. Veremos si concretamos el proyecto.
*Esta entrevista fue realizada a Nelson Villagra entre los días
6 y 12 de diciembre de 2016 por correo electrónico.
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