Los ricachones de la industria interna, arrejuntados en la Sofofa, se mandaron una acción de solidaridad de clase –dominante- con los dueños de las forestales y latifundistas de La Araucanía. Aplicando la política del tejo pasado, hacen alharaca con que la movilización y reclamo de las comunidades Mapuche han sobrepasado los poderes del Estado, dejando por sentado que lo que urge es militarizar todo el Wallmapu
Históricamente, en
todas las sociedades dividas en clases, a la exigua franja de los dueños del
poder y la riqueza les ha parecido como natural un mundo en que la inmutabilidad
es la norma y donde el orden de las cosas –su orden- es el mejor y el único
legítimo. Así, no resulta extraño que ante la creciente movilización de las
comunidades Mapuche de las regiones que conforman el milenario Wallmapu:
Biobío, La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos, los sectores dominantes de esas
tierras, así como los del país, pongan el grito en el cielo por tamaño desacato
‘contra natura’.
De
tal modo, no resulta extraño que éste miércoles 11 la Sociedad de Fomento
Fabril (Sofofa), que integra a 38 asociaciones sectoriales y 23 gremios del
gran empresariado chileno, haya pagado un inserto en varios periódicos del duopolio informativo, a fin de expresar
su horror por cuanto allá entre la VIII y Xa regiones se estaría vulnerando el
tan sacrosanto orden ‘natural’ de los dueños del país. Por tanto, no es
casualidad el encabezado del líbelo: “Gremios
agrupados en Sofofa demandan con urgencia paz social para la Araucanía y el sur
de Chile”; ¿no se refieren, acaso, a hacer prevalecer una ‘paz’ que cubra y
excuse toda la injusticia, discriminación y postergación en que han vivido por
siglos las comunidades mapuche del Wallmapu?
Afirman
los ricachones, enardecidamente, que, "en esa zona [La Araucanía] ya no impera el Estado de Derecho. Es evidente la incapacidad de los poderes
del Estado para reaccionar y cumplir con sus funciones de hacer respetar la ley
y sancionar los delitos que se cometen. Agregan, en un tono muy similar al
de la derecha política y económica pre Golpe de Estado de 1973: “Hacemos un
llamado urgente al gobierno a cumplir
con su deber fundamental de respetar y hacer respetar la Constitución de la
República. Urge tomar medidas
inmediatas y excepcionales, haciendo uso de todas las facultades que contempla
nuestro ordenamiento institucional”. Casi se puede oler un tufillo
golpista, cuartelero, sedicioso, en toda su perorata.
Las
reacciones ante el llamado miliquero
La
mayoría de la clase dominante se cuadró con el llamado cuartelero de la Sofofa.
Con ella se pusieron los gremios de región en cuestión, los ricachones asociados del país en general y la derecha política.
Para
la curia de la iglesia católica, como siempre desde una posición sibilina, lo
que pasa en el sur es culpa del Estado chileno “y sucesivos gobiernos por no
hallar una solución al conflicto”. Por cierto, sin excusar la desidia de los
diferentes gobiernos sobre la situación en comento (a excepción de lo obrado durante la UP, donde destaca la ley que impedía la
subdivisión de las comunidades), la iglesia oficial no atiende a que –en el
fondo- la situación de discriminación, de pobreza del pueblo-nación Mapuche, es
causada por la imposición de un modelo económico-social que favorece los
intereses de los dueños del suelo, del poder y la riqueza y al no apuntar a
esto, sencillamente escamotean aquella injusta realidad y exculpan a sus
principales instigadores y beneficiarios.
El
gobierno de los grupos mantenedores y reproductores del sistema de dominación
en curso, la Nueva ‘Minoría’, no fue capaz de atajar el golpe bajo que asesta a
ésta democracia de mentiras la derecha económica. Al ministro de interior, el DC Mario Fernández, sólo le pareció que el contenido de la manifestación de
marras era algo "desproporcionado"; que le preocupaba “el tenor (…) utilizado
en esta declaración" (¿y qué pasa con el fondo?). En tanto, el flamante director
del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), Branislav Marelic, indicó que habría mucha desprotección de toda la población (¿?), pero
llegar a afirmar que “hay una ausencia de Estado de Derecho, por supuesto que
es una afirmación bastante grave". Acierta cuando señala que, “parece ser
que existen sectores que quieren más mano dura, más intervención policial y eso
justamente es lo que ha pasado en los últimos tiempos y eso, lejos de
solucionar la situación, la sensación es que la ha empeorado". En todo
caso, Marelic vuelve a guatear cuando rebaja el origen del conflicto a una
cuestión “intercultural” y que –según él- se solucionaría con puro diálogo,
cuando todo indica que los dueños del país iniciaron su ofensiva sediciosa, puesto que en su análisis sienten que las cosas empeoran para la mantención de su “paz
social”, para su orden natural.
Por
su parte, el Colegio de Periodistas, en voz de su presidenta, Javiera Olivares, manifestó que “evidentemente esto (el inserto) es sedicioso. No
es primera vez que los empresarios y los sectores neoconservadores se aglutinan
y le pagan a un diario de cobertura nacional -que además concentra la mitad de
la prensa escrita- para insertar un llamado a la sedición, a la acción
institucional, para ‘poner orden’. ¿Cómo se puede interpretar eso?, como un
llamado a la acción de las Fuerzas Armadas, como una convocatoria a una especie
de micro golpe de Estado en una zona de conflicto entre el Estado chileno y el
pueblo mapuche”. Además, Olivares hizo hincapié en la posibilidad privilegiada
que tienen los sectores poderosos de plasmar sus opiniones en los grandes
medios de comunicación: “Me parece grave que en este país siga ocurriendo que
quienes puedan pagar un inserto de millones de pesos en un medio de circulación
nacional, tengan un espacio asegurado en las discusiones públicas, mientras
quienes no tienen el dinero siguen siendo marginados y criminalizados por las
grandes cadenas mediales”.
Cómo
uno de los diarios que publicó el inserto golpista fue La Tercera, del grupo
Saieh, se sintió tocado por las acusaciones de la dirigente de los periodistas
y junto con solidarizarse con los gremios patronales, aprovechó de atacar el ‘ideologismo’ que consumiría a los reporteros chilenos, en una
declaración que destila lo más puro de la ideología de una clase dominante
prepotente, egoísta y autorreferente.
¿Quiénes
son los terroristas?
Para
los dueños del país no es terrorismo –ni mucho menos- el que las comunidades
mapuche se hayan visto constreñidas a unos pocos e invivibles kilómetros cuadrados,
en circunstancias que las plantaciones forestales y las tierras patronales
superan con creces el latifundio; no lo es el que esas plantaciones sequen y
acidifiquen las capas freáticas, generándose con ello una sequía crónica en las
cercanas tierras mapuche; no lo es el que -por necesidades del desarrollo del
gran capital- se deban inundar terrenos productivos o sagrados para las
comunidades; no lo es el que estas se vean expuestas a constantes allanamientos y provocaciones por parte de unas paramilitarizadas policías
de carabineros e investigaciones, muchas veces con saldo de mujeres,
jóvenes
y niños heridos a golpes o a balazos; no lo es el que los dirigentes naturales
del pueblo originario –lonkos y werken- terminen encausados o presos, sólo por impulsar
la organización y el reclamo de sus postergados derechos; no lo es el que ya sean 12 los mapuche muertos a causa de la violencia estatal, sin que en
ninguno de estos casos haya existido verdad y justicia; no lo es la marginación y la pobreza crónicas de los habitantes originarios de Chile, cuyos hogares
perciben menos de la mitad de los ingresos de los no indígenas, y el que el 65%
de los primeros se encuentren entre los 2 quintiles más bajos de la
distribución del ingreso; tampoco lo parece ser el que la mera adscripción,
real o supuesta, a alguna de las organizaciones más politizadas del pueblo-nación
signifique automáticamente ser acusado de ‘terrorista’. En fin, todas estas parecen
ser secuelas menores dentro del contexto del “conflicto mapuche” comparadas con
las que deben sufrir el puñado de terratenientes y las poderosas empresas
forestales; ¡estas sí que son importantes!
Es hora
que los pueblos y explotados pasemos a la ofensiva
Sin
duda que siguen siendo plenamente vigentes y de toda justicia las demandas del
pueblo-nación Mapuche: desmilitarización del territorio; fin a la violencia del
estado represor contra la infancia y familias Mapuche; cese de la
criminalización y persecución política a personas de éste pueblo en el marco de
las luchas reivindicativas por territorios ancestrales; liberación de tod@s l@s
pres@s polític@ Mapuche; salida de todas las empresas forestales pertenecientes
sólo a dos monopolios multimillonarios: Matte y Angelini; devolución a las
comunidades del Wallmapu de 500 mil hectáreas que les fueron simplemente robadas
o usurpadas mediante engaño; respeto de su cultura y cosmovisión; plena
autonomía y autodeterminación.
No
podemos finalizar estas palabras sin agregar que nos parece que la dinámica que
toman los hechos en el Wallmapu demuestra que para los explotados, oprimidos y
postergados de esta alargada tierra, ‘chilenos’ o de los pueblos originarios, existe
un enemigo común: los monopolios de la gran burguesía, que logran arrastrar a
sectores patronales menores (camioneros, comerciantes), los que se ven avalados
por la derecha política y favorecidos por las políticas de mantención y
reproducción del sistema ejercidas por los partidos de la Nueva Mayoría. Por
ende, los dominados de siempre debemos dejar de serlo y pasar a la ofensiva,
haciendo confluir todas las luchas político-sociales –cuidándonos de respetar
las peculiaridades de los diversos sectores a este lado de la barricada- y
dando los pasos necesarios para desplegar la gran fuerza de los pueblos y los
trabajadores de Chile.
¡Por Todas y Cada Una de las Demandas de los Pueblos
y l@s Trabajador@s de Chile!
¡Sólo la Lucha y la Unidad Nos Harán Libres!
Colectivo
Acción Directa CAD –Chile
Enero 13 de 2017
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