“Una locura es hacer
la misma cosa una y otra vez, esperando obtener resultados diferentes. Si
buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo.” – Einstein
Se
nos fue 2016 y entramos a un nuevo año, el que igualmente vine lleno de
desafíos, compromisos y resistencias para las fuerzas que componen el
Movimiento Popular. Nos interesa apuntar a los procesos más significativos desplegados
durante el periodo que se cierra, los cuales presentan una heterogénea data y afectan
diferenciadamente al conjunto de los movilizados. Con éste trabajo, queremos contribuir
a que aquell@s que estamos por los cambios de fondo demos pasos más firmes en lo
venidero
Pensamos que 2016
estuvo signado –en general- por el avance de las fuerzas sociales que conforman
el Movimiento Popular (MP) en Chile. Como nunca antes, cientos de miles de
hombres y mujeres fueron capaces de movilizarse a lo largo y ancho del país
tras demandas que les afectan directa o indirectamente.
Educación pública gratuita,
democrática y de calidad; No más AFP y por un verdadero sistema de seguridad
social; igualdad de derechos para las mujeres y por el fin de toda violencia
contra ellas; autodeterminación y recuperación de territorio ancestral por
parte del pueblo-nación Mapuche; por justicia en todos los casos de crímenes
contra los DD.HH cometidos bajo dictadura, así como ningún perdón o amnistía
para los criminales de lesa humanidad; asimismo, en menor escala o extensión, pero
no menores en su potencialidad, resultaron las movilizaciones por una atención de
salud digna, oportuna y de calidad, así como la lucha por una vivienda social que
cuente con estándares apropiados. Todos ellos –creemos- fueron los principales
motores de la movilización social, política e ideológica del período que
termina.
El Movimiento Popular (y los revolucionarios)
Lamentablemente, y en
lo específico, a partir de todo ese inmenso torrente político-social no logró cristalizar
un gran referente u organización mayor que sostuviese y diera continuidad a la
lucha popular y de los explotados, a la par de brindarle una direccionalidad
estratégica. Resultó desalentador que luego de ver a cientos de miles de
manifestantes reclamando lo suyo, no tuviera esa dinámica un correlato
organizativo y potenciador de las luchas relativamente aisladas.
Claro, se nos puede
argüir que la enorme franja más allá de l@s activ@s democráticos populares no responde
más que a sus reclamaciones inmediatas y sólo apuesta al reventón o a la pelea
de corta duración. Sin embargo, no podemos pedirle al conjunto de los pueblos y
l@s explotad@s que se movilicen y lancen a la lucha más decidida y organizada
si no llegan a percibir que con ello pueden esperar algún grado de éxito y si
no ven que los sectores con una mayor claridad político-ideológica de la clase
son capaces de unirse y conformar una alternativa concreta.
En línea con lo
anterior, pensamos que durante el período que termina no hubo una real y seria
apuesta por parte de los activos democráticos y revolucionarios para levantar una
potente fuerza de combate popular, de una organización efectiva tanto al nivel
nacional, regional o local, integradora de las demandas y aspiraciones
transversales. Otra vez no logró cristalizar la estructura político-social e
ideológica del campo popular que permita dar sostén, continuidad y dirección a
sus combates en la arena de la política. En ello, gran parte de la culpa la llevan
las organizaciones políticas de la izquierda democrático-popular y
revolucionaria.
Y aseveramos esto
último, habida cuenta que en esa izquierda -la que no asienta sus posaderas en
el Olimpo del poder- escaseó nuevamente el afán unitario y la búsqueda de los
consensos mínimos entre sus representantes, exhibiendo estos –antes bien- esa deleznablemente
usual y destructiva disposición a caudillismos, dogmatismos, sectarismos y
otros varios ‘ismos’ que, ya sabemos, simplemente retrasan la construcción de
la herramienta político-social que haga posible la revolución en nuestra
formación.
El
Enemigo
Contra el MP y de
trabajadores se ha conformado y asentado una poderosa coalición, a la que
concurren el gran empresariado, el capital monopólico transnacional (sobre todo
de origen estadounidense, pero con no menores aportes europeos, canadiense, australiano
y japonés), la derecha política y mediática (con base en el duopolio informativo),
el grupo mantenedor y reproductor del sistema de dominación/explotación que es
la Nueva Mayoría (NM) –a la que se adhieren, con un ciego voluntarismo, el PC y
la izquierda reformista-, las iglesias oficiales católica y protestante, la
aparentemente no deliberante oficialidad de las FF.AA. y de orden, y una serie
de poderosos dispositivos y estructuras ideológicas y culturales que difunden/machacan
el mensaje que todo esto es lo mejor, que si está mal puede mejorar y que, en
todo caso, es a lo único a lo que podemos aspirar (nuestro actual sentido común).
Si bien en
ocasiones se presentan contradicciones entre los integrantes de ese nuevo bloque
político de Estado, la sangre no alcanza a llegar al río y se abuenan cuando el
sistema en su conjunto se ve en peligro Ejemplos de lo anterior: en los casos
de corrupción y negociado vigente entre la mayoría de la sociedad política y representantes
del capital monopólico-financiero; para mantener los acuerdos de fines de la
dictadura sobre la sacrosanta propiedad privada de los medios de producción, subsidiariedad
del Estado en relación con los grandes capitales, impunidad para los culpables –civiles
y uniformados- que atropellaron los DD.HH. durante la dictadura cívico-militar,
de protección de toda una legalidad represiva frente a la protesta y demanda
sociales, etc.; mantención y reproducción del patrón primario exportador con
ventajas comparativas.
En efecto, en todo
el período vimos a los representantes del bloque dominante mostrarse los
dientes, pero ello no impidió que se mantuviesen intactas las bases del actual
modelo de dominación. Cuando más, los encargados de salir a despotricar son los
flamantes congresales del PC o algún díscolo de la NM, llegando inclusive a oírse
algunas críticas dentro de las filas de la derecha.
Con todo, el MP y
la izquierda deben aprovechar las contradicciones que se puedan presentar entre
los sujetos y sectores integrantes del bloque histórico dominante, pero de
seguro ellas se harán más evidentes –y, por ende, mucho más estratégicas y aprovechables-
en la medida que las fuerzas que se oponen a éste sistema lo combatan con toda
la fuerza posible y desde fuera de la legalidad que se nos ha impuesto.
Lo que se
viene en 2017
Primeramente, nos
parece que los sectores más preclaros del MP no pueden darse el lujo de continuar
realizando las mismas prácticas manidas y erróneas de antaño. Ya basta de jugar
a las pequeñeces y egoísmos de una izquierda que se mira el ombligo y que no
quiere que nadie más juegue en su patio. Es hora de practicar, de verdad, la unidad
en la lucha y de poner a disposición del MP las fuerzas y experiencias
acumuladas en décadas de pelea de la izquierda democrático-popular y
revolucionaria contra los enemigos de los pueblos y los trabajadores.
Además, nos asiste
el convencimiento que cualquier intento por avanzar en una propuesta programática
y orgánica del anticapitalismo debe romper con la idea de sentarse a esperar
que la “crisis permanente e ininterrumpida del capitalismo” estalle y así podamos
pasar a asaltar el poder. Ello, aunque sus mentores lo nieguen, suena a la
espera de un mesías que nunca vendrá. No debemos distraer la atención en tales
espejismos, así como tampoco debiéramos diluir nuestras escasas fuerzas y
recursos en disputas electoreras que poco aportan a la acumulación del poder de
los pueblos y los explotados que se dice representar.
En otro nivel, se
hace urgente que la izquierda consecuente con la causa popular rompa con las
interpretaciones mecanicistas y simplistas de las relaciones que se dan hoy en
nuestra formación social entre los factores objetivos y subjetivos. En la
actualidad, si bien la infraestructura material o “conjunto de las relaciones
sociales”, es la que ejerce la determinación “en última instancia”, no es para
nada menor el papel que juega la lucha en la arena de la lucha ideológica; allí
debemos darle con todo, constante y extensamente. De otra parte, tenemos que aportar
con todos los medios posibles a construir la nueva subjetividad del sujeto
social, esa que levantamos entre todos los pueblos y l@s trabajador@s, desde
abajo, la que surge de la solidaridad al calor de la preterida lucha de clases,
de la discusión franca, constructiva y cargada de futuro en el trabajo, en el
lugar de estudio, en las ciudades y campos.
En perspectiva, para
el período que se abre resultará vital enfatizar y reencender el ánimo del
conjunto de los pueblos y l@s trabajador@s tras las luchas que afloraron
durante 2016 o que venían de antes.
1.- Educación
pública gratuita, democrática y de calidad: para el desarrollo de ésta pelea
existe más que suficiente respaldo en las propuestas realizadas por las organizaciones
naturales y político-sociales de secundarios y universitarios. La ACES debe
contribuir decididamente en la lucha sectorial, toda vez que cuenta con
suficiente moral y arrojo como para liderar la lucha de l@s secundari@s. A nivel
universitario, se requiere de la mayor unidad posible entre las organizaciones político-sociales
de éste frente y poner fin a la funesta política de atomización y cooptación de
ellas. Unos y otros deben reimpulsar la movilización más amplia y profunda
posible, reinventando las formas y condiciones de su lucha, evitando dejarse llevar
por los cantos de sirena de los representantes del bloque político de Estado;
2.- No
más AFP y por un verdadero sistema de seguridad social: es aquí donde pasará
a tener un rol estratégico el que las dirigencias más jugadas por los intereses
de l@s explotad@s converjan e impulsen una movilización más sistemática y
extendida, y no episódica y con el freno puesto. Se debe hacer hincapié en el
desarrollo de una propuesta no sólo referida a la previsión y todo lo que esto
implica, sino también, en un plano más amplio, a proponer un más completo,
eficiente y adecuado sistema de seguridad social para tod@s l@s trabajador@s;
3.- Igualdad
de derechos para las mujeres y por el fin de toda violencia contra ellas: resulta clave en
éste ámbito la lucha y la agitación ideológicas, toda vez que nos enfrentamos a
ideas machistas, discriminadoras y sexistas, muy afincadas en nuestra
formación. En ese sentido, un ejemplo de movilización efectiva resultó ser ‘Ni
una menos’, la que pone el énfasis en la no violencia contra las mujeres. Si bien
se debe presionar por el reconocimiento jurídico a que la mujer pueda disponer
de su cuerpo e integridad (mandato por lo demás emanado de la ONU y la OMS), no
debemos alentar la creencia que sólo una u otra ley vendrán a resolver la
injusta y violenta realidad que hoy enfrentan las mujeres en Chile, sino que
para que ello pueda revertirse se requiere de una lucha liberadora constante y desde
ahora, la cual debe plasmarse en cada una de las luchas sectoriales y por
frente que el MP lleve a cabo;
4.-
Autodeterminación y recuperación de territorio ancestral por parte del
pueblo-nación Mapuche:
en esta lucha, centenaria y ascendente, donde se le oponen el Estado de clase y
el capital financiero ligado al patrón primario exportador, resulta crucial que
todos nos demos cuenta que son los mismos enemigos que enfrenta el MP ‘chileno’.
Por tanto, se deben agotar todos los esfuerzos a fin de lograr la confluencia y
apoyo mutuo entre ambos pueblos, con vistas a la lucha conjunta contra los mismos
que impiden el desarrollo y bienestar de cada uno. Ello no obsta que reconozcamos
las diferencias, pero es mucho más adecuado y eficaz para todos los pueblos
poner de relieve las demandas y luchas comunes;
5.- Por
verdad y justicia en todos los casos de crímenes contra los DD.HH cometidos
bajo dictadura, así como ningún perdón o amnistía para los criminales de lesa
humanidad:
es tiempo que las agrupaciones y organizaciones ligadas a la defensa de los
DD.HH. y por la memoria pongan en el tapete tales exigencias, dejando de lado
la cooptación ejercida todos estos años por los partidos integrantes de la
Concertación-NM o de sectores cercanos a éstas. Además, quisiéramos que ellas -con
algunas honrosas excepciones- se mostraran más interesadas en meter a la cárcel
a los genocidas –o que los que lo están no sean vergonzosamente liberados- que
a la espera de un dinero que encierra una sospechosa finalidad. Lo anterior no
implica, ni mucho menos, que no se deba exigir una reparación material adecuada
y suficiente para las víctimas y familiares, la que debe ser permanente e igual
para tod@s, pero ello no debe implicar que se supedite la lucha por la verdad, la
justicia y la memoria a la consecución de esos otros fines. En un plano algo mayor,
la lucha en defensa de los derechos fundamentales debe ser entendida en el
sentido más amplio posible, buscando hacer conciencia que los derechos sociales
forman parte constitutiva e inalienable, junto a los económicos y culturales,
de los Derechos Humanos. Todos estos derechos fundamentales le han sido
negados, relativizados u obstaculizados en su ejercicio a las grandes mayorías
nacionales desde el Golpe militar del 11/9/73 y otro tanto ha ocurrido en estos
26 años de democracia gorila o de baja intensidad;
6.- Por
una atención de salud digna, oportuna y de calidad, así como la lucha por una vivienda
social que cuente con estándares apropiados: tales demandas tienen cada vez una
mayor urgencia para amplios sectores de los pueblos y l@s trabajador@s. Si bien
hasta ahora han movilizado a los sectores sociales que se ven menos capaces de
lograr su satisfacción, así como a los trabajador@s que laboran en el sector público
de salud, no es menos cierto que cada vez más extensas capas y sectores
sociales, producto del alto endeudamiento y precariedad laboral, se ven y verán
enfrentados a pelear por lograr que les sean asegurados esos derechos. Por tanto,
resulta prioritario que los dirigentes sociales más consecuentes y que estén
insertos en las organizaciones naturales de sectores populares alienten la lucha
y la organización en torno a su conquista.
En todas estas
luchas, qué duda cabe, resulta estratégico y decisivo el que sus impulsores,
activos y franjas más orgánicas, confluyan con todos los otros sectores y
frentes del MP. Sólo así aseguraremos la necesaria potenciación de cada combate
y la construcción, al calor de la pelea contra nuestros enemigos, de la fuerza
político-social democrático-popular y revolucionaria que lleve a cabo los
cambios de fondo en Chile.
Reiteramos el
llamado a los no organizados y a los organizados, a las organizaciones
sindicales, sociales, políticas, estudiantiles, de pobladores, de la diversidad
sexual, de los jubilados, de los migrantes y de los pueblos originarios, para
que entre tod@s conformemos de una buena vez un grande y poderoso Movimiento
Social y Político por la Lucha Popular. Ya es tiempo que no haya más paz para
los de arriba.
¡Por Todas y Cada Una de las Demandas de los
Pueblos y l@s Trabajador@s de Chile!
¡Sólo la Lucha y la Unidad Nos Harán Libres!
Colectivo Acción Directa CAD –Chile
Enero 8 de 2017
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