A 28 años de su probable
ejecución mediante un bombazo por parte de la fatídica CNI, recordamos a ambos
compañer@s, insobornables e inclaudicables camaradas del Movimiento de
Izquierda Revolucionaria MIR que siguen siendo ejemplo de lucha y compromiso
por la construcción del Socialismo en Chile
Aracely,
la revolucionaria
Aracely Victoria Romo Álvarez nace un 13 de marzo de 1962, hija de padres comprometidos con la causa popular: padre
mueblista y madre obrera tejedora, con quien compartía su militancia, formaba
parte de una alegre y numerosa familia. Dueña de un carácter afable, jovial,
sociable, alegre y de gran curiosidad, desde niña se destaca por su capacidad
para organizar y por contar con una aguda visión crítica de la realidad que
afectaba a sus vecinos y a su familia, situación que aportó a su
sensibilización y a tomar conciencia de clase, conduciéndola a temprana edad a asumir
un compromiso profundo y radical con la causa revolucionaria.
Pasó
a militar en el Movimiento de Izquierda Revolucionaria MIR, pues anhelaba una
sociedad con igualdad social y justicia plena.
Aracely
creció en dictadura, lo que la transformó en una mujer luchadora incansable
contra la explotación, una combatiente, disciplinada y metódica, una dirigenta
social y política con claridad y asertividad en sus análisis; un cuadro
revolucionario.
Hace
28 años, Aracely junto a muchos otros jóvenes se jugaron la vida en la calle,
en el mitin, en la protesta, en la barricada. En aquel obscuro tiempo, pese al
horror existente, afloraba en el campo popular mucha mística, solidaridad y
coraje. Unía a tod@s l@s luchador@s sociales el afecto, el respeto por el ser
humano y el deseo de un mundo mejor donde cada persona tuviera sus necesidades
básicas satisfechas y la vida fuese respetada, ya que la dictadura desconoció
todo eso desde el mismo 11 de septiembre de 1973, fecha infame en que la noche
negra cayó sobre Chile.
Frente
a todas estas atrocidades, muchos jóvenes, compañeros de la vida y la libertad,
se comprometieron en forma consecuente y voluntaria hasta dar la vida con el
fin de sacar a la dictadura, animados con el intenso deseo de una vida mejor y
por amor a nuestro pueblo. Entre esos compañeros estuvieron Aracely y Pablo que
ofrendaron sus vidas para sacar al tirano y liberar al pueblo oprimido.
Pablo, “El
Maestro”
Pablo era el mayor de 4 hermanos. “El Tiburón”, como le decían los más cercanos por su
inconfundible nariz, nació el 7 de septiembre de 1963, alto, delgado, alegre,
estudioso. Sus primeros estudios los hace en la Escuela de Educación Básica N°
50 de Santiago, los estudios secundarios los realiza en el Liceo Don Bosco y en
1981 ingresa a la Universidad de Santiago donde estudia Ingeniería, es en esa
época que conoce de cerca el Movimiento de Izquierda Revolucionaria MIR, donde
entra a militar; sus padres aceptaron su decisión.
Su
película favorita era “el Regreso del Jedi”. Sentía mucha simpatía por esos
ositos que hacían pequeños grandes sabotajes contra el Imperio, los “ewoks”.
Por su liderazgo innato era capaz de levantar organizaciones, de mover masas,
todos lo conocían como “El Maestro” porque siempre andaba enseñándole a la
gente de política, de solidaridad y de ayudar al prójimo, manifestaba especial
sensibilidad frente a las injusticias que se vivían a diario en época de dictadura
y frente a ellas actuaba, participando activamente en las organizaciones
juveniles de Villa Francia, donde se realizaban diferentes actividades, entre
ellas, centros de apoyo escolar y folclórico. Siempre estaba pendiente de los
demás, ayudando a sus compañeros en los estudios, apoyando a sus amigos en la
población, respetado y querido por jóvenes y adultos como un líder natural.
Profundamente
cristiano, entendía que debía dar su vida por su Pueblo, por los pobres, por
acabar con la opresión, porque esas eran las palabras de Cristo. Su formación
cristiana no podía derivar en otra cosa que no fuera un profundo amor por su
Pueblo y el dolor en el cuerpo con cada injusticia que se vivía, lo que derivó
que en sus años posteriores pasara a militar en el MIR, convirtiéndose en el
encargado territorial del sector.
Pablo
tuvo un hijo que nació cuando había dejado Chile, al que no pudo conocer. La
madre del niño, que también militó en el MIR, bautizó a su hijo con los nombres
de los hermanos de su padre. Amigos que lo conocieron en Argentina visitaron
Valparaíso hace unos años atrás donde se conmemoró un nuevo aniversario de su
asesinato, entre ellos, Pablo Bustillo, quien lo conoció cuando vivió en la
zona de Quilmes, un barrio de Buenos Aires, en aquella oportunidad mencionó que
Pablo no tan solo les enseñó la palabra trabajo, la palabra dignidad, la
solidaridad, sino que hizo que todos las aprendieran desde la práctica.
El exilio
de Pablo, retorno a Chile y su muerte junto a Aracely
Tras
el asesinato de sus hermanos Eduardo y Rafael, Pablo debió sufrir el exilio
junto a su hermana Ana, estando en España realiza diferentes campañas de
denuncia frente a los asesinatos de sus hermanos, luego se fueron a Cuba y
desde ahí remontaron al sur, hacia Argentina, para estar más cerca de su
familia, fue ahí donde Manuel le pide que no los hiciera sufrir, que se
cuidara, que no podrían vivir con otro hijo muerto. Todas las cartas y cada uno
de los pequeños recados que Pablo logró enviar a sus padres durante su exilio
son de tal profundidad frente al momento que estaban viviendo como familia que
su estado anímico era evidente, el asesinato de sus hermanos y el estar lejos
de sus padres hacen que en marzo de 1988 -sin comunicarlo- ingrese de manera
clandestina al país.
Pablo decía que el
plebiscito del 88 sería un fraude para el Pueblo y que la única forma para
acabar con la dictadura cívico-militar sería a través de una rebelión popular,
que era parte de la línea política del MIR. Tesis que viene a cobrar sentido y
hacerse carne desde los primeros años de la democracia (con cientos de
perseguidos y encarcelados y decenas de ejecutados) hasta hoy, con la herencia
del actual modelo económico y social en Chile.
Pablo
Vergara, con 25 años, es asesinado junto a Aracely Romo, de 26, con quien se conoce en las
comunidades cristianas, compartiendo un mismo espíritu revolucionario y
cristiano, que los llevó combatir contra las brutales injusticias que vivía y vive Chile y lo
más horroroso de la dictadura militar, con una profunda convicción en la
construcción de una sociedad totalmente distinta, plena de justicia, amor y libertad.
“La noche del 5 de Noviembre de 1988, tras una fuerte explosión cercana a una torre de energía eléctrica
en el cerro Ñielol de Temuco, se encuentran los cadáveres mutilados de Aracely
Romo y Pablo Vergara, militantes del MIR. La prensa difunde que murieron al
colocar una bomba. Los grupos de Derechos Humanos evidenciaron numerosas
incoherencias en la versión oficial: Las piernas de Aracely no mostraban
lesiones de bomba pero desde la cintura para arriba no quedaba nada del cuerpo,
lo cual es imposible suponiendo que el artefacto explotara mientras ella estaba
agachada manipulándolo; Araceli vestía zapatos de tacón, impropios para una
misión así; las cédulas de identidad estaban intactas pese a que los cuerpos
estaban destrozados; los estopines eléctricos y detonadores encontrados no
servían para ese tipo de acción; y se usó TNT del que sólo disponía el
ejército. Hasta hoy el caso está en investigación”.
“No me arrepiento de nada, lo digo con sinceridad, de
adentro. Soy feliz, inmensamente feliz, aunque en mi corazón los santos Eduardo
y Rafael, no me dejan de golpear, me hieren, me aplastan, lloro, maldigo este
régimen, esta historia, maldigo a los claudicantes, a los cobardes
(precisamente porque lo soy), maldigo a los cómodos, a los felices en su mundo
de mierda, su falso amor, su vida de pájaro.” (Carta de Pablo a
sus padres, Luis y Manuel, de agosto de 1988).
“No
habrá piedra ni mar que los proteja ni guarida ni caverna perdonada”
(Canción de Karaxu)
¡Ni Olvido Ni Perdón: Verdad, Justicia y
Memoria!
¡Sólo la Lucha y la Unidad Nos Harán Libres!
Colectivo
Acción Directa CAD –Chile
Noviembre 5 de 2016
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