Por la detención, torturas y
desaparición del entonces estudiante universitario y ciudadano dominicano Juan
Blanco Castillo, la justicia sometió a proceso y ordenó detener a 7 ex miembros
de la marina
Por el delito de secuestro con grave daño del ciudadano de la República Dominicana, JUAN BLANCO CASTILLO, el ministro en visita para causas por violaciones a los DD.HH. de la Corte de Apelaciones de Valparaíso, Jaime Arancibia, sometió a proceso y decretó orden de aprehensión para siete miembros en retiro de la armada
En
la resolución (causa rol 53.046-2009) el magistrado encausó a Ernesto Huber von Appen, Jaime Undangarin Romero, Germán Valdivia Keller, Arístides León Calffas, Guillermo Aldoney Hansen, José Gutiérrez Bello y Víctor Sepúlveda Cuevas, como
autores del delito de secuestro con grave daño.
De
acuerdo a los antecedentes, los hechos se registraron en el mes de septiembre
de 1973, cuando la víctima, en ese entonces de 25 años estudiante de
economía, "fue detenido por una patrulla de efectivos de la Armada
de dotación de la Base Aeronaval de El Belloto, a cargo del teniente 2º Jorge
Ginouves Contreras, en el sector Barrio Norte de Villa Alemana, cerca de la
estación de trenes, quien es conducido al recinto naval para ser entregado al
personal del Servicio de Inteligencia de la Comandancia de Aviación Naval
(Comavnav)", la resolución agrega que "es sometido a distintos
interrogatorios en la Oficina de Información de Control Aéreo (OICA)".
Huber,
ex contraalmirante, estaba a cargo base El Belloto y es uno de los culpables del
crimen y desaparición del que fuera regidor por Limache e interventor de la CCU
Jaime Aldoney; Undangarin, era un civil que efectuaba labores represivas en la
armada y también participó en el asesinato de Aldoney; León, tuvo que ver con
el secuestro, detención ilegal y tortura contra dos niños en 1974, lo mismo que
Undangarin y Valdivia; Aldoney (al mando de las fuerzas que exterminaron a su primo Jaime), ex vicealmirante y que fungiera como jefe del
estado mayor de la 1ra zona naval, admitió saber de la suerte del sacerdote Michael Woodward, quien fuera torturado en la Esmeralda y luego enterrado en una
fosa común, y nunca se realizó una investigación interna al respecto.
"Luego
de permanecer detenido en la Base Aeronaval de El Belloto, Juan Blanco Castillo
es conducido al cuartel de la Policía de Investigaciones en Quilpué, para
permanecer recluido en los calabozos de dicho recinto, los cuales se ubican en
el subterráneo donde es sometido a interrogatorios y apremios ilegítimos de
parte de sus captores, existiendo numerosos testimonios respecto a su
detrimento físico a través de otras personas detenidas en ambos recintos".
"Pasado
un tiempo, la víctima es sacada con signos evidentes de maltrato físico y
psicológico del recinto antes señalado, en dirección desconocida. Luego de un
periodo de seis meses, la Policía de Investigaciones de la comuna de Quilpué,
debe concurrir hasta un sector denominado "Curva M" en la localidad
de Colliguay, lugar en donde se produce el hallazgo de un cadáver N.N. de sexo
masculino. De acuerdo a las características de las vestimentas del occiso y al
examen del cadáver, el personal policial presume que se trata del dominicano
Juan Blanco Castillo, cuya autopsia no fue ubicada y los restos fueron remitidos
a una fosa común del Cementerio de Quilpué, configurándose así el delito de
secuestro con grave daño en la persona de Juan Andrés Blanco Castillo, figura
prevista y sancionada en el artículo 141 del Código Penal vigente a la época de
los hechos".
Como
la justicia en casos de atropellos a los DD.HH. ocurridos durante la dictadura
cívico-militar sigue siendo “en la medida de lo posible”, no resultó raro que los
procesados, una vez notificados del auto de procesamiento, puedan ser
conducidos a los recintos que la misma armada designe para cumplir con la
prisión preventiva. Es decir, se siguen otorgando prerrogativas a los ex
uniformados criminales de lesa humanidad que ofenden directamente la justicia
en su sentido formal y ético, agrediéndose con ello la dignidad de nuestros
compañer@s muert@s, de sus familias y de la sociedad toda.
“No
habrá piedra ni mar que los proteja ni guarida ni caverna perdonada”
(Canción de Karaxu)
¡Ni Olvido Ni Perdón: Verdad, Justicia y
Memoria!
¡Sólo la Lucha y la Unidad Nos Harán Libres!
Colectivo
Acción Directa CAD –Chile
Noviembre 4 de 2016
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