“Llevar adelante la política independiente de la clase obrera”
“Nada debemos agradecer a nadie (personaje o gobierno) que no
sea una expresión viva de nuestras propias fuerzas. Pues nadie, fuera de
nuestras filas de trabajadores y pueblo, ha hecho nada por las mayorías
populares.”
Por Partido
Revolucionario de los Trabajadores PRT - Argentina
En PRT-Arg
–public. 15/11/16
La política
independiente de la clase obrera es aquella que transita el camino de la lucha
de clases hacia la liberación del yugo de la explotación del trabajo asalariado
a favor del enriquecimiento de la clase burguesa.
Mientras
exista un sistema de vida o sistema social, basado en la explotación de la mano
de obra para la obtención de ganancia será imposible poder hacer realidad ese
objetivo.
Dentro
del capitalismo la clase obrera y los trabajadores en general estamos
condenados a trabajar para la burguesía a cambio de un salario que día a día
tiende a bajar.
¿Es
posible lograr una distribución más equitativa de la riqueza que se produce en
el país a favor de los trabajadores, tal como nos recitan múltiples sectores
políticos y de los medios masivos de comunicación?
Veamos:
Si del trabajo asalariado salen la ganancia de los burgueses y los salarios de
los trabajadores, quiere decir que ambos son opuestos. Cuanto mayores ganancias
para la burguesía, menores salarios para los proletarios; y a la inversa:
cuanto mayores salarios para los proletarios, menores ganancias para la
burguesía.
Cierto
es que cuando arrecian los conflictos y las luchas populares, los trabajadores
logran mejores salarios y mejores condiciones de vida en libertades
democráticas y, en general, la obtención de reivindicaciones sentidas por las
mayorías populares.
Pero
la burguesía, desde el poder del Estado, a través de los gobiernos de turno,
vuelve una y otra vez a quitar esas conquistas. Los mecanismos son diversos,
tales como los recortes de derechos a través de las postergaciones de la
aplicación de leyes existentes a favor del pueblo (82% móvil, baja del salario
mínimo vital y móvil, recorte de libertades políticas de agremiación y agrupamientos
sindicales en las fábricas y empresas, juicios laborales ganados que no se
pagan, aprobación de leyes laborales que amplían la jornada laboral y la
intensidad del trabajo, eliminación de recursos estatales para la salud y la
educación de las masas, etc.).
Esta
permanente lucha que vuelve y se repite una y otra vez, es la lucha de clases
entre los que tienen todo y no trabajan contra los que trabajan y no tienen
ninguna propiedad sobre los medios de vida, dado lo cual todos los días sin
excepción deben ir a trabajar para beneficio de la clase explotadora y zángana.
La
lucha de clases existe y es una realidad incuestionable, que la burguesía y
otros sectores políticos que no quieren aparecer como burgueses se empeñan en
ocultar y no reconocer, para evitar que aparezcan claros los dos intereses
antagónicos que disputan los medios de vida.
¿Hay
alguna salida a la repetición de esa contienda?
Si
los trabajadores, a través del ejercicio de esa lucha nos unimos en un proyecto
común, es posible organizar esa lucha de clases hacia el objetivo de terminar
con ella.
La
única forma de terminar con ella es poniendo las cosas en su justo lugar. Es
decir que los medios de vida (la tierra, la naturaleza en general, las fábricas
y empresas, es decir, todos los medios de producción) pasen a mano de quienes
producimos todos los bienes materiales y de todo tipo que genera la sociedad.
Ese
proyecto común no puede ser otro que lograr la toma del poder del Estado, y
construir un nuevo Estado proletario y popular, a partir de lo cual podríamos
decidir en forma colectiva el rumbo y el destino que daríamos a toda la
producción social del país.
En
resumen, ésta sería la política independiente de la clase obrera.
Toda
obra comienza con una primera piedra, se continúa con una segunda y así
sucesivamente hasta llegar a completarla.
La
política independiente de la clase obrera sigue ese mismo recorrido. Ya están
puestas las primeras piedras del proyecto revolucionario proletario y aunque la
finalización de la obra parece lejana en el tiempo, es el camino que debemos
transitar para poder cambiar esta interminable lucha de clases.
Los
procesos sociales tienen la ventaja que cuando están avanzados, con la
masividad que van ganando día a día en la propia lucha de clases, se aceleran
en forma vertiginosa y entonces las piedras que faltan colocar, se acomodan una
sobre otra en gran número a la vez, y la obra se culmina en un tiempo
inimaginado al principio de la tarea.
El
trabajo revolucionario nunca debe esperar mejores tiempos para realizarse. El
tiempo es hoy. Y ello implica una lucha sin cuartel contra la burguesía por la
disputa del poder en todos los planos y también una guerra a muerte contra las
ideas que nos vienen a decir que los cambios no son posibles ahora, o que hay
que esperar que desde el cielo lluevan margaritas.
Gobierno
tras gobierno, cualquiera sea su signo político, ya sea que se presente como
democrático republicano o como dictadura militar, han pasado por nuestras vidas
sin cambiar un ápice nada de lo sustancial que modifique la situación a favor
de las mayorías populares. Por el contrario, siempre hemos empeorado.
Y
si alguna vez estuvimos un poco mejor, ha sido gracias a la decidida y potente
lucha que hemos llevado adelante como pueblo. Nada debemos agradecer a nadie
(personaje o gobierno) que no sea una expresión viva de nuestras propias
fuerzas. Pues nadie, fuera de nuestras filas de trabajadores y pueblo, ha hecho
nada por las mayorías populares.
No
puede concebirse la lucha revolucionaria sin el involucramiento de grandes
masas movilizadas de obreros y sectores populares, pero tampoco puede lograrse
poner en movimiento a esas grandes masas en la acción revolucionaria si no es
por el camino de la lucha concreta que vaya marcando conquistas y unidad en el
cuerpo de una organización nacional que ya se está gestando en cada fábrica,
barrio y centro educativo, piedra sobre piedra.
Colectivo Acción Directa Chile -Equipo Internacional
Noviembre 15 de 2016
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