El 25 de octubre
próximo se celebrarán elecciones en el país transandino, tanto para elegir presidente
como congresales. Tratando de ocultar su débil desempeño, el ‘kirchnerismo’ ha escamoteado las verdaderas cifras sobre pobreza, la que no habría variado durante el
reinado Néstor-Cristina
“POBREZA
K Y EL YELMO DE NIEBLA”
Octubre 11, 2015
La cuestión de
cuánta pobreza hay en Argentina sigue metiéndose en los debates de campaña
electoral. Es que todo indicaría que el índice de pobreza, medido según los
criterios del viejo INDEC, estaría cercano al nivel de los finales del gobierno
de Menem (que era del 27%). De ahí el empeño kirchnerista de tapar el asunto.
Así, el 26 de marzo pasado el ministro Kicillof declaró que “no tengo el número
de pobres, pero me parece una medida bastante estigmatizante”. Luego, a
mediados de septiembre, y en respuesta al amparo que presentó la diputada
Victoria Donda para que la Justicia ordenara al Gobierno difundir los datos de
pobreza, el ministro dijo: “Si quiere [Donda] salir en los diarios, que se
ponga plumas, se vista de algo, grite”. Y cuando la jueza María José Sarmiento
dio lugar al pedido de Donda, la Dirección de Legales del Ministerio de
Economía respondió que no podía entregar los datos porque no se mide la pobreza
desde finales de 2013.
Pues
bien, dado que en muchos círculos se asocia a Kicillof con las ideas de Marx,
es conveniente refrescar la importancia que este último daba a las estadísticas
sociales, y a la honestidad intelectual y valentía moral con que se elaboren.
En el Prólogo de la primera edición de El Capital, escribía:
“Comparada
con la inglesa, la estadística social de Alemania y de los demás países
occidentales del continente europeo es paupérrima. Aun así, se descorre el velo
lo suficiente para que podamos vislumbrar detrás del mismo una cabeza de
Medusa. Nuestras propias condiciones [se refiere a Alemania] nos llenarían de
horror si nuestros gobiernos y parlamentos, como en Inglaterra, designaran periódicamente
comisiones investigadoras de la situación económica; si a esas comisiones se
les confirieran los mismos plenos poderes de que gozan en Inglaterra para
investigar la verdad; si a tales efectos se pudiera encontrar hombres tan
competentes, imparciales e inflexibles como los inspectores fabriles ingleses,
como sus autores de informes médicos acerca de la “Public Health” (salud
pública), sus funcionarios encargados de investigar la explotación de las
mujeres y los niños y las condiciones de vivienda y alimentación, etcétera.
Perseo se cubría con un yelmo de niebla para perseguir a los monstruos.
Nosotros nos encasquetamos el yelmo de niebla, cubriéndonos ojos y oídos para
poder negar la existencia de los monstruos”.
Por
supuesto, el objetivo en Argentina es mantener, a como dé lugar, “el yelmo
de la niebla”. Para eso, los “amigos del pueblo” no vacilaron en echar o
silenciar a los trabajadores “competentes, imparciales e inflexibles” del
INDEC. Ni ahora les mueve un pelo apelar a cualquier bajeza, incluso al ataque
sexista y reaccionario. Todo vale para disimular el “horror de los monstruos”,
las llagas abiertas de este capitalismo dependiente y atrasado.
Pero
incluso desde el punto de vista ético, el ocultamiento de las cifras de la
pobreza no tiene punto que ver con el ideario socialista. En este respecto,
Marx decía que “cuando un hombre trata de adaptar la ciencia a un punto de
vista que no deriva de la ciencia misma, (por erróneo que pueda ser), sino de
afuera, de intereses ajenos o exteriores, lo califico de ruin”. Y hoy
estamos ante “la bajeza absoluta”, puesta al servicio del yelmo de la niebla.
Equipo Internacional –CAD CHILE
Octubre 13 de 2015
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