“(…),
la 'QE de la gente' en realidad es lo mismo que lo que el Banco Central Europeo
está haciendo ahora con su programa de QE”
Por Michael Roberts*
En SinPermiso
25/09/2015
El economista jefe
del Banco de Inglaterra, Andy Haldane, ha tenido en muchas ocasiones su propia
y peculiar opinión en relación con el análisis de la crisis financiera mundial,
el sistema bancario y la política económica. Ya en 2013, argumentó sobre el
peso del sector financiero en la economía: "¿En qué sentido añade valor a
la economía en general que los bancos tomen decisiones cada vez con más
riesgo?" Y respondía: "En una palabra: ninguno". Y quién hablaba
así es el economista jefe del Banco de Inglaterra.
Ahora
ha vuelto a sacar los pies del plato en relación con la opinión predominante de
que el Banco de Inglaterra debería subir los tipos en paralelo con cualquier
movimiento de la Fed. De hecho cree que el Banco de Inglaterra debería
considerar recortar las tasas de interés hasta tocar hueso y hacer algo más que
aplicar la flexibilización cuantitativa (QE); es decir, imprimir dinero para
aumentar la cantidad de crédito en los bancos.
¿Por
qué? Bueno, Haldane considera que la crisis en Grecia y ahora en China no son
eventos fortuitos o meras "tormentas de verano. Por el contrario, son
parte de una secuencia causal de perturbaciones financieras que han afectado el
sistema económico y financiero mundial en la última década...". De
hecho, "los recientes acontecimientos constituyen la última etapa de lo
que podría llamarse una trilogía de una crisis con tres partes. La primera
parte de la trilogía que fue la crisis "anglosajona" de 2008-09; la
segunda parte fue la crisis de 2011-12 de la 'zona euro'; y ahora podemos estar
entrando en las fases iniciales de la tercera parte de la trilogía, la
crisis de los 'mercados emergentes', de 2015 en adelante".
Haldane
tiene algunas dudas sobre la eficacia de la QE a la hora de volver a relanzar
las principales economías capitalistas desde 2009. Puede que haya tenido éxito
en el Reino Unido, dice: "La QE parece haber sido razonablemente
potente y oportuna". Sin embargo, "los estudios empíricos
existentes apuntan a amplios márgenes de error en torno a las virtudes de la QE
... Desde el punto de vista micro-económico estas incertidumbres son
inherentemente mayores en relación con la QE que con las tasas de interés".
En otras palabras, no se sabe muy bien si funciona la QE, pero reducir las
tasas de interés es más efectivo.
Estas
dudas se han visto reforzadas recientemente por Stephen Williamson,
vicepresidente del Banco de la Reserva Federal de St. Louis y el principal
experto estadounidense en política monetaria. Acaba de publicar un estudio en el
que se llega a la siguiente conclusión: "No conozco ninguna investigación
que establezca un enlace causal entre la QE y los objetivos últimos de la Fed:
la inflación y la actividad económica real. De hecho hay pruebas indirectas que
sugieren que la QE ha sido ineficaz".
El
problema es que las tasas de interés ya están cerca de cero y se van a quedar
ahí: en el "umbral cero", para usar la jerga.
Así
que Haldane propone que los bancos centrales tienen que utilizar técnicas aún
más innovadoras para luchar contra la debilidad de la economía capitalista
global. "Si las tasas de interés reales mundiales siguen siendo bajas,
los bancos centrales tendrían que pensar con imaginación cómo hacer frente a
largo plazo a la restricción tecnológica impuesta por el umbral cero de las
tasas de interés". Haldane propone que tal vez los gobiernos deberían
considerar la abolición de dinero efectivo (billetes y monedas). Ello impediría
que la gente guarde el dinero debajo del colchón. Y los bancos centrales
podrían adoptar tasas de interés "negativas". En otras palabras, se
cobraría a la gente por tener depósitos en los bancos. Con estas medidas, la
gente se vería obligada a gastar, invertir o especular, por lo que aumentaría
la "demanda" de la "economía real". En cierto modo, esto
sería una 'QE permanente': "Parte de los instrumentos de la política monetaria
en tiempos normales, así como durante las crisis: un instrumento monetario para
todas las estaciones".
Un
problema con todas estas 'innovaciones' es que la 'QE convencional' ha
demostrado ser no sólo ineficaz para impulsar la "economía real", sino
que también provoca una mayor desigualdad de riqueza e ingresos. Como Frances
Coppola señaló en una reciente nota de blog: "En 2013, el Banco de
Inglaterra admitió
que los principales beneficiarios son los titulares de activos, en particular
los de la parte superior del 5% de la distribución de ingresos. Al empujar un
sector de precios de activos, las compras de activos han aumentado el valor de
la riqueza financiera de las familias que esta fuera de los fondos de
pensiones, pero los activos están muy concentrados en el 5% de los hogares que
tienen más del 40% de esos activos. En otras palabras, los ricos".
¿Será
el plan de los asesores económicos del nuevo líder de la oposición laborista
británico, Jeremy Corbyn, mejor? Suya es la idea de un programa de
"flexibilización cuantitativa para la gente" (People's QE). En lugar
de que el Banco de Inglaterra compre bonos gubernamentales y corporativos e
imprima dinero para hacerlo (la QE actual), la propuesta de Corbyn es que el
Banco de Inglaterra compre bonos y otros activos directamente a los consejos
locales, los organismos regionales, etc., para que puedan invertir la dinero en
proyectos de más viviendas, escuelas y servicios. La "QE para la gente
es algo fundamentalmente diferente. El Banco de Inglaterra imprime dinero
nuevo, en un proceso idéntico al utilizado por los bancos ordinarios cuando
prestan a las empresas, pero le dan ese dinero a agentes como las autoridades
de vivienda, los consejos locales, a un banco de inversión verde, para
construir casas, escuelas, hospitales", dice Richard Murphy, asesor de
Corbyn.
Pero,
como otros han señalado, la 'QE de la gente' en realidad es lo mismo que lo que
el Banco Central Europeo está haciendo ahora con su programa de QE, es decir,
la compra de bonos emitidos por el Banco Europeo de Inversiones, que invertirá
el dinero en proyectos a largo plazo (como lo considere oportuno) en toda
Europa. Esto tendrá unos resultados limitados y muy lentos.
Haldane,
Corbyn y otros defensores de la QE no mencionan lo que se ha dado en llamar
"dinero helicóptero". Fue
una idea del ex presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, cuando se
planteó la idea que su mentor, el economista pro-mercado derechista Milton
Friedman, sugirió para hacer frente a las recesiones. Los bancos centrales
deben simplemente arrojar dinero en papel desde helicópteros sobre las ciudades
de Estados Unidos para impulsar directamente la demanda de bienes y servicios,
sin pasar por los bancos. Bernanke no aplicó esta idea cuando fue presidente de
la Fed, pero de vez en cuando la plantean algunos economistas sin otro efecto que
acabar de nuevo en el cajón. Simplemente suena demasiado radical y salvaje.
En
realidad, no lo es. Como el economista keynesiano Simon Wren-Lewis señala, el
"dinero helicóptero" no es en realidad sino otra forma de gasto
público. Si los bancos centrales imprimen cheques y / o transfieren una
suma mensual a las cuentas bancarias de todos los ciudadanos, están aumentando
los depósitos bancarios de los hogares y las empresas de la misma manera que si
el gobierno recortase los impuestos o aumentase las ayudas sociales. El
gobierno finalmente tendría que pagar la factura de la generosidad del banco
central. Y, de nuevo, el "dinero helicóptero" probablemente aumentaría
la desigualdad de ingresos y riqueza, ya que iría indiscriminadamente a manos
de ricos y pobres. De hecho, como dice Wren-Lewis, "Si los gobiernos
aplican estímulos fiscales en una recesión, el 'dinero helicóptero' ya no es
necesario".
Todos
estos planes e ideas son realmente una respuesta (desesperada) al fracaso de la
política monetaria "no convencional" practicada por los bancos
centrales y los gobiernos centrales, a saber, la QE. Y son una reacción a la
falta de voluntad de los gobiernos neoliberales de gestionar déficits
presupuestarios, al estilo keynesiano, para estimular la actividad económica.
Por supuesto, como
he defendido, los estímulos fiscales también serían bastante ineficaces en
tanto el sector capitalista dominante no esté dispuesto a invertir más a pesar
de los recortes de impuestos o los subsidios del "bienestar
empresarial". Y ese sigue siendo el caso en la mayoría de las economías
capitalistas más importantes.
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