En Concepción |
EN
CONCEPCION Y SANTIAGO SE DIERON ESTE MARTES 27, DIA DE LA APLICACIÓN NACIONAL DEL
TEST A LOS 2°s MEDIOS, SENDAS MOVILIZACIONES CONTRA EL ESTANDARIZADO
EXPERIMENTO
Las acciones de los secundarios comenzaron temprano, cuando en la ciudad de Concepción amanecieron
tomados los emblemáticos Liceo Enrique Molina (N° 1 de Hombres) y el Colegio Brasil,
evitando que los alumnos accedieran a ser evaluados con el artefacto-prueba
ideológico. En este caso, los movilizados pertenecían al Cordón Secundario
Rodrigo Cisterna
¡Cómo no!, llegaron
los pacos de ‘fuerzas especiales’ (FFEE), pero en ambos casos no hubo detenidos
ni se registraron enfrentamientos, pues los ocupantes salieron así sin más,
aunque luego de un buen rato. Tal dilación ocasionó que muchos de los ‘medibles’
estudiantes, al ver cerrados los establecimientos, se devolvieran a sus casas y
que finalmente no se efectuara la segregadora medición.
Ricardo
Flores, Vicepresidente del Centro de Estudiantes del Liceo Enrique Molina y
parte del Cordón Secundario Rodrigo Cisternas, señaló “hubo una coordinación
entre los liceos, en los procesos de organización que se han dado hemos
evidenciado una postura crítica frente a las pruebas estandarizadas: entendemos
que estas pruebas no están midiendo nuestra educación directamente, sino que
miden nuestra capacidad de memorizar una instrucción que es precarizada”
En Santiago |
Las
críticas de los estudiantes apuntan a que este tipo de pruebas convierten a la
educación en una especie de preparatoria para rendir exámenes, lo que implica
una precarización de la educación de la escuela, mecanizando los procesos de
enseñanza/aprendizaje al orientarlos a responder a estándares que poco tienen
que ver con la educación “Los liceos concentran sus esfuerzos en responder a
los estándares y nos hacen ver como un producto. Y nosotros no somos productos,
somos seres humanos y nos damos cuenta que la educación debe comenzar con el
interés propio, pero el sistema educacional está diseñado para provocar el
desinterés” afirma el dirigente secundario.
Al avanzar un
poco la mañana, otra movilización en contra de la aplicación del SIMCE, una
protesta pública en éste caso, fue realizada por estudiantes secundarios de la capital,
organizados en la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES) y
representantes del Movimiento Alto al Simce.
Los/as jóvenes, entre
400-500, se agruparon alrededor de la Plaza Los Héroes y desde allí intentaron marchar
hacia el Mineduc, sin embargo fueron agredidos por los efectivos de FFEE de
siempre y todo se tradujo a enfrentamientos entre las partes, con saldo de unos/as
15 estudiantes detenidos/as.
Las críticas
estudiantiles y de expertos en educación hablan a las claras de las limitaciones
de medición SIMCE. Como que la investigación más reciente sobre el SIMCE (el año 2013, financiada por el Consejo Nacional de Educación ha detectado 17 propósitos para este instrumento.
Investigadores como Cristián Bellei han advertido desde hace aproximadamente 11
años sobre los peligros que la multiplicidad de usos y propósitos atribuidos
al SIMCE conlleva para la validez del proceso. Esta advertencia también ha
sido consignada (pero no resuelta) en el informe de la Comisión SIMCE del año
2003. Una prueba con 17 propósitos diferentes implica un problema técnico, ya
que cada uno requiere procesos de validación diferentes que justifiquen las
interpretaciones que se realizan en base a los puntajes de la prueba.
Además, el
SIMCE tiene su “caja negra”, al igual que la PSU. No solamente en relación
con sus marcos de evaluación, los que en otras evaluaciones estandarizadas se
publican, sino también en torno a sus procesos de elaboración, aplicación y
corrección. Ya en 1999, en un estudio de Bárbara Eyzaguirre y Loreto Fontaine,
se indican los problemas relacionados con las preguntas del SIMCE y los
contenidos evaluados, problemas que se reiteran en estudios más recientes. Asimismo,
el ya citado estudio de 2013, en el cual se recoge la perspectiva de diversos
actores que participan en diferentes roles y etapas del SIMCE, revela problemas en la calidad de las
preguntas, en la construcción de los instrumentos, en la comparabilidad de
resultados de un año a otro, y en las condiciones laborales de constructores y
correctores, que podrían tener una incidencia en la calidad del instrumento
y de las interpretaciones que se hacen de sus puntajes.
Más importante
aún, el SIMCE se basa en una noción de calidad que no está definida. Creadores
y defensores del SIMCE señalan que es una herramienta para evaluar y mejorar la
calidad de las escuelas. Al ahondar en esta afirmación nos encontraremos
nuevamente en una nebulosa, pues ¿qué es
la calidad de la educación? De hecho, el informe citado señala que en todos
los documentos formales asociados al SIMCE, no existe ninguna definición de
“calidad de la educación”. Usualmente, se cae en la afirmación, reduccionista e
inadecuada, de que dicha calidad correspondería al puntaje obtenido en el
SIMCE. Sin embargo, la ausencia de
definición de ‘calidad’ implica un defecto técnico, puesto que si se
desconoce qué se evalúa, difícilmente se puede construir un instrumento que
entregue evidencia al respecto.
Por
otra parte, no se puede desestimar el SIMCE como una prueba con altas
consecuencias. Un bajo desempeño de la escuela en el SIMCE implica
disminución en las matrículas, pérdida de financiamiento, disminución de la
remuneración de los profesores (pérdida del bono SNED), amenaza de cierre de la
escuela, todas consecuencias graves, que afectan directamente a profesores y
alumnos. Estos elementos, por nombrar algunos, constatan que el SIMCE es
efectivamente una prueba con altas consecuencias. De hecho, son éstas las que
obligan a las escuelas y sus profesores a someterse a un currículum nacional
progresivamente reducido y a modificar sus prácticas pedagógicas en función de
estos estándares. La evidencia refleja que las altas consecuencias del SIMCE
introducen distorsiones en el proceso educativo, pues incentiva prácticas
como el entrenamiento para la prueba en los establecimientos, exclusión de
estudiantes de bajo rendimiento, uso de incentivos materiales a profesores y
estudiantes para subir los puntajes, estigmatización, despido de profesores y
posible desmotivación de los estudiantes al contestar la prueba. Recientemente
algunas instituciones ofrecen programas de postítulo con el objetivo explícito
de enseñar a los profesores a mejorar los puntajes en el SIMCE, en vez de
mejorar sus prácticas pedagógicas en función de las necesidades de los alumnos.
Una distorsión grave y triste del sentido de la enseñanza y la educación.
Es por todo ello
que los estudiantes secundarios más conscientes y organizados están diciendo
hoy en día “¡NO MAS SIMCE! ¡NO SIGAMOS
DESTRUYENDO LA EDUCACION PUBLICA!”
¡TOD@S A MOVILIZARNOS POR UNA EDUCACIÓN
PÚBLICA, GRATUITA, DE CALIDAD, SIN LUCRO, DEMOCRÁTICA, AL SERVICIO DEL PUEBLO!
¡SÓLO LA LUCHA Y LA UNIDAD NOS HARÁN LIBRES!
Equipo
Estudiantil - CAD
Octubre 27 de 2015
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