“Oriente Medio sigue siendo el centro noticioso internacional”
“Oriente Medio continúa en el centro noticioso internacional,
parte de las preocupaciones por lo que acontece en esa zona del mundo”
Por Pablo Jofré Leal*
En HispanTV
Octubre
4 de 2015
Eso, por la
seguidilla de profanaciones, ataques y violación de los derechos de la
población palestina en particular y la musulmana en general, respecto a la
libertad de desplazamiento, reunión y uso de sus recintos sagrados; como es la
explanada de las Mezquitas en Al-Quds. Así como también por la guerra de
agresión sufrida por el pueblo sirio a manos de grupos terroristas takfiríes y
todos aquellos contenciosos donde la mano de la cruenta triada conformada por
Washington- Tel Aviv y Riad se ha dejado sentir con su carga de miles de muertos,
heridos, millones de desplazados internos y refugiados, que incrementan el
recuento de muertos y desaparecidos en la travesía por lograr sobrevivir.
CAMBIO
DE ESCENARIO
En
el caso sirio, estamos frente a una guerra de agresión que tiene a uno de sus
actores, Estados Unidos, liderando una Coalición Internacional, que ha mostrado
su ineficacia y el fiasco de sus operaciones en el supuesto combate a los
grupos terroristas, pero que ha terminado destruyendo aún más la
infraestructura, la industria y lo servicios para la población siria. Esta
Coalición ya tiene rival en el combate contra el terrorismo salafista con la
irrupción de Rusia en materia de apoyo militar efectivo al gobierno sirio – que
se une al sostén que ya la República Islámica de Irán y Hezbolá venían dando al
gobierno de Damasco, con una eficacia no mostraba Washington y sus aliados.
Rusia
entró con fuerza y decisión, impulsada por un gobierno dirigido por Vladimir
Putin que le quiere plantar cara a Washington en el plano internacional. Moscú
responde así a una solicitud de un gobierno legítimo como el sirio,
distinguiéndolo de la intervención estadounidense, que llamó a conformar una
Coalición de países donde el 90% de las acciones son ejecutadas por
Washington, sin contar ni con la autorización ni llamado del gobierno
sirio y menos el aval de la comunidad internacional agrupada en las Naciones
Unidas. Rusia está en Siria porque sabe que el combate contra el terrorismo
takfirí en suelo levantino es también una carta de seguridad para su propio país,
como también el hecho de proteger a un aliado con el cual ha mantenido
relaciones en todos los ámbitos, desde el año 1944, país donde radica además,
la única base naval fuera del territorio ruso y que implica mirar al
Mediterráneo en momentos donde los afanes geoestratégicos de las grandes
potencias adquieren singular importancia.
Rusia
está en Siria con lo mejor de su arsenal aéreo, con el envío de buques y el
fortalecimiento de su capacidad operativa terrestre si así se necesita. Con
tropas, que no han entrado en combate, pero con indicios que el apoyo de
fuerzas especiales rusas en el terreno puede ser una realidad en el breve
plazo. Rusia Se ha hecho presente también con apoyo logístico, de
comunicaciones satelitales tan vitales en la guerra moderna, como también con
pertrechos, armas y material blindado que están significando un claro viraje al
curso de los acontecimientos. Esa constatación tiene a Estados Unidos y sus
aliados de Oriente Medio tratando de reaccionar y enfrentar el claro apoyo que
la decisión Rusa está teniendo en el mundo. Más aún cuando los gobiernos de
Teherán, Moscú, Damasco y Bagdad anunciaron la creación de un Centro
de Coordinación con sede en Bagdad, que será el ente aglutinador y
regulador de las acciones destinadas a combatir el terrorismo takfirí en
todas sus variantes.
Rusia
comenzó el pasado miércoles 30 de septiembre sus ataques aéreos selectivos a
las fuerza de Daesh y otros grupos, que al amparo de la desidia de occidente,
como también la estrategia de destrucción de la sociedad siria en que está
empeñado junto al apoyo de Turquía, Israel, Arabia Saudita y las Monarquías
feudales del Golfo Pérsico, han tratado desde marzo del año 2011 de
derrocar al presidente sirio Bashar al Assad. La importancia de la entrada de
la Federación Rusa y su poderío político, económico y militar, en apoyo del
pueblo sirio se expresa en el cuidado con que Estados Unidos ha comenzado a
visualizar su presencia en la zona y la manera en que se ha conducido hasta
ahora, mostrándose a ojos del mundo como una potencia más empeñada en destruir
a Siria que la terrorismo takfirí.
Mismo
cuidado que tendrán que observar Ankara y Tel Aviv, que en su apoyo a los
grupos terroristas, sean estos denominados moderados – que no existen a la hora
de contabilizar sus crímenes – u otros como el Frente Al Nusra y Daesh, en el
área fronteriza signada con el nombre de “Zona de Exclusión de Daesh” creada
por Turquía en la frontera que tiene con Siria, como antesala de una posible
zona de exclusión área como la generada en Libia antes del derrocamiento de
Muammar Gadafi, puede entrar, perfectamente, en colisión con la
presencias rusa en Siria.
Sumemos
a ello la agresión que sufre el pueblo yemeni, desde el 26 de marzo del
presente año por medio de bombardeos e incursiones en su territorio a través de
la Fuerza Aérea y terrestre del gobierno saudí, empeñada en destruir al
Movimiento Ansarolá y aplastar la rebelión del pueblo yemenita. Agresión que es
parte de la política exterior de la Casa al Saud, como ha sido ejemplificado
también con la situación de Bahréin. Allí, la mayoritaria población chií de
Baréin, regida con puño de hierro por la Monarquía suní de Sheij Hamad bin Isa
al Jalifa, continua con sus movilizaciones destinadas a exigir reformas
democráticas y el fin de la discriminación por parte del régimen. Movilizaciones, conocidas como
Tamarod Bahréin – rebelión – iniciadas el año 2011 y que significaron que
la Monarquía de este pequeño país sacará la Ley de Seguridad Nacional en marzo
de 2011, lo que conllevó la entrada de tropas saudíes y emiratíes en el país
para aplastar estas protestas.
Esta
intervención, al margen de la legalidad internacional, ha significado no sólo
una fuerte represión interna, sino también conflictos con el gobierno de Irán,
que apoya a los movimientos opositores en Baréin pertenecientes a la mayoría
chiita. Este jueves 1 de octubre el gobierno bahreiní acusó a irán de estar
detrás de los esfuerzos por desestabilizar el país y retiró a su Embajador en
Teherán en una muestra del estrecho contacto entre los Jalifa y la Casa al
Saud, que se oponen a la preeminencia iraní en el concierto regional tras el
éxito de los Acuerdos Nucleares con el G5+1 y el apoyo de este gobierno junto
al ruso, al pueblo de Siria.
Irak,
por su parte, sufre desde el año 2003 una cruenta guerra que ha fragmentado el
país en tres zonas claramente diferenciables: una zona Kurda, una zona
suní y una zona chií bajo el control del gobierno de Haider al-Abadi.
Irak no sólo sufre la agresión por parte de Daesh, sino también el resultado de
una política de intervención que aún tiene a fuerzas militares estadounidenses
en su suelo. El escenario en este país también podría cambiar, cuando el
gobierno presidido por Al Abadi ha anunciado, que está dispuesto a solicitar la
entrada de fuerzas rusas para el combate contra Daesh.
El
premier iraquí afirmó, en declaraciones a la televisión France 24 recogidas por
la agencia Reuters, que “aún no hemos discutido con Moscú la posibilidad de
llevar a cabo bombardeos contra Bases de Daesh en territorio iraquí. Es una
posibilidad; si tenemos una oferta, la consideraremos y le daremos la
bienvenida" Frente a ello el gobierno ruso reaccionó con cautela
afirmando a través del canciller Serguei Lavrov que “consideraremos
cualquier petición por parte del gobierno iraquí para ejecutar ataques aéreos
contra l grupo takfirí dentro de Irak aunque aún no hemos recibido tal
solicitud. Para tal decisión, el Kremlin evaluaría la lógica militar y
política si esta petición se efectúa. En palabras de Lavrov, Rusia esperará a
que la solicitud se formalice: "No planeamos extender nuestros ataques
a Irak, somos personas educadas y no vamos si no somos invitados".
LA
EXPLANADA BAJO LA BOTA SIONISTA
Es
en ese marco regional, necesario de ampliar en sus distintas vertientes,
Oriente Medio en general y el pueblo palestino en particular se ha visto
sumergido en una conducta belicista crónica, donde la entidad sionista
participa activamente. Una práctica inherente a su sello de nacimiento, en que
no ha cesado en implementar, desarrollar y ampliar una política de represalias
económicas y bloqueo contra la Franja de Gaza, el asentamiento de nuevos
colonos en Cisjordania y la construcción de viviendas en Al-Quds -Jerusalén
Este- sobre todo en la denominada Zona E1.
En
las últimas semanas se ha intensificado las restricciones que sufren los fieles
musulmanes para acceder a la Explanada de las Mezquitas, donde se encuentran
dos de los templos más importantes del Islam: la Mezquita Al Aqsa y la Mezquita
de la Roca. Obstáculos implementados por el ejército de ocupación israelí y que
son muestra de una política destinada a violar el derecho internacional, pasar
por alto las condenas de los gobiernos del mundo y seguir con el objetivo de
tratar de doblegar a la población palestina.
Esa
conducta violatoria, atentatoria de los derechos del pueblo palestino, de la
población de origen árabe y de los musulmanes en general e incluso la población
cristina de Al-Quds; que tiene esta explanada como un recinto sagrado y
venerable, no varía y han significado la oposición y la resistencia palestina,
que en todos los escenarios ofrece dura lucha al gobierno de la entidad
sionista y su ejército. Uno de esos frentes de lucha se observó en el inicio
del 70ª periodo de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas,
celebrada hace pocos días, cuando la Bandera palestina ondeó orgullosa junto a
las otras 193 que conforman los países miembros de esta Organización
internacional. Ese hecho simbólico muestra que el camino de respuesta a la
entidad sionista está teniendo resultados a lo cual hay que sumar la política
del BDS que implica llamar a los países y sociedades del mundo a boicotear, no
invertir y sancionar a Israel por su política genocida.
Ante
esas iniciativas pacíficas del pueblo palestino, la entidad sionista responde
con la irrupción de colonos israelíes en la ciudad cisjordana de Al Quds,
nombre en árabe de la ciudad cuyo significado es “la Santa” – que sufre
el poder ejercido por Israel desde el año 1967 a la fecha. Con una política de
colonización a gran escala en la parte oriental de la ciudad, cuyo objetivo es
estrechar día a día el cerco en torno a uno de los símbolos sagrados de la fe
musulmana: la explanada de las Mezquitas, que en 15 hectáreas son la muestra de
la resistencia y el no doblegarse frente a los embates del gobierno de
Netanyahu, que ha desarrollado una política destinada a judaizar la ciudad en
su conjunto.
Para
la Organización Islámica para la Educación, las Ciencias y la
Cultura (ISESCO) entidad que agrupa a 16 países árabes y creada el año
1981 “La protección de los lugares religiosos islámicos y cristianos de
Jerusalén es una responsabilidad árabe, islámica e internacional, por tanto es
deber de la comunidad internacional reaccionar urgentemente contra las acciones
israelíes que atacan la naturaleza única de la ciudad santa".
Acciones
de profanación, represión a la población palestina en particular y musulmana en
general, que acude a Al Aqsa y que ha enfrentado en las últimas semanas al
indignado pueblo palestino contra el ejército y la policía de ocupación del
gobierno israelí, que protege a punta de golpes y fuego estas profanaciones,
condenadas por la Organización de las Naciones Unidas y países árabes como
Egipto, Jordania y el gobierno persa, que ha exigido el respeto frente
uno de los lugares sagrados para el Islam y el cese de las violaciones a los
derechos de la sociedad palestina.
Durante
los dos últimos meses, las autoridades israelíes han ejecutado una serie
de acciones encaminadas a impedir que los fieles musulmanes puedan ocupar y
realizar su oraciones en la Mezquita Al Aqsa en una estrategia destinada
a imponer horas de visitas, que favorezcan a los creyentes judíos de tal forma
que ocupen el lugar a sus anchas sin la presencia de musulmanes en una
clara provocación. Igualmente se ha mantenido la prohibición para que palestinos
menores de 50 años ingresen al recinto. Todo ello con el objetivo denunciado
por el Movimiento de Resistencia islámica de Palestina – HAMAS – de
judaizar Al-Quds eliminando todo rastro del carácter musulmán de esta ciudad.
La
política de locura sionista, está destinada a saquear y destruir el patrimonio
arquitectónico, religioso e histórico de otras creencias; que además se expresa
con la idea declarada ya de construir el tercer templo del Judaísmo en
los sitios donde se encuentran la Mezquita Al Aqsa y la Mezquita de la Roca.
Operación que a la par de provocaciones permanentes de los sectores más
reaccionarios de la sociedad israelí, se complementan con la judaización
urbanística y demográfica del Al-Quds árabe ocupado.
Así,
poco a poco, en una política tan criminal como desquiciada, se han ido
destruyendo los barrios históricos de la ciudad, que están ligados a la cultura
árabe y cristiana, trasladando mediante operaciones militares a decenas de
colonos sionistas, que se instalan en medio de las barriadas árabes protegidos
por soldados, alambradas, cámaras de vigilancia creando guetos que ejercen allí
la práctica violatoria de los derechos de la población nativa y ejerciendo
allí, como lo han sostenido las autoridades, políticos, la sociedad árabe e
incluso los grupos cristianos que allí moran una política de asfixia de la
población árabe autóctona, violando la legalidad internacional y todo esto ante
el silencio cómplice de los países que se dicen parte de la comunidad
internacional.
Israel
actúa en función de sus intereses estratégicos y de lo que ellos definen como
la seguridad de la entidad sionista en el marco de su política de creación del
"Gran Israel” que no es otra cosa que expandirse en función del saqueo del
pueblo palestino, la política de agresión contra Siria y El Líbano y las
componendas y alianzas con Arabia Saudita y Turquía. En esa policía se
inscribe, por ejemplo, no sólo su decisión de construir 3 mil viviendas en la
Cisjordania ocupada sino también poner en el tapete un viejo y ambicioso plan expansionista
denominado Proyecto E1, que uniría la ciudad de Al Quds con la colonia judía de
MaaleAdumin. Definida como la ampliación de uno de los mayores sentamientos
ilegales israelíes en la ribera Occidental, con cerca de 40 mil colonos, unido
a la zona metropolitana del Al Quds.
Esta
idea fue reflotada tras la votación del 29 de noviembre del año 2012 cuando la
Asamblea general de las Naciones Unidas otorgó a los palestinos la categoría de
Estado Observador lo que catalizó a las autoridades israelíes el tener una
reacción de desesperada: anunciar la construcción de nuevos asentamientos en la
ribera occidental y Al Quds y que parte de ello se haría en lo que se conoce
como la Zona E1. Idea que en su momento fue vetada por el gobierno de Barack
Obama, que ha insistido en que no se puede reflotar un plan sin que signifique
avanzar con pasos agigantados a una explosión social y militar con
resultados imprevisibles pues, tal como lo han sostenido las autoridades
palestinas, implementar ese asentamiento implica, tal como lo sostuvo el jefe
Negociador de la Autoridad nacional Palestina, Saeb Erekat “que no habrá
posibilidad alguna para un Estado Palestino, es imposible”.
Efectivamente,
el proyecto E1 supone, no sólo construir más asentamientos para colonos judíos
en territorio palestino, sino también hacer imposible la continuidad
territorial del futuro Estado palestino, ya que separaría la capital de la ANP
– Ramalá - ubicada al norte, de la ciudad de Belén situada al sur. Y
eso representa para los palestinos una clara declaración de guerra. Los
planes de asentamiento en Jerusalén y el mapeo de la zona denominada E1, son un
golpe estratégico contra la necesidad de dotar al pueblo palestino de un Estado
tras un conflicto que se prolonga ya por cerca de 70 años. Acciones como
incrementar los asentamientos ilegales, profanar los sitios sagrados para el
mundo musulmán, intensificar las acciones de bloqueo contra la Franja de Gaza y
seguir considerando al pueblo palestino como seres humanos de segunda categoría
son elementos que alejan cualquier posibilidad de paz en la zona.
Se
conoció, en los últimos días, que el régimen israelí ha decidido reconocer
oficialmente – en una clara provocación a los palestinos – lo que se conoce
como “asentamientos salvajes” que siendo tan ilegales como los que ya están en
los territorios ocupados, estos ni siquiera cuenta con el visto bueno que la
autoridades sionistas suelen dar a este tipo de construcciones, que separadas
de la población palestina por el Muro de la vergüenza, viola las leyes
internacionales quitan tierras, destruyen olivares y expulsan a la población
palestina, que vive allí desde tiempos inmemoriales. Según
informaciones entregadas por Hispantv documentos israelíes publicados el
pasado jueves 1 de octubre, dan a conocer un plan destinado a dar
reconocimiento oficial a cinco puestos de avanzada de asentamientos
salvajes, ubicados en las cercanías de la ciudad de Duma.
Sosteníamos
que esa conducta israelí va a la par de las acciones de agresión que la
Casa al Saud sigue realizando contra el pueblo de Yemen, el apoyo a la
Monarquía feudal de Bahréin y el sostén económico y logístico que sigue
prestando a las fuerzas terroristas takfirí que ocupan parte del territorio de
Irak y Siria. En un marco mundial de noticias donde las ofensivas contra Daesh
priman fuertemente, la población palestina sigue enfrentando la represión
crónica de la potencia ocupante israelí en sus territorios. Hoy, resiste al
recrudecimiento de las iniciativas destinadas a construir nuevos asentamientos
ilegales en terrenos palestinos, tanto en Cisjordania como en Al Quds,
generando la indignación y a la protesta de la sociedad palestina, que ha
salido a las calles a exigir el cese de esta conducta colonizadora y
profanadora de sitios considerados sagrados por el mundo musulmán. Tal es el
caso de la Mezquita Al Aqsa, en cuyo entorno, entidades sionistas
han comprado terrenos y edificios para construir sinagogas, seminarios
religiosos e instituciones defensoras del “judaísmo” según las propias
declaraciones de personeros ligados a esas instituciones sionistas.
Una
de ellas, Elad, acrónimo hebreo de “a la Ciudad de David” representa a un
grupo de colonos judíos, fuertemente ideologizados, que a principios del mes de
octubre del año 2014 se trasladaron al barrio palestino de Silwan,
situado en la ciudad vieja, creando una pequeña ciudadela fuertemente armada,
dotada de cámaras de vigilancia y grupos de vigilantes militarizados, que
acompañan a los miembros de este grupo cuando deben moverse por el entorno. Las
siete residencias, adyacentes a la Ciudad Antigua, compradas por Elad, se
hicieron a través de fondos facilitados por estadounidenses para comprar
propiedades en los barrios árabes de la ciudad vieja según informó el
diario israelita “The Jerusalem Post”.
Ha
quedado demostrado así, que el régimen israelí, que ocupa la mayoría de
los territorios palestinos, pretende judaizar la ciudad y eliminar su identidad
islámica. Política que se lleva a cabo a sangre y fuego con autorizaciones
destinadas a impedir que la indignación palestina se exprese como ha sido la
decisión del Fiscal General Israelí, Yehuda Weisntein quien aprobó el uso de
francotiradores contra los palestinos que lancen piedras cumpliendo así la
orden dada por el Primer Ministro de la entidad sionista Benjamín Netanyahu.
Balas contra piedras es el lema de la política oficial israelí, que mientras
siga contando con el apoyo estadounidense, el lobby del AIPAC y la ceguera, la
mudez y la sordera de la comunidad internacional, podrá seguir asesinando
niños, hombres y mujeres que se han levantado heroicamente contra la ocupación
israelí desde el año 1948.
En
el actual marco de conflicto que enfrenta Oriente Medio, con agresiones contra
el pueblo palestino y contra Siria e Irak, la irrupción de Rusia e Irán en
apoyo al pueblo Sirio, está creando las condiciones de un nuevo escenario
regional, que bajo el influjo de la inevitable derrota de las fuerzas
terroristas takfirí puede sentar las bases de la derrota definitiva, no sólo de
las políticas genocidas de la entidad sionista, sino también la malsana
influencia del wahabismo saudí, principales agentes del caos en la región.
*Pablo Jofré Leal es un periodista y escritor
chileno. Analista internacional, Master en Relaciones internacionales de la
Universidad Complutense de Madrid. Especialista en temas principalmente de
Latinoamericanos, Oriente Medio y el Magreb. Es colaborador de varias cadenas
de noticias internacionales. Creador de página WEB de análisis internacional
ANÁLISIS GLOCAL www.analisisglocal.cl
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