UN DISCURSO DE VERDAD EN EL TEATRO CAUPOLICÁN
17 DE JULIO DE 1973
Discurso
de Miguel Enríquez en el teatro Caupolicán de Santiago de Chile, 17 de Julio de
1973 (8 semanas antes el golpe de Estado del 11/09/73). Transmitido a todo el
país por cadena nacional de emisoras encabezada por "Radio Nacional".
Existe un audio extraído de un disco al que le falta un segmento, el cual se ha
incorporado en ésta transcripción
(Locutor: A continuación se dirige a la
clase obrera y al pueblo de Santiago y de todo Chile, a los militantes de la
izquierda, el Secretario General del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR,
Compañero Miguel Enríquez)
(¡Pueblo,
Conciencia, Fusil! ¡MIR! ¡MIR! –varias veces)
“COMPAÑEROS…,
COMPAÑEROS TRABAJADORES,
COMPAÑEROS DIRIGENTES DE LAS ORGANIZACIONES
DE MASAS,
COMPAÑEROS DIRIGENTES DE OTRAS
ORGANIZACIONES POLÍTICAS,
COMPAÑEROS DEL MOVIMIENTO DE IZQUIERDA
REVOLUCIONARIA,
TRABAJADORES DE TODO CHILE:
En las últimas semanas el país ha sido
sacudido por graves y agudos conflictos. La lucha de clases se ha agudizado,
mostrando al desnudo las contradicciones de la sociedad. En una rápida sucesión
de hechos y choques, los trabajadores han ocupado finalmente el lugar
protagónico en el escenario de la lucha política.
La clase obrera y el pueblo, atrincherados
en los fundos y fábricas, enfrentan a sus enemigos de clase que les acechan y
amenazan.
Nos reunimos nuevamente en este Caupolicán
para recoger la experiencia de estos días, analizar los acontecimientos y fijar
los próximos objetivos. Pero éste no es solo un acto de análisis, éste es un
acto de preparación para los próximos enfrentamientos, éste es un acto de
combate, éste es un llamado a la clase obrera y al pueblo a reafirmar su
posición combativa y a reemprender con más fuerza que nunca la lucha sin
cuartel contra las clases patronales, contra Frei, contra Jarpa, contra los
enemigos del pueblo (¡Paredón! –varias veces).
Aquí, señalaremos nuestra política y
nuestra táctica para esta coyuntura y los próximos combates.
Las clases patronales pondrán el grito en
el cielo, ¡que chillen! Hay intereses de clases, poder y riqueza que ellos
quieren conservar y que nosotros empujamos a los trabajadores a arrebatárselos.
Pero hay también otros en la izquierda que
han pretendido cuestionar el derecho del MIR a proponer una táctica a las
masas. Lo que señalaremos es la táctica que el MIR propone a la clase obrera, y
al pueblo y al conjunto de la izquierda. Esta es la táctica que un extenso
sector de los trabajadores ha venido impulsando, y es la táctica que el MIR
impulsará, ¡le guste o no le guste a las clases patronales y a los vacilantes!
(Aplausos)
Del fracaso del freísmo surgió el golpismo
de hace días. Casi una decena de tanques con algunos oficiales reaccionarios a
la cabeza, detrás de las banderas del Partido Nacional y de la ultra-reacción
Demócrata Cristiana, asesinaron cobardemente a civiles el viernes 29. Por eso,
basta ya de hablar del comandante Souper, de tribunales de honor, cuando de lo
que se trata es de criminales y delincuentes que en vez de cortaplumas contaron
con tanques. De lo que se trata es del grupo armado del Partido Nacional que
asaltó La Moneda, utilizando tanques que fueron comprados con el trabajo de
obreros y campesinos.
Lo que aquí fue mancillado no fue la
institucionalidad ni el honor de algunos oficiales, sino el honor del pueblo y
la vida de más de dos decenas de soldados y trabajadores.
Todo el que dispara contra el pueblo será
marcado históricamente como asesino del pueblo, ¡tenga o no tenga uniforme!
Aplastado el intento golpista por las
Fuerzas Armadas, algunos oficiales honestos, suboficiales y carabineros, y por
el inmediato cerco que los trabajadores tendieron alrededor de Santiago, la
clase obrera, consciente que el problema no estaba resuelto, continuó y
profundizó su contraofensiva. Se ocuparon centenares de fábricas y fundos, se
controlaron las poblaciones, se incorporaron los estudiantes y se multiplicaron
y fortalecieron los Comandos Comunales, tomó impulso la organización de defensa
de los trabajadores y se desarrolló y fortaleció el Poder Popular. La clase
obrera y el pueblo comprendieron que este era un momento de aumentar rápidamente
su fuerza, tomar más posiciones, de estructurar su fuerza en el poder popular,
única institución capaz de multiplicar sus energías y de fortalecer la alianza
revolucionaria de clases.
Por eso, por encima de la presión
reaccionaria, no es éste el momento de cuestionar o limitar el desarrollo del
Poder Popular, como hacen algunos vacilantes de la izquierda. ¡Dejemos que
griten los politicastros reaccionarios, aterrados con el desarrollo del poder
popular!
Pese a todo, a lo largo y ancho del país se
oye un solo grito que resuena en las fábricas, fundos, poblaciones y liceos, en
los cuarteles del pueblo: el llamado a crear, a crear, fortalecer y multiplicar
el Poder Popular; el poder de los comandos comunales, el poder de los obreros y
los campesinos, ¡el poder de la revolución! (¡Crear, Crear, Poder Popular!)
Las clases patronales, los Frei, los Aylwin
(Abucheos), después de abortado el intento golpista salieron de sus
escondrijos, rompieron su silencio cómplice sólo para combatir las
organizaciones de fuerza, de poder y combate de los trabajadores, que habían
sido las que habían organizado la lucha contra el golpismo y la defensa de sus
libertades.
El cinismo y el descaro reaccionario no
tienen límites. Después que un grupo armado del Partido Nacional desde los
tanques bombardeó La Moneda y asesinó a trabajadores, la Democracia Cristiana y
el Partido Nacional se permiten acusar a los trabajadores de organizar grupos
armados y exigen su disolución, represión y aplastamiento, amenazando con
declarar inconstitucional al gobierno y derrocarlo si éste no cumple con la
"honrosa" tarea de reprimir las organizaciones populares. ¡Que no se
equivoquen los reaccionarios! La clase obrera y el pueblo no aceptarán estos
chantajes, no darán un paso atrás y seguirán multiplicando y fortaleciendo sus
organizaciones de poder, sus órganos de combate, ¡grite lo que grite, reclame
lo que reclame Frei y sus secuaces!
Así llegamos a la situación actual. Vivimos
un momento en que el enfrentamiento social y político se ha agudizado en grado
extremo. Dos enormes bloques sociales se han constituido. Por un lado, la clase
obrera y el pueblo, extensamente activados y movilizados, que dio un salto
enorme en organización y conciencia, que desarrolló importantemente su
capacidad de defensa, que tomó la iniciativa y tomó nuevas posiciones en
fábricas y fundos, levantando un poderoso dique al golpismo y al chantaje junto
a los suboficiales, soldados y carabineros y junto a los oficiales anti
golpistas.
Por otro lado, las clases patronales, al
quedar al descubierto, sin banderas, desarmadas políticamente, sin base popular,
se atrincheraron en la institucionalidad y desde allí comenzaron a presionar y
a mover sus influencias en la alta oficialidad reaccionaria para que las
Fuerzas Armadas actuaran abiertamente a la defensa de sus intereses.
Los reaccionarios abrieron un proceso de
deliberación en los cuarteles, incitando al golpismo, cuyas manifestaciones más
inmediatistas fueron abortadas por la suboficialidad y por la oficialidad anti-golpista.
Era el momento de dar un salto adelante en
la contraofensiva, de extender la toma de posiciones y de golpear a las clases
dominantes. La clase obrera y el pueblo así lo entendieron y lo pusieron en
práctica. Vacilaciones en el gobierno no acompañaron esta disposición ofensiva
de los trabajadores en lo inmediato.
Ello permitió a las clases patronales
readecuar su táctica. Emplazamientos y exigencias al gobierno para llevarlo con
la ilusión de una posible negociación, tomar medidas o tolerarlas, que permitan
a las clases patronales fortalecerse y desarticular a los trabajadores. Combinaron
una estrategia golpista con una táctica de emplazamiento y chantajes,
atrincherados en la institucionalidad burguesa, desde sus posiciones en la
Justicia y en la Contraloría. Desde el Parlamento, amenazan con acusar
constitucionalmente al gobierno y así sembrar la anarquía en las Fuerzas
Armadas si el gobierno no se somete a sus exigencias. Empujan a la alta
oficialidad reaccionaria a realizar emplazamientos al gobierno.
Frei, el mismo que ayer no más pontificaba
acerca del carácter profesional y apolítico que debían mantener las Fuerzas
Armadas, personalmente pasó la semana pasada incitando a la deliberación, a
emplazar al gobierno y al golpismo a altos oficiales reaccionarios. Frei aspira
a recuperar completamente el control del gobierno y para ello necesita
previamente desarticular y dividir toda posible resistencia a sus chantajes o a
su golpismo. Intenta con sus chantajes, obligar a este gobierno que le haga
parte del trabajo sucio de reprimir a sectores del pueblo. Trabajan sobre los sectores
más vacilantes de la izquierda, sembrando en ellos ilusiones en acuerdos
posibles. Quieren tentar a ésos a seguir su juego, a llegar a entendimientos
que paralicen y desarticulen la lucha del pueblo y de la izquierda, para,
después de ello, dejarles caer la mano de hierro del golpismo reaccionario.
Que entienda el señor Frei y todos los
reaccionarios que podrán engañar a los vacilantes y a los reformistas más
recalcitrantes, pero la clase obrera, que los conoció en El Salvador y Pampa
Irigoin; el pueblo, que los vio dar luz verde al asesinato a Schneider y a los
tanques del Viernes 29, ¡al pueblo y los revolucionarios, Frei y sus secuaces
no los lograrán engañar jamás!
Fueron grupos armados del Partido Nacional
con la venia del freísmo los que no hace quince días bombardeaban La Moneda,
asesinaron a Moisés Huentelaf en Cautín, al obrero Ahumada en Santiago desde el
local del partido Demócrata Cristiano. Son los que han puesto centenares de
bombas en los últimos días, los que asesinaron a un general en 1970, los que
ametrallaron a nuestro compañero Nilton da Silva en Santiago (¡Presente!).
Que hipocresía y que cinismo las de estos
politicastros que denuncian y exigen la represión al pueblo para ocultar sus
propios crímenes. Qué inconcebible lo que ocurre en este país y en esta
democracia. Mientras el propio Pablo Rodríguez, el cobarde… (Abucheos y
exigencia de paredón –varias veces), mientras
este mismo cobarde reconoce públicamente que otras unidades militares estaban
comprometidas en el intento golpista y el mismo ejército afirma hoy día que la
derecha se robó seis ametralladoras pesadas con seis mil tiros del Regimiento
Maturana, hay sinvergüenzas que exigen que las Fuerzas Armadas repriman a
supuestos grupos armados entre los trabajadores y la izquierda. ¡Antes de
exigir nada, el señor Frei debe explicar al país qué sabia del intento golpista
del 29! [Existe desde aquí un corte en la grabación, pero el discurso es como
sigue] Antes de chantajear a nadie, el señor Frei debe informar a todo el país
a qué ha incitado a algunos altos oficiales con los que se ha contactado los últimos
días.
Los reaccionarios exigen la promulgación de
la reforma constitucional Hamilton-Fuentealba, es decir la devolución de
empresas. La clase obrera y el pueblo han promulgado en los hechos ya su propia
ley. Los trabajadores ya decidieron de quien son las atribuciones, que son
suyas, para incorporar empresas al área social.
La clase obrera y el pueblo ya decidieron
cuáles son las empresas que quedarán en el área social y cuáles quedarán
sujetas al control obrero.
La clase obrera en su lucha ocupó las
fábricas y no serán politicastros golpistas forrados en las banderas de la democracia
y en dólares extranjeros los que vengan a imponer sus condiciones a los
trabajadores. Dirán los reaccionarios que esto es transgredir las Leyes, la Constitución
y el Derecho. ¡Sí que lo es! Las constituciones expresan intereses de clase y
correlaciones de fuerza. Aquí en Chile, la clase obrera está levantando sus
propias leyes y la constitución tendrá que ser modificada en favor del pueblo.
Los pueblos tienen el derecho a hacer sus
propias leyes, y la clase obrera y el pueblo están construyendo sus propias
leyes y echando las bases de una Nueva constitución, de una nueva Legalidad
Revolucionaria, de esa legalidad que se construye en el combate y en la lucha.
Los reaccionarios exigen la devolución de
las fábricas ocupadas. Con eso quieren desarticular a la clase obrera, dividir
al pueblo. La clase obrera en las fábricas, en los comandos y cordones, exige
-y se hará respetar- el paso de todas las grandes empresas al área social, el
control obrero en la pequeña y mediana y la dirección obrera en las empresas
del área social.
La clase obrera ha notificado a la
Democracia Cristiana, al Partido Nacional, a los Jarpa, a los Bulnes, a los
Frei, a los Aylwin, que no aceptará la promulgación de la reforma
Hamilton-Fuentealba y que es ella, la clase obrera, la que decidirá qué empresa
pasa al área social y qué empresa no pasa.
Algunos vacilan ante el emplazamiento
reaccionario. Sostienen que es necesario llegar a acuerdos con sectores del
campo contrario para ganar tiempo, que de otra manera el enfrentamiento
estallará de inmediato. Esto no era cierto hace unas semanas; tampoco lo es
hoy. La correlación de fuerzas para un levantamiento golpista inmediato no
favorece a la clase patronal. Parte importante de los mandos son anti-golpistas
y la oficialidad anti-golpista y la suboficialidad se han demostrado capaces de
sofocar intentos sediciosos.
La clase obrera y el pueblo están hoy, como
nunca antes habían estado, fuertes en organización y disposición al combate
tras la defensa de sus intereses y conquistas. Las otras capas del pueblo día a
día se incorporan con más fuerza y decisión imponiéndole a la izquierda en su
conjunto la reagrupación y la acción común en la base. Ahora, si la ofensiva de
las masas en curso, lograra también imponerle una acción decidida al gobierno,
esta fuerza puede multiplicarse y ganarse el tiempo de la única forma que es
posible hacerlo: arrinconando al enemigo, paralizándolo. Quienes frente al
emplazamiento reaccionario busquen dar una salida intermedia, de conciliación o
consenso, fracasarán en su objetivo; desarticularán y dividirán a los
trabajadores y a la izquierda. Por eso es inútil el diálogo con el partido
Demócrata Cristiano. Este es un partido burgués, en el que predomina la táctica
reaccionaria del freísmo. Si en él hay corrientes anti-golpistas, estas no
serán ganadas por los trabajadores por medio de concesiones. Estas concesiones
terminarán fortaleciendo al freísmo.
Los revolucionarios deben tratar de ganarse
a los trabajadores demócrata cristianos, pero a través de la denuncia del
carácter reaccionario de su partido, impulsando el programa revolucionario. No
es posible dialogar con quién chantajea y amenaza con reprimir a los
trabajadores y derrocar al gobierno.
La tarea es llamar a la clase obrera a
estrechar sus propias filas. Desde allí resistir los emplazamientos, conquistar
nuevas posiciones y desde éstas los trabajadores podrán emplazar a los
patrones, derrotarlos y aplastarlos.
Por eso la clase obrera no quiere un
gobierno ni un gabinete de diálogo, sino que exige que el gabinete y el
gobierno sean instrumentos de lucha y de combate. No es éste el momento de
cuestionar las tomas o de limitar el desarrollo del Poder Popular.
Este es un momento histórico fundamental en
el que las grandes tareas son atajar al golpismo, enfrentar al emplazamiento,
neutralizar a los vacilantes, empujar y profundizar una vigorosa y resuelta
contraofensiva revolucionaria y popular. No hay otra alternativa para los
revolucionarios. Puede haberla para los reformistas más recalcitrantes, pero
para eso la historia sabrá marcarlos de acuerdo a su conducta.
La situación ofrece dos caminos: la
capitulación reformista o la contraofensiva revolucionaria, y si esta última
desencadenara un intento golpista habrá fuerza de sobra para aplastarla.
Toda forma de capitulación en fin de
cuentas conducirá más temprano que tarde al aplastamiento de los trabajadores a
través de una dictadura reaccionaria y represiva.
Dos tácticas se ofrecen a la clase obrera y
al pueblo.
Una que establece que no es posible
profundizar la ofensiva popular pues encendería de inmediato el enfrentamiento.
Que es necesario ganar tiempo. Que se mantiene al interior de la
institucionalidad burguesa a la que no dejan de criticar pero al no dar una
salida alternativa a ésta se abren al diálogo con sectores del campo contrario,
lo que sólo pueden construir devolviendo empresas y haciendo concesiones. Esta
táctica está irremediablemente condenada al fracaso, pues buscando aliados en
el campo contrario los perderá en el propio.
La otra táctica es la táctica
revolucionaria. Es la táctica que han puesto en práctica la clase obrera y el
pueblo en la semanas recientes La táctica revolucionaria consiste en reforzar y
ampliar la toma de posiciones en fábricas, fundos y distribuidoras, no devolver
las empresas tomadas, incorporarlas al área social bajo dirección obrera,
imponiendo en la pequeña y mediana industria el control obrero, desarrollando
la fuerza de los trabajadores fuera de la institucionalidad burguesa,
estableciendo el Poder Popular en los Comandos Comunales, en los comités de
defensa, multiplicando y extendiendo la ofensiva popular incorporando a ella a
los pobladores, campesinos y estudiantes, extendiendo la movilización a todo el
país, desarrollando la alianza de los trabajadores con los soldados y suboficiales,
con los oficiales anti-golpistas, rescatando la base obrera y popular de la
Democracia Cristiana, fortaleciendo la alianza revolucionaria de la clase
obrera y el pueblo, impulsando la reagrupación de los revolucionarios y la
acción común de la izquierda por la base. La tarea inmediata de esta táctica
revolucionaria es profundizar y ampliar la contraofensiva popular y
revolucionaria en curso, y para ello proponemos la realización de un Paro
Nacional por 24 horas.
Proponemos la realización de este Paro a
todas las organizaciones populares de este país, a la Central Única de
Trabajadores, a los Comandos Comunales, a los Consejos Campesinos, a las
Federaciones campesinas y estudiantiles, a todos los trabajadores. Proponemos que
este Paro notifique de una vez por todas a los golpistas que la clase obrera y
el pueblo aplastarán todo intento golpista.
Proponernos este Paro para notificar a los
reaccionarios que la clase obrera y el pueblo resistirán y enfrentarán toda
forma de emplazamiento y chantaje. Un Paro que notifique a los politicastros y
reaccionarios que la clase obrera y el pueblo no acepta la promulgación de la
reforma constitucional Hamilton-Fuentealba, pues la clase obrera ya promulgó su
ley y está decidida a no devolver ninguna empresa.
Un Paro nacional que rechace las
triquiñuelas de los Frei, Pareto, Aylwin, Jarpa y Bulnes, que pretenden colocar
al pueblo y al gobierno en la ilegalidad. Un Paro nacional de carácter distinto,
un paro que organice fortalezca y multiplique los comandos comunales en todo el
país, incorporando a todas las capas del pueblo.
Un Paro Nacional que exija medidas
inmediatas contra todos los oficiales golpistas y la remoción de los mandos
comprobadamente comprometidos en la sedición y el chantaje reaccionario. Un
Paro Nacional que levante como el derecho legítimo de la clase obrera y el
pueblo la organización de sus propios órganos de vigilancia, protección,
defensa y lucha. Un Paro nacional que exija la solución de los problemas de los
ingresos de los trabajadores y de las Fuerzas Armadas a costa de la ganancia
capitalista.
EL MIR no pretende atribuirse la paternidad
de esta proposición No hemos hecho otra cosa que recoger la proposición que
hicieron los Comandos Comunales, sectores de vanguardia de la clase obrera y el
pueblo.
Llamamos al resto de la izquierda y al
conjunto de las organizaciones populares a impulsar un Paro Nacional, como la
mejor forma táctica de profundizar la contraofensiva en curso.
La clase obrera y el pueblo deben impulsar
el programa revolucionario del pueblo, fortalecer el Poder Popular y luchar por
la democratización de las Fuerzas Armadas. La clase obrera y el pueblo deben
luchar por resolver los problemas de ingresos y de desabastecimiento de las
Fuerzas Armadas, por terminar con las restricciones a éstos en sus derechos
ciudadanos y porque tengan la posibilidad de incorporarse a las organizaciones
populares.
Los trabajadores hoy enfrentan un programa
reaccionario, el programa de la explotación y la miseria. Un programa general
de hace dos años no es suficiente. El único programa que se ha demostrado
eficaz es el que hoy levantan extensos sectores de los trabajadores, es
programa revolucionario de pueblo: Programa que multiplica la fuerza y el poder
de los trabajadores.
No será sólo con un programa económico de
emergencia o con la batalla de la producción con la que se resolverá la actual
crisis. El país vive una crisis política, y sin resolver ésta no será posible
resolver los problemas económicos. Sólo enfrentando las posiciones de poder
político que hoy controlan las clases patronales desde el Parlamento, la
Contraloría y la Justicia. Por eso es hoy más necesario que nunca impulsar la
lucha contra el orden burgués y luchar por generar los Tribunales del Pueblo,
la Asamblea del pueblo y el Poder Popular.
Los reaccionarios, y en especial el
freísmo, están exigiendo desde hace algunos días la represión a nuestra
organización, al Movimiento de Izquierda Revolucionaria. Ni nos atemoriza, ni
nos sorprende. No es la primera vez que el freísmo se juega por la represión,
la tortura y la cárcel en contra nuestra. Les advertimos que no nos encontrarán
como a sus ahijados políticos de Patria y Libertad pidiendo asilo en las
embajadas. Les decirnos que hoy reprimir al MIR es reprimir a un contingente
importante de la clase obrera y el pueblo, y que, entonces, nos asistirá el
derecho a levantar las formas de lucha que se correspondan a la nueva
situación.
Si la contrarrevolución tomara la forma del
golpismo desatado o del emplazamiento militar violento, los revolucionarios y
los trabajadores deben de inmediato extender las tomas de fábricas y fundos,
multiplicar las tareas de defensa, impulsar el Poder Popular como gobierno
local autónomo de los poderes del Estado. Los suboficiales, soldados y
carabineros deberán desobedecer las órdenes de los oficiales golpistas y en ese
caso todas las formas de lucha se harán legítimas. Entonces sí que será cierto
que los trabajadores con los soldados, los marineros, los aviadores, los
carabineros, los suboficiales y los oficiales anti-golpistas tendrán el derecho
a construir su propio ejército: el Ejército del Pueblo.
[Aquí vuelve el audio de la grabación]
Compañeros
trabajadores,
Vivimos momentos definitorios. Las
conquistas y el futuro de los trabajadores están amenazados. La lucha de clases
es siempre una guerra encubierta. La contrarrevolución burguesa se propone hoy
en Chile hacerla estallar. El pueblo no se dejará amarrar las manos. La clase
obrera y el pueblo están en disposición de combate, están decididos a defender
sus conquistas y están más decididos hoy que nunca a conquistar su futuro.
El pueblo emplaza sus fuerzas, desarrolla
el Poder Popular, multiplica los Comandos Comunales y levanta la organización
de su defensa.
Compañeros:
¡El pueblo debe prepararse para resistir!
¡Debe prepararse para luchar!
¡Debe prepararse para vencer!
Trabajadores
de Chile:
¡ADELANTE CON TODA LA FUERZA!
¡ADELANTE CON TODAS LAS FUERZAS DE LA
HISTORIA!”
(¡Crear, Crear, Poder Popular!)
(¡Pueblo, Conciencia, Fusil! ¡MIR! ¡MIR!)
[Se interpreta La Internacional]
(Locutor: Este ha sido un acto del
Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR, transmitido a todo el país por una
red de nacional de emisoras encabezada por Radio Nacional).
El audio puede escucharse aquí:
“Compañero, Compañeros”:
http://www.youtube.com/watch?v=OB0xWPebdjM
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