“(La burguesía) En lo sucesivo, está condenada a mantener
formas dictatoriales de gobierno y a imposibilitar la instauración de un
régimen democrático que permita la libre competencia para retener o alcanzar el
poder político…”
Joan Garcés, uno de los principales
asesores de Salvador Allende en la UP
“…el gobierno alemán, incluida su ala socialdemócrata, ha
dilapidado en una noche todo el capital político que una mejor Alemania había
acumulado en medio siglo. Y con “mejor” quiero decir una Alemania caracterizada
por una mayor sensibilidad política…”
Jürgen Habermas, luego de la reestructuración de la deuda griega
Por Andrés Figueroa Cornejo
Primero.
Segundo.
La
crisis multidimensional del capitalismo está asociada, entre otras variables,
al desenvolvimiento del imperialismo financiero y especulativo; a la tendencia
a la baja de la tasa de ganancia del capital cada vez más concentrado y
monopólico; a sus combates interimperialistas e intercapitalistas; a la deuda
impagable; al incremento de la represión, del asesinato, de la vigilancia y del
encarcelamiento precautorio o por sospecha; al saqueo de la biodiversidad; al
derretimiento de los cascos polares; a la deslocalización de sus inversiones
hacia paraísos fiscales y paraísos de trabajo barato y materias primas a precio
de feria; a la naturalización social de la ausencia de libertad y de igualdad;
a la promoción del racismo como ideología necesaria para justificar la súper
explotación del trabajo humano; a la pérdida y vaciamiento de sentido de
personas y comunidades; a la ampliación desesperada tanto del fetichismo del
capital financiero en cualquiera de sus formas, como de las mercancías y
servicios de obsolescencia programada que gatillan deuda automática y
alienación. A la estandarización planetaria de la banalidad y del consumo
propalado por la estrategia de la saturación por los medios de comunicación de
masas; al ocaso de las democracias burguesas-liberales, de los Estados de
Bienestar, de los “pactos sociales” y de los modos de la socialdemocracia y el
progresismo; a la inexistencia todavía de un proyecto revolucionario y popular
que ofrezca unidad política y horizonte de sentido a los pueblos, condición sin
la cual resulta imposible dar combate eficiente política, épica, ética y
estéticamente, modificar el sentido común impuesto por los pocos que mandan y
pasar a la ofensiva. Y toda lucha defensiva, en términos estratégicos, no puede
superar las condiciones impuestas por la ofensiva de la dictadura del capital.
La
numeración anterior funciona como totalidad dinámica y se funda sobre la fuerza
y los intereses de la clase social minoritaria que oprime a la mayoría humana.
Asimismo, como históricamente ocurre, la industria armamentista produce las
doctrinas y tecnologías de punta para matar, avasallar y construir, distraer
(Internet), controlar y organizar contradictoriamente el sistema-mundo
capitalista.
Nunca
antes estuvo más claro que no existe una diferencia o siquiera una
contradicción relevante entre los Estados capitalistas y el movimiento real del
capital, entre Estado y mercado, entre el Estado capitalista y el gran capital
privado. Esto quiere decir, por ejemplo, que sólo en el momento del análisis existe
la deuda pública y la deuda privada.
El
imperialismo financiero se expande mundialmente, pero tiene sus puestos de
mando en el imperialismo norteamericano, el alemán, el francés, el chino, el
inglés, el japonés. Los imperialismos se revelan y distinguen por la condición
de sobrevida de los dominados/as y su hegemonía bursátil.
El
cuerpo mancillado de una mujer empobrecida, africana, asiática, originaria,
latinoamericana, del sur de Europa, de los costados miserables de EE.UU., de
las maquilas chinas e hindúes, de los pueblos de Palestina, el Sahara
Occidental, Kurdistán, etc., son la representación intolerable y clara de la
ocupación corporal del crimen imperialista y colonial, de la cuchillada
repetida asestada por el patriarca.
La
naturaleza también es una mujer violada una y otra vez. Los pobres de la Tierra
somos una mujer violada por la razón desarrollista de la ganancia infinita e
imposible. Grecia es una mujer violada. África, Medio Oriente, América Latina,
Indochina y etcétera, son mujeres despedazadas. Los niños/as, los jóvenes, el
pueblo trabajador, los migrantes, los bosques degollados, el agua sacrificada
al extractivismo, la biosfera rota, son una mujer descuartizada en la plaza
pública del mundo.
Tercero.
En
plena trayectoria del capitalismo especulativo mundializado, existen Estados
capitalistas centrales y sociedades periféricas. O imperialismos que se sirven
de sus Estados y de las economías dependientes cuyos Estados permanecen
subordinados al imperialismo que les tocó por maldición.
La
dependencia de Chile es básicamente bipolar y desigual: primero Estados Unidos
y luego China. Para el caso, no importa gran cosa que, de ambas dependencias,
una parezca más política que comercial y la otra más comercial que política.
Los grandes capitales entre Estados Unidos y China (integración conflictiva)
mantienen flujos financieros, comerciales y productivos intervinculados, como
si fueran parientes que se enseñan los dientes atómicos por la mañana y
comparten la habitación por la noche. No duermen tranquilos. Pero hoy por hoy,
nadie duerme tranquilo.
Cuarto.
Bachelet,
como el conjunto del sistema político dominante, necesita que la corrupción en
vitrina sea subsumida rápidamente por la peste del olvido entre la gente.
Lamentablemente para el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, y tal como lo
indicó el secretario ejecutivo de la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico (OCDE), Ángel Gurría, respecto de la corrupción política,
los chilenos tienen “un umbral de tolerancia bastante bajo”.
Sin
embargo, la presidenta chilena requiere “un segundo tiempo” ordenado, donde las
encuestas aprueben su administración, al menos por un 30%. Ese es el trabajo
que le encomendó el Pentágono: colaborar con la gobernabilidad para beneficio
del gran capital y que el chorreo, que ya no existe salvo en la forma de un
endeudamiento cada vez más acotado, cubra de algún modo las demandas sociales
más visibles, como la educación, la salud, el trabajo, la vivienda, la
seguridad social, el ambientalismo, la resistencia mapuche. Que cubra de algún
modo dichas demandas del movimiento popular descoyuntado significa intentar
apagar un incendio amazónico con un extintor doméstico.
Pues
bien, la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC), institucionalidad
que representa los intereses del capital transnacional y combinado en Chile,
comporta una de las direcciones sustantivas para entender el comportamiento del
Ejecutivo y del Legislativo. La CPC no se trata de una organización realmente
distinta que el Estado y que el propio gobierno de turno. El Estado de Chile es
de contenido burgués y capitalista. Por eso festeja al ministro de Hacienda
Rodrigo Valdés y al del Interior, Jorge Burgos. Porque son sujetos que calzan
geométricamente con sus intereses. Entonces la CPC pone las condiciones al
Ejecutivo, incluso cuando se trata de su propio Ejecutivo. Para ello cuenta con
los plenos poderes de los altos mandos de las Fuerzas Armadas y las policías, y
la cúpula ultra conservadora de la Iglesia Católica chilena. El país, como
parte de un sistema integral de dominación, condensa la totalidad opresora del
globo a escala local. Bajo similar gramática, la lucha de clases se expresa en
todas las instituciones que soportan y reproducen la arquitectura capitalista.
Que la lucha de clases se exprese en todas las instituciones sistémicas no
quiere decir que de ellas mismas saldrán las pistas de una sociedad superadora
del capitalismo. ¿Cómo podrían resolverse conflictivamente los intereses
antagónicos entre opresores y oprimidos a favor de la mayoría humana al
interior más poderoso de los eslabones del capitalismo? Concentrar las fuerzas
sociales (que aún se mantienen en una situación de resistencia) dentro de las
instituciones capitalistas es como creer que los pilares del capital contienen
una cláusula secreta de auto-desintegración. Al respecto, sólo basta evocar la
tragedia del 11 de septiembre de 1973, y detenerse en un texto del principal
asesor de Salvador Allende, el español Joan Garcés, escrito en 1976: “(La
burguesía) En lo sucesivo, está condenada a mantener formas dictatoriales de
gobierno y a imposibilitar la instauración de un régimen democrático que
permita la libre competencia para retener o alcanzar el poder político…”.
Lo
demás es puro posibilismo político; mistificación de una democracia burguesa
que ni siquiera existe en la presente fase del capitalismo y menos aún en los
países periféricos como Chile; la subestimación de la conducta y de los
aprendizajes acumulados por el propio capital; la franca capitulación y renuncia
a la creación de fuerzas y del proyecto político para que los todos/as sean el
poder repartido y socializado mañana.
Quinto.
Ahora
mismo, el Estado capitalista y dependiente chileno, en un solo momento con las
fracciones dominantes del gran capital, “socializan” las formas de la llamada
“seguridad ciudadana”. La fascistización de la sociedad chilena y especialmente
direccionada hacia sus sectores medios y medio empobrecidos, pareciera no
bastar con el poderío de las FFAA y las policías y su despliegue para prevenir
eventuales estallidos sociales. Un régimen cuartelario como el de Chile, para asegurar la maximización de la renta
capitalista, necesita que la propia sociedad civil se autovigile con el
argumento muy bien publicitado por los medios masivos de comunicación y los
relatos por arriba, de “protegerse de la delincuencia”. El terror y el miedo
devenido de “la percepción” construida mediáticamente, ha facultado al gobierno
y a los municipios para la implementación y “democratización” de múltiples
dispositivos de seguridad que antes sólo
empleaban los bancos y el retailer.
Si
durante la Unidad Popular, las Juntas de Abastecimiento Popular (JAP) y de
distribución directa para hacer frente al mercado negro y al acaparamiento de
mercancías como parte de la política imperialista para acelerar la caída de
Salvador Allende; y en el ciclo de protestas contra la tiranía en los 80’ del
siglo XX se autogestionaron modos de organización popular, como el “Comprando
Juntos”, para sortear colectivamente y desde abajo el hambre; hoy la
colaboración mutua se intenta desplazar exclusivamente al campo de la
seguridad. Leal reflejo del propio desplazamiento presupuestario del Estado
desde sus reparticiones destacadas a los
derechos sociales hacia el campo de la seguridad interior en los ámbitos del
fortalecimiento de las policías, la justicia, el subsidio y privatización
carcelaria, Defensa, Interior, etc. El objetivo subyacente no es un misterio:
el mandato es que el orden debe homologar la delincuencia con la insubordinación
y desobediencia civil. La delincuencia, fenómeno propio de las relaciones
sociales capitalistas, tiene necesariamente que igualarse al castigo contra la
acción política organizada que enfrenta al capital. En consecuencia, la
fascistización de la sociedad chilena, o el proyecto de éxito relativo de la
ultraderecha sintetizado en la “UDI
popular”, es apalancado por el gobierno de la Nueva Mayoría, con la
correlativa creación de demanda para el negocio de la seguridad y los guardias
privados, donde sus dueños y miembros son normalmente uniformados en retiro.
El
gasto fiscal en Defensa (FFAA), como en
la seguridad interior del Estado, contienen el mismo sentido. Como Chile es plataforma
financiera y comercial para un segmento de América Latina, el fin es proteger
las inversiones del capital en los países vecinos hacia afuera, y a la vecindad
barrial hacia adentro. De ahí, por ejemplo, el fetiche del mall como espacio
privilegiado del intercambio y consumo real o virtual de los bienes y
servicios.
Sexto.
En
la actualidad, la población de Chile sufre un ajuste estructural antipopular. O
como se nombra ahora, “plan de austeridad fiscal”. Si ya las reformas
comprometidas por la campaña de la Nueva Mayoría no tocaban ninguna cuerda
significativa del vanguardismo capitalista chileno, hoy Bachelet y su gabinete
han señalado una y otra vez, que las reformas (descafeinadas por minuto)
simplemente no se realizarán. No habrá educación gratuita ni de excelencia, no
habrá modificaciones a favor del trabajo, no habrá proceso constituyente, no
habrá impuestos relevantes para el empresariado. Los ahorros fiscales
(calculados en alrededor de USD50 mil millones y colocados en el sistema
financiero mundial) sólo se emplearán como reserva estratégica para el gran
capital.
Está
en curso y se intensificará la agenda y el programa de la comandancia en jefe
del capital. Y como es tradición mundial y nacional, el ajuste estructural cae
sobre el pueblo trabajador y la sociedad en su conjunto. La crisis de los amos
se realiza en la socialización de sus efectos entre los esclavos.
El
derrumbe de los precios de las materias primas y commodities, superiores
garantías para la inversión, trabajo más precario todavía, aumento de la
cesantía (va en 6.6% según las cuestionadas mediciones del Instituto Nacional
de Estadísticas (INE), y se incrementará de acuerdo a la propia entidad), del
empleo-basura y de la flexibilidad laboral; detener la inflación que se acerca
a un 4% anual, el impacto que tendrá en las exportaciones la depreciación de la
moneda chilena con la inminente alza de las tasas de interés del Banco Central
norteamericano (FED), etc., son parte, tanto
de la realidad, como del relato en ejecución de los mandarines.
Sobre
la cesantía, el retailer, uno de los sectores más dinámicos de la economía, ha
arrojado a la calle a alrededor de 7 mil asalariados/as en un año, según la
Asociación de Trabajadores del Comercio. Cifras mayores anota la minería
grande, mediana y pequeña, el extractivismo en general, la metal-mecánica y la
siderúrgica locales. El aumento del trabajo a cuenta propia se expresa mediante
la amplificación de la venta de cualquier cosa en la vía pública y las ferias
populares. Los servicios financieros, telefónicos y el subcontratismo encogen
tanto sus planillas laborales, como los sueldos, mientras la polifuncionalidad
y el pago a través de boletas de honorarios hacen nata.
La
mayoría de los hogares ha comenzado a dejar de endeudarse con los bancos
comerciales (0.2 puntos porcentuales el trimestre abril-junio respecto del
trimestre anterior). La gente privilegia la compra de bienes de primera
necesidad que de artículos suntuarios. Los que antes podían salir a comer fuera
de casa, ahora empiezan a hacerlo dentro.
La comida chatarra y los fideos con salsa amplían su consumo. Y en el
centro de Santiago, no hay bote de basura que no sea meticulosamente registrado
por los que no tienen nada.
El
poder le llama desaceleración económica a la baja de todos los índices de
mejoramiento macroeconómico. De todos modos, cuando se suceden ciclos donde
ascienden esos índices, ello sólo redunda en un mayor endeudamiento de los
trabajadores/as.
El
plan de austeridad fiscal para el pueblo griego tuvo su origen en la deuda
creada por Alemania y Francia. El Estado chileno cancela religiosamente la
deuda externa. Las formas que adopta el plan de austeridad en Chile tienen que
ver con el empobrecimiento sistemático de los derechos sociales, las
inequidades en todos los campos, la no ejecución siquiera de las
reformas-bonsái prometidas por la administración Bachelet; la reestructuración
presupuestaria y el encarecimiento del costo de la vida.
En
la madrugada del pasado 24 de julio, uno de los obreros de la Confederación de
Trabajadores del Cobre (subcontratismo del sector), Nelson Quichillao López, en
medio de la huelga que llevan adelante, fue asesinado a balazos por las Fuerzas
Especiales de Carabineros.
También
la represión criminal del Estado se hace parte de las formas que adquiere el plan de austeridad fiscal en
Chile.
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