“La crisis del Antropoceno”
“Y es debido a que nos mantenemos en la
oscuridad sobre la naturaleza de la sociedad humana -entendida como opuesta a
la naturaleza en general- por lo que ahora nos enfrentamos (así me lo aseguran
los científicos implicados) a la completa destructibilidad de este planeta que
apenas se ha convertido en un lugar en el que vivir” -Bertolt Brecht [1]
En SinPermiso –public. 30/6/17
El Antropoceno,
visto como una nueva era geológica que ha desplazado al Holoceno de los últimos
10.000 a 12.000 años, representa lo que ha sido denominado "brecha
antropogénica" en la historia del planeta [2]. Introducido formalmente en
el debate científico y medioambiental contemporáneo por el climatólogo Paul
Crutzen en 2000, defiende la idea de que los seres humanos se han convertido en
la fuerza geológica emergente primaria que afecta al futuro del Sistema Tierra.
Aunque a menudo se ha seguido su rastro hasta la Revolución Industrial de
finales del siglo XVIII, el Antropoceno se ve probablemente con más claridad
como algo surgido a finales de los años 1940 y principios de los 50. Pruebas
científicas recientes sugieren que el periodo desde aproximadamente 1950 en
adelante muestra un gran pico, marcando la Gran Aceleración en el impacto
humano sobre el medio ambiente, encontrándose la traza más importante de la
brecha antropogénica en la lluvia de radionúclidos procedentes de ensayos de
armas nucleares [3].
Planteado
de esta forma, el Antropoceno puede ser visto como algo que coincide
aproximadamente con el auge del movimiento ecologista moderno, que tuvo sus
inicios en las protestas llevadas a cabo por científicos contra las pruebas
nucleares terrestres tras la Segunda Guerra Mundial, y surgió como un
movimiento más amplio tras la publicación de Primavera Silenciosa de
Rachel Carson en 1962. Al libro de Carson le siguieron pronto en los 60 los
primeros avisos por parte de científicos soviéticos y estadounidenses del
calentamiento global acelerado e irreversible[4]. Es esta interrelación
dialéctica entre la aceleración hacia el Antropoceno y la aceleración del
imperativo radical ecologista en respuesta lo que constituye el tema central
del nuevo y maravilloso libro de Ian Angus. Es su capacidad para ofrecernos
perspectivas sobre el Antropoceno como un nuevo nivel emergente de interacción
naturaleza-sociedad producido por el cambio histórico -y cómo los nuevos
imperativos ecológicos que genera se han convertido en la cuestión central a la
que nos enfrentamos en el siglo XXI- lo que hace que Facing the
Anthropocene sea tan indispensable.
Hoy
parece probable que el Antropoceno llegará a estar vinculado especialmente con
la ciencia de la época posterior a la Segunda Guerra Mundial. En cualquier
caso, como en el de todos los grandes puntos de inflexión en la historia, hubo
signos de picos menores en etapas tempranas durante todo el periodo a partir de
la Revolución Industrial. Esto refleja lo que el filósofo marxiano István
Mészáros denomina "la dialéctica de continuidad y discontinuidad" que
caracteriza todos los nuevos desarrollos emergentes en la historia [5] Aunque
el concepto de Antropoceno solo se ha desarrollado completamente con la noción
científica moderna de sistema Tierra, y se ve cada vez más como algo que tiene
su base física en la Gran Aceleración posterior a la Segunda Guerra Mundial,
estuvo prefigurado por ideas anteriores, surgidas de pensadores que se
centraron en los cambios dramáticos en la interrelación humanos-medio ambiente
producidos por el auge del capitalismo, entre los que se incluye la Revolución
Industrial, la colonización del mundo y la era de los combustibles fósiles.
"Naturaleza,
la naturaleza que precedió a la historia humana", tal como destacaron Karl
Marx y Frederick Engels en una fecha tan temprana como en 1845, "ya no
existe en ninguna parte (excepto quizá en unas pocas islas coralinas
australianas de origen reciente)." [6] Puntos de vista similares fueron
presentados por George Perkins Marsh en Hombre y naturaleza en
1864, dos años antes de que Ernst Haeckel acuñase el término ecología, y tres
años antes de que Marx publicase el primer volumen de El Capital,
con su advertencia sobre la brecha metabólica en la relación entre los seres
humanos y la Tierra [7].
No
fue hasta el último cuarto del siglo XIX y principios del siglo XX, sin
embargo, que surgió el concepto clave de biosfera, a partir del cual se
desarrolló la idea moderna de sistema Tierra, con la publicación,
principalmente, de La Biosfera del geoquímico soviético
Vladimir I. Vernadsky en 1926. "De manera notable", escribieron Lynn
Margulis y Dorian Sagan en ¿Qué es la vida?, "Vernadsky
desmanteló los rígidos límites entre organismos vivos y medio ambiente no vivo,
describiendo la vida globalmente antes de que ningún satélite nos mostrase
fotografías de la Tierra desde órbita" [8].
La
aparición del libro de Vernadsky coincidió con la primera introducción del
término Antropoceno (junto con Antropogéno) por parte de su colega, el geólogo
soviético Aleksei Pavlov, quien lo utilizó para referirse a un nuevo periodo
geológico en el que la humanidad era el principal causante del cambio geológico
planetario. Como observó Vernadsky en 1945, "A partir de la idea del rol
geológico del hombre, el geólogo A. P. Pavlov (1854-1929) en los últimos años
de su vida solía hablar de la era antropogénica, en la que ahora vivimos…
Destacó correctamente que el hombre, ante nuestros propios ojos, se está
convirtiendo en una poderosa y siempre creciente fuerza geológica… En el siglo
XX el hombre, por primera vez en la historia de la Tierra, ha conocido y
abarcado toda la biosfera, completado el mapa geográfico del planeta Tierra y
colonizado toda su superficie" [9].
Simultáneamente
al trabajo de Vernadsky sobre la biosfera, el bioquímico soviético Alexander I.
Oparin y el biólogo socialista británico J.B.S. Haldane desarrollaron de manera
independiente en los años 20 la teoría del origen de la vida, conocida como la
"teoría de la sopa primigenia". Tal como lo resumen los biólogos de
Harvard Richard Levins y Richard Lewontin, "La vida surgió originalmente
de la materia inanimada [lo que como es bien sabido Haldane describió como una
"sopa caliente diluida"], pero este origen hizo que su repetición
fuese imposible, porque los organismos vivos consumen las complejas moléculas
orgánicas necesarias para recrear la vida de novo. Además, la
atmósfera reductora [falta de oxígeno libre] que existía antes del principio de
la vida se ha convertido, por acción de los organismos vivos, en otra rica en
oxígeno reactivo". De esta forma, la teoría Oparin-Haldane explicó por
primera vez cómo se pudo haber originado la vida a partir de materia
inorgánica, y porqué el proceso no se podía repetir. De manera igualmente
significativa, la vida, surgida de esta forma hace miles de millones de años,
podría ser vista como la creadora de la biosfera dentro de un complejo proceso
de coevolución [10].
Fue
Rachel Carson, presentadora como es bien sabido del concepto de ecosistema al
público estadounidense, en su charla de 1963 que supuso un hito, "Nuestro
medio ambiente contaminado", quien expresó de la forma más elocuente esta
perspectiva ecológica integrada y la necesidad de tenerla en cuenta en todas
nuestras acciones. "Desde el principio de los tiempos biológicos",
escribió, ha existido la interdependencia más íntima posible entre el medio
ambiente físico y la vida que este sostiene. Las condiciones de la Tierra joven
produjeron la vida; la vida, inmediatamente después, modificó las condiciones
de la Tierra, de manera que este único y extraordinario acto de generación
espontánea no podía ser repetido. De una forma u otra, la acción y la
interacción entre la vida y lo que le rodea ha estado en marcha desde entonces.
Este
hecho histórico tiene, creo, un significado más que académico. Una vez lo
aceptamos vemos por qué no podemos llevar a cabo con impunidad repetidos
asaltos contra el medio ambiente como ahora hacemos. Un estudiante serio sobre
la historia de la Tierra sabe que ni la vida ni el mundo físico que la mantiene
existen en pequeños compartimentos aislados. Por el contrario, reconoce la
extraordinaria unidad entre organismos y medio ambiente. Por esta razón sabe
que las sustancias dañinas liberadas en el medio ambiente vuelven con el tiempo
para crear problemas a la humanidad.
La
rama de la ciencia que trata de estas interrelaciones es la ecología…. No
podemos pensar solo en los organismos vivos, ni podemos pensar en el medio
ambiente físico como una entidad separada. Los dos existen juntos, actuando uno
sobre el otro para formar un complejo ecológico o ecosistema [11].
Sin
embargo, a pesar de la visión ecológica integrada presentada por figuras como
Carson, los conceptos de Vernadsky de biosfera y ciclos biogeoquímicos fueron
minimizados durante mucho tiempo en Occidente debido al modo reduccionista que
prevalecía en la ciencia occidental y el trasfondo soviético de estos conceptos.
Los trabajos científicos soviéticos eran bien conocidos por los científicos en
Occidente y fueron traducidos con frecuencia en los años de la Guerra Fría por
editoriales científicas e incluso por el gobierno de los EEUU -aunque
incomprensiblemente La Biosfera de Vernadsky no fue traducida
al inglés hasta 1998-. Esto era una necesidad puesto que en algunos campos,
como la climatología, los científicos soviéticos iban muy por delante de sus
homólogos estadounidenses. Pero este amplio intercambio científico, que cruzaba
las divisiones de la Guerra Fría, era raramente transmitido al público general,
cuyo conocimiento de los logros soviéticos en estas áreas fue prácticamente
inexistente. Ideológicamente, por tanto, el concepto de biosfera parecer haber
caído durante mucho tiempo bajo una especie de prohibición.
No
obstante, la biosfera ocupó el centro del escenario en 1970, con un número
especial de Scientific American sobre el tema [12].
Aproximadamente por esa misma época, el biólogo socialista Barry Commoner advirtió
en El círculo que se cierra de los enormes cambios en la
relación de los humanos con el planeta, a partir de la era atómica y el auge de
los desarrollos modernos en química sintética. Commoner recordaba los tempranos
avisos de la alteración medioambiental del capitalismo de los ciclos de la vida
representados por el debate de Marx sobre la brecha en el metabolismo del suelo
[13].
En
1972, Evgeni K. Fedorov, uno de los principales climatólogos mundiales y
miembro del Presidium del Soviet Supremo de la URSS, así como el principal
partidario soviético de los análisis de Commoner (escribió unas
"Observaciones finales" a la edición rusa), declaró que el mundo
debería desengancharse de los combustibles fósiles: "El ascenso de la
temperatura de la Tierra es inevitable si no nos limitamos al uso, como fuentes
de energía, de la radiación solar directa y las energías hidráulica, maremotriz
y eólica, en lugar de obtener energía de los [combustibles] fósiles o las
reacciones nucleares"[14] Para Fedorov, la teoría de Marx del
"metabolismo entre la población y la naturaleza" constituía la base
metodológica para un enfoque ecológico de la cuestión del sistema Tierra [15]
Fue en los 60 y 70 cuando los climatólogos de la URSS y los Estados Unidos
hallaron por primera vez "pruebas", en palabras de Clive Hamilton y
Jacques Grinevald, de un "metabolismo mundial" [16].
El
auge de los análisis del sistema Tierra en las décadas siguientes se vio
también fuertemente impactado por las extraordinarias vistas desde fuera,
aparecidas con las primeras misiones espaciales. Como escribió Howard Odum, una
de las figuras principales en la formación de la ecología de sistemas, en Medio
ambiente, poder y sociedad:
Podemos
empezar una visión de sistema de la Tierra con la macroscópica del astronauta
muy por encima de la Tierra. Desde un satélite en órbita, la zona viva de la
Tierra parece ser muy simple. La delgada cáscara de agua y aire que cubre la
Tierra -la biosfera- está limitada hacia el interior por sólidos densos y hacia
el exterior por el casi vacío total del espacio exterior… Desde los cielos es
fácil hablar de equilibrios gaseosos, presupuestos energéticos de millones de
años y la magnífica simplicidad del metabolismo total de la delgada cáscara
exterior de la Tierra. Con la excepción del flujo de energía, la geobiosfera en
su mayor parte es un sistema cerrado del tipo en que los materiales se reciclan
y reutilizan [17].
"El
mecanismo de sobrecrecimiento" que amenaza este "metabolismo
total", seguía Odum, "es el capitalismo" [18] El concepto actual
de Antropoceno refleja por tanto, por una parte, un reconocimiento reciente del
rol en rápido aceleramiento de los impulsos antropogénicos en la alteración de
los procesos biogeoquímicos y de los límites planetarios del sistema Tierra y,
por otra, un serio aviso de que el mundo, bajo el "business as usual"
[seguir como siempre], está siendo catapultado a una nueva fase ecológica
-menos propicia para el mantenimiento de la diversidad biológica y una
civilización humana estable-.
Unir
estos dos aspectos del Antropoceno -vistos de forma diferente como el geológico
y el histórico, el natural y el social, el clima y el capitalismo- en una
visión única, integrada, es lo que constituye el logro principal de Facing
the Anthropocene. Angus demuestra que el "capitalismo fósil", si
no es detenido, es un tren fuera de control que lleva al apartheid
medioambiental global y a lo que el gran historiador marxista británico E.P.
Thompson llamaba la amenazada etapa histórica del "exterminismo", en
la que las condiciones de existencia de centenares de millones, quizá miles de
millones de personas, cambiarán drásticamente, y estarán en peligro las bases
mismas de la vida tal como la conocemos. Además, todo esto tiene su origen en
lo que Odum llamaba "capitalismo imperial", que pone en peligro las
vidas de las poblaciones más vulnerables del planeta en un sistema de
desigualdad global forzada [19].
Los
peligros son tales que solo un enfoque nuevo, radical, de las ciencias sociales
(y por tanto de la sociedad misma), nos dice Angus -uno que se tome en serio la
advertencia de Carson de que si socavamos los procesos vivos de la Tierra esto
"volverá en su momento" para acosarnos- puede daros las respuestas
que necesitamos en la era del Antropoceno. Por lo que se refiere a la urgencia
del cambio, "mañana es demasiado tarde" [20].
Pero
la ciencia social dominante, la que sirve al orden social dominante y a sus
capas dirigentes, hasta ahora ha servido para oscurecer estos temas, poniendo
su peso en las medidas paliativas junto a soluciones mecanicistas como los
mercados de carbono y la geoingeniería. Es como si la respuesta a la crisis del
Antropoceno fuese estrechamente económica y tecnológica, compatible con la
ulterior expansión de la hegemonía del capital sobre la Tierra y sus habitantes
-a pesar de que el actual sistema de acumulación de capital se encuentra en la
raíz de esta crisis. El resultado es empujar al mundo a un peligro aún mayor.
Lo que hace falta, por tanto, es reconocer que es la lógica de nuestro actual
modo de producción -el capitalismo- lo que se interpone en el camino para crear
un mundo de desarrollo humano sostenible que trascienda el desastre en espiral
que de otra manera espera a la humanidad. Para salvarnos debemos crear una
lógica socioeconómica diferente que apunte a fines humano-ambientales
diferentes: una revolución ecosocialista en la que las grandes masas de la
humanidad participen.
¿Pero
no hay riesgos en un cambio tan radical? ¿No nos esperan grandes luchas y
sacrificios ante cualquier intento de derrocar el sistema dominante de
producción y de uso de la energía en respuesta al calentamiento global? ¿Hay
alguna seguridad de que seremos capaces de crear una sociedad de desarrollo
humano sostenible como conciben ecosocialistas como Ian Angus? ¿No sería mejor
equivocarse por el lado del negacionismo que por el del ‘catastrofismo’? ¿No
deberíamos dudar en pasar a la acción a este nivel hasta que no sepamos más?
Aquí
puede ser útil citar el poema didáctico del gran dramaturgo y poeta alemán
Bertold Brecht "La parábola de Buda de la casa en llamas":
Buda,
sentado todavía bajo el árbol del pan, a los que no le habían preguntado les narró la siguiente parábola: «No hace mucho vi una casa
que ardía. Su techo era ya pasto de las llamas. Al acercarme advertí que aún
había gente en su interior. Fui a la puerta y les grité que el techo estaba
ardiendo, incitándoles a que salieran rápidamente. Pero aquella gente no
parecía tener prisa. Uno me preguntó, mientras el fuego le chamuscaba las
cejas, qué tiempo hacía fuera, si llovía, si no hacía viento, si existía otra
casa, y otras cosas parecidas. Sin responder, volví a salir. Esta gente, pensé,
tiene que arder antes que acabe con sus preguntas. Verdaderamente, amigos, a
quien el suelo no le queme en los pies hasta el punto de desear gustosamente
cambiarse de sitio, nada tengo que decirle.» [21]
Es
el capitalismo y el medio ambiente global alienado que este ha producido lo que
constituye hoy nuestra "casa en llamas". Los ecologistas
mayoritarios, ante este monstruoso dilema, han preferido generalmente hacer
poco más que contemplarlo, observando y haciendo pequeños ajustes a lo que les
rodea en el interior mientras las llamas lamen el tejado y toda la estructura
amenaza con derrumbarse a su alrededor. El punto, en cambio, es cambiarlo,
reconstruir la casa de la civilización con principios arquitectónicos
diferentes, creando un metabolismo más sostenible entre la humanidad y la
Tierra. El nombre del movimiento para conseguir esto, surgiendo de los
movimientos socialistas y ecologistas radicales, es ecosocialismo, y Facing
the Anthropocene es su manifiesto más actualizado y elocuente.
Notas:
(1) Bertolt Brecht, Brecht
on Theatre (New York: Hill and Wang, 1964), 275.
(2) Clive Hamilton and
Jacques Grinevald, "Was the Anthropocene Anticipated?"Anthropocene
Review 2, no. 1 (2015): 67.
(3) Paul J. Crutzen and
Eugene F. Stoermer, "The Anthropocene,"Global Change Newsletter,
May 1, 2000, 17; Paul J. Crutzen, "Geology of Mankind,"Nature 415,
no. 6867 (2002): 23; Colin N. Waters et al., "The Anthropocene Is
Functionally and Stratigraphically Distinct from the Holocene,"Science 351,
no. 6269 (2016): 137, 137, 2622-1–2622-10.
(4) Spencer Weart,
"Interview with M. I. Budyko: Oral History Transcript," March 25,
1990, http://aip.org ; M. I. Budyko, "Polar Ice and Climate," en J. O. Fletcher, B.
Keller, and S. M. Olenicoff, eds.,Soviet Data on the Arctic Heat Budget and
Its Climatic Influence (Santa Monica, CA: Rand Corporation, 1966),
9–23; William D. Sellars, "A Global Climatic Model Based on the Energy
Balance of the Earth Atmosphere System,"Journal of Applied Meteorology 8,
no. 3 (1969): 392–400; M. I. Budyko, "Comments,"Journal of Applied
Meteorology 9, no. 2 (1970): 310.
(5) István Mészáros,The
Power of Ideology (New York: New York University Press, 1989),
128.
(6) Karl Marx and
Frederick Engels,Collected Works, vol. 5 (New York: International
Publishers, 1976), 40.
(7) George P. Marsh, Man
and Nature (Cambridge, MA: Harvard University Press, 1965); Frank
Benjamin Golley,A History of the Ecosystem Concept in Ecology (New
Haven, CT: Yale University Press, 1993), 2, 207; Karl Marx,Capital, vol.
1 (London: Penguin, 1976), 636–39;Capital, vol. 3 (London: Penguin,
1981), 949.
(8) Lynn Margulis and
Dorion Sagan, What Is Life? (New York: Simon and Schuster,
1995), 47; Vladimir I. Vernadsky,The Biosphere (New York: Springer,
1998). El
concepto de biosfera fue introducido originalmente por el geólogo francés
Edward Suess en 1875, pero fue desarrollado mucho más por Vernadsky y acabó
siendo asociado básicamente con él.
(9) Vladimir I.
Vernadsky, "Some Words about the Noösphere," en Jason Ross, ed.,150
Years of Vernadsky, vol. 2 (Washington, D.C.: 21st Century Science Associates,
2014), 82; E. V. Shantser, "The Anthropogenic System (Period)," enThe
Great Soviet Encyclopedia, vol. 2 (New York: Macmillan, 1973), 140. El artículo de Shantser
introdujo la palabra "Antropoceno" en inglés.
(10) Richard Levins and
Richard Lewontin, The Dialectical Biologist (Cambridge, MA:
Harvard University Press, 1985), 277; A. I. Oparin, "The Origin of
Life," en J. D. Bernal,The Origin of Life (New York: World
Publishing, 1967), 199–234; and J. B. S. Haldane, "The Origin of
Life," en Bernal,The Origin of Life, 242–49.
(11) Rachel Carson, Lost
Woods (Boston: Beacon, 1998), 230–31.
(12) G. Evelyn
Hutchinson, "The Biosphere,"Scientific American 233, no.
3 (1970): 45–53.
(13) Barry Commoner,The
Closing Circle: Nature, Man, and Technology (New York: Knopf, 1971),
45–62, 138–75, 280.
(14) E. Fedorov citado
en Virginia Brodine,Green Shoots, Red Roots (New York:
International Publishers, 2007), 14, 29. Véase también E. Fedorov,Man and
Nature (New York: International Publishers, 1972), 29–30; John Bellamy
Foster, " Late Soviet Ecology and the Planetary Crisis ,"Monthly Review 67, no. 2 (June 2015): 9; M. I.
Budyko,The Evolution of the Biosphere (Boston: Reidel, 1986), 406. Los llamamientos de
figuras prominentes como Fedorov a una respuesta más rápida y radical a los
problemas medioambientales fueron básicamente ignorados por el estado
soviético, con trágicos resultados.
(15) Fedorov, Man
and Nature, 146.
(16) Hamilton and Grinevald,
"Was the Anthropocene Anticipated?" 64.
(17) Howard T. Odum, Environment,
Power, and Society for the Twenty-First Century (New York: Columbia
University Press, 2007), 3.
(18) Odum, Environment,
Power, and Society, 263.
(19) E. P. Thompson, Beyond
the Cold War (New York: Pantheon, 1982) 41–80; Rudolf Bahro,Avoiding
Social and Ecological Disaster (Bath, UK: Gateway, 1994), 19; Odum,Environment,
Power, and Society, 276–78.
(20) Rolf Edburg and
Alexei Yablokov,Tomorrow Will Be Too Late (Tucson, AZ: University
of Arizona Press, 1991).
(21) Bertolt Brecht, Tales
from the Calendar (London: Methuen, 1961), 31–32.
Nota
del autor:
Este artículo es una adaptación de prólogo al libro de Ian Angus Facing
the Anthropocene: Fossil Capitalism and the Crisis of the Earth System (Monthly
Review Press, 2016).
John Bellamy Foster es el editor de la Monthly Review y profesor de sociología en la
Universidad de Oregón. Robert W. McChesney es el titular de la cátedra Gutgsell
en el Departamento de Comunicación de la Universidad de Illinois. Son coautores del libro: The Endless Crisis: How Monopoly-Finance
Capital Creates Stagnation and Upheaval from the USA to China (Monthly Review
Press, 2012).
Traducción: Carlos
Valmaseda
_________________________
Colectivo
Acción Directa Chile -Equipo Internacional
Julio 3 de 2017
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