Continúan las novedades en el “Caso Paine”. Un ex oficial de carabineros, a cargo en 1973 de la subcomisaría y de organizar la represión post-Golpe, se va preso preventivamente. Si bien algunos civiles que participaron activamente en las detenciones, asesinatos y luego desapariciones de compañeros de la zona están siendo procesados, lamentablemente son muy pocos
Por el homicidio calificado del compañero del Movimiento de Izquierda
Revolucionaria –MIR- RICARDO EDUARDO CARRASCO BARRIOS, cometido día 16 de septiembre de 1973, la
ministra en visita extraordinaria para causas por violaciones a los DD.HH. de la
Corte de Apelaciones de San Miguel, Marianela Cifuentes Alarcón, dictó auto de
procesamiento en la investigación que sustancia sobre éste caso.
En su resolución, la magistrada decretó la prisión preventiva de Nelson Bravo Espinoza.
De acuerdo a los antecedentes recopilados en la
etapa de investigación, la ministra en visita dio por establecido los
siguientes hechos:
“a) Que, el día 16 de septiembre de 1973, en la
madrugada, una caravana compuesta funcionarios de Carabineros de la Subcomisaria de Paine, unidad policial que, a la fecha, se encontraba a cargo del
capitán Nelson Iván Bravo Espinoza y civiles, entre ellos Juan Francisco Luzoro Montenegro, se dirigieron al asentamiento "Santa
Rosa" de Paine, lugar en el que se ocultaban, entre otros, Ricardo Eduardo
Carrasco Barrios.
“B) Que, acto seguido, encontrándose detenido
Carrasco Barrios, lo hicieron correr hacia un canal cercano y, en ese instante,
le dispararon por la espalda, provocándole la muerte, siendo lanzado su cadáver
a dicho canal.”
El Compañero Eduardo Carrasco Barrios
El 16 de septiembre de 1973, se practicaron dos
ejecuciones en la localidad de Paine, resultando asesinados dos compañeros del
Movimiento de Izquierda Revolucionaria MIR: Ricardo Carrasco Barrios, 19 años, obrero
agrícola y también estudiante de 4º medio en el Liceo de Paine; y SAÚL CÁRCAMO ROJAS,
20 años, labores similares al anterior y alumno en el Liceo Vespertino de la
localidad.
Ambos camaradas fueron detenidos en un amplio operativo,
practicado por civiles de la zona y por efectivos de carabineros de la subcomisaría
de Paine, a cargo del ex sargento Manuel Reyes, y ejecutados el día 16 de
septiembre de 1973. Dada las condiciones imperantes, las defunciones de estos compañeros
no quedaron inscritas regularmente en el Registro Civil. Por motivos
evidentemente humanitarios, sus familiares procedieron a la sepultación de los
restos abandonados en la vía pública. Esta situación no pudo regularizarse.
Dado el temor que se había impuesto en la localidad
por detenciones masivas ocurridas en los días anteriores, y dada la activa
participación pública como militantes del MIR, ambos jóvenes habían dejado sus
respectivos domicilios para cobijarse en el de la familia de Patricio Araya,
también perteneciente a la misma organización política. Así entonces, el día de
los hechos, se encontraban en ese domicilio en el Asentamiento Santa Rosa las
siguientes personas: doña Alejandrina Muñoz y sus hijos Valericio y José
Sánchez Muñoz, José Oscar Carvajal Sánchez, todos familiares de la dueña de
casa. Además se encontraban pernoctando en la vivienda, Patricio Araya Sánchez
(nieto de la dueña de casa), Gustavo González, Saúl Sebastián Cárcamo Rojas y
Ricardo Carrasco Barrios, los tres últimos, militantes del MIR. La madrugada
del 16 de septiembre de 1973 el domicilio fue objeto de un allanamiento
violento con uso de armas de fuego como paso inicial. Todos los moradores
fueron sacados al exterior, salvo la dueña de casa y Saúl Sebastián Cárcamo
Rojas, quien alcanzó a huir. Los detenidos fueron tirados al suelo, golpeados
con puntapiés y culatazos por los civiles acompañantes y por los carabineros,
especialmente Ricardo Carrasco, quien fue identificado por un civil como
"el chiricuto".
Patricio Araya, Gustavo González y Ricardo Carrasco
fueron subidos a una misma camioneta que mantenía sus focos encendidos. A Ricardo Carrasco se le dijo: "si
eres valiente, empieza a correr", indicándosele el camino por delante. Lo
hizo. Y cuando se alejaba, a unos 25 metros de la camioneta, se escucharon
gritos "se está arrancando" y le dispararon desde varios puntos. El
cuerpo fue tomado y lanzado a una acequia al lado del camino. Los otros dos
jóvenes fueron mantenidos en la camioneta.
Enseguida el grupo se dirigió a la casa de Saúl
Sebastián Cárcamo Rojas, distante a unos tres kilómetros. Este había llegado
poco rato antes y había comentado a su madre la situación que afectaba a sus
compañeros, añadiendo su intención de abandonar el domicilio en busca de un
lugar más seguro. Cuando lo hacía, llegó el grupo aprehensor, por lo que
intentó huir nuevamente hacia la parte posterior del sitio. Estos hechos
quedaron consignados en las declaraciones de la señora Lucinda del Carmen
Rojas, madre de Saúl Cárcamo, en la causa por homicidio rol 39405 1, que se
instruye desde agosto de 1990, en el Juzgado de Letras de Maipo, Buin. En su
relato ella señala: "Al inmueble ingresaron los sujetos, uno de los cuales
era el Sargento Verdugo y un civil de apellido Balcázar (Juan), quien portaba
un arma de fuego. Detuvieron a mi marido y lo sacaron de la casa. Lo tiraron en
una de las camionetas utilizadas y en las cuales llevaban a las otras personas
detenidas momentos antes. Los agentes ingresaron nuevamente. Se escucharon tres
disparos en la parte trasera del sitio, en el sector donde había un duraznal.
Nada se nos dijo a nosotros. Sin embargo, me ha relatado el testigo Patricio
Araya, que los sujetos, luego de producidos los disparos, se acercaron a la
camioneta donde estaba mi marido y le dijeron: "¡bájate viejo, que el que
andábamos buscando ya está muerto!". Mi marido siempre creyó que sólo lo
habían detenido y que lo habían tirado en otra de las camionetas, sin embargo,
al otro día supimos que mi hijo estaba muerto con impactos de bala, en la parte
trasera del sitio...". "En horas de la mañana consulté a Carabineros
que andaban patrullando el sector, si podía recoger el cuerpo de mi hijo; ellos
señalaron que "como estaban en estado de guerra, el que podía se recogía y
el que no, quedaba allí no más". Posteriormente, fui donde el padre Guido,
párroco de Paine, quien me prestó inestimable ayuda y consuelo en estos
dolorosos momentos. El me autorizó para que sepultara a mi hijo en el
cementerio parroquial y evitar así la acción de roedores, perros u otros
depredadores al permanecer tirado en el suelo. De ese modo se logró sepultar a
mi hijo en ese recinto el día 17 de octubre de 1973. Lo mismo aconteció con
respecto a Ricardo Carrasco Barrios quien también está sepultado en el
cementerio".
José Oscar Carvajal Sánchez declaró en el mismo
proceso: "...nos hicieron subir a un vehículo, a mí me tocó una camioneta
con mi tío José Victoriano, pero antes de subir alcancé a ver un auto, Volvo
rojo, que era de propiedad de Mario Tagle y se hacía acompañar por su hermano
Julio Tagle. También distinguí a otro civil, Claudio Oregón, caminero. También
pude ver al jefe del grupo que era el carabinero Sargento Reyes".
Iván Israel Cárcamo Rojas, hermano de una de las
víctimas declaró: "mi madre, Lucinda Rojas, reconoció a uno de los civiles
que andaba con Juan Balcázar que en ese tiempo tenía camiones...".
"Sentí varios disparos, luego de ello se
reunieron en la casa y dieron la orden de bajar a mi padre del vehículo, en ese
momento, yo pude pararme y reconocí al sargento Verdugo de la subcomisaría de
Paine que el parecer dirigía al grupo". Patricio Araya Sánchez declaró en
términos coincidentes en la misma causa.
En 1991 se logró regularizar la situación de ambos
jóvenes, sus cuerpos después de ser exhumados fueron identificados por el
Instituto Médico Legal y así se pudo inscribir la defunción. La detención y
ejecución de ambos jóvenes se enmarca en lo que fue la represión en Paine en
1973.
Culpables uniformados y civiles de la represión en Paine
El vil asesinato del compañero Ricardo Carrasco Barrios
se enmarca en lo que fue la cruenta represión en Paine luego del Golpe militar de 1973,
ilícito perpetrado por agentes del Estado y civiles derechistas entre
septiembre y octubre de 1973, la que se saldó con 70 ejecutados, 40 de ellos
detenidos desaparecidos. Esta represalia masiva era la respuesta civil y
militar a la afrenta que representaba para los poderosos que los campesinos y
trabajadores de la zona (y del país) se atrevieran a exigir sus postergados
derechos y pasaran a decidir sobre el tipo de sociedad que deseaban para ellos
y sus familias.
En la represión desbocada participaron carabineros:
Nelson Bravo Espinoza, capitán (que enfrenta ahora prisión preventiva);
Raúl Ortiz Maluenda, sargento 2º; Carlos Aburto Jaramillo, cabo 1º; José Retamal Burgos, cabo 1º; Víctor
Sagredo Aravena, cabo 1º; Reyes, sargento; Luis Jara, teniente de Pintué; y los
carabineros Samuel Ahumada Cabello; Raúl Donoso Figueroa; Alamiro Garrido Ubal;
Jorge González Quezada; Víctor Labarca Díaz; Eduardo Molina Armijo; José
Piñaleo Pérez y Jorge Verdugo, entre otros.
También se emplearon a fondo milicos de la Escuela
de Infantería de San Bernardo: coronel Leonel Köening Alternatt, Director de la
Escuela de Infantería de San Bernardo; Samuel Rojas Pérez, teniente coronel;
Mario Morales Durán, conscripto; Andrés Magaña Baum, teniente; Pedro Montalvo
Calvo, coronel; Iván de la Fuente Sáez, mayor; Hernán Pizarro Collarte, mayor;
Ciro Ahumada Miranda, mayor; Juan Carlos Nielsen Stambuck, capitán; Sergio
Rodríguez Rautcher, capitán; Luis Cortés Villa, capitán; Víctor Pinto Pérez,
capitán; Marcial Cobos Farías, capitán; Jorge Romero Campos, capitán; Luis
Villarroel Contreras, capitán; Héctor Maturana Zúñiga, capitán; Luis Garfias
Cabrera, capitán; Eduardo Silva Bravo, capitán; Sergio Valdivia M., capitán; y
Julio Cerda Carrasco, capitán, entre otros.
No debemos olvidar la participación en esta
oprobiosa ola de asesinatos, tortura y humillación post golpe en Paine de los civiles
de derecha: terratenientes, empresarios y de lumpen a pago de los anteriores.
Así, son apuntados como asesinos del pueblo los siguientes civiles: Hugo y Fernando
Aguilera; los mentados Francisco Luzoro
Montenegro y Rubén González Carrasco;
Jorge Sepúlveda; Tito Carrasco; Claudio Oregón; Luis Guerrero; Mario, Ricardo y
Yule Tagle; Jorge Aguirre; Christian Kast; Luis Mondaca; Segundo Suazo; Miguel
González; Patricio Meza; Jorge Nazar y Ruperto Concha (estos últimos 6, mencionados en declaración judicial del sobreviviente Alejandro
del Carmen Bustos González, 22 de octubre de 2001; Causa Paine, Fojas 1726 del
tomo VII).
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¡Ni Olvido Ni Perdón: Verdad, Justicia y
Memoria!
¡Sólo la Lucha y la Unidad Nos Harán Libres!
Colectivo
Acción Directa CAD –Chile
Julio 2 de 2017
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