“El
Che y los argentinos”
Por Claudia Korol – Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo
En
Rebelion
–public. 28/7/02
“Todo es parte de una sola lucha; y es verdad cuando
el imperialismo nos llama con un denominador común, porque aun cuando las
ideologías cambien, aun cuando uno se reconozca comunista, o socialista, o
peronista, o cualquier otra ideología política en determinado país, solamente
caben dos posiciones en la historia: o se está a favor de los monopolios o se
está en contra de los monopolios. Y, a todos los que están en contra de los
monopolios, a todos ellos se les puede aplicar un denominador común. En esto,
los norteamericanos tienen razón"
E. G. de la S. en Mensaje a los Argentinos
1) Homenaje y polémica
Quiero recordar, como
comienzo, a todos los compañeros que en los distintos rincones del planeta,
fecundaron con su sangre el camino que nos ayuda a transitar Ernesto Guevara.
Quiero rendir homenaje, especialmente, a aquella generación que sembró las
semillas del guevarismo en la Argentina, a los que con mayor claridad y
anticipación que otros interpretaron su mensaje y lo llevaron a la práctica
como supieron, o como pudieron. Me refiero a John William Cooke, Alicia Eguren,
Jorge Ricardo Masetti, Roberto Santucho, el Vasco Ángel Bengoechea, Marcos
Osatinsky, Rodolfo Walsh, Paco Urondo, Juan García Elorrio, entre tantos
compañeros que entregaron sus vidas por crear un nuevo hombre y una nueva
sociedad, fundada en el humanismo, en la solidaridad, y en la libertad.
La mayor parte de ellos fueron asesinados por los
militares, cumpliendo las órdenes de las clases dominantes locales y del
imperialismo norteamericano, responsable de un verdadero genocidio en nuestro
continente. Los asesinos gozan de impunidad, de la misma manera que quienes
asesinaron al Che y hoy se exhiben sin pudor por la televisión comentando sus
crímenes. Por ello, al rendirles homenaje a los compañeros, no puedo menos que
denunciar que también son responsables de la impunidad, quienes reeditan la
teoría de los dos demonios, con la cual se abrió paso el camino del punto final
y del indulto. Me refiero a escritos como los de Jorge Castañeda, que entre
otros conceptos llega a decir:
"El Che le entregó a un par de generaciones de las
Américas, la herramienta para creer, y el ardor que nutre la audacia. Pero
Ernesto Guevara también es responsable por la cuota de sangre y de vidas que se
tuvo que pagar... Su muerte le permitirá ignorar cómo y por qué tantos
universitarios de la emergente clase media de la región marcharon al matadero
con toda inocencia. Pero sus errores constituyen culpas que pertenecen por lo
menos parcialmente a su pasivo, deudas que se deben por lo menos en parte
cargar a su cuenta. No fue el único responsable de los despropósitos
guerrilleros de la izquierda latinoamericana, pero fue uno de los
responsables."(1)
Quiero, contra todo lo dicho por Castañeda, afirmar que
quienes vincularon sus vidas a un proyecto de emancipación del ser humano,
abrieron con su sacrificio la posibilidad que hoy tenemos de poder pensar que
no estamos condenados a vivir eternamente como esclavos de un sistema que
explota, discrimina, excluye y nos niega cotidianamente nuestra realización
como hombres y mujeres plenos.
2) Los guevaristas argentinos
Mencioné en el homenaje a algunos compañeros que sin
dudas podríamos identificar como los primeros guevaristas argentinos, y
curiosamente, ellos provienen de diversas identidades y organizaciones
políticas argentinas. Peronistas, cristianos, marxistas, que tuvieron distintas
opiniones sobre la coyuntura nacional y las tácticas a seguir, que en la mayor
parte se desencontraron entre ellos a la hora de la lucha contra el mismo
enemigo, pero que fueron igualmente fieles al ejemplo, a la ética, y al
humanismo que nos legó el Che. Este dato, diferentes identidades, distintas
organizaciones, y una misma actitud frente a la vida, es una de las primeras
reflexiones que quiero realizar al entrar en el tema. Porque tal vez en él esté
el dilema argentino, y en él esté contenido el mayor desafío para la
actualidad.
Es interesante observar como el Che, su ejemplo, su
pensamiento, fue y es asumido desde diversas corrientes que intentan luchar por
una sociedad nueva, revolucionaria, socialista. Esto nos habla del pensamiento
del Che, y también de su práctica. Un pensamiento en el que los ideales fueron
poniéndose por encima de los prejuicios, donde la búsqueda transformadora fue
venciendo a las posiciones sectarias, donde el compromiso con el pueblo pudo
más que cualquier dogmatismo. El Che fue capaz de vincularse con las distintas
corrientes políticas argentinas, sin otra condición de que estuvieran
dispuestas a luchar; y en esa relación estableció las polémicas en las que pudo
modificar concepciones erróneas de aquellos sectores, y también cambiar sus
propias ideas. Era, un diálogo real, sincero, sin tapujos, y mediado por una
alta moral revolucionaria. Al mismo tiempo, la densidad ética de su ejemplo,
logró conmover más que muchos discursos a miles de jóvenes argentinos;
produciendo una ruptura cultural en la izquierda argentina, que atravesó a
absolutamente todos los sectores.
El Che expresa la identidad rebelde capaz de contenernos
a todos los que hoy, casi a fines del año 2.000 aspiramos no a copiarlo, sino a
continuarlo, en lo fundamental de su ejemplo. Y creo que si logramos
percatarnos de ello, estaremos interpretando el sentido principal de su mensaje
a los argentinos, realizado el 25-5-62, en un asado realizado en La Habana, en
el que expresó como conceptos fundamentales: un llamamiento a la lucha
decidida, y a la unidad de todos los que formamos parte de esa lucha. En
aquella oportunidad el Che, hablando en nombre del gobierno cubano manifestó:
"Todo es parte de una sola lucha; y es verdad cuando
el imperialismo nos llama con un denominador común, porque aun cuando las
ideologías cambien, aun cuando uno se reconozca comunista, o socialista, o
peronista, o cualquier otra ideología política en determinado país, solamente
caben dos posiciones en la historia: o se está a favor de los monopolios o se
está en contra de los monopolios. Y, a todos los que están en contra de los
monopolios, a todos ellos se les puede aplicar un denominador común. En esto,
los norteamericanos tienen razón."
"Todos los que luchamos por la liberación de
nuestros pueblos, luchamos al mismo tiempo, aunque a veces no lo sepamos, por
el aniquilamiento del imperialismo; y todos somos aliados, aunque a veces no lo
sepamos, aunque a veces dividamos nuestras propias fuerzas por querellas
internas, aunque a veces por discusiones estériles dejamos de hacer el frente
necesario para luchar contra el imperialismo; pero todos, todos los que
luchamos honestamente por la liberación de nuestras respectivas patrias, somos
enemigos directos del imperialismo. En este momento, no cabe otra posición que
la lucha directa o la colaboración." (2)
3) Los tiempos del Che
En 1984, comencé un trabajo de investigación que dio como
resultado la redacción del libro "El
Che y los argentinos", fruto de una búsqueda generacional del Che. Una
generación que se había aproximado a él muy tempranamente en los años
conmocionados del 73, y que pronto lo perdió, (como perdimos tantas cosas los
argentinos), arrebatado y perseguido por la dictadura hasta hacerlo
desaparecer. Buscando al Che, entre el silencio en que pretendían haberlo
sepultado, lo fui encontrando, y me acerqué a él en sucesivas aproximaciones.
En la relación del Che con los argentinos y con la
Argentina, hay distintos momentos de mutuo acercamiento y a la vez de
distancia. Así como él se alejó del país cuando partió a conocer América
Latina, y se fue acercando en la medida en que maduraba su proyecto
revolucionario, así los argentinos se van acercando a él en la medida en que se
asume una búsqueda revolucionaria.
Una pista de estos movimientos de distancias y
reencuentros la encontré en unos apuntes realizados por John William Cooke,
después de la muerte de su amigo y compañero. En ellos expresaba:
"Nos referimos al contacto de las masas argentinas
con el compatriota asesinado, proceso que creo tuvo dos tiempos, cronológica y
cualitativamente hablando. El primero consistió en la desaparición de la
muralla alzada por la propaganda burguesa, que fijó una imagen popular del Che
como personaje exótico, sobre el cual variaban las interpretaciones, pero
siempre dentro de ese carácter de individuo ajeno, perteneciente al lejano y
pintoresco mundo del Caribe.
"Las truculencias periodísticas a raíz de su
desaparición en Cuba lo mantuvieron como tema de la crónica, pero a fines de
1966 pasó a ser un fantasma que rondaba nuestras fronteras.
"Poco después, su espectacular reaparición pública
con el Mensaje a la Tricontinental, determinó que la prensa, incluida la
sensacionalista que llega a las capas más populares, divulgasen rasgos
biográficos que fueron dando entidad al ser novelesco y trashumante. Casi a
renglón seguido las noticias espectaculares fueron acaparadas por el proceso a
Regis Debray y a la guerrilla boliviana. Y se fue afirmando la conjetura de que
Guevara desempeña en ésta un rol estelar.
"Por si algo faltaba para destacar al Che en el
interés directo de nuestra vida nacional, el gorilaje corre en ayuda de sus
colegas bolivianos y acordona las provincias limítrofes con tropas, objetivando
la artificiosidad de una separación que solo es tajante en los colores de la
cartografía, pero que la geografía concreta ignora, lo mismo que el
revolucionario y los órganos represivos.
"El Che Guevara ya es componente de nuestra vida
social, se lo comenta en la cola de la feria, en el café de la fábrica. Nadie
olvida, ni por un instante, que nació en Argentina, y a cada rato asoma la reivindicación
posesoria de ese connacional extraordinario.
"Para contrarrestar ese peligroso acercamiento de un
pueblo oprimido e impotente con una práctica insurreccional, se apela a una
artimaña típica: un cable noticioso transcribe presuntas declaraciones del
General Perón atacando al Che, pero el efecto es contraproducente, pues
inmediatamente Perón expide un enérgico desmentido, denunciando la maniobra
como un intento de dividir a los que luchan por la liberación nacional y
latinoamericana.
"La segunda parte del proceso se produce con su
muerte: el impacto emocional es de una intensidad que excede el impulso
afectivo que despiertan siempre los héroes abatidos por la fatalidad. El
fenómeno no es simplemente por efecto "acumulativo" de la aproximación
previa y el desenlace trágico de su protagonista. Considero que se opera un
hondo cambio cualitativo en la actitud espiritual hacia él. Por una parte, su
caso se integra con algunas constantes culturales de nuestro pueblo: el culto
al coraje, el desprecio por la ley como algo ajeno, impuesta a los humildes
"desde arriba", la identificación con los rebeldes que se baten
solidariamente con las fuerzas tremendistas del orden constituido. Esos héroes
de la tradición plebeya persisten en la memoria de las generaciones. En
cualquier rincón del país, y a través de todos los niveles de la cultura,
Martín Fierro continúa batiéndose con la partida y denostando a los poderosos.
Cruz reivindica con su gesto solidario los valores del hombre de la tierra. La
montonera opone sus lanzas a la codicia de gringos y porteños.
"Sea por un acto reflexivo o por una asociación de
ideas espontáneas, de pronto ese patrimonio especial no deteriorado por un
siglo de culturización alienante se objetiva en un hombre real, próximo,
contemporáneo."
La conmoción creada por el ejemplo del Che precipitó
diversas y sucesivas fracturas de corrientes juveniles de los partidos
socialista y comunista, así como de las fracciones que de ellos se formaron. Al
mismo tiempo, se crearon diversos agrupamientos que intentaron vincularse
primero a la experiencia del Che en Bolivia, y después de su muerte, darle
continuidad.
Entre ellos se destacan: el Ejército Guerrillero del Pueblo, liderado por Jorge Ricardo
Masetti, quien intentó establecer una guerrilla en Salta entre 1962 y 1964,
proyecto que estaba ligado directamente al intento de creación de un movimiento
revolucionario en los países del sur del continente, que luego continuara el
Che en Bolivia.
Los sectores liderados por John William Cooke, que prepararon la confluencia con la guerrilla
del Che, y que no lo lograron, estando éste en Bolivia. Al respecto quedó el
testimonio de su compañera Alicia Eguren:
"Cooke conoce las primeras noticias sobre la muerte
del Che en Londres, de regreso de la Conferencia de la OLAS a la que fuera
presidiendo la delegación argentina. El golpe fue para él más grave que para
quienes de pronto cobraron conciencia de que habían perdido a su jefe para la
guerra verdadera. Para John esa muerte encadenaba también la muerte, o por lo
menos la trágica postergación de planes de trabajo para los cuales, puramente,
ya había renunciado a muchas cosas, inclusive, a nivel humano a lo que más
quería. De Londres pasó a París. Allí permaneció algo más de una quincena
esperando contactos que no se produjeron. El desastre fue muy grande como para
que inmediatamente se reconstruyeran los circuitos quebrados. Por lo menos no
existió la organización, los planes de acción y de emergencia como para que el
proyecto original, fracturado por el desastre, pudiera desarrollarse en lo
inmediato. Ernesto Guevara y John W. Cooke mantuvieron una larga relación
política, militante y revolucionaria. Los proyectos de lucha común en el sur
del continente quedaron truncos con la muerte de Ernesto. John murió a menos de
un año que el Che." (6)
En los primeros meses de 1967, Marcos Osatinsky y Roberto
Quieto constituyeron el Ejército de
Liberación Nacional (ELN) argentino, para apoyar la guerrilla del Che.
También se formaron las FAL (Fuerzas
Armadas de Liberación) que intentaron organizar un proyecto de apoyo a la
guerrilla de Bolivia.
El 13 de octubre de 1967, integrantes del Movimiento de
la Juventud Peronista, (dirigidos por Envar el Kadri), fundaron las Fuerzas Armadas Peronistas, confluyendo
con Acción Revolucionaria Peronista, de John William Cooke y el Movimiento
Revolucionario Peronista de Gustavo Rearte. Ellos organizaron la guerrilla de
Taco Ralo.
El impacto de la muerte del Che, aceleró los debates en
el Partido Revolucionario de los Trabajadores, y la ruptura entre Santucho y
Nahuel Moreno. Al respecto relata María Seoane:
"El fusilamiento del Che en Bolivia estremeció a la
izquierda, y particularmente a Santucho.
La tarde del 9 de octubre de 1967 en la que se difundió su muerte, reunió a
algunos compañeros de ruta del ingenio San José y dijo: "Era nuestro
comandante, era el mejor...Ahora nos toca a nosotros seguir su ejemplo, recoger
su fusil hasta vencer o morir por la revolución socialista en la
Argentina." (7)
En ese segundo tiempo, desde distintas experiencias
cuajaron procesos de formación y recreación de proyectos revolucionarios, tanto
los que se plantearon opciones armadas, como aquellos que supieron aportar a la
lucha revolucionaria desde otras experiencias.
=En ese tiempo se formó el Movimiento de Sacerdotes del
Tercer Mundo, apoyado en el pensamiento de hombres como García Elorrio,
director de la revista Cristianismo y Liberación, que se comenzó a editar en
diciembre del 67.
=Nuevas organizaciones armadas, entroncaron su
experiencia con la de las primeras guerrillas en el país forjadas en el marco
de la resistencia peronista, y del impacto de la revolución cubana, como la de
Uturuncos (1960) en Tucumán, la del Ejército Guerrillero del Pueblo (1962-1964;
dirigida por Jorge Masetti); en Salta la de Taco Ralo (FAP-1968).
=En ese tiempo se constituyó el sindicalismo de
liberación, que promovió levantamientos populares contra la dictadura en todo
el país, como el Rosariazo, el Cordobazo, el Correntinazo, el Choconazo.
La conmoción que produjo la muerte del Che atravesó a
todos los sectores, y dan testimonio de ello algunos escritos de quienes
corroboraron los dichos con sus vidas, como el propio Che.
"La nostalgia se codifica en un rosario de muertos,
y da un poco de vergüenza estar aquí sentado frente a una máquina de escribir, aun
sabiendo que eso también es una especie de fatalidad, aún si uno pudiera
consolarse con la idea de que es una fatalidad que sirve para algo. Dicho más
simplemente: nos cuesta a muchos eludir la vergüenza, no de estar vivos -porque
no es el deseo de la muerte, es su contrario, la fuerza de la revolución, sino
de que Guevara haya muerto con tan pocos alrededor. Por supuesto, no sabíamos,
oficialmente no sabíamos nada, pero algunos sospechábamos, temíamos. Fuimos
lentos, ¿culpables? Inútil ya discutir la cosa, pero ese sentimiento que digo
está, al menos para mí y tal vez sea un nuevo punto de partida."
Rodolfo Walsh (3)
"Ha corrido la suerte del agredido, aunque el
agredido no corrió su suerte. Sigue vivito y coleando y ya escucho en esa radio
tan potente detalles fatídicos entre descargas eléctricas, flotando en un éter
contaminado y no queda más remedio que admitir y al día siguiente su hermana me
dice que sí, que era su cuerpo, que ahora se daban cuenta de que no quería
reconocerlo, que negaba la gran desgracia de América; su cuerpo de santo,
porque yo no sé si lo conocíamos bien, me dice, pero le ha salido ese aspecto
de santo que a lo mejor era necesario también para sacudir ese mundo postrado,
aunque parezca un precio demasiado alto para terminar con el oficialismo de
izquierda y los grupitos disidentes y paralizados y los focos aislados y
empezar de una buena vez, antes que algunos pretendan desensillar y todo
termine en lamentaciones, y nadie haya perfeccionado los errores, porque aquí
no se trata de andar dejándose madrugar; veo el porvenir en el pleito de sus
chicos y el de los míos y de tantos en esta tierra basureada. Ya no se le puede
pedir órdenes a mi Comandante; ya no anda para seguir contestando; ya ha dado
su respuesta. Habrá que recordarla, o adivinarla, o inventar los pasos de
nuestro destino."
Paco Urondo (4)
"Los cien hombres del Che. Los que necesitaba en
Bolivia para seguir la lucha. Los que no estuvieron preparados cuando llegó la
hora del combate. Los que todavía estaban lejos del camino de la Revolución.
Los que tenían los ojos cerrados y los oídos sordos al dolor y al sufrimiento
de sus pueblos, de sus hermanos. Los que no supieron reconocer que había
llegado el momento de la pelea. Los que no quisieron hacerlo. Los que
traicionaron. Los que asesinamos al Che por abandono, por incomprensión, por
cobardía. Esos cien hombres que le faltaban en Bolivia, son los que después del
Che levantaron sus armas y siguieron su lucha. Ahora son cientos de miles,
porque la sangre del Che ha caído en el pueblo y su canto de hombre nuevo tiene
la voz del pueblo. Y los nuevos revolucionarios entonan ese canto con esa
voz."
Juan García Elorrio (5)
El impacto no se limitó a los sectores políticos, sino
que abarcó a los mejores intelectuales argentinos, replanteando el tema del
compromiso del intelectual. Hombres como Julio Cortázar, Rodolfo Walsh y Paco
Urondo, Haroldo Conti, Rodolfo Puiggrós, Juan Gelman, Ezequiel Martínez
Estrada, María Rosa Oliver, Abelardo Castillo, sintieron que la figura del Che
cambiaba para siempre sus vidas y el sentido de su creación.
El primer argentino que conoció al Che: Jorge Ricardo
Masetti
"Que su nombre siga casi tan ignorado en su país
como el pedazo de selva que esconde sus huesos, era previsible para Jorge
Masetti. Periodista, sabía cómo se construyen renombres y se tejen olvidos.
Guerrillero, pudo presumir que si era derrotado, el enemigo sería el dueño
momentáneo de su historia."
Con estas palabras prologaba Rodolfo Walsh el libro de
Jorge Ricardo Masetti "Los que luchan y los que lloran". Hoy Masetti
sigue siendo desconocido para la mayor parte de nuestro pueblo. Tal vez una de
las tareas que debamos realizar los argentinos en este 30 aniversario es
rescatar del olvido a hombres como Masetti, junto a mujeres como Tania, ligados
profundamente a los intentos revolucionarios del Che en nuestros países del sur
del continente. Junto al nombre de Masetti, creo que tenemos también que rendir
el necesario reconocimiento a compañeros que corrieron su misma suerte, como el
cubano Hermes Peña, que dio su vida en la lucha por la liberación argentina.
Cuando el Che recién inauguraba su participación en la
guerra de Cuba, Jorge Masetti, un periodista argentino, se internó en la Sierra
Maestra para entrevistar a Fidel y al mismo Che. Fue el primer reportaje que se
conoció en aquellos años en nuestro país. Allá en la Sierra Maestra, se tejió
la amistad de Masetti con el Che, que duró hasta su última empresa común:
Salta-Bolivia; pero que recorrió otras experiencias previas como el habérsele
confiado a Masetti la creación de Prensa Latina, la agencia cubana de prensa
que tiene el desafío cotidiano de romper el cerco informativo que le hace el
imperio, o la participación de Masetti en la guerra de liberación de Argelia,
como parte de una misión internacionalista de la revolución.
Esta experiencia fue brutalmente tergiversada por Ricardo
Rojo, quien se dijo "amigo del Che", y que sin embargo se sumó a la
campaña tendiente a enfrentar al Che con la Revolución Cubana, con Fidel, y en
definitiva a pretender que las acciones revolucionarias intentadas por Masetti
y por el Che, no eran más que actos desesperados, o producto del resentimiento.
En tal sentido, quiero rescatar la respuesta que dieron a ese libro dos
guerrilleros sobrevivientes del EGP, quienes desde la cárcel respondieron con
una carta abierta:
"La guerrilla en la Argentina es una consecuencia de
una línea estratégica global para la Revolución en América Latina. Esta línea
estratégica fue concebida por los revolucionarios cubanos hace bastante tiempo.
Ya en 1960, el CHE tenía esta concepción elaborada y a partir de ella procedió
en consecuencia. Masetti, amigo y compañero del CHE, no era ajeno a la misma.
Pero no sólo la conoció, sino que la emprendió y la abrazó como propia. De aquí
a intentar su realización hay un paso. La decisión de hacer; y Masetti tuvo la
decisión suficiente.
"Al ingresar al EGP, cada miembro adoptaba un nombre
de guerra, y Masetti eligió el de Segundo por el siguiente motivo: el Che, que
en ese momento realizaba tareas imprescindibles para la Revolución Cubana,
pertenecía en forma "honoraria" al EGP, conociéndoselo a este fin por
el nombre clave de Martín Fierro, prototipo del gaucho argentino. Masetti
eligió el de otro gaucho famoso y Segundo Sombra lo era. Varios de nosotros
seguimos el ejemplo. Luego Masetti fue conocido simplemente por Segundo, y
además fue, realmente, nuestro primero y único Comandante."
..."La muerte de Masetti y del Che resultan inútiles
y aparecen como el grito solitario de tozudos empedernidos abandonados por sus
propios compañeros. No son el producto de una concepción nueva de la vida y del
hombre, a la cual ellos fueron fieles, sino el producto del romanticismo y de
las componendas de los países socialistas con el imperialismo. Masetti muere
según Ud. por cumplir con el Che y no por una consecuencia revolucionaria. El
Che muere por sus desinteligencias con Fidel. Qué poco conoció usted al Che!...Si
en nuestro caso se ajustó Ud. en su relato al relato de Gendarmería, en el caso
del Che, repitió la historia de la CIA. El Che resulta así, la víctima
propiciatoria de los problemas de Cuba con la URSS y la China. Su llamado de
crear uno, dos, tres, muchos Vietnam, no sería el fruto de una concepción
estratégica, sino una queja contra soviéticos y chinos, vale decir, expresión
de su propia soledad. En realidad es un alegato contra los pseudo-
revolucionarios y los "amigos" como Ud. A los Vietnam no los tienen
que fabricar los soviéticos, ni los chinos, ni los cubanos, sino nosotros, los
pueblos que tenemos que hacer nuestra revolución.
...
"Federico Evaristo Méndez. Juan Héctor Jouvé. (8)
El Che y el peronismo
Creo que es necesario, precisar un tema que ha sido
motivo de numerosas controversias como es la relación del Che con el peronismo.
Numerosos testimonios tienden a presentar al Che como un enemigo
irreconciliable del peronismo. La intención evidente es neutralizar la
influencia que el pensamiento del Che pudo o puede tener sobre el movimiento
popular argentino. Sin embargo, su concepción fue evolucionando, de una crítica
al mismo, (nunca de una militancia antiperonista) durante sus estudios
universitarios, a una reconsideración de esta concepción a partir de su
experiencia en Guatemala y en particular de su contacto con los revolucionarios
cubanos. Luego del triunfo revolucionario, la amistad con John William Cooke
resultó decisiva para una nueva revisión de estos conceptos, y sin modificarse la
opinión que el Che tenía en relación a los límites del propio Perón, es
evidente que buscó una aproximación a la experiencia de resistencia popular
contenida en el peronismo. (9)
Es un dato significativo el que en el asado que hemos
referido, el 25-5, sea John William Cooke quien hable en nombre de los
argentinos. Y que también sea Cooke, quien en 1967 presida la delegación
argentina en la OLAS. Por otra parte, también a partir de estos diálogos, es
que surgió la invitación del gobierno cubano a Perón a cambiar su residencia en
Madrid, por la residencia en La Habana. Es evidente que hubo un sostenido
esfuerzo de los revolucionarios cubanos, y del Che; por lograr que el impacto
de Cuba pudiera conmover al más significativo movimiento de masas de la Argentina,
y entroncarse con su tradición de lucha proveniente de la Resistencia.
El Che y el Partido Comunista Argentino
Es conocida la contradicción existente en aquellos años
entre la dirección del Partido Comunista Argentino y las posiciones del Che.
Tal vez menos conocidos sean los esfuerzos del Che por debatir estos enfoques,
intentando influir constructivamente para la superación de aquellos conceptos
que llevaron a los comunistas argentinos a asumir una posición oportunista de
derecha. Numerosos dirigentes y militantes comunistas argentinos tuvieron la
posibilidad en aquellos años de intercambiar opiniones, criterios y
experiencias con el Che. Todos ellos recuerdan la sencillez y al mismo tiempo
la convicción con que éste expresaba sus ideas, y los instaba a ser parte de la
apertura de un nuevo frente de lucha contra el imperialismo. El dogmatismo, el
sectarismo, y una gran dosis de soberbia, impidieron al Partido Comunista
modificar una línea que lo conducía a la integración en el sistema de
dominación, más allá de la voluntad e incluso del enorme sacrificio de la
mayoría de su militancia.
Al intentar ubicar los núcleos teóricos que llevaron a
una política reformista, podemos analizar que se sustentaba un sistema
doctrinario en el que se rendía culto a las condiciones objetivas, a la
correlación de fuerzas dadas en la sociedad; subestimando el papel del factor
subjetivo, y analizando en consecuencia la imposibilidad de ser promotores de
la acción revolucionaria, como premisa de un rol de vanguardia. El Partido Comunista
heredó del Partido Socialista Argentino del cual provenía, un enfoque
positivista, que impregnó de una visión metafísica y europeísta el análisis de
nuestra realidad; y a su vez un enfoque histórico liberal, que se alejaba
sistemáticamente de los contenidos nacionales y antimperialistas que se iban
formando en los combates populares.
El dogmatismo condujo luego a una adopción acrítica de
los enfoques de la Internacional Comunista. Así por ejemplo, en la etapa
sectaria que predominó en las resoluciones de la Internacional, desde 1927 a
1932, que se expresaban en una política de "clase contra clase", el
PCA definió al yrigoyenismo como "nacional fascismo"; con lo cual se
inició un proceso de aislamiento del movimiento popular y de incomprensión del
fenómeno del nacionalismo popular, que empezaba a expresarse en nuestro país.
Esta caracterización volvió a retomarse en el análisis del peronismo,
impidiendo al PCA vincularse con mayor claridad con la clase obrera en
formación en la segunda mitad del siglo 20. Los enfoques "etapistas"
sustentados por la Internacional, llevaban a concebir una primer etapa de la
revolución de carácter democrático burgués, y una segunda etapa socialista;
sosteniéndose en consecuencia una política de alianzas que privilegiaba el rol
de la llamada "burguesía nacional". La adopción de las tesis
browderistas, que decretaban la caducidad de la lucha antimperialista, completó
la incapacidad de nuestro partido para interpretar las demandas de la sociedad,
en momentos claves de viraje de la historia argentina, en los que se gestaba un
nuevo nivel de conciencia de las masas, que fue canalizado por el peronismo. La
incomprensión del peronismo, acentuaba un tipo de acción que combinaba un
fuerte ideologismo, de proclama de los objetivos finales, con un practicismo
economicista en lo cotidiano. Por ese mismo camino, se transformó el concepto
de coexistencia pacífica y la idea de tránsito pacífico al socialismo, asumida
por las Conferencias de los Partidos Comunistas en 1957, y 1960, en una adopción
práctica de la vía pacífica para nuestro país.
Cuando indagamos en las causas de aquella desviación
oportunista de derecha, ubicamos que esos enfoques eran parte de un acervo
cultural subsidiario del pensamiento desarrollado principalmente en la Unión
Soviética, que había transformado al marxismo en un catálogo de creencias que
sostenían y fundamentaban el inmovilismo. La posición del Partido Comunista
argentino tenía como base filosófica el materialismo vulgar premarxista, que
confiaba el advenimiento de la revolución al determinismo de las supuestas
leyes del desarrollo social. Estos enfoques principales determinaron que el
esfuerzo de tantos militantes comunistas, cuya entrega y sacrificio están fuera
de toda discusión, no pudiera proyectarse en una propuesta capaz de
revolucionar o de conmover el poder de las clases dominantes.
Es lógico que desde estas concepciones se chocara con el
pensamiento del Che y con la experiencia de la revolución cubana, más aún en un
momento en que la misma libraba una enorme batalla por que su impulso se
extendiera más allá de sus fronteras, de manera de poder asegurar un nuevo
tiempo de liberación continental. El desencuentro con la Revolución Cubana, tuvo
como corolario la incomprensión de las nuevas fuerzas revolucionarias que se
formaron bajo su impacto.
El Che, como dirigente revolucionario cubano, fue uno de
los que pregonó con mayor insistencia la necesidad de extender la experiencia
revolucionaria, no como una copia, ni como una exportación, sino como parte de
una estrategia global de los revolucionarios en la lucha antimperialista. En su
Mensaje a los Argentinos fundamentaba
este planteo de la siguiente manera:
"Estamos evocando un día en el cual el pueblo
argentino manifestó su decisión de proclamar su independencia del poder
español, después de realizar el Cabildo Abierto, después de aquellas
discusiones que, año tras año, recordamos en actos como éste, después de
escuchar las manifestaciones de los Obispos españoles que se negaban a la
independencia y manifestaban la superioridad racial de España. Después de todo
eso, hubo que instrumentar aquel triunfo político de un momento, y entonces, el
pueblo argentino tuvo que tomar las armas. Pero aún más, compañeros: después de
tomar las armas y expulsar de todas las fronteras al invasor español, había que
asegurar la independencia de la Argentina, asegurando también la independencia
de las hermanas naciones de América. Y los ejércitos argentinos cruzaron los
Andes para ayudar a la liberación de otros pueblos, y cuando se recuerdan las
gestas heroicas, siempre nuestro orgullo, más que el haber obtenido la libertad
en nuestro territorio es el de haber sabido defenderlo de la intromisión de las
fuerzas realistas, es el de haber cooperado a la liberación de Chile, y a la
liberación del Perú con nuestras fuerzas revolucionarias. Era una necesidad
imperiosa. Aquello era más que un altruismo de las fuerzas revolucionarias, era
una necesidad imperiosa, era el dictado de la estrategia militar para obtener
una victoria de alcances continentales, donde no podía haber victorias
parciales, donde no podía haber otro resultado que el triunfo total o la
derrota total de las ideas revolucionarias."
"Y ese momento de América se repite hoy, aquí en
esta pequeña isla del Caribe, rodeada de mar, rodeada de enemigos también. Se
vuelve a repetir la historia que la Argentina una vez vivió. Nuestra revolución
es una revolución que necesita expandir sus ideas, que necesita que otros pueblos
la abracen, que necesita que otros pueblos de América se llenen de bríos, que
tomen las armas o tomen el poder, lo mismo da, porque en definitiva al tomar el
poder, hay que tomar las armas después; y nos ayuden, nos ayuden en esta tarea,
que es la tarea de toda América, que es la tarea de toda la humanidad."
(10)
El argumento utilizado por los comunistas argentinos,
para explicar lo que no cabía en el dogma marxista oficial de esos tiempos, era
la "excepcionalidad de la Revolución Cubana". El sentido de esa
afirmación era destacar lo irrepetible de su ejemplo, como una forma de negar
su esencia. Con ese concepto polemizó Guevara en su artículo:
"La revolución cubana, excepcionalidad histórica o vanguardia en la lucha contra el colonialismo"
"La revolución cubana, excepcionalidad histórica o vanguardia en la lucha contra el colonialismo"
"Analicemos, pues, los factores de este pretendido
excepcionalismo. El primero, quizás, el más importante, el más original, es esa
fuerza telúrica llamada Fidel Castro Ruz, nombre que en pocos años ha alcanzado
proyecciones históricas... Y, cuáles son las circunstancias excepcionales que
rodean la personalidad de Fidel Castro? ... Tiene las características de gran
conductor, que sumadas a sus dotes personales de audacia, fuerza y valor, y a
su extraordinario afán de auscultar siempre la voluntad del pueblo, lo han
llevado al lugar de honor y de sacrificio que hoy ocupa. Pero tiene otras
cualidades importantes como son su capacidad para asimilar los conocimientos y
las experiencias, para comprender todo el conjunto de una situación dada sin
perder de vista los detalles, su fe inmensa en el futuro, y su amplitud de
visión para prevenir los acontecimientos y anticiparse a los hechos, viendo
siempre más lejos y mejor que sus compañeros."
"Con estas grandes cualidades cardinales, con su
capacidad de aglutinar, de unir, oponiéndose a la división que debilita; su
capacidad de dirigir a la cabeza de todos la acción del pueblo; su amor
infinito por él, su fe en el futuro y su capacidad de prever, Fidel Castro hizo
más que nadie en Cuba para construir de la nada el aparato hoy formidable de la
Revolución Cubana.
Los otros dos factores de excepcionalidad que apuntaba,
eran que el, "imperialismo norteamericano estaba desorientado, y nunca
pudo aquilatar los alcances verdaderos de la Revolución Cubana" y que
"extremando las cosas podemos agregar un nuevo factor de excepcionalidad,
y es que en la mayoría de los lugares de Cuba, el campesino se había
proletarizado por las exigencias del gran cultivo capitalista semimecanizado, y
había entrado en una etapa organizativa que le daba una mayor conciencia de
clase."
Posteriormente, analizaba los factores comunes a todos
los pueblos latinoamericanos, "las contradicciones que madurando en el
seno de las sociedades actuales, provocan cambios que pueden adquirir la
magnitud de una revolución como la cubana." Entre estos factores ubicaba
al "latifundio y su alianza con los monopolios, especialmente con el
imperialismo norteamericano. El subdesarrollo, consecuencia de la dependencia y
del latifundio, y origen de los bajos salarios, el desempleo y el hambre del
pueblo". De lo que concluía que existían las condiciones para iniciar una
lucha revolucionaria más decidida en el conjunto de los países de
latinoamérica, incluida la Argentina.
Estos conceptos los expresó con claridad en el
"Mensaje a los Argentinos":
"Podemos nosotros, también, mostrar cómo crecen,
cómo se desarrollan las masas. Uno de los fenómenos más interesantes, que es el
fenómeno del desarrollo de la conciencia revolucionaria. Todos sabemos que en
una revolución se necesitan condiciones objetivasy subjetivas, y se necesita
que el poder, objetivo de la revolución, esté sufriendo embates fuertes y esté
perdida su capacidad de reacción.
"Las condiciones objetivas están dadas en toda
América; no hay país de América donde no estén, en este momento, dadas al
máximo. Las condiciones subjetivas, sin embargo, no han madurado en todos los
países con igual intensidad.
"Nosotros demostramos que en las condiciones
especiales de Cuba, las condiciones subjetivas iban madurando al calor de la
lucha armada; que la lucha armada era un catalizador que agudizaba las luchas,
y que iba haciendo nacer una nueva conciencia.
"Nosotros llamamos condiciones subjetivas a la
conciencia de la necesidad de un cambio en una situación social dada y a la
certeza de la posibilidad de ese cambio. La necesidad de un cambio la conocen
muy bien las masas de toda América; la posibilidad de un cambio, la posibilidad
de tomar el poder, es algo que no siempre se conoce.
Y entonces apelaba al rol del factor subjetivo, a la
conciencia y a la convicción de los revolucionarios, y al rol de los
dirigentes:
"Eso compañeros, el que se repita la experiencia
histórica del 25 de Mayo en estas nuevas condiciones, depende nada más que del
pueblo argentino y de sus dirigentes. Es decir, depende de ustedes en cuanto
pueblo y en cuanto dirigentes. De tal manera que también una gran
responsabilidad cae sobre ustedes. La responsabilidad de saber luchar y saber
dirigir a su pueblo, que hace tiempo está expresando, de todas las maneras
concebibles, su decisión de destruir las viejas cadenas y de liberarse de las
nuevas cadenas con que amenaza amarrarnos el imperialismo."
Es necesario señalar que el reformismo es un fenómeno que
tiene profundas raíces en el pensamiento social argentino. Y encontramos que
muchas de las concepciones que sustentaban los comunistas, y que fueron motivo
de polémicas con el Che, hoy son asumidas, sin beneficio de inventario por
diversos sectores políticos en la Argentina, que vuelven a concebir un proceso
transformador (ya no hablan de revolucionario) por etapas; y en el cual se
trataría de plantear una etapa de carácter democrático y decididamente burgués,
ya que el socialismo habría pasado al índex de la historia. Se argumenta
también contra cualquier experiencia de ejercicio de la violencia popular, con
la pretensión de que la misma "desestabiliza a la democracia",
creándose la ilusión de que se podrán obtener cambios profundos en el poder,
sin la resistencia violenta de las clases dominantes y por un camino de acumulación
de fuerzas en los marcos de la institucionalidad burguesa. En la misma línea,
se considera con simpatía a la Revolución Cubana, pero no se asume lo esencial
de su ejemplo: la subversión contra el sentido común conservador, el desafío de
las correlaciones de fuerzas más adversas, y una confianza fundamental en el
hombre como sujeto de la historia. Una vez más el reformismo se escuda en un
frío economicismo, en una sobredeterminación de los factores geopolíticos,
interpretados como elementos decisivos para proponerse cualquier cambio
revolucionario.
Con esta reflexión no estoy proponiendo una adopción
acrítica de los enfoques guevaristas, ni desconociendo los profundos cambios
producidos en estos 30 años en el contexto nacional e internacional.
Simplemente llamo la atención de que algunos argumentos, que se pretenden
esgrimir desde una izquierda "posmoderna" no son más que una
repetición de los viejos argumentos de la izquierda dogmática, que en el caso
de los comunistas argentinos estamos intentando transformar, no mediante un
regreso a las tesis setentistas, sino aprendiendo de esa experiencia, del
legado creador de quienes produjeron el mayor desafío al poder en nuestro
continente, y a partir de una práctica que aspira a afirmarse en la búsqueda de
caminos de lucha, desde el corazón de nuestro pueblo.
La vigencia de su pensamiento
Finalmente, quiero volver sobre la prédica del Che en
relación a la creación del hombre nuevo, del hombre del siglo 21, como
condición para la realización de cualquier proyecto transformador. La necesidad
de construir una nueva cultura, opuesta a la cultura de la dominación, como
forma de ir forjando las premisas de un poder popular, implica nuestra
transformación completa como militantes, como mujeres y hombres, y en este
sentido, me remito a la carta de despedida que el Che escribió a sus hijos:
"Sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo
más hondo, cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte
del mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario."
Tal vez en estas ideas, la lucha por el hombre nuevo, y
en la ética de la unidad, estén algunas claves que nos permitan reformular, en
los finales del siglo 20, una causa colectiva, digna de ser vivida plenamente.
Desde el Mensaje del Che, hasta la actualidad, la división de la izquierda y
del movimiento popular en Argentina continúa, y la disgregación de nuestras
fuerzas se ha acentuado. La derrota ideológica que sufrimos, y que se cimentó
con el genocidio, tiene que llamarnos la atención sobre las nefastas consecuencias
de las conductas de numerosos sectores de izquierda, tanto en el plano político
como social, atrincherados cada uno en su verdad absoluta, en su
autoproclamación como vanguardia, en su negación de lo diferente, en su condena
al pensamiento crítico, en su dificultad para respetar la pluralidad, inherente
al movimiento popular; en cuya riqueza reside la posibilidad del crecimiento
colectivo.
La fragmentación ha sido mayor por el impacto del neocapitalismo,
que representa la cultura del individualismo, del sálvese quien pueda, de la
adaptación y la resignación. La oportunidad de volver a actuar como voluntad
colectiva, como fuerza solidaria, es el gran desafío que se nos presenta a
quienes seguimos pensando en una sociedad en la que nos hagamos cargo de crear conscientemente
nuestra historia. La relación hombre nuevo-nueva mujer; organización nueva y
nueva sociedad, es el eje que tenemos que recomponer como condición para
conformar un proyecto revolucionario alternativo.
El hombre nuevo, propuesta a la que el Che consagró su
vida, es la conjugación de los valores que niegan la cultura enajenante del
capitalismo de fin de siglo; y para ello tendremos que rescatar nuestra
identidad, integrarnos en la cultura popular, recuperar la dimensión de la solidaridad,
despreciar la prédica del egoísmo y la alienación cotidiana del sálvese quien
pueda. La organización nueva, será la que pueda contribuir a reunir los
ideales, las capacidades y la mística necesarios para promover una cultura
basada en la unidad, la rebelión, la resistencia y la solidaridad. Será
seguramente el resultado de un proceso de unidad de los revolucionarios
argentinos provenientes de diversas experiencias y tradiciones combativas en la
Argentina, y en ella tendrán un lugar relevante las nuevas generaciones que
comienzan a integrar su rebeldía con la figura emblemática del Che.
La nueva sociedad será conclusión de una compleja
construcción colectiva, plagada contradicciones. El socialismo no será
principalmente una forma superior de distribución de la riqueza, ni será
principalmente un modo de producción, sino como lo propuso el Che, un hecho de
conciencia. Será el triunfo de una cultura opuesta a todo tipo de explotación,
a todo tipo de dominación, y a todo tipo de discriminación.
Termino, entonces, con las palabras del Che en su Mensaje
a los Argentinos, que aspiro a que nos ayude a avanzar en la superación de los
desencuentros, y en la posibilidad de abrir un nuevo momento histórico,
estimulados por el ejemplo del Che, y la fuerza que éste adquiere en su 30
aniversario, particularmente entre todos los agredidos y negados por el gran capital.
..."Pensemos en la unidad indestructible de todo
nuestro continente, pensemos en todo lo que nos ata y nos une y no en lo que
nos divide; pensemos en todas nuestras cualidades iguales; pensemos en nuestra
economía igualmente distorsionada, igualmente aherrojado cada pueblo por el
mismo imperialismo; pensemos en que somos parte de un ejército que lucha por su
liberación, en cada pedazo del mundo donde todavía no se ha logrado, y
aprestémonos a celebrar otro 25 de mayo, ya no en esta tierra generosa, sino en
la tierra propia y bajo símbolos distintos, bajo símbolos nuevos, bajo símbolo
del futuro, bajo el símbolo de la construcción del socialismo, bajo el símbolo
de la victoria."
Notas
(1)
Jorge Castañeda. La vida en rojo.
(2)
Ernesto Che Guevara. Mensaje a los Argentinos. Publicado en el libro "El
Che y los Argentinos", de Dialéctica.
(3)
John William Cooke. Apuntes sobre el Che. Revista Compromiso. Buenos Aires, N3.
Prólogo de Alicia Eguren.
(4)
María Seoane. Todo o Nada. En relación a la ruptura de Santucho y Nahuel Moreno
informa: En una reunión del Comité Central del PRT -la máxima instancia
política- realizada en La Plata en enero de 1968, Moreno se opuso nuevamente al
inicio de la actividad guerrillera. El líder trotskista argumentó que el Che
había sido derrotado porque su movimiento se basaba, "en la clase media
desesperada y los lúmpenes. El mejor aporte que se le puede hacer a la
revolución latinoamericana, aquí en la Argentina, es volcarse masivamente a la
lucha sindical." Y que dadas las condiciones de parálisis política, el PRT
tenía que protegerse nadando en dicha actividad sindical. "La clase dirá.
Ni nosotros ni los activistas somos quienes para imponer una forma de
organización". La lucha recién comienza. Nahuel Moreno. Folleto editado en
Buenos Aires en 1966
(5)
Revista Casa de las Américas. Número 206. Enero-Marzo de 1997.
(6)
Id., cita 3
(7)
Editorial de Cristianismo y Revolución., Octubre de 1968
(8)
Carta abierta a Ricardo Rojo. Publicada en el libro "El Che y los
Argentinos".
(9)
Durante su estancia en México, el Che le escribe a su madre: Setiembre 24 de
1955
Querida
vieja:
Esta vez mis temores se han cumplido al parecer, y cayó tu odiado enemigo de tantos años; por aquí la reacción no se hizo esperar: todos los diarios del país y los despachos extranjeros anunciaban llenos de júbilo la caída del tenebroso dictador; los norteamericanos suspiraban aliviados por la suerte de 425 millones de dólares que ahora podrían sacar de la Argentina; el obispo de México se mostraba satisfecho de la caída de Perón y toda la gente católica y de derecha que yo conocí en este país se mostraba también contenta; mis amigos y yo, no; todos seguimos con natural angustia la suerte del gobierno peronista y las amenazas de la flota de cañonear Buenos Aires. Perón cayó como cae la gente de su estirpe, sin la dignidad póstuma de Vargas, ni la denuncia enérgica de Arbenz, que nombró con pelos y señales a los culpables de la agresión."
Esta vez mis temores se han cumplido al parecer, y cayó tu odiado enemigo de tantos años; por aquí la reacción no se hizo esperar: todos los diarios del país y los despachos extranjeros anunciaban llenos de júbilo la caída del tenebroso dictador; los norteamericanos suspiraban aliviados por la suerte de 425 millones de dólares que ahora podrían sacar de la Argentina; el obispo de México se mostraba satisfecho de la caída de Perón y toda la gente católica y de derecha que yo conocí en este país se mostraba también contenta; mis amigos y yo, no; todos seguimos con natural angustia la suerte del gobierno peronista y las amenazas de la flota de cañonear Buenos Aires. Perón cayó como cae la gente de su estirpe, sin la dignidad póstuma de Vargas, ni la denuncia enérgica de Arbenz, que nombró con pelos y señales a los culpables de la agresión."
..."Te
confieso con toda sinceridad que la caída de Perón me amargó profundamente, no
por él, por lo que significa para toda América, pues mal que te pese y a pesar
de la claudicación forzosa de los últimos tiempos, Argentina era el paladín de
todos los que pensamos que el enemigo está en el norte."
Carta
a su madre. Citada en "Aquí va un soldado de América".
Luego,
como dirigente de la revolución cubana, le escribió a Ernesto Sábato:
"Sería difícil explicarle por qué esto no es Revolución Libertadora; quizás tendría que decirle que la vi las comillas a las palabras que Ud. denuncia en los mismos días de iniciarse, y yo identifiqué aquellas palabras con lo mismo que había acontecido en una Guatemala que acababa de abandonar, vencido y casi decepcionado...
"Sería difícil explicarle por qué esto no es Revolución Libertadora; quizás tendría que decirle que la vi las comillas a las palabras que Ud. denuncia en los mismos días de iniciarse, y yo identifiqué aquellas palabras con lo mismo que había acontecido en una Guatemala que acababa de abandonar, vencido y casi decepcionado...
..."No
podíamos ser "libertadora", porque no éramos parte de un ejército
plutocrático sino éramos de un nuevo ejército popular, levantado en armas para
destruir al viejo; y no podíamos ser "libertadora" porque nuestra
bandera de combate no era una vaca, sino en todo caso, un alambre de cerca
latifundiaria destrozado por un tractor, como es hoy la insignia de nuestro
INRA. No podíamos ser "libertadora" porque nuestras sirvienticas
lloraron de alegría el día que Batista se fue y entramos en La Habana y hoy
continúan dando datos de todas las manifestaciones y todas las ingenuas
conspiraciones de la gente "Country Club" que Ud. conociera allá y
que fueran a veces sus compañeros de odio contra el peronismo."
Carta
a Ernesto Sabato. Ernesto Che Guevara, escritos y discursos. Editorial Ciencias
Sociales de La Habana, 1995.
(10)
Mensaje a los Argentinos. Ya citado
_________________
¡Hasta la victoria
siempre!
Colectivo
Acción Directa CAD –Chile
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