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domingo, 16 de julio de 2017

50 AÑOS DE LA GESTA DEL CHE: SU RELACION CON EL MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO ARGENTINO


“El Che y los argentinos”

En Rebelion –public. 28/7/02

“Todo es parte de una sola lucha; y es verdad cuando el imperialismo nos llama con un denominador común, porque aun cuando las ideologías cambien, aun cuando uno se reconozca comunista, o socialista, o peronista, o cualquier otra ideología política en determinado país, solamente caben dos posiciones en la historia: o se está a favor de los monopolios o se está en contra de los monopolios. Y, a todos los que están en contra de los monopolios, a todos ellos se les puede aplicar un denominador común. En esto, los norteamericanos tienen razón"
E. G. de la S. en Mensaje a los Argentinos

1) Homenaje y polémica

Quiero recordar, como comienzo, a todos los compañeros que en los distintos rincones del planeta, fecundaron con su sangre el camino que nos ayuda a transitar Ernesto Guevara. Quiero rendir homenaje, especialmente, a aquella generación que sembró las semillas del guevarismo en la Argentina, a los que con mayor claridad y anticipación que otros interpretaron su mensaje y lo llevaron a la práctica como supieron, o como pudieron. Me refiero a John William Cooke, Alicia Eguren, Jorge Ricardo Masetti, Roberto Santucho, el Vasco Ángel Bengoechea, Marcos Osatinsky, Rodolfo Walsh, Paco Urondo, Juan García Elorrio, entre tantos compañeros que entregaron sus vidas por crear un nuevo hombre y una nueva sociedad, fundada en el humanismo, en la solidaridad, y en la libertad.

La mayor parte de ellos fueron asesinados por los militares, cumpliendo las órdenes de las clases dominantes locales y del imperialismo norteamericano, responsable de un verdadero genocidio en nuestro continente. Los asesinos gozan de impunidad, de la misma manera que quienes asesinaron al Che y hoy se exhiben sin pudor por la televisión comentando sus crímenes. Por ello, al rendirles homenaje a los compañeros, no puedo menos que denunciar que también son responsables de la impunidad, quienes reeditan la teoría de los dos demonios, con la cual se abrió paso el camino del punto final y del indulto. Me refiero a escritos como los de Jorge Castañeda, que entre otros conceptos llega a decir:

"El Che le entregó a un par de generaciones de las Américas, la herramienta para creer, y el ardor que nutre la audacia. Pero Ernesto Guevara también es responsable por la cuota de sangre y de vidas que se tuvo que pagar... Su muerte le permitirá ignorar cómo y por qué tantos universitarios de la emergente clase media de la región marcharon al matadero con toda inocencia. Pero sus errores constituyen culpas que pertenecen por lo menos parcialmente a su pasivo, deudas que se deben por lo menos en parte cargar a su cuenta. No fue el único responsable de los despropósitos guerrilleros de la izquierda latinoamericana, pero fue uno de los responsables."(1)

Quiero, contra todo lo dicho por Castañeda, afirmar que quienes vincularon sus vidas a un proyecto de emancipación del ser humano, abrieron con su sacrificio la posibilidad que hoy tenemos de poder pensar que no estamos condenados a vivir eternamente como esclavos de un sistema que explota, discrimina, excluye y nos niega cotidianamente nuestra realización como hombres y mujeres plenos.

2) Los guevaristas argentinos

Mencioné en el homenaje a algunos compañeros que sin dudas podríamos identificar como los primeros guevaristas argentinos, y curiosamente, ellos provienen de diversas identidades y organizaciones políticas argentinas. Peronistas, cristianos, marxistas, que tuvieron distintas opiniones sobre la coyuntura nacional y las tácticas a seguir, que en la mayor parte se desencontraron entre ellos a la hora de la lucha contra el mismo enemigo, pero que fueron igualmente fieles al ejemplo, a la ética, y al humanismo que nos legó el Che. Este dato, diferentes identidades, distintas organizaciones, y una misma actitud frente a la vida, es una de las primeras reflexiones que quiero realizar al entrar en el tema. Porque tal vez en él esté el dilema argentino, y en él esté contenido el mayor desafío para la actualidad.

Es interesante observar como el Che, su ejemplo, su pensamiento, fue y es asumido desde diversas corrientes que intentan luchar por una sociedad nueva, revolucionaria, socialista. Esto nos habla del pensamiento del Che, y también de su práctica. Un pensamiento en el que los ideales fueron poniéndose por encima de los prejuicios, donde la búsqueda transformadora fue venciendo a las posiciones sectarias, donde el compromiso con el pueblo pudo más que cualquier dogmatismo. El Che fue capaz de vincularse con las distintas corrientes políticas argentinas, sin otra condición de que estuvieran dispuestas a luchar; y en esa relación estableció las polémicas en las que pudo modificar concepciones erróneas de aquellos sectores, y también cambiar sus propias ideas. Era, un diálogo real, sincero, sin tapujos, y mediado por una alta moral revolucionaria. Al mismo tiempo, la densidad ética de su ejemplo, logró conmover más que muchos discursos a miles de jóvenes argentinos; produciendo una ruptura cultural en la izquierda argentina, que atravesó a absolutamente todos los sectores.

El Che expresa la identidad rebelde capaz de contenernos a todos los que hoy, casi a fines del año 2.000 aspiramos no a copiarlo, sino a continuarlo, en lo fundamental de su ejemplo. Y creo que si logramos percatarnos de ello, estaremos interpretando el sentido principal de su mensaje a los argentinos, realizado el 25-5-62, en un asado realizado en La Habana, en el que expresó como conceptos fundamentales: un llamamiento a la lucha decidida, y a la unidad de todos los que formamos parte de esa lucha. En aquella oportunidad el Che, hablando en nombre del gobierno cubano manifestó:

"Todo es parte de una sola lucha; y es verdad cuando el imperialismo nos llama con un denominador común, porque aun cuando las ideologías cambien, aun cuando uno se reconozca comunista, o socialista, o peronista, o cualquier otra ideología política en determinado país, solamente caben dos posiciones en la historia: o se está a favor de los monopolios o se está en contra de los monopolios. Y, a todos los que están en contra de los monopolios, a todos ellos se les puede aplicar un denominador común. En esto, los norteamericanos tienen razón."

"Todos los que luchamos por la liberación de nuestros pueblos, luchamos al mismo tiempo, aunque a veces no lo sepamos, por el aniquilamiento del imperialismo; y todos somos aliados, aunque a veces no lo sepamos, aunque a veces dividamos nuestras propias fuerzas por querellas internas, aunque a veces por discusiones estériles dejamos de hacer el frente necesario para luchar contra el imperialismo; pero todos, todos los que luchamos honestamente por la liberación de nuestras respectivas patrias, somos enemigos directos del imperialismo. En este momento, no cabe otra posición que la lucha directa o la colaboración." (2)

3) Los tiempos del Che

En 1984, comencé un trabajo de investigación que dio como resultado la redacción del libro "El Che y los argentinos", fruto de una búsqueda generacional del Che. Una generación que se había aproximado a él muy tempranamente en los años conmocionados del 73, y que pronto lo perdió, (como perdimos tantas cosas los argentinos), arrebatado y perseguido por la dictadura hasta hacerlo desaparecer. Buscando al Che, entre el silencio en que pretendían haberlo sepultado, lo fui encontrando, y me acerqué a él en sucesivas aproximaciones.

En la relación del Che con los argentinos y con la Argentina, hay distintos momentos de mutuo acercamiento y a la vez de distancia. Así como él se alejó del país cuando partió a conocer América Latina, y se fue acercando en la medida en que maduraba su proyecto revolucionario, así los argentinos se van acercando a él en la medida en que se asume una búsqueda revolucionaria.

Una pista de estos movimientos de distancias y reencuentros la encontré en unos apuntes realizados por John William Cooke, después de la muerte de su amigo y compañero. En ellos expresaba:

"Nos referimos al contacto de las masas argentinas con el compatriota asesinado, proceso que creo tuvo dos tiempos, cronológica y cualitativamente hablando. El primero consistió en la desaparición de la muralla alzada por la propaganda burguesa, que fijó una imagen popular del Che como personaje exótico, sobre el cual variaban las interpretaciones, pero siempre dentro de ese carácter de individuo ajeno, perteneciente al lejano y pintoresco mundo del Caribe.
"Las truculencias periodísticas a raíz de su desaparición en Cuba lo mantuvieron como tema de la crónica, pero a fines de 1966 pasó a ser un fantasma que rondaba nuestras fronteras.
"Poco después, su espectacular reaparición pública con el Mensaje a la Tricontinental, determinó que la prensa, incluida la sensacionalista que llega a las capas más populares, divulgasen rasgos biográficos que fueron dando entidad al ser novelesco y trashumante. Casi a renglón seguido las noticias espectaculares fueron acaparadas por el proceso a Regis Debray y a la guerrilla boliviana. Y se fue afirmando la conjetura de que Guevara desempeña en ésta un rol estelar.
"Por si algo faltaba para destacar al Che en el interés directo de nuestra vida nacional, el gorilaje corre en ayuda de sus colegas bolivianos y acordona las provincias limítrofes con tropas, objetivando la artificiosidad de una separación que solo es tajante en los colores de la cartografía, pero que la geografía concreta ignora, lo mismo que el revolucionario y los órganos represivos.
"El Che Guevara ya es componente de nuestra vida social, se lo comenta en la cola de la feria, en el café de la fábrica. Nadie olvida, ni por un instante, que nació en Argentina, y a cada rato asoma la reivindicación posesoria de ese connacional extraordinario.
"Para contrarrestar ese peligroso acercamiento de un pueblo oprimido e impotente con una práctica insurreccional, se apela a una artimaña típica: un cable noticioso transcribe presuntas declaraciones del General Perón atacando al Che, pero el efecto es contraproducente, pues inmediatamente Perón expide un enérgico desmentido, denunciando la maniobra como un intento de dividir a los que luchan por la liberación nacional y latinoamericana.
"La segunda parte del proceso se produce con su muerte: el impacto emocional es de una intensidad que excede el impulso afectivo que despiertan siempre los héroes abatidos por la fatalidad. El fenómeno no es simplemente por efecto "acumulativo" de la aproximación previa y el desenlace trágico de su protagonista. Considero que se opera un hondo cambio cualitativo en la actitud espiritual hacia él. Por una parte, su caso se integra con algunas constantes culturales de nuestro pueblo: el culto al coraje, el desprecio por la ley como algo ajeno, impuesta a los humildes "desde arriba", la identificación con los rebeldes que se baten solidariamente con las fuerzas tremendistas del orden constituido. Esos héroes de la tradición plebeya persisten en la memoria de las generaciones. En cualquier rincón del país, y a través de todos los niveles de la cultura, Martín Fierro continúa batiéndose con la partida y denostando a los poderosos. Cruz reivindica con su gesto solidario los valores del hombre de la tierra. La montonera opone sus lanzas a la codicia de gringos y porteños.
"Sea por un acto reflexivo o por una asociación de ideas espontáneas, de pronto ese patrimonio especial no deteriorado por un siglo de culturización alienante se objetiva en un hombre real, próximo, contemporáneo."

La conmoción creada por el ejemplo del Che precipitó diversas y sucesivas fracturas de corrientes juveniles de los partidos socialista y comunista, así como de las fracciones que de ellos se formaron. Al mismo tiempo, se crearon diversos agrupamientos que intentaron vincularse primero a la experiencia del Che en Bolivia, y después de su muerte, darle continuidad.

Entre ellos se destacan: el Ejército Guerrillero del Pueblo, liderado por Jorge Ricardo Masetti, quien intentó establecer una guerrilla en Salta entre 1962 y 1964, proyecto que estaba ligado directamente al intento de creación de un movimiento revolucionario en los países del sur del continente, que luego continuara el Che en Bolivia.

Los sectores liderados por John William Cooke, que prepararon la confluencia con la guerrilla del Che, y que no lo lograron, estando éste en Bolivia. Al respecto quedó el testimonio de su compañera Alicia Eguren:

"Cooke conoce las primeras noticias sobre la muerte del Che en Londres, de regreso de la Conferencia de la OLAS a la que fuera presidiendo la delegación argentina. El golpe fue para él más grave que para quienes de pronto cobraron conciencia de que habían perdido a su jefe para la guerra verdadera. Para John esa muerte encadenaba también la muerte, o por lo menos la trágica postergación de planes de trabajo para los cuales, puramente, ya había renunciado a muchas cosas, inclusive, a nivel humano a lo que más quería. De Londres pasó a París. Allí permaneció algo más de una quincena esperando contactos que no se produjeron. El desastre fue muy grande como para que inmediatamente se reconstruyeran los circuitos quebrados. Por lo menos no existió la organización, los planes de acción y de emergencia como para que el proyecto original, fracturado por el desastre, pudiera desarrollarse en lo inmediato. Ernesto Guevara y John W. Cooke mantuvieron una larga relación política, militante y revolucionaria. Los proyectos de lucha común en el sur del continente quedaron truncos con la muerte de Ernesto. John murió a menos de un año que el Che." (6)

En los primeros meses de 1967, Marcos Osatinsky y Roberto Quieto constituyeron el Ejército de Liberación Nacional (ELN) argentino, para apoyar la guerrilla del Che. También se formaron las FAL (Fuerzas Armadas de Liberación) que intentaron organizar un proyecto de apoyo a la guerrilla de Bolivia.

El 13 de octubre de 1967, integrantes del Movimiento de la Juventud Peronista, (dirigidos por Envar el Kadri), fundaron las Fuerzas Armadas Peronistas, confluyendo con Acción Revolucionaria Peronista, de John William Cooke y el Movimiento Revolucionario Peronista de Gustavo Rearte. Ellos organizaron la guerrilla de Taco Ralo.

El impacto de la muerte del Che, aceleró los debates en el Partido Revolucionario de los Trabajadores, y la ruptura entre Santucho y Nahuel Moreno. Al respecto relata María Seoane:

"El fusilamiento del Che en Bolivia estremeció a la izquierda, y particularmente a Santucho. La tarde del 9 de octubre de 1967 en la que se difundió su muerte, reunió a algunos compañeros de ruta del ingenio San José y dijo: "Era nuestro comandante, era el mejor...Ahora nos toca a nosotros seguir su ejemplo, recoger su fusil hasta vencer o morir por la revolución socialista en la Argentina." (7)

En ese segundo tiempo, desde distintas experiencias cuajaron procesos de formación y recreación de proyectos revolucionarios, tanto los que se plantearon opciones armadas, como aquellos que supieron aportar a la lucha revolucionaria desde otras experiencias.

=En ese tiempo se formó el Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo, apoyado en el pensamiento de hombres como García Elorrio, director de la revista Cristianismo y Liberación, que se comenzó a editar en diciembre del 67.

=Nuevas organizaciones armadas, entroncaron su experiencia con la de las primeras guerrillas en el país forjadas en el marco de la resistencia peronista, y del impacto de la revolución cubana, como la de Uturuncos (1960) en Tucumán, la del Ejército Guerrillero del Pueblo (1962-1964; dirigida por Jorge Masetti); en Salta la de Taco Ralo (FAP-1968).

=En ese tiempo se constituyó el sindicalismo de liberación, que promovió levantamientos populares contra la dictadura en todo el país, como el Rosariazo, el Cordobazo, el Correntinazo, el Choconazo.

La conmoción que produjo la muerte del Che atravesó a todos los sectores, y dan testimonio de ello algunos escritos de quienes corroboraron los dichos con sus vidas, como el propio Che.

"La nostalgia se codifica en un rosario de muertos, y da un poco de vergüenza estar aquí sentado frente a una máquina de escribir, aun sabiendo que eso también es una especie de fatalidad, aún si uno pudiera consolarse con la idea de que es una fatalidad que sirve para algo. Dicho más simplemente: nos cuesta a muchos eludir la vergüenza, no de estar vivos -porque no es el deseo de la muerte, es su contrario, la fuerza de la revolución, sino de que Guevara haya muerto con tan pocos alrededor. Por supuesto, no sabíamos, oficialmente no sabíamos nada, pero algunos sospechábamos, temíamos. Fuimos lentos, ¿culpables? Inútil ya discutir la cosa, pero ese sentimiento que digo está, al menos para mí y tal vez sea un nuevo punto de partida."

Rodolfo Walsh (3)

"Ha corrido la suerte del agredido, aunque el agredido no corrió su suerte. Sigue vivito y coleando y ya escucho en esa radio tan potente detalles fatídicos entre descargas eléctricas, flotando en un éter contaminado y no queda más remedio que admitir y al día siguiente su hermana me dice que sí, que era su cuerpo, que ahora se daban cuenta de que no quería reconocerlo, que negaba la gran desgracia de América; su cuerpo de santo, porque yo no sé si lo conocíamos bien, me dice, pero le ha salido ese aspecto de santo que a lo mejor era necesario también para sacudir ese mundo postrado, aunque parezca un precio demasiado alto para terminar con el oficialismo de izquierda y los grupitos disidentes y paralizados y los focos aislados y empezar de una buena vez, antes que algunos pretendan desensillar y todo termine en lamentaciones, y nadie haya perfeccionado los errores, porque aquí no se trata de andar dejándose madrugar; veo el porvenir en el pleito de sus chicos y el de los míos y de tantos en esta tierra basureada. Ya no se le puede pedir órdenes a mi Comandante; ya no anda para seguir contestando; ya ha dado su respuesta. Habrá que recordarla, o adivinarla, o inventar los pasos de nuestro destino."

Paco Urondo (4)

"Los cien hombres del Che. Los que necesitaba en Bolivia para seguir la lucha. Los que no estuvieron preparados cuando llegó la hora del combate. Los que todavía estaban lejos del camino de la Revolución. Los que tenían los ojos cerrados y los oídos sordos al dolor y al sufrimiento de sus pueblos, de sus hermanos. Los que no supieron reconocer que había llegado el momento de la pelea. Los que no quisieron hacerlo. Los que traicionaron. Los que asesinamos al Che por abandono, por incomprensión, por cobardía. Esos cien hombres que le faltaban en Bolivia, son los que después del Che levantaron sus armas y siguieron su lucha. Ahora son cientos de miles, porque la sangre del Che ha caído en el pueblo y su canto de hombre nuevo tiene la voz del pueblo. Y los nuevos revolucionarios entonan ese canto con esa voz."

Juan García Elorrio (5)

El impacto no se limitó a los sectores políticos, sino que abarcó a los mejores intelectuales argentinos, replanteando el tema del compromiso del intelectual. Hombres como Julio Cortázar, Rodolfo Walsh y Paco Urondo, Haroldo Conti, Rodolfo Puiggrós, Juan Gelman, Ezequiel Martínez Estrada, María Rosa Oliver, Abelardo Castillo, sintieron que la figura del Che cambiaba para siempre sus vidas y el sentido de su creación.

El primer argentino que conoció al Che: Jorge Ricardo Masetti

"Que su nombre siga casi tan ignorado en su país como el pedazo de selva que esconde sus huesos, era previsible para Jorge Masetti. Periodista, sabía cómo se construyen renombres y se tejen olvidos. Guerrillero, pudo presumir que si era derrotado, el enemigo sería el dueño momentáneo de su historia."

Con estas palabras prologaba Rodolfo Walsh el libro de Jorge Ricardo Masetti "Los que luchan y los que lloran". Hoy Masetti sigue siendo desconocido para la mayor parte de nuestro pueblo. Tal vez una de las tareas que debamos realizar los argentinos en este 30 aniversario es rescatar del olvido a hombres como Masetti, junto a mujeres como Tania, ligados profundamente a los intentos revolucionarios del Che en nuestros países del sur del continente. Junto al nombre de Masetti, creo que tenemos también que rendir el necesario reconocimiento a compañeros que corrieron su misma suerte, como el cubano Hermes Peña, que dio su vida en la lucha por la liberación argentina.

Cuando el Che recién inauguraba su participación en la guerra de Cuba, Jorge Masetti, un periodista argentino, se internó en la Sierra Maestra para entrevistar a Fidel y al mismo Che. Fue el primer reportaje que se conoció en aquellos años en nuestro país. Allá en la Sierra Maestra, se tejió la amistad de Masetti con el Che, que duró hasta su última empresa común: Salta-Bolivia; pero que recorrió otras experiencias previas como el habérsele confiado a Masetti la creación de Prensa Latina, la agencia cubana de prensa que tiene el desafío cotidiano de romper el cerco informativo que le hace el imperio, o la participación de Masetti en la guerra de liberación de Argelia, como parte de una misión internacionalista de la revolución.

Esta experiencia fue brutalmente tergiversada por Ricardo Rojo, quien se dijo "amigo del Che", y que sin embargo se sumó a la campaña tendiente a enfrentar al Che con la Revolución Cubana, con Fidel, y en definitiva a pretender que las acciones revolucionarias intentadas por Masetti y por el Che, no eran más que actos desesperados, o producto del resentimiento. En tal sentido, quiero rescatar la respuesta que dieron a ese libro dos guerrilleros sobrevivientes del EGP, quienes desde la cárcel respondieron con una carta abierta:

"La guerrilla en la Argentina es una consecuencia de una línea estratégica global para la Revolución en América Latina. Esta línea estratégica fue concebida por los revolucionarios cubanos hace bastante tiempo. Ya en 1960, el CHE tenía esta concepción elaborada y a partir de ella procedió en consecuencia. Masetti, amigo y compañero del CHE, no era ajeno a la misma. Pero no sólo la conoció, sino que la emprendió y la abrazó como propia. De aquí a intentar su realización hay un paso. La decisión de hacer; y Masetti tuvo la decisión suficiente.
"Al ingresar al EGP, cada miembro adoptaba un nombre de guerra, y Masetti eligió el de Segundo por el siguiente motivo: el Che, que en ese momento realizaba tareas imprescindibles para la Revolución Cubana, pertenecía en forma "honoraria" al EGP, conociéndoselo a este fin por el nombre clave de Martín Fierro, prototipo del gaucho argentino. Masetti eligió el de otro gaucho famoso y Segundo Sombra lo era. Varios de nosotros seguimos el ejemplo. Luego Masetti fue conocido simplemente por Segundo, y además fue, realmente, nuestro primero y único Comandante."
..."La muerte de Masetti y del Che resultan inútiles y aparecen como el grito solitario de tozudos empedernidos abandonados por sus propios compañeros. No son el producto de una concepción nueva de la vida y del hombre, a la cual ellos fueron fieles, sino el producto del romanticismo y de las componendas de los países socialistas con el imperialismo. Masetti muere según Ud. por cumplir con el Che y no por una consecuencia revolucionaria. El Che muere por sus desinteligencias con Fidel. Qué poco conoció usted al Che!...Si en nuestro caso se ajustó Ud. en su relato al relato de Gendarmería, en el caso del Che, repitió la historia de la CIA. El Che resulta así, la víctima propiciatoria de los problemas de Cuba con la URSS y la China. Su llamado de crear uno, dos, tres, muchos Vietnam, no sería el fruto de una concepción estratégica, sino una queja contra soviéticos y chinos, vale decir, expresión de su propia soledad. En realidad es un alegato contra los pseudo- revolucionarios y los "amigos" como Ud. A los Vietnam no los tienen que fabricar los soviéticos, ni los chinos, ni los cubanos, sino nosotros, los pueblos que tenemos que hacer nuestra revolución.
...
"Federico Evaristo Méndez. Juan Héctor Jouvé. (8)

El Che y el peronismo

Creo que es necesario, precisar un tema que ha sido motivo de numerosas controversias como es la relación del Che con el peronismo. Numerosos testimonios tienden a presentar al Che como un enemigo irreconciliable del peronismo. La intención evidente es neutralizar la influencia que el pensamiento del Che pudo o puede tener sobre el movimiento popular argentino. Sin embargo, su concepción fue evolucionando, de una crítica al mismo, (nunca de una militancia antiperonista) durante sus estudios universitarios, a una reconsideración de esta concepción a partir de su experiencia en Guatemala y en particular de su contacto con los revolucionarios cubanos. Luego del triunfo revolucionario, la amistad con John William Cooke resultó decisiva para una nueva revisión de estos conceptos, y sin modificarse la opinión que el Che tenía en relación a los límites del propio Perón, es evidente que buscó una aproximación a la experiencia de resistencia popular contenida en el peronismo. (9)

Es un dato significativo el que en el asado que hemos referido, el 25-5, sea John William Cooke quien hable en nombre de los argentinos. Y que también sea Cooke, quien en 1967 presida la delegación argentina en la OLAS. Por otra parte, también a partir de estos diálogos, es que surgió la invitación del gobierno cubano a Perón a cambiar su residencia en Madrid, por la residencia en La Habana. Es evidente que hubo un sostenido esfuerzo de los revolucionarios cubanos, y del Che; por lograr que el impacto de Cuba pudiera conmover al más significativo movimiento de masas de la Argentina, y entroncarse con su tradición de lucha proveniente de la Resistencia.

El Che y el Partido Comunista Argentino

Es conocida la contradicción existente en aquellos años entre la dirección del Partido Comunista Argentino y las posiciones del Che. Tal vez menos conocidos sean los esfuerzos del Che por debatir estos enfoques, intentando influir constructivamente para la superación de aquellos conceptos que llevaron a los comunistas argentinos a asumir una posición oportunista de derecha. Numerosos dirigentes y militantes comunistas argentinos tuvieron la posibilidad en aquellos años de intercambiar opiniones, criterios y experiencias con el Che. Todos ellos recuerdan la sencillez y al mismo tiempo la convicción con que éste expresaba sus ideas, y los instaba a ser parte de la apertura de un nuevo frente de lucha contra el imperialismo. El dogmatismo, el sectarismo, y una gran dosis de soberbia, impidieron al Partido Comunista modificar una línea que lo conducía a la integración en el sistema de dominación, más allá de la voluntad e incluso del enorme sacrificio de la mayoría de su militancia.

Al intentar ubicar los núcleos teóricos que llevaron a una política reformista, podemos analizar que se sustentaba un sistema doctrinario en el que se rendía culto a las condiciones objetivas, a la correlación de fuerzas dadas en la sociedad; subestimando el papel del factor subjetivo, y analizando en consecuencia la imposibilidad de ser promotores de la acción revolucionaria, como premisa de un rol de vanguardia. El Partido Comunista heredó del Partido Socialista Argentino del cual provenía, un enfoque positivista, que impregnó de una visión metafísica y europeísta el análisis de nuestra realidad; y a su vez un enfoque histórico liberal, que se alejaba sistemáticamente de los contenidos nacionales y antimperialistas que se iban formando en los combates populares.

El dogmatismo condujo luego a una adopción acrítica de los enfoques de la Internacional Comunista. Así por ejemplo, en la etapa sectaria que predominó en las resoluciones de la Internacional, desde 1927 a 1932, que se expresaban en una política de "clase contra clase", el PCA definió al yrigoyenismo como "nacional fascismo"; con lo cual se inició un proceso de aislamiento del movimiento popular y de incomprensión del fenómeno del nacionalismo popular, que empezaba a expresarse en nuestro país. Esta caracterización volvió a retomarse en el análisis del peronismo, impidiendo al PCA vincularse con mayor claridad con la clase obrera en formación en la segunda mitad del siglo 20. Los enfoques "etapistas" sustentados por la Internacional, llevaban a concebir una primer etapa de la revolución de carácter democrático burgués, y una segunda etapa socialista; sosteniéndose en consecuencia una política de alianzas que privilegiaba el rol de la llamada "burguesía nacional". La adopción de las tesis browderistas, que decretaban la caducidad de la lucha antimperialista, completó la incapacidad de nuestro partido para interpretar las demandas de la sociedad, en momentos claves de viraje de la historia argentina, en los que se gestaba un nuevo nivel de conciencia de las masas, que fue canalizado por el peronismo. La incomprensión del peronismo, acentuaba un tipo de acción que combinaba un fuerte ideologismo, de proclama de los objetivos finales, con un practicismo economicista en lo cotidiano. Por ese mismo camino, se transformó el concepto de coexistencia pacífica y la idea de tránsito pacífico al socialismo, asumida por las Conferencias de los Partidos Comunistas en 1957, y 1960, en una adopción práctica de la vía pacífica para nuestro país.

Cuando indagamos en las causas de aquella desviación oportunista de derecha, ubicamos que esos enfoques eran parte de un acervo cultural subsidiario del pensamiento desarrollado principalmente en la Unión Soviética, que había transformado al marxismo en un catálogo de creencias que sostenían y fundamentaban el inmovilismo. La posición del Partido Comunista argentino tenía como base filosófica el materialismo vulgar premarxista, que confiaba el advenimiento de la revolución al determinismo de las supuestas leyes del desarrollo social. Estos enfoques principales determinaron que el esfuerzo de tantos militantes comunistas, cuya entrega y sacrificio están fuera de toda discusión, no pudiera proyectarse en una propuesta capaz de revolucionar o de conmover el poder de las clases dominantes.

Es lógico que desde estas concepciones se chocara con el pensamiento del Che y con la experiencia de la revolución cubana, más aún en un momento en que la misma libraba una enorme batalla por que su impulso se extendiera más allá de sus fronteras, de manera de poder asegurar un nuevo tiempo de liberación continental. El desencuentro con la Revolución Cubana, tuvo como corolario la incomprensión de las nuevas fuerzas revolucionarias que se formaron bajo su impacto.

El Che, como dirigente revolucionario cubano, fue uno de los que pregonó con mayor insistencia la necesidad de extender la experiencia revolucionaria, no como una copia, ni como una exportación, sino como parte de una estrategia global de los revolucionarios en la lucha antimperialista. En su Mensaje a los Argentinos fundamentaba este planteo de la siguiente manera:

"Estamos evocando un día en el cual el pueblo argentino manifestó su decisión de proclamar su independencia del poder español, después de realizar el Cabildo Abierto, después de aquellas discusiones que, año tras año, recordamos en actos como éste, después de escuchar las manifestaciones de los Obispos españoles que se negaban a la independencia y manifestaban la superioridad racial de España. Después de todo eso, hubo que instrumentar aquel triunfo político de un momento, y entonces, el pueblo argentino tuvo que tomar las armas. Pero aún más, compañeros: después de tomar las armas y expulsar de todas las fronteras al invasor español, había que asegurar la independencia de la Argentina, asegurando también la independencia de las hermanas naciones de América. Y los ejércitos argentinos cruzaron los Andes para ayudar a la liberación de otros pueblos, y cuando se recuerdan las gestas heroicas, siempre nuestro orgullo, más que el haber obtenido la libertad en nuestro territorio es el de haber sabido defenderlo de la intromisión de las fuerzas realistas, es el de haber cooperado a la liberación de Chile, y a la liberación del Perú con nuestras fuerzas revolucionarias. Era una necesidad imperiosa. Aquello era más que un altruismo de las fuerzas revolucionarias, era una necesidad imperiosa, era el dictado de la estrategia militar para obtener una victoria de alcances continentales, donde no podía haber victorias parciales, donde no podía haber otro resultado que el triunfo total o la derrota total de las ideas revolucionarias."
"Y ese momento de América se repite hoy, aquí en esta pequeña isla del Caribe, rodeada de mar, rodeada de enemigos también. Se vuelve a repetir la historia que la Argentina una vez vivió. Nuestra revolución es una revolución que necesita expandir sus ideas, que necesita que otros pueblos la abracen, que necesita que otros pueblos de América se llenen de bríos, que tomen las armas o tomen el poder, lo mismo da, porque en definitiva al tomar el poder, hay que tomar las armas después; y nos ayuden, nos ayuden en esta tarea, que es la tarea de toda América, que es la tarea de toda la humanidad." (10)

El argumento utilizado por los comunistas argentinos, para explicar lo que no cabía en el dogma marxista oficial de esos tiempos, era la "excepcionalidad de la Revolución Cubana". El sentido de esa afirmación era destacar lo irrepetible de su ejemplo, como una forma de negar su esencia. Con ese concepto polemizó Guevara en su artículo:
"La revolución cubana, excepcionalidad histórica o vanguardia en la lucha contra el colonialismo"
"Analicemos, pues, los factores de este pretendido excepcionalismo. El primero, quizás, el más importante, el más original, es esa fuerza telúrica llamada Fidel Castro Ruz, nombre que en pocos años ha alcanzado proyecciones históricas... Y, cuáles son las circunstancias excepcionales que rodean la personalidad de Fidel Castro? ... Tiene las características de gran conductor, que sumadas a sus dotes personales de audacia, fuerza y valor, y a su extraordinario afán de auscultar siempre la voluntad del pueblo, lo han llevado al lugar de honor y de sacrificio que hoy ocupa. Pero tiene otras cualidades importantes como son su capacidad para asimilar los conocimientos y las experiencias, para comprender todo el conjunto de una situación dada sin perder de vista los detalles, su fe inmensa en el futuro, y su amplitud de visión para prevenir los acontecimientos y anticiparse a los hechos, viendo siempre más lejos y mejor que sus compañeros."
"Con estas grandes cualidades cardinales, con su capacidad de aglutinar, de unir, oponiéndose a la división que debilita; su capacidad de dirigir a la cabeza de todos la acción del pueblo; su amor infinito por él, su fe en el futuro y su capacidad de prever, Fidel Castro hizo más que nadie en Cuba para construir de la nada el aparato hoy formidable de la Revolución Cubana.

Los otros dos factores de excepcionalidad que apuntaba, eran que el, "imperialismo norteamericano estaba desorientado, y nunca pudo aquilatar los alcances verdaderos de la Revolución Cubana" y que "extremando las cosas podemos agregar un nuevo factor de excepcionalidad, y es que en la mayoría de los lugares de Cuba, el campesino se había proletarizado por las exigencias del gran cultivo capitalista semimecanizado, y había entrado en una etapa organizativa que le daba una mayor conciencia de clase."

Posteriormente, analizaba los factores comunes a todos los pueblos latinoamericanos, "las contradicciones que madurando en el seno de las sociedades actuales, provocan cambios que pueden adquirir la magnitud de una revolución como la cubana." Entre estos factores ubicaba al "latifundio y su alianza con los monopolios, especialmente con el imperialismo norteamericano. El subdesarrollo, consecuencia de la dependencia y del latifundio, y origen de los bajos salarios, el desempleo y el hambre del pueblo". De lo que concluía que existían las condiciones para iniciar una lucha revolucionaria más decidida en el conjunto de los países de latinoamérica, incluida la Argentina.

Estos conceptos los expresó con claridad en el "Mensaje a los Argentinos":

"Podemos nosotros, también, mostrar cómo crecen, cómo se desarrollan las masas. Uno de los fenómenos más interesantes, que es el fenómeno del desarrollo de la conciencia revolucionaria. Todos sabemos que en una revolución se necesitan condiciones objetivasy subjetivas, y se necesita que el poder, objetivo de la revolución, esté sufriendo embates fuertes y esté perdida su capacidad de reacción.
"Las condiciones objetivas están dadas en toda América; no hay país de América donde no estén, en este momento, dadas al máximo. Las condiciones subjetivas, sin embargo, no han madurado en todos los países con igual intensidad.
"Nosotros demostramos que en las condiciones especiales de Cuba, las condiciones subjetivas iban madurando al calor de la lucha armada; que la lucha armada era un catalizador que agudizaba las luchas, y que iba haciendo nacer una nueva conciencia.
"Nosotros llamamos condiciones subjetivas a la conciencia de la necesidad de un cambio en una situación social dada y a la certeza de la posibilidad de ese cambio. La necesidad de un cambio la conocen muy bien las masas de toda América; la posibilidad de un cambio, la posibilidad de tomar el poder, es algo que no siempre se conoce.

Y entonces apelaba al rol del factor subjetivo, a la conciencia y a la convicción de los revolucionarios, y al rol de los dirigentes:

"Eso compañeros, el que se repita la experiencia histórica del 25 de Mayo en estas nuevas condiciones, depende nada más que del pueblo argentino y de sus dirigentes. Es decir, depende de ustedes en cuanto pueblo y en cuanto dirigentes. De tal manera que también una gran responsabilidad cae sobre ustedes. La responsabilidad de saber luchar y saber dirigir a su pueblo, que hace tiempo está expresando, de todas las maneras concebibles, su decisión de destruir las viejas cadenas y de liberarse de las nuevas cadenas con que amenaza amarrarnos el imperialismo."

Es necesario señalar que el reformismo es un fenómeno que tiene profundas raíces en el pensamiento social argentino. Y encontramos que muchas de las concepciones que sustentaban los comunistas, y que fueron motivo de polémicas con el Che, hoy son asumidas, sin beneficio de inventario por diversos sectores políticos en la Argentina, que vuelven a concebir un proceso transformador (ya no hablan de revolucionario) por etapas; y en el cual se trataría de plantear una etapa de carácter democrático y decididamente burgués, ya que el socialismo habría pasado al índex de la historia. Se argumenta también contra cualquier experiencia de ejercicio de la violencia popular, con la pretensión de que la misma "desestabiliza a la democracia", creándose la ilusión de que se podrán obtener cambios profundos en el poder, sin la resistencia violenta de las clases dominantes y por un camino de acumulación de fuerzas en los marcos de la institucionalidad burguesa. En la misma línea, se considera con simpatía a la Revolución Cubana, pero no se asume lo esencial de su ejemplo: la subversión contra el sentido común conservador, el desafío de las correlaciones de fuerzas más adversas, y una confianza fundamental en el hombre como sujeto de la historia. Una vez más el reformismo se escuda en un frío economicismo, en una sobredeterminación de los factores geopolíticos, interpretados como elementos decisivos para proponerse cualquier cambio revolucionario.

Con esta reflexión no estoy proponiendo una adopción acrítica de los enfoques guevaristas, ni desconociendo los profundos cambios producidos en estos 30 años en el contexto nacional e internacional. Simplemente llamo la atención de que algunos argumentos, que se pretenden esgrimir desde una izquierda "posmoderna" no son más que una repetición de los viejos argumentos de la izquierda dogmática, que en el caso de los comunistas argentinos estamos intentando transformar, no mediante un regreso a las tesis setentistas, sino aprendiendo de esa experiencia, del legado creador de quienes produjeron el mayor desafío al poder en nuestro continente, y a partir de una práctica que aspira a afirmarse en la búsqueda de caminos de lucha, desde el corazón de nuestro pueblo.

La vigencia de su pensamiento

Finalmente, quiero volver sobre la prédica del Che en relación a la creación del hombre nuevo, del hombre del siglo 21, como condición para la realización de cualquier proyecto transformador. La necesidad de construir una nueva cultura, opuesta a la cultura de la dominación, como forma de ir forjando las premisas de un poder popular, implica nuestra transformación completa como militantes, como mujeres y hombres, y en este sentido, me remito a la carta de despedida que el Che escribió a sus hijos:

"Sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo más hondo, cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario."

Tal vez en estas ideas, la lucha por el hombre nuevo, y en la ética de la unidad, estén algunas claves que nos permitan reformular, en los finales del siglo 20, una causa colectiva, digna de ser vivida plenamente. Desde el Mensaje del Che, hasta la actualidad, la división de la izquierda y del movimiento popular en Argentina continúa, y la disgregación de nuestras fuerzas se ha acentuado. La derrota ideológica que sufrimos, y que se cimentó con el genocidio, tiene que llamarnos la atención sobre las nefastas consecuencias de las conductas de numerosos sectores de izquierda, tanto en el plano político como social, atrincherados cada uno en su verdad absoluta, en su autoproclamación como vanguardia, en su negación de lo diferente, en su condena al pensamiento crítico, en su dificultad para respetar la pluralidad, inherente al movimiento popular; en cuya riqueza reside la posibilidad del crecimiento colectivo.

La fragmentación ha sido mayor por el impacto del neocapitalismo, que representa la cultura del individualismo, del sálvese quien pueda, de la adaptación y la resignación. La oportunidad de volver a actuar como voluntad colectiva, como fuerza solidaria, es el gran desafío que se nos presenta a quienes seguimos pensando en una sociedad en la que nos hagamos cargo de crear conscientemente nuestra historia. La relación hombre nuevo-nueva mujer; organización nueva y nueva sociedad, es el eje que tenemos que recomponer como condición para conformar un proyecto revolucionario alternativo.

El hombre nuevo, propuesta a la que el Che consagró su vida, es la conjugación de los valores que niegan la cultura enajenante del capitalismo de fin de siglo; y para ello tendremos que rescatar nuestra identidad, integrarnos en la cultura popular, recuperar la dimensión de la solidaridad, despreciar la prédica del egoísmo y la alienación cotidiana del sálvese quien pueda. La organización nueva, será la que pueda contribuir a reunir los ideales, las capacidades y la mística necesarios para promover una cultura basada en la unidad, la rebelión, la resistencia y la solidaridad. Será seguramente el resultado de un proceso de unidad de los revolucionarios argentinos provenientes de diversas experiencias y tradiciones combativas en la Argentina, y en ella tendrán un lugar relevante las nuevas generaciones que comienzan a integrar su rebeldía con la figura emblemática del Che.

La nueva sociedad será conclusión de una compleja construcción colectiva, plagada contradicciones. El socialismo no será principalmente una forma superior de distribución de la riqueza, ni será principalmente un modo de producción, sino como lo propuso el Che, un hecho de conciencia. Será el triunfo de una cultura opuesta a todo tipo de explotación, a todo tipo de dominación, y a todo tipo de discriminación.

Termino, entonces, con las palabras del Che en su Mensaje a los Argentinos, que aspiro a que nos ayude a avanzar en la superación de los desencuentros, y en la posibilidad de abrir un nuevo momento histórico, estimulados por el ejemplo del Che, y la fuerza que éste adquiere en su 30 aniversario, particularmente entre todos los agredidos y negados por el gran capital.

..."Pensemos en la unidad indestructible de todo nuestro continente, pensemos en todo lo que nos ata y nos une y no en lo que nos divide; pensemos en todas nuestras cualidades iguales; pensemos en nuestra economía igualmente distorsionada, igualmente aherrojado cada pueblo por el mismo imperialismo; pensemos en que somos parte de un ejército que lucha por su liberación, en cada pedazo del mundo donde todavía no se ha logrado, y aprestémonos a celebrar otro 25 de mayo, ya no en esta tierra generosa, sino en la tierra propia y bajo símbolos distintos, bajo símbolos nuevos, bajo símbolo del futuro, bajo el símbolo de la construcción del socialismo, bajo el símbolo de la victoria."

Notas
(1) Jorge Castañeda. La vida en rojo.
(2) Ernesto Che Guevara. Mensaje a los Argentinos. Publicado en el libro "El Che y los Argentinos", de Dialéctica.
(3) John William Cooke. Apuntes sobre el Che. Revista Compromiso. Buenos Aires, N3. Prólogo de Alicia Eguren.
(4) María Seoane. Todo o Nada. En relación a la ruptura de Santucho y Nahuel Moreno informa: En una reunión del Comité Central del PRT -la máxima instancia política- realizada en La Plata en enero de 1968, Moreno se opuso nuevamente al inicio de la actividad guerrillera. El líder trotskista argumentó que el Che había sido derrotado porque su movimiento se basaba, "en la clase media desesperada y los lúmpenes. El mejor aporte que se le puede hacer a la revolución latinoamericana, aquí en la Argentina, es volcarse masivamente a la lucha sindical." Y que dadas las condiciones de parálisis política, el PRT tenía que protegerse nadando en dicha actividad sindical. "La clase dirá. Ni nosotros ni los activistas somos quienes para imponer una forma de organización". La lucha recién comienza. Nahuel Moreno. Folleto editado en Buenos Aires en 1966
(5) Revista Casa de las Américas. Número 206. Enero-Marzo de 1997.
(6) Id., cita 3
(7) Editorial de Cristianismo y Revolución., Octubre de 1968
(8) Carta abierta a Ricardo Rojo. Publicada en el libro "El Che y los Argentinos".
(9) Durante su estancia en México, el Che le escribe a su madre: Setiembre 24 de 1955
Querida vieja:
Esta vez mis temores se han cumplido al parecer, y cayó tu odiado enemigo de tantos años; por aquí la reacción no se hizo esperar: todos los diarios del país y los despachos extranjeros anunciaban llenos de júbilo la caída del tenebroso dictador; los norteamericanos suspiraban aliviados por la suerte de 425 millones de dólares que ahora podrían sacar de la Argentina; el obispo de México se mostraba satisfecho de la caída de Perón y toda la gente católica y de derecha que yo conocí en este país se mostraba también contenta; mis amigos y yo, no; todos seguimos con natural angustia la suerte del gobierno peronista y las amenazas de la flota de cañonear Buenos Aires. Perón cayó como cae la gente de su estirpe, sin la dignidad póstuma de Vargas, ni la denuncia enérgica de Arbenz, que nombró con pelos y señales a los culpables de la agresión."
..."Te confieso con toda sinceridad que la caída de Perón me amargó profundamente, no por él, por lo que significa para toda América, pues mal que te pese y a pesar de la claudicación forzosa de los últimos tiempos, Argentina era el paladín de todos los que pensamos que el enemigo está en el norte."
Carta a su madre. Citada en "Aquí va un soldado de América".
Luego, como dirigente de la revolución cubana, le escribió a Ernesto Sábato:
"Sería difícil explicarle por qué esto no es Revolución Libertadora; quizás tendría que decirle que la vi las comillas a las palabras que Ud. denuncia en los mismos días de iniciarse, y yo identifiqué aquellas palabras con lo mismo que había acontecido en una Guatemala que acababa de abandonar, vencido y casi decepcionado...
..."No podíamos ser "libertadora", porque no éramos parte de un ejército plutocrático sino éramos de un nuevo ejército popular, levantado en armas para destruir al viejo; y no podíamos ser "libertadora" porque nuestra bandera de combate no era una vaca, sino en todo caso, un alambre de cerca latifundiaria destrozado por un tractor, como es hoy la insignia de nuestro INRA. No podíamos ser "libertadora" porque nuestras sirvienticas lloraron de alegría el día que Batista se fue y entramos en La Habana y hoy continúan dando datos de todas las manifestaciones y todas las ingenuas conspiraciones de la gente "Country Club" que Ud. conociera allá y que fueran a veces sus compañeros de odio contra el peronismo."
Carta a Ernesto Sabato. Ernesto Che Guevara, escritos y discursos. Editorial Ciencias Sociales de La Habana, 1995.
(10) Mensaje a los Argentinos. Ya citado
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¡Hasta la victoria siempre!


                                                 Colectivo Acción Directa CAD –Chile

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