En Frente Patriótico Manuel Rodríguez-Autónomo –septiembre 2017
MARCHA RESISTENTE Y PARTO COSMOVISIONARIO
A todas y todos, a
los caídos en la lucha revolucionaria, a los desaparecidos, a los que luchan
todos los días en los campos, ciudades y montañas continentales. A los que
luchan desde la prisión política. A todas y todos quienes aún tienen esperanzas
y deseos libertarios.
A
través de estas letras queremos compartir públicamente las principales
reflexiones surgidas en medio de nuestra marcha resistente, desde donde nace
este proceso refundacional conjunto de miristas y rodriguistas, aquellos que
hemos permanecido a lo largo de estas últimas décadas en la opción política e
insurgente del derecho inalienable de los pueblos pobres y originarios a la
rebelión y la resistencia armada. Una marcha que se inició hace ya más de 500
años.
Para comenzar, creemos necesario hacer mención a algunos hitos que desde
nuestra mirada marcan la historia popular de todo un siglo: hace exactamente
100 años, durante la primera guerra mundial, en la Rusia zarista estalla
triunfante la Revolución Bolchevique aquel octubre del año 1917,
transformándose en el gran suceso político y social de la historia moderna y de
la lucha de los trabajadores contra el capitalismo para dar inicio a la “era de
la revolución proletaria” para la edificación de un nuevo orden social: el
Socialismo.
En
los mismos años, pero por nuestros territorios latinoamericanos, la revolución
de Villa y Zapata hacía su tanto y golpeaba con la fuerza del campesinado los
intereses del latifundio y sus estructuras de poder en México.
En
el desarrollo de estos procesos de liberación social, mientras los soviets
fundados por Lenin degeneran en una institucionalidad burocrática y
conservadora bajo la dirección estalinista y su visión de potencia mundial, la
revolución mexicana es emboscada y asaltada por una mafia política y económica
que construye uno de los Estados más siniestros, violentos y corruptos de
nuestra historia latinoamericana, que cuenta sólo en estos últimos años con la
escalofriante cifra de 40 mil desaparecidos. Los 43 estudiantes desaparecidos
de Ayotzinapa son sólo un ejemplo de muchos.
En
Chile, hace un poco más de cien años, se produciría una de las masacres más
grandes de la historia de la clase obrera de este país. Más de 3 mil obreros y
sus familias de las minas salitreras del norte del país serían cruel y vilmente
asesinados por las fuerzas fascista-prusianas del Ejército chileno, en lo que
se conoce como la matanza de la Escuela Santa María de Iquique. Salitreras que
equivaldrían a las petroleras actuales y la verdadera razón de la Guerra del
Pacífico hacia fines del siglo XIX: la invasión y despojo por parte del Estado
y oligarquía chilenos –auspiciados por el imperio inglés– del territorio de
Bolivia y Perú; o más correctamente dicho, del territorio del pueblo andino
aymara y quechua, entre otros.
En
tanto, en la Patagonia argentina por 1920 se desarrollaba una de las huelgas
más grandes de trabajadores hasta allí registradas y donde la respuesta y
decisión oligarca es la misma: una matanza criminal y genocida ejecutada por
las fuerzas militares del Estado argentino en contra de los más humildes y
consecuentes con la vida y los derechos del pueblo trabajador. La misma Patagonia
donde los estancieros pagaban a cazadores por cada cabeza de un selknam, aquel
pueblo originario que habitó milenariamente esos territorios australes sin
nunca combatir o hacerle daño a nadie.
Nuestro
homenaje a Antonio Ramón Ramón, obrero español detenido el año 1914 y
posteriormente desaparecido por el intento de ajusticiamiento al responsable
directo de la masacre de la escuela Santa María, el general Silva Renard, quien
quedaría herido. Así también para el anarquista Kurt Gustav Wilckens, quien con
éxito ajustició al responsable de la masacre de la Patagonia, el general
Varela. Acciones que más allá de la individualidad rescatamos por su
significado histórico como acto de justicia frente a la opresión y explotación
del capital en manos de los ejecutores materiales del genocidio.
Desde
las entrañas de la industrialización surgiría un nuevo reacomodo del orden
mundial capitalista generado por la crisis de 1929, la Gran Depresión, y por el
renacimiento de la amenaza nazi liderada por Hitler –aquella de la supremacía
racial y militar propia de la ideología nórdica sajona–, que devendría en la
segunda guerra mundial, dejando nuevas decenas de millones de víctimas
inocentes producto del “reacomodo geopolítico” de los imperios en su lucha por
la ocupación territorial para la depredación de las riquezas del planeta. El
imperio norteamericano aparece victorioso en este nuevo “reacomodamiento”
mundial para iniciar así su propio camino de ocupación, dominación, despojo y
saqueo global, además del de gendarme mundial.
Mientras
la Gran Depresión hacía estragos en la clase trabajadora y el pueblo de Europa
y norteamérica, en esas mismas décadas en nuestro continente las garras
represivas del emergente capital transnacional hacía también sus incursiones
genocidas, siendo una de las más significativas las masacres de las bananeras
en Colombia en 1928, donde murieron cerca de 5 mil mujeres y hombres
trabajadores del pueblo pobre colombiano. La United Fruit Company sería la
responsable directa de esta nueva arremetida criminal y fascista del capital y
sus uniformados.
En
tanto, por territorio nicaragüense Augusto César Sandino combatía y humillaba
con sendos golpes guerrilleros a las fuerzas de ocupación gringas que desde
1912 tenían invadida Nicaragua. En los mismos años en El Salvador estalla una
insurrección campesina que es ahogada en sangre por las mismas fuerzas oscuras
del capital y sus FF.AA, en lo que sería finalmente una de las masacres más
trágicas del siglo XX en nuestra América Latina, con un saldo estimado en 30 mil
campesinos asesinados por las tropas de Hernández Martínez. Nuestro homenaje a
Farabundo Martí, revolucionario ejemplar que combatió en Nicaragua junto a
Sandino y posteriormente fusilado por la oligarquía terrateniente salvadoreña
en esta insurrección de 1932.
En
Chile, en los años 30 se produce la masacre de Ranquil, donde campesinos y
comuneros mapuches se levantan contra el abuso patronal de los colonos
terratenientes alemanes, franceses, suizos y chilenos, y son criminalmente
reprimidos por Carabineros con un saldo de 500 muertos. Poco después, en
tiempos de la Segunda Guerra mundial y en plena democracia son asesinados, a
metros del Palacio de La Moneda, más de 50 estudiantes sin juicio alguno, en lo
que se conoce como la Matanza del Seguro Obrero.
España
para la misma época vivía la llamada Guerra Civil Española, donde las fuerzas
republicanas, comunistas, anarquistas y libertarias, con Durruti comandando
parte ellas, asumían el combate armado y popular contra las fuerzas militares
de Europa, sufriendo finalmente la derrota en manos del franquismo y sus
aliados imperiales capitalistas que terminarían imponiendo la dictadura militar
de Franco por un escandaloso periodo de 40 años. Destacamos y hacemos homenaje
al papel de la mujer revolucionaria y su heroico accionar en los combates
librados en esta guerra contra el capital y su bota fascista en España, el
franquismo. Organizaciones como la Agrupación de Mujeres Antifascistas y la de
Mujeres Libres jugaron un gran rol en las batallas de las milicias populares,
destacando por su combatividad mujeres como la anarquista Concha Pérez o
Rosaria la Dinamitera.
En
este hecho histórico de la lucha de los pueblos del mundo, triste y vergonzoso
es el papel jugado por la Unión Soviética al mando de Stalin, privilegiando la
“geopolítica estratégica” y su anhelo de potencia militar mundial por sobre la
solidaridad con la lucha revolucionaria de los pueblos del mundo. Décadas
después la URSS repetiría su opción geopolítica imperial por sobre el interés
de las fuerzas populares en la llamada crisis de los misiles en Cuba. La
partida del Che de la isla también tiene sus raíces en esta lógica guerrerista
y totalitaria de la guerra fría, la que también tuvo su incidencia en la
heroica gesta guerrillera del Che en Bolivia y su trágico desenlace aquel
octubre del 68.
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