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sábado, 12 de agosto de 2017

Y EFECTIVAMENTE, AL GOLPISTA FREI MONTALVA LO MATARON LOS MISMOS QUE MANDO A LLAMAR


La jornada de éste viernes 11, así como si nada, se informa que un ministro de la Corte de Apelaciones de Santiago que investiga la obscura muerte del ex presidente Eduardo Frei Montalva da la razón a quienes afirmaban que tal deceso fue en realidad un asesinato, y viene en acusar a un grupo de ex uniformados y algunos civiles como autores, un cómplice y algunos encubridores. Tal homicidio fue el puñal por la espalda a quien no tuvo escrúpulos por instigar el Golpe militar terrorista del 11 de septiembre de 1973  

Hace algunos años, una investigación periodística –a cargo de dos connotadas reporteras chilenas- afirmaba que había dos crímenes de la historia medianamente reciente de nuestro país hermanados. Eran dos muertes que extendían sus sombras en los tribunales chilenos, sombras  que, supuestamente, amenazaban dos columnas claves de la “transición” posdictadura: la cívica y la militar. Esto, si se llegaba a comprobar que los asesinos del químico de la DINA y el DINE Eugenio Berríos, alias “Hermes”, habían sido militares y que se lo ejecutó para tapar otro asesinato: el del ex presidente Eduardo Frei Montalva (1964-1970). Bueno, matar a Berríos también había tenido otro objetivo, no menor y que aún perdura: impedir que emergiera la caja negra del capítulo de la guerra química que protagonizó uno de los escuadrones más secretos de los servicios de seguridad de la dictadura cívico-militar (1973-1990).

Eugenio Berríos, alias "Hermes"
Y bien, hace casi exactamente dos años, 11/8/17, la Suprema dictó sentencia definitiva en la investigación por los delitos de secuestro, homicidio y asociación ilícita en la muerte del caído en desgracia Hermes, ocurrido a partir de octubre de 1991 en Chile y Uruguay. Se aclaró entonces que el químico huyó a Uruguay en noviembre de 1991 para evitar declarar en el juicio en Chile por el asesinato del ex canciller Orlando Letelier. Acompañado por el entonces mayor de Ejército Carlos Herrera Jiménez, asesino confeso de Tucapel Jiménez, Berríos se instaló en Montevideo. Allí, el genio maldito fue protegido por miembros de la inteligencia militar chilena y uruguaya, hasta que en noviembre de 1992 fue "secuestrado" por sus mismos guardianes. No apareció más con vida y en abril de 1995 apareció su cadáver en una playa de "El Pinar", cercana a Montevideo.

Luis Becerra Arancibia, el buen chofer de Frei
Los condenados en éste caso fueron 14 oficiales de ejército, algunos en servicio activo y entre los cuales 3 eran uruguayos. Sin embargo, respecto del otro crimen relacionado, el de Frei, si bien existían hace rato procesados en relación con su asesinato (al menos desde 2009), las acusaciones aún no se hacían efectivas, judicialmente hablando. Pero ello comenzó a cambiar éste viernes 11.

Por el delito de homicidio del ex presidente Frei Montalva, acaecido el 25 de enero de 1982, el ministro en visita extraordinaria de la Corte de Apelaciones de Santiago, Alejandro Madrid Crohare, dictó acusación en contra de seis implicados –en calidad de autores, cómplice y encubridores.

Raúl Lillo Gutiérrez
En su resolución (causa rol 7.981- B Tomo L 50), el ministro en visita acusó –en diversos grados de comisión de delito- a los mismos que había sometido a proceso a fines de 2009: como autores del delito, al golpista, ex mayor de ejército y médico contralor del Hospital Militar Patricio Silva Garín, al matón de la CNI y ex chofer de Frei (un traidor, digamos) Luis Becerra Arancibia, al civil adscrito al ejército y agente terrorista de la DINA/CNI/DINE Raúl Lillo Gutiérrez; como cómplice, al médico de la brigada de sanidad de la DINA Pedro Valdivia Soto y; en calidad de encubridores, a Helmar Rosenberg Gómez y Sergio González Bombardiere.

Si quieres ver en extenso los hechos determinados en su investigación por el ministro Madrid, lo puedes hacer aquí. En ésta resolución se puede ver la mano no sólo de Berríos, sino de una larga lista de criminales de lesa humanidad de la DINA, la CNI y DINE, civiles y uniformados.

Pero, ¿cuál fue el triste rol que cumplió Frei como instigador del Golpe militar de 1973 que entronizó a sus verdugos?

Eduardo Frei Montalva, unos de los fundadores de la Falange Nacional –luego devenida en el Partido Demócrata Cristiano-, dejó de ser presidente en 1970, siendo sustituido por el compañero Salvador Allende, el abanderado de la Unidad Popular (1970-1973). Estados Unidos, clave en la elección de Frei, creyó firmemente que no existía ninguna opción para que Allende venciera, y ayudó pero no tanto a la campaña de Jorge Alessandri, el candidato de la derecha franca. Frei pasó entonces a la oposición, intentando oponerse a la ratificación de Allende en el Congreso chileno, y criticando todas las medidas puestas en marcha por el gobierno de la Unidad Popular. Frei decidió emigrar hasta las elecciones parlamentarias de marzo de 1973, en las que la oposición buscaba obtener una mayoría de dos tercios en el Senado para poder destituir al Presidente Allende. Dichos comicios fueron efectivamente vencidos por la oposición, pero por menor ventaja de lo esperado (de hecho, la UP pasó del 36,6%, en 1970, al 44%). Frei volvió entonces a ser elegido senador, pasando a dirigir un importante sector de la reacción nacional.

A partir de aquí, se generó la situación que acabó desembocando en el Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 contra Salvador Allende, la UP y el conjunto del movimiento popular chileno. El Tanquetazo, un primer intento de junio de 1973, fue detenido por el general Carlos Prats, Comandante en Jefe del Ejército.

Eduardo Frei Montalva apoyó tempranamente el golpe contra Allende, arguyendo para ello que, “la situación en el país era insostenible”, exponiendo en su análisis que la situación de dominación de los sectores dominantes en el país estaba siendo peligrosamente socavada, y que era necesario un golpe de mano para evitar una guerra civil de incierto resultado. Los golpistas mantuvieron en todo momento informado a Frei, que en conversación con su antiguo ministro de Exteriores, Gabriel Valdés, señaló que era una tragedia para Chile, pero que no se podía hacer otra cosa. Finalmente, el 11 de septiembre, Allende murió combatiendo en La Moneda y el chacal Augusto Pinochet, que había sustituido a Prats al frente del ejército, fue proclamado como presidente de facto.

El Golpe militar y la instalación de la dictadura quebró la democracia burguesa en curso y significó una catástrofe para la Izquierda y las fuerzas democráticas que, al principio, apoyaron la caída del gobierno popular. Durante los primeros dos años la Democracia Cristiana colaboró con militantes en calidad de técnicos y políticos con experiencia. Destacados personeros DC viajaron al extranjero a difundir la versión golpista de lo sucedido, poniendo énfasis en el antimarxismo y en que, supuestamente, la intervención militar había salvado a Chile de una dictadura comunista. La misma versión que entregaría Frei en su carta a Mariano Rumor y en declaraciones a medios de comunicación internacionales, al igual que Patricio Aylwin y otros dirigentes de la DC. Fue la versión abrumadoramente dominante.

Sin embargo, la minoría, esa que había dado testimonio a través de la “Declaración de los 13”, no dejó de protestar ante la dirección del PDC. Participó en labores de solidaridad y ayuda en contacto con la Iglesia y otros organismos humanitarios, haciendo llegar a contactos en el extranjero su versión de lo ocurrido y su voluntad de luchar contra la dictadura y por la recuperación de la democracia. Bernardo Leighton, Renán Fuentalba y otros, siguieron actuando casi en la clandestinidad. En 1974, fue detenido el ex diputado Claudio Huepe, y Bernardo Leighton debió salir del país. Se estableció en Italia donde denunció los abusos de la dictadura y tomó contactos con exiliados chilenos en otros países. Renán Fuentealba fue expulsado del país en octubre de ese año.

El apoyo de Frei al Golpe y a la dictadura se mantuvo durante los primeros años, ya que el ex-presidente creía sinceramente que era la única solución. Pese al impacto personal que le generó la forma en que Salvador Allende, a quien tanto se había opuesto durante su presidencia, había muerto, llegó a defender internacionalmente la necesidad de la acción, y el mismo 11 de septiembre, intentó ponerse en contacto con Pinochet para ponerse a su servicio, pero no consiguió hablar con él. El ex-presidente apoyaba al régimen militar porque estaba absolutamente convencido de que restablecerían la democracia rápidamente. Sin embargo, al ver que no era así, Frei empezó a alejarse de la dictadura cívico-militar, y a unirse a los grupos de la oposición moderada que pedían el fin del régimen y su recambio por un gobierno de cuño democrático burgués.

Con ello, el otrora golpeador de cuarteles terminó por firmar su sentencia de muerte, cuyos autores y cómplices ahora enfrentan su primera acusación formal.
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¡Ni Olvido Ni Perdón: Verdad, Justicia y Memoria!
¡Sólo la Lucha y la Unidad Nos Harán Libres!


Colectivo Acción Directa CAD –Chile
Agosto 11 de 2017

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