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viernes, 25 de agosto de 2017

ARGENTINA: TERRORISMO DE ESTADO, HOY COMO AYER


“las desapariciones forzadas de Santiago Maldonado y Nadia Rojas se suman a los de Julio López y Daniel Solano y demuestran que la represión actual se parece cada vez más a la de la dictadura; Trelew sigue siendo un grito contra la impunidad”


“A 20 días de la desaparición forzada de Santiago Maldonado: Una historia de mentiras y encubrimiento”

Los testigos, la familia y la información que existe en la causa apuntan a la responsabilidad de la Gendarmería y desmienten la defensa de esa fuerza realizada por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, en el Senado

Por Adriana Meyer, en Resumen Latinoamericano –public. 24/8/17

Son los hippies rubios de El Bolsón. Santiago, “Brujo” o “Lechu”, como lo llaman, se juntó el domingo 30 de julio con su amigo Ariel y le anticipó que pensaba ir de visita a la comunidad mapuche Pu Lof en Resistencia, de Cushamen. Su estado de salud no mostraba indicio alguno de haber sido apuñalado. Cinco días más tarde, Ariel preocupado por la ausencia de su amigo lo llamó al celular, alguien atendió sin responder durante 22 segundos y la comunicación se interrumpió.

Así lo declaró este joven ante el juez federal Guido Otranto en la causa por la desaparición de Santiago Maldonado. Los mapuches a los que iba a ver lo conocían y por eso reconocieron que era a él a quien agarraron los gendarmes la mañana del 1 de agosto, durante el operativo represivo en esa comunidad. Lo golpearon y lo metieron en una camioneta Unimog. Santiago había hablado con su mamá, Stella Peloso, el jueves 27 y si hubiera estado lastimado ella lo habría sabido.

Mientras usinas oficiales alimentan el foco mediático con una versión que exculpa a la Gendarmería, la principal hipótesis respecto a la responsabilidad de esa fuerza sigue siendo, tal como sucede sistemáticamente en las investigaciones por desapariciones de personas en democracia, la más descuidada por parte de la justicia. De hecho, la fiscalía federal aún no se pronunció sobre el pedido de la abogada de la familia para cambiar la carátula de NN, averiguación de paradero, por la de desaparición forzada de persona. Los nombres de los 130 gendarmes que entraron a la comunidad disparando balas de goma ingresaron al expediente que instruye la justicia federal recién hace dos días, pero el abogado de esa fuerza de seguridad ya tiene copias para ir armando la defensa porque, inexplicablemente, el juez Otranto los aceptó como parte en la causa.

“Santiago es vegetariano, un pibe pacífico, en la feria de El Bolsón lo conocen todos, tirar esto de un posible apuñalado es muy bajo pero ya podemos esperar que digan cualquier cosa”, define su hermano Sergio, con un tono que ya denota más cansancio que indignación.

A tres semanas desde la última vez que fue visto Santiago Maldonado, una a una fueron cayendo las mentiras oficiales: que los mapuches y la familia obstruyen la pesquisa, que la Gendarmería repelió la agresión de piedras de ocho mapuches cuando en realidad antes había hostigado y detenido a tres mujeres de la comunidad, que hay un “bando” que insiste en la desaparición siendo que en el expediente consta la denuncia por este delito desde la foja cero con testimonios y la denuncia de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (Apdh) de Esquel.

No funcionaron el video trucho de Entre Ríos y los barrios enteros donde todos usaban barba y rastas. Ahora fueron por el desvío, que, paradójicamente, podría llevar a la punta del ovillo de un armado previo: el incendio de un puesto en Epuyén supuestamente por parte de Resistencia Ancestral Mapuche (RAM), en el cual Maldonado podría haber sido herido con un puñal. ¿Basado en qué? Nadie se atendió en los hospitales de la zona y una de las líneas celulares de Santiago se habría activado ese día en Epuyen. ¿Santiago se desangró en el desierto?

En este punto una parte de los investigadores se pregunta: ¿La familia, los amigos y las constancias del expediente son acaso menos creíbles que las conjeturas oficiales respecto a que Maldonado habría sido víctima de un puestero de la zona que se defendió cuando un grupo pro-mapuche lo atacó? Esa “hipótesis” lanzada por la secretaría de Seguridad ningunea el relato de la familia y los amigos de Santiago, como si no hubiera una larga historia de víctimas silenciadas.

Página12 tuvo acceso a partes de los expedientes judiciales y reconstruyó los hechos a partir de fuentes judiciales, peritos, las querellas y la familia. Los investigadores coincidieron en que la justicia hizo medidas básicas, pero destacaron que “luego de siete días todo se hace tarde y mal”. Y agregaron que “esta demora es lo habitual en los casos de violencia institucional por lo cual es inevitable trazar similitudes con anteriores desapariciones en democracia. Es un mismo patrón, demorar las medidas preliminares lo cual concede una ventana de tiempo a la fuerza sospechada, y luego lanzar versiones distractivas, como fue el hallazgo de un cadáver NN en Punta Lara a pocos días de la desaparición del testigo Jorge Julio López”.

Miente, miente, que algo quedará

Ariel había presentado un hábeas corpus preventivo porque desde enero la policía de El Bolsón lo sometía a un permanente hostigamiento. Había sido detenido junto a uno de los hermanos de Facundo Jones Huala, el lonko de la comunidad Pu Lof Resistencia Cushamen preso en Bariloche, luego de la feroz represión a los mapuches que reclaman su derecho a una parte de las tierras de la estancia del empresario Luciano Benetton.

El buzo. “Ni de casualidad estuvo Santiago en ese hecho de Epuyén, Ariel es su amigo, habló con él ese fin de semana y estaba perfecto de salud. Es él quien aporta el buzo de Santiago para que los perros busquen rastros, no es de otra persona como dicen por ahí”, dijo Verónica Heredia, abogada de la familia Maldonado, a Página12. “Dicen por ahí” que esa prenda la habría proporcionado la comunidad mapuche para “sembrar evidencia falsa”. El rastro de Maldonado lo siguen los canes en base al olor de una gorra y un cuello polar encontrados donde fue golpeado, según los testigos que así lo declararon ante el juez.

Celulares. “Tenía tres, y como uno es de Chile fue suficiente para generar la suspicacia de sus nexos internacionales. Es todo un delirio. Hay actividad de llamadas hasta el 21 en uno de los aparatos y hasta el 27 en otro, pero además en el que está registrado en Chile se recibe la llamada de su amigo Ariel el día 4 de agosto”, agregó la letrada en diálogo con este diario desde Esquel. “Hay un teléfono que tenía un chip de Chile porque había estado ahí, y después había otro con otro número que no se si sería de él o no, pero lo usaba para sus tareas de tatuajes y figura en los folletos que repartía”, describió Sergio Maldonado, hermano de Santiago.

¿Plomo? En la causa están siendo sometidas a pericias las municiones de goma que aparecieron en la escena. Pero según dos fuentes, los gendarmes también tiraron con balas de plomo, lo cual consta en una causa diferente contra Gendarmería por “hostigamiento”, iniciada por las dos mujeres de la comunidad que fueron detenidas en el operativo represivo.

Gendarmes. Según el expediente hubo dos gendarmes mujeres heridas. Aún resulta incomprobable para las fuentes saber a qué se deben las amenazas que estaría recibiendo el jefe del escuadrón de Esquel Fabián Méndez.

Es falso que la Gendarmería actuó “de oficio” por la flagrancia del delito de arrojar piedras con “hondas boleadoras”.

La cronología de los hechos realizada por la Gendarmería y que consta en el expediente da cuenta de que la comunicación con el juez Otranto no se produce luego de la pedrada con que los mapuches intentaron resistir el desalojo de la ruta, como sostuvo la ministra Bullrich, sino varias horas antes de la misma. Y omite detalle alguno sobre Santiago Maldonado. Su nombre recién aparece a fojas 1, en la denuncia de Julio Saquero, de la Apdh de Esquel, y en la declaración de una testigo de la comunidad ante el defensor oficial Fernando Machado.

A diferencia del escueto relato de los uniformados, la mujer describió que ingresaron al territorio en medio de disparos, empujando a sus hijos y quemando las carpas y pertenencias de los mapuches. “Búsquenlos”, era el grito que repetían. “Uno de los integrantes del Lof vio cuando se llevaban detenido al compa Santiago Peloso (apellido materno del desaparecido)”, dijo la testigo. Su mayor preocupación era evitar los efectos traumáticos de lo que habían vivido esa mañana en sus hijos, porque afirmó que “episodios de violencia son frecuentes”. Y aportó tres vainas servidas antimotín de 70 milímetros, y una sin percutar. Por su parte, Saquero ante el defensor Machado declaró que el ciudadano Santiago Peloso estaba presente durante el procedimiento de la Gendarmería para desalojar la ruta 40, “de quien no se tienen más datos ni contacto alguno”, y que luego de verificar que no estuviera detenido en ninguna comisaría dejaba constancia de que se encontraba desaparecido. Una semana más tarde, a fojas 44 la fiscal federal subrogante Avalos pide a Gendarmería el detalle del personal y vehículos que intervinieron en la represión, así como solicita al juez el audio de una entrevista al subsecretario de Seguridad Pablo Nocetti.

Según figura en el listado de medidas adoptadas en la causa hasta el 14 de agosto, el juez solicitó a la División Rastros de la Policía Federal que determine si las huellas encontradas en el allanamiento de la vivienda donde paraba Santiago en El Bolsón pertenecen a él. A dos semanas del hecho, Otranto volvió a pedir el listado de quienes participaron del procedimiento represivo y la lista de vehículos utilizados “en el término improrrogable de 24 horas”. Gendarmería se tomó 72 horas para entregar, finalmente, los 130 nombres. El juez toma nota de las pruebas que le aporta el defensor oficial sobre el lavado de las camionetas y la rotura de una de las fajas de seguridad, pero lo único que hace al respecto es “requerir los datos de la persona que hizo entrega de los mismos”.

Encubrir desde el minuto cero: episodio Epuyén

“Gendarmería le responde a la fiscal que participaron del operativo sólo ocho gendarmes, de los cuales cuatro son mujeres, y a partir de ese momento comprendí que esa fuerza es la responsable acá, ocultaron desde el minuto cero”, se indigna la abogada de la familia Maldonado. PáginaI12 le había preguntado cuál de todas las pruebas recogidas hasta ahora es la más contundente sobre el destino que pudo haber tenido el joven artista. Sin abrir especulaciones sobre los resultados de los peritajes de las muestras de sangre y cabellos halladas en los sucesivos allanamientos en el lugar y en el escuadrón 35 de Esquel, la letrada sí ponderó los testimonios. “Son contundentes y precisos, un testigo ve que Santiago no cruza el río, que lo agarran los gendarmes y lo golpean y una testigo observa cómo lo suben primero al Unimog, y luego lo pasan a una camioneta”, resume.

Pocos días después estalla la versión del puestero –o más bien capataz del puesto de Benetton en Epuyén– apuñalando a uno de sus atacantes, quien según el gobierno podría ser el joven desaparecido. El círculo podría cerrarse con otra medida ad hoc: la solicitud del contenido de la historia clínica de Maldonado que fue requerida al hospital local. Si bien el incendio del puesto de Epuyén existió, como así su derivada causa penal, y tuvo mucho impacto en los pobladores de la zona, algunas voces dudan que haya sido obra de la RAM. En una entrevista de La Izquierda Diario, la madre de Facundo Jones Huala, el lonko de la comunidad mapuche de Cushamen detenido y en huelga de hambre, dijo que “muchos pueden tener miedo a quedar pegados porque se comieron el cuento de la RAM. Hoy leía una noticia sobre gente de Cholila que quedó sin trabajo y salió a hacer un corte de ruta y ya salieron a decir que era la RAM la que cortaba. Van quedando claras algunas cosas. ¿Quién es la RAM, los mapuches o los milicos?”.

Actualmente la causa está desdoblada, el juez Otranto se quedó con el trámite de los tres hábeas corpus iniciales, y en sus manos no hay nada sobre el episodio de Epuyén. La investigación por el delito de desaparición forzada está delegada en la fiscalía de Alejandra Avalos, quien decretó el secreto de sumario. Entonces, las “versiones” sólo pueden surgir de fuentes oficiales o de la propia fiscalía que rompe su medida.

Germán Maldonado dijo frente al Congreso que Santiago, egresado de Bellas Artes, era artista y músico, que escribía y amaba viajar. Pero Maldonado es llamado “tatuador”, “artesano” o directamente “activista de la RAM” de rastas largas, que vivía en comunidad y leía bibliografía “revolucionaria” a favor de la causa mapuche, por quienes no escuchan a la familia sino al gobierno. “Bullrich no nos pidió disculpas por no haberlo ubicado con vida”, dijo Sergio Maldonado a PáginaI12 desde Bariloche. “Lo único que falta es que saquen un cuchillo ensangrentado, que lo hayan tenido guardado desde el día 21, sería totalmente ridículo pero ya no sé lo que pueden inventar. Se lo vió después de esa fecha, no tuvo nada que ver ni participó en lo que pasó en ese lugar, sigue desviando la atención”, agregó. Para este comerciante de 48 años cuya vida se dió vuelta hace tres semanas, “es tan simple, alcanza con que vayan a preguntar a la biblioteca de El Bolsón, adonde iba siempre a tomar mate y a charlar por largos ratos”.

Santiago está desaparecido, la multitud que exigió en Plaza de Mayo su aparición con vida pretende que no integre esa lista que con el paso del tiempo obliga a dejar de mencionarlos en presente para mencionarlos en pasado.

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“Argentina: Los héroes de Trelew estaban llenos de ideas y práctica revolucionaria”

Por Carlos Aznárez, en Resumen Latinoamericano –public. 22/8/17

La fuga del penal de Rawson y la Masacre de Trelew no sólo recuerdan un crimen de lesa humanidad cometido contra un grupo de valientes revolucionarios y revolucionarias sino que constituye una clave fundamental de análisis del Terrorismo estatal contemporáneo argentino. Al igual que los bombardeos a la población civil en junio de 1955, Trelew es otro punto de inflexión puesto sobre la superficie por quienes ocupaban la cúpula del Estado para sentar precedente de qué y cuánto estaban dispuestos a hacer quienes defendían (y aún hoy lo hacen) la estructura del capitalismo en su versión argentina.

¿Pero qué enseñanzas y legado deja a los jóvenes de hoy lo ocurrido el 22 de agosto de 1972 en ese confín de la Patagonia argentina?

Antes que nada demoler la idea impuesta por quienes se erigieron en enemigos de la libertad y la justicia, sobre que cualquier intento de enfrentamiento con el poder estaría condenado al fracaso. En ese período de la historia argentina, miles de jóvenes, como los que cayeron acribillados a balazos en la Base de la Marina Almirante Zar, estaban decididos a luchar por cambiar el orden injusto que soportaban millones de argentinos. En esa toma de decisión, no sólo desarrollaron al máximo su capacidad de entrega sino que también sabían que el compromiso era hasta las últimas consecuencias. Lo que el enemigo quiso mostrar como una sangrienta derrota, germinaba meses después en nuevos avances en la conciencia de las masas, y el triunfo electoral de 1973 y la multitudinaria movilización a las cárceles permitió de inmediato la libertad de todos los presos y presas políticas.

Desde ese punto de vista, Trelew hoy, deja claro que frente a las nuevas triquiñuelas y acciones ofensivas del Imperio, la única salida posible es la confrontación. Mostrarle los dientes y hacerle saber a quienes siguen generando nuevas formas de conquista, que no nos entregaremos a sus designios mansamente. Y que los aparentes retrocesos de la actualidad abonarán nuevas resistencias a futuro. Esto vale recordarlo, justamente ahora en que cuanto más violenta es la ofensiva para afianzar el capitalismo, más se insiste desde ciertos sectores de la izquierda, en soluciones integracionistas, falsos atajos, respuestas edulcoradas o tácticas posibilistas con quienes nos han puesto la soga al cuello y no dudan en apretar el nudo.

Por otra parte, aquellos jóvenes de Trelew también marcaron un camino en lo que hace a dejar de lado todo tipo de planteo individualista y apostaron al accionar colectivo. Desarrollaron una auténtica hermandad revolucionaria, donde el otro compañero o compañera era lo más importante a cuidar y proteger en la lucha cotidiana, junto con los sectores más golpeados de la sociedad. En los barrios, en los establecimientos de trabajo, en los ámbitos estudiantiles, se fueron gestando así bolsones de la nueva sociedad por la que se batallaba. Signos de amor compartido, de esperanzas de cambio y sobre todo, de un abierto altruismo en la reivindicación de los ideales. Con esa impronta y el deseo de volver a reintegrarse a la lucha activa en la calle, los militantes de todas las organizaciones revolucionarias que decidieron la fuga masiva de Rawson, y también los que optaron generosamente en no participar de la misma, como el inolvidable dirigente sindical Agustín Tosco, pusieron en marcha una gesta que desnudó como nunca a la dictadura del general Alejandro Agustín Lanusse.

Cuarenta y cinco años después, es evidente que el concepto de militancia ha cambiado mucho, y aspectos de un marcado individualismo que soportan los distintos estamentos de la sociedad argentina actual, también se han introducido, como si se tratara de un virus, en el accionar de la izquierda. El recurso de arriesgar lo menos posible para auto preservarse (en el trabajo, en las Facultades y hasta en la militancia) son habituales y se asumen como si fuera algo que existió siempre. De la misma manera, también pueden observarse propuestas edulcoradas que actúan como apagafuegos de cualquier planteo de resistencia y que harían empalidecer a aquellos recordados jóvenes revolucionarios de Trelew.

Por último, los hechos de la fuga de Rawson remarcaron el concepto de unidad en acción de las organizaciones revolucionarias, algo que hoy se extraña como un bien preciado difícil de repetir a pesar de los años transcurridos.  Esa decisión de fugarse juntos a pesar de las diferencias entre una organización y otra, no fue un hecho casual, sino parte una concepción de trabajo y militancia que se venía desarrollando desde mucho tiempo antes. Se tenía claro quién era el enemigo y frente a él valían todos las posibilidades de ataque. De allí que tanto en la improvisada conferencia de prensa realizada en el aeropuerto de Trelew por aquellos que luego serían asesinados a mansalva, como en las declaraciones conjuntas hechas en La Habana por los cuadros de dirección de las organizaciones armadas que alcanzaron a fugarse exitosamente, se recalcara el tema de la unidad y la necesidad de mantener esa iniciativa.

Actualmente, la unidad está en boca de todos los militantes del campo popular pero termina en la mayoría de los casos siendo sólo una expresión de deseos. Es evidente que no se toma muy en serio la necesidad de forjarla, a pesar de que revoluciones triunfantes como la de Cuba o la más reciente de Venezuela bolivariana han hecho esfuerzos para acercar posiciones entre los diferentes grupos que representan a la izquierda en todo su espectro. Aún estamos a tiempo de honrar a los héroes de Trelew forjando una fuerza antiimperialista, anticapitalista y antipatriarcal que sume todas las banderas.

El ejemplo de Trelew debería servir como acicate para que en este presente tan especial se fueran dando pasos firmes que permitan unificar a los que siguen creyendo que Revolución y Socialismo son dos conceptos indivisibles. Sería también una respuesta a quienes en todos estos años han secuestrado consignas, se han vestido con la ropa de los caídos en combate para volverlos a matar con propuestas claudicantes o maniobras de abierta corruptela, o han institucionalizado el discurso de inclinarse por el mal menor, evitando construir alternativas que desnuden la mascarada de un falso progresismo. Los revolucionarios que entregaron su vida en Trelew no lo hicieron para apuntalar al capitalismo, peleaban por un mundo diferente, más humano e inclusivo. La patria socialista.

En este momento argentino y latinoamericano en que otra vez los halcones de la derecha vuelan de forma rasante, Trelew no es consigna del pasado. En este marco en que las desapariciones forzadas de Santiago Maldonado y Nadia Rojas se suman a los de Julio López y Daniel Solano y demuestran que la represión actual se parece cada vez más a la de la dictadura, Trelew sigue siendo un grito contra la impunidad.

Como escribiera Francisco Paco Urondo, la sangre derramada en Trelew no podrá ser negociada ni tampoco olvidados ni perdonados los gestores de que ese aciago día 22 de agosto la Patria haya sido fusilada.
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Los héroes de Trelew:
* Alejandro Ulla (PRT-ERP)
* Alfredo Kohan (FAR)
* Ana María Villarreal de Santucho (PRT-ERP)
* Clarisa Lea Place (PRT-ERP)
* Eduardo Capello (PRT-ERP)
* Humberto Suárez (PRT-ERP)
* Humberto Toschi (PRT-ERP)
* José Ricardo Mena (PRT-ERP)
* Mariano Pujadas (Montoneros)
* Miguel Ángel Polti (PRT-ERP)
* Rubén Pedro Bonnet (PRT-ERP)
* Susana Lesgart (Montoneros)

Los heridos, que lograron sobrevivir a la masacre y que dieron testimonio de los hechos, fueron luego asesinados durante la dictadura militar:
* Alberto Miguel Camps (FAR – Muerto en 1977)
* María Antonia Berger (FAR – Desaparecida en 1979)
* Ricardo René Haidar (Montoneros – Desaparecido en 1982)
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Colectivo Acción Directa Chile -Equipo Internacional
Agosto 25 de 2017

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