Para cualquier
observador neutral de los sucesos que ocurren en el Medio Oriente, la batalla
para retomar la ciudad de Mosul por parte de las fuerzas iraquíes –auxiliadas por
"asesores" del ejército estadounidense- de manos del Emirato Islámico
[EI] parece ser el último intento del saliente presidente de EE.UU. por dar a
los votantes de su partido una imagen de éxito antes de las próximas
elecciones. En tanto que esta operación es mucho más que eso, todavía no se
olvida que la toma de Mosul por parte del EI, en junio de 2014, fue un puñetazo
directo a los EE.UU., el cual había invadido Irak en 2003, muerto a miles de
personas y gastado US$25 mil millones en la reconstrucción de un segundo ejército
iraquí luego que destituyera al primero poco después de ocupar el país. Los
EE.UU., todos lo sabemos, no ha tenido ningún éxito significativo en la lucha
contra los terroristas en Iraq desde 2014, cuando ayudó a defender Bagdad de un
ataque de Daesh sobre la ciudad. La actual demostración de éxito en Mosul, por
lo tanto, no sólo contribuye a reconstruir la imagen de EE.UU., a los ojos de
sus votantes y también de sus aliados, como un importante actor en la región,
sino también como un contrapeso a los grandes éxitos de Rusia contra ISIS en
Siria, especialmente en y alrededor de Alepo. El plan, como todo lo indica, es
volver a intervenir militarmente en Siria.
Se
nos ha dicho que las fuerzas de EE.UU. estarán principalmente dedicadas a un
"rol consultivo" en la batalla. Si bien esta es la forma en que la
administración estadounidense a menudo manipula ciertos hechos para ocultar el real
alcance de su intervención militar, los "asesores" que ha desplegado jugarán
un papel diferente del de "asesoramiento”. Puede parecer un poco extraño,
pero esta es la forma en que las cosas funcionan en terreno.
"Asesores" es el término preferido por el Pentágono para todo tipo de
personal militar de EE.UU. en Irak y Siria que no es un piloto. No obstante, en
la práctica, los "asesores" corresponden a una gama que va desde las fuerzas
de operaciones especiales, tales como los Boinas Verdes del Ejército, a soldados
de la Guardia Nacional instruyendo una unidad iraquí; por ejemplo, sobre cómo
construir un puente. Para Mosul, los "asesores" de EE.UU. y
occidentales avanzarán detrás de cualquier unidad de Iraq con la que estén emparejados.
Las fuerzas estadounidenses convencionales, para la batalla de Mosul, están
autorizadas para "asesorar" incluso al nivel de un batallón.
Esto
implica que aunque los asesores estadounidenses, oficialmente, van a permanecer
detrás de las líneas, sí un comandante de batallón de una unidad iraquí quiere
pelear frontalmente, sus contrapartes estadounidenses irán con él. Las fuerzas
de operaciones especiales de los occidentales, por lo tanto, se moverán alrededor
del frente mucho más libremente. Este caso particular ha sido poco denunciado por
los medios de comunicación de EE.UU. Resulta que aquello ocurrió cuando Centcom,
recientemente, obtuvo el permiso de la Casa Blanca para desplegar asesores
estadounidenses con las unidades iraquíes a nivel de batallón, lo que les proporcionaría
un mayor control del campo de batalla y los colocaría en una posición para manipular
la lucha en su propio beneficio, aunque también se verían expuestos a un
peligro mucho mayor.
Esta
manipulación tiene más probabilidades de resultar en una reubicación de los combatientes
del EI desde Iraq/Mosul a las partes que sigue controlando en Siria. Ya el
servicio de inteligencia del ejército sirio ha escuchado inquietantes informes
de una petición por parte del EI en las ciudades y aldeas al sur de Hasaka, una
norteña ciudad siria retenida por fuerzas del régimen y los kurdos, para nuevos
suministros eléctricos e hídricos para ser instalados frente a una afluencia de
combatientes desde Mosul. En otras palabras, si cae Mosul, todo el “ejército
del califato" del EI podría ser dirigido contra el gobierno de Assad y sus
aliados, un escenario que probablemente cause cierta satisfacción en Washington.
Esto
no es un escenario de tan improbable ocurrencia. Tiene un precedente real.
Cuando la ciudad iraquí de Faluya se rindió al ejército iraquí y a las fuerzas
milicianas, a comienzos de este año, muchos combatientes del EI huyeron a su
vez a Siria y lograron reengancharse en contra del ejército sirio. Esto es
precisamente lo que el líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, sentenció en su
último discurso durante las conmemoraciones de la Ashura: que los
estadounidenses "tiene la intención de repetir el guion de Fallujah,
cuando abrieron un camino para el escape del EI hacia el este de Siria" y
advirtió que "el mismo engañoso plan puede ser llevado a cabo en
Mosul." En otras palabras, una derrota del EI en Mosul podría alentarlo a
dirigirse hacia el oeste para tratar de derrotar el régimen de Assad en Siria.
Mientras
el ejército sirio será eventualmente obligado a dar otra batalla, tal situación
podría crear también una excusa para los EE.UU., que ha quedado bastante fuera
de juego por parte de Rusia en Siria, proceda a iniciar una intervención
militar directa en éste país como una "necesaria" extensión de la
batalla de Mosul, y así enfrentar a las fuerzas sirias y rusas más
directamente.
Estas
sospechas apenas se han visto apaciguadas por una serie de comentarios de
generales y fuentes militares estadounidenses durante las últimas semanas. El
recientemente nombrado comandante estadounidense en la región, General Stephen
Townsend, que encabeza lo que EE.UU. ha presuntuosamente llamado 'Operación Determinación
Inherente', ha dicho que no sólo Mosul sino también la ciudad siria de Raqqa
serían capturadas 'en mi reloj', una clara expresión de la extensión de la
operación a Siria y, como tal, del uso del escenario para revertir los logros que
ésta nación ha obtenido recientemente en contra de los yihadistas.
Que
EE.UU. continúa con la intención de utilizar "yihadistas" en Siria es
evidente a partir del hecho que, junto con sus aliados, bloqueó el borrador de la declaración de Rusia que apoyaba la pausa humanitaria de 8
horas en Alepo y que separaba a los rebeldes de los terroristas.
La
negativa de EE.UU. a separar a los "rebeldes" de los terroristas no
sólo es otro indicio de su doble juego en Siria, sino que también significa que
la potencia desea poner a su disposición a todos los combatientes. Quizás, como
algunos analistas han argumentado, todo esto está relacionado con el "Plan
B" estadounidense para Siria. Con los más altos oficiales militares de
EE.UU. alardeando acerca de tomar las ciudades de Mosul y Raqqa y siempre
aferrado a dar protección a los grupos terroristas con base en Siria, la imagen
que se forma apunta a un plan más grande en juego que lo que se ve a simple
vista.
Como
tal, el misterioso "Plan B" tendría este aspecto: las trompetas de
EE.UU. resuenan victoriosas sobre la ardua ofensiva de retoma de Mosul mientras
los yihadistas, quienes encubiertamente han salido de la ciudad, continúan con
su lucha contra Rusia y Assad en Siria y recomponen el caos que éste último había
logrado someter.
Por
lo tanto, para conseguir este particular objetivo, las fuerzas de EE.UU. jugarán
un papel de decisivo liderazgo. Mientras helicópteros de ataque Apache equipados
con misiles Hellfire [Fuego
del Infierno]
han estado atacando objetivos en el Irak septentrional, la artillería francesa
y estadounidense está también en posición para proporcionar un apoyo crucial y
establecer la trayectoria de la lucha. ¿Qué otra cosa podríamos esperar de los yihadistas
desplazados a Siria, permitiendo a EE.UU. limpiar Mosul y venderlo como una
"evidencia irrefutable" de la victoria sobre el terrorismo?
*
Salman Rafi Sheikh, analista-investigador de Relaciones Internacionales y de
asuntos internos y externos de Pakistán, exclusivamente para la revista online “New Eastern Outlook”.
Colectivo Acción Directa Chile
-Equipo Internacional
Octubre 25 de 2016
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