Cuando García Linera combatía |
“Una medida a favor de los empresarios”
En Rebelión
–public. 20/10/16
La decisión de no
otorgar esta gestión 2016 el segundo aguinaldo (un beneficio laboral
establecido el año 2013) va a tener consecuencias económicas y políticas. En lo
económico ocasionará que este fin de año haya menos dinero circulante, con lo
que las actividades comerciales y de servicios serán duramente afectadas. Muchos
internadores [importadores] comerciales que hicieron compras de mercadería, o
gente que encargó determinados productos, confiados en que venderían este año
lo mismo que el año pasado, no podrán recuperar su inversión, lo que afectará a
toda la cadena comercial, tanto a los que operan al mayoreo como a los que
venden al detalle. Esta caída en el movimiento comercial afectará también la
venta de servicios y repercutirá en los siguientes meses en el sector
productivo, con lo que se va a dar un efecto de contracción de la economía
boliviana. Esto no dice Luis Arce Catacora, el ministro de Economía y Finanzas
Públicas, cuya orientación monetarista y de ajuste fiscal está llevando al
gobierno a cometer varias equivocaciones.
¿Y
qué pasará con los trabajadores que habían confiado en las palabras del propio
Arce, que hasta hace unos meses aseguraba que habría doble aguinaldo esta
gestión? ¿Cree el vicepresidente Álvaro García Linera que los obreros van a
creer su argumento que “como gobierno estamos cuidando la estabilidad laboral”?
No es la primera vez que el vicepresidente repite las razones de los
empresarios privados y se alinea con ellos, que también hablan en estos términos
paternalistas: “es preferible ganar menos pero tener una fuente de trabajo,
porque hay mucho gente que quisiera ocupar tu puesto”.
Recuerdo
que fue García Linera el artífice de los acuerdos de abril de 2015 con los
latifundistas de la Cámara Agropecuaria del Oriente. No me olvido que en julio
de ese mismo año, viajó hasta San Cristóbal en Potosí para dar garantías a los
ejecutivos japoneses de la transnacional Sumitomo Corporation, de que el
gobierno no nacionalizaría esa portentosa mina que explota plata. Actúa así
porque el vicepresidente, conforme a la teoría de que nuestra economía debe
atravesar por una fase de “capitalismo andino” que planteó hace diez años (ver
artículo escrito por AGL titulado “El capitalismo andino amazónico” en Le Monde Diplomatique, de enero de
2006), cree que la burguesía y los inversores externos (a los que se refiere
con el eufemismo: “sujetos productivos”) pueden cumplir un rol positivo dentro
del proceso de cambio. Ahí está la gran diferencia que con él tenemos los que
planteamos una orientación consecuentemente antimperialista, por tanto
anticapitalista, al proceso boliviano.
No
otorgar el segundo aguinaldo tendrá el efecto político de que los trabajadores
y la clase media se van a distanciar del gobierno. Y no es poca gente: estamos
hablando de 2 millones de asalariados del sector público y privado, que sumados
a sus familias hacen por lo menos 5 millones de personas.
Al
interior de los sindicatos se van a fortalecer las tendencias opositoras que
plantean el discurso de la “independencia de clase”, vale decir la ruptura de
la clase obrera con el gobierno y el proceso. Ya mismo, en la mentalidad de los
obreros de base, debe estar dando vueltas el siguiente razonamiento: si este
gobierno hace lo que piden los patrones, entonces no es un gobierno de los
trabajadores. ¿No se evaluó esto? Es un daño político enorme que le hacen a
nuestro proceso las decisiones económicas que se están tomando.
Decisiones
que se basan, según nos dicen, en las cifras del Instituto Nacional de
Estadística, que dijo (con una exactitud nunca antes vista y que invita a la
sospecha) que el crecimiento había sido del 4,43% del PIB. Vale decir que por el
0,08% (lo que faltaría para el 4,51% fijado por el decreto del año 2013 que
estableció el beneficio laboral) se corre el riesgo de dilapidar el respaldo de
la base social del proceso. Y eso que causa desconfianza el informe del INE,
dirigido por el señor José Luis Pereira, un funcionario de los gobiernos pro
gran capital que logró, quién sabe cómo, reciclarse en la gestión actual.
¿Quiénes
aplauden la decisión de no pagar el segundo aguinaldo? Empresarios de todos los
sectores, que sumarán a sus ganancias las previsiones que debieron hacer para
el pago del beneficio laboral y que ahora no tendrán que pagar. Aplauden los
analistas económicos de derecha (Gonzalo Chávez, Alberto Bonadona, Alejandro
Mercado) que elogian la “responsabilidad” y la “racionalidad” del gobierno.
Aplauden todos los grandes medios de comunicación privados, que están
controlados también por empresarios. Aplaude la derecha (Samuel Doria Medina,
Jorge Quiroga, Rubén Costas) que aprovecha el momento para decir que la
suspensión del doble aguinaldo es una muestra de que estamos en crisis
económica.
Ojalá
que algunos dentro del gobierno no se estén engañando pensando que lo hicieron
muy bien y que serán pocos que cuestionen una supuesta decisión “técnica”. En
este caso lo técnico es también político pues el gobierno terminó coincidiendo
con los patrones. Esto es lo que importa, lo que queda en la conciencia del
pueblo y que seguramente se reflejará en una caída del apoyo ciudadano a la
gestión gubernamental.
Alguna
vez alguien dijo que había que fijarse con quién coincides y quién te elogia
para saber dónde estás parado. Si la burguesía te aplaude y los trabajadores te
repudian, quiere decir que las cosas no están yendo como deberían ir, quiere
decir que se está perdiendo el rumbo revolucionario. Quiere decir que las
tendencias pro-capitalistas están tomando cada vez más fuerza dentro del
proceso y del propio gobierno. Aprendamos de lo que pasó en Brasil con Dilma
Roussef, cuyas concesiones a la burguesía y a los grandes capitales llevaron a
que el gobierno fuera perdiendo base social popular, hasta que la derecha
(dentro y fuera del gobierno) le dio el golpe congresal. Los revolucionarios no
podemos permitir que en Bolivia ocurra lo mismo que en Brasil, no podemos dejar
que se adueñen de nuestro proceso las tendencias conservadoras.
Que
a nadie se le ocurra decir que lo sostenido en este artículo reproduce
posiciones de derecha. Para un revolucionario criticar el error cometido con la
suspensión del doble aguinaldo es también una forma de defender al proceso y al
propio Evo Morales.
Mauro Alcócer es economista y vive en la ciudad de Potosí
Colectivo Acción Directa Chile
-Equipo Internacional
Octubre 23 de 2016
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