“Pondremos la dignidad de Chile tan alta como la cordillera de los
andes”
- Comandante José Miguel
del FPMR
El 21 de octubre de 1988, un destacamento del
Frente Patriótico Manuel Rodríguez FPMR, organización de la izquierda revolucionaria
y que combatió a la dictadura cívico-miitar, atacó el retén de carabineros del poblado
precordillerano de Los Queñes, VII Región, donde muere un cabo, luego de lo cual
emprendió su retirada por las montañas adyacentes y hacia la VI Región. La unidad
guerrillera se encontraban a cargo de los máximos dirigentes nacionales del
Frente: CECILIA MAGNI CAMINO, Comandante Tamara, y RAÚL PELLEGRIN FRIEDMANN, Comandante José Miguel.
Días
más tarde, el 28 de octubre, en el río Tinguiririca fue encontrado el cadáver
de Cecilia MAGNI y, en el mismo curso, pero el 31 de octubre, lo sería el de
Raúl PELLEGRIN. Según los informes de autopsia y aparte de presentar numerosas
heridas atribuibles al arrastre fluvial, ambos cadáveres presentaban lesiones
contusas y huellas de aplicación de electricidad compatibles con torturas, las que
sin duda fueron efectuadas por carabineros que participaron de su caza. En los
peritajes legistas antes mencionados se establece que, en el caso de Cecilia
Magni, las luxaciones de las vértebras 6 y 7 fueron hechas por elementos
contundentes que impiden que un cuerpo se mueva, ya que se provoca un shock
general parapléjico, donde el cuerpo pierde sus funciones motoras. En cuanto al
cadáver de Raúl Pellegrin, se señala que la causa de la muerte fue asfixia por
sumersión en agua y contusiones torácicas dorsales, las que se aplican por
acción de instrumentos romos contundentes dada su topografía y profundidad y la
ausencia de lesiones externas.
Otro
detalle es que las heridas corporales dejadas en ambos compañeros son
similares, lo que indica que las torturas habrían sido propinadas al mismo
tiempo, antes de ser arrojados moribundos a las aguas del Tinguiririca. Destacan
en los cuerpos de los infortunados compañeros lesiones anales provocadas por
objetos romos, las cuales no pudo hacerlas el agua de un río, como señaló uno
de los forenses.
La
lógica investigativa del ministro en visita Raúl Mera, que veía en 2004 la
causa por el crimen de la pareja de compañeros, indicaba que si se había tratado
de un homicidio, y que los únicos que participaron en el rastreo de ambos
frentistas hacia la cordillera de la Sexta Región fueron carabineros, era de entre
los funcionarios que participaron de esta operación de búsqueda donde se
encontraban los asesinos.
De
allí que volvería a citar al entonces prefecto de Colchagua, Julio Verne
Acosta, y a Walter Soto Medina. También a una serie de funcionarios del GOPE y
del OS-4 Dipolcar, es decir, el servicio de inteligencia institucional, de
donde se sospecha se ejecutó a los frentistas y también del OS-7. Los querellantes
inclusive buscaron seguir la línea jerárquica institucional, lo que afectó al ex
senador ‘apernado’ y ex general director de carabineros, Rodolfo Stange, quien
al momento de los hechos era la cabeza del organismo. No obstante, éste luego
sería injustamente absuelto.
Posteriormente,
en 2010, el mismo magistrado absolvería de culpa por ambos crímenes a los retirados
oficiales de carabineros Julio Verne Acosta, Carlos Mauricio Bezmalinovic, Juan Ernesto Rivera y Walter Soto Medina, por no existir elementos de convicción, aunque las dudas se
mantenían y aún lo hacen respecto de su grado de involucramiento en los
mencionados crímenes.
Nacida
en un hogar burgués, a los seis meses de haber ingresado a la facultad de
Sociología, en la Universidad de Chile, empezó a participar en las
manifestaciones contra el régimen militar. Casi a la par se sumó a las filas de
las Juventudes Comunistas, organización proscrita por la dictadura. Su familia
lo supo dos años después y por su propia boca: “soy miembro del Partido
Comunista. Soy comunista.” Las relaciones con su padre, al que adoraba, se
volvieron tensas, pues en esa familia se aplaudía al general Augusto Pinochet.
Poco
después ingresó a la guerrilla del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, FPMR,
después de tomar la decisión más dura de su vida: dejar de compartir el día a
día con su hija de dos años. El padre de la niña, que la apoyaba en su
compromiso, asumió la crianza. Ante las críticas, ella repetía a su hermana:
“No puedo sufrir por una sola niñita, que es mi hija y que amo, cuando veo
sufrir a miles de niños que no tienen derecho a nada”. Ya dejar lo demás no era
problema: la comodidad y el prestigio que le podían dar la riqueza de su
familia. “Ingresé a esto porque creía en una sociedad diferente, más justa y
este camino es más realista. Soy consecuente con mis ideas (…) La lucha es la
única forma realista y válida de cambiar el rumbo del país”, dijo a la revista
HOY desde la clandestinidad en 1987.
De
ojos vivaces, buenamoza, encantadora, muy tierna y de gran ímpetu, se oponía a
la mediocridad: “Aunque seas barrendera, debes ser la mejor”, le repetía a su
hermana menor. A esta infatigable lectora sus compañeros la bautizaron como
“Tamara”, en recuerdo de la revolucionaria que luchó al lado del Che, Tamara
Bunke.
Se
inició en la lucha militar participando de la voladura de un puente
ferroviario, y asaltando una casa de cambio, de donde escapó a tiros montada en
una motocicleta. Logró un vertiginoso ascenso al interior de la organización
guerrillera, hasta llegar a ser la única mujer que obtuviera el grado de
“comandante” en la cerrada dirección del Frente. Es que eran innatas en ella
sus capacidades políticas y militares, además de ser una gran conspiradora.
Siempre trató con cariño a quienes tuvo bajo su mando, preocupándose hasta de
sus problemas personales, como debe ser en un dirigente.
A
mediados de 1986, Cecilia Magni, ya convertida en la “comandante Tamara”,
estuvo entre el reducido grupo de dirección que planificó la acción más
arriesgada que hasta entonces realizaba el FPMR. Se llamó “Operación Siglo XX”,
y su objetivo era dar muerte al dictador Pinochet. A pesar de sus protestas, a
último momento se decidió que ella no participaría en la emboscada, ante la
probabilidad que ningún guerrillero saliera con vida. Y su experiencia en la
logística era indispensable para el Frente.
El
7 de septiembre de ese año Pinochet regresaba a la capital luego de un fin de
semana de descanso, cuando una veintena de comandos del Frente recibieron su
caravana con nutrido fuego. Al final de los ocho minutos que duró el intrépido
operativo quedaron cinco escoltas muertos y once resultaron heridos. Pinochet
salió ileso pues el cohete que se lanzó contra su auto no estalló: al
dispararse a corta distancia no alcanzó a activarse lo suficiente para
traspasar el blindaje. Ningún guerrillero murió. La responsabilidad de Tamara
en la consecución de autos y casas para resguardar al grupo, así como el
traslado del armamento tuvo cero faltas. La acción fue destacada por la
dictadura como “un perfecto operativo de inteligencia.”
El
21 de octubre de 1988, junto al máximo responsable del FPMR, Raúl Pellegrín,
dirigió la toma militar al cuartel de los Queñes, al centro del país. Los
servicios represivos iniciaron una cacería implacable contra la pareja hasta
lograr su captura. El día 29 fue hallada en un río. Al día siguiente se
encontró a Pellegrín. La dictadura aseguró que habían “muerto ahogados”, pero
sus cuerpos tenían horribles muestras de tortura, incluida la ruptura de la
columna vertebral de Cecilia. Su captura se debió a una traición. Cecilia
“Tamara” Magni tenía 31 años.
Pellegrín
no solo era un compañero político sino el hombre de su vida. El padre de su
hija dijo tiempo después: “Cecilia, en el amor y en la política, fue fiel y
leal hasta las últimas consecuencias”.
Su
padre aseguró que si él hubiera sabido que iba a morir así, “jamás me hubiera
enojado con ella en la vida”. Mientras que la hija, ya siendo una joven,
expresó: “Las decisiones de las personas valen, cuando las toman valen, y yo no
puedo invalidarla a ella, sería faltarle al respeto”.
El
golpe militar y el exilio en Alemania lo sorprenden a los 15 años de edad.
En
1976 su familia se traslada a Cuba y asume la carrera militar incorporándose a
las Fuerzas Armadas Revolucionarias Cubanas logrando el grado de subteniente.
A
fines de 1978, Raúl, junto a otros oficiales chilenos de distintos partidos de
la izquierda, se incorporan a la lucha revolucionaria en Nicaragua, como asesor
militar de una columna guerrillera en el Frente Sur, destacándose rápidamente
en el combate.
Diversos
testimonios nos revelan cómo solía criticar las actitudes conservadoras, el
aferramiento a lo tradicional, la incapacidad de debatir en profundidad y
apegarse a los formalismos, él exigía tenacidad, audacia, abnegación, madurez.
Después
de la experiencia nicaragüense, Raúl Pellegrín regresa a Chile y entra a formar
parte de la Comisión Militar del Partido Comunista Chileno y a ser el principal
mando del FPMR. El Desarrollo del Frente, su organización, la evolución de las
técnicas operativas, están relacionadas directamente con él, que asume los
nombres de “José Miguel” o “Rodrigo”. Su aporte político es determinante en
todo el proceso de creación del FPMR y en el proceso de separación del PC
chileno, debido a profundas diferencias de orden político-ideológicas, así como
en el diseño estratégico del Frente como organización independiente.
Líderes
como “Rodrigo”, y también “Tamara”, son los dirigentes preocupados del
profesionalismo de los combatientes, del bienestar humano de los mismos, que
desarrollan todo un código poético y lenguaje propio en el FPMR, que buscan
formar luchadores impregnado de la esencia del pueblo, es el hombre obstinado
en erradicar vicios y costumbres muñequeras y politiqueras para construir un tipo
de rodriguista transparente, sin dobles discursos, consecuente.
El
21 de octubre de 1988, en el marco del proyecto de Guerra Patriótica Nacional
(GPN), participa directamente en las acciones que se desarrollan en La Mora,
Aguas Grandes, Pichipellahuén y Los Queñes. Decidido a ponerse a la cabeza de
estas, señala con su ejemplo que no se puede ser un conductor sin asumir los
riegos de ir en la primera línea, demostrando, empujando y señalando los
caminos.
Luego,
esa actitud le costó la vida a manos de las fuerzas represivas de la dictadura.
Sin embargo, este mismo talante y el aporte político de Raúl se transformarían
en los cimientos sobre los que el rodriguismo intenta hoy por hoy, por diversos
medios e instancias, construir su nuevo proyecto político.
“No
habrá piedra ni mar que los proteja ni guarida ni caverna perdonada”
(Canción de Karaxu)
¡Ni Olvido Ni Perdón: Verdad, Justicia y
Memoria!
¡Sólo la Lucha y la Unidad Nos Harán Libres!
Colectivo Acción Directa CAD –Chile
Octubre
29 de 2016
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