“Geopolítica y coyuntura:
diez hipótesis sobre el momento actual”
Por
Juan Manuel Karg
En Actualidad RT –public. 1/10/16
La vertiginosa
situación internacional, sumada al convulsionado momento que vive América
Latina y el Caribe, ameritan la posibilidad de reflexionar directamente sobre
la geopolítica y su despliegue conyuntural. Veamos diez puntos concretos que
nos pueden ayudar a comprender mejor el tema.
1)
Estamos ante un indudable cambio de escenario latinoamericano. La llegada a los
gobiernos de Argentina y Brasil de Mauricio Macri y Michel Temer -uno por las
urnas, aunque por estrechísimo margen; el otro vía golpe parlamentario- ha
modificado sensiblemente el mapa regional. La correlación de fuerzas cambió.
Esto tiene efectos concretos, además de un despliegue de política económica
ortodoxa en ambos países: produce una parálisis también en las instancias de
integración, tal como se puede verificar en el Mercosur.
Dicho
esto, hay que llamar la atención sobre los agoreros del "fin de ciclo
progresista" en la región. Las encuestas que muestran a diversos
exponentes de lo que fuera el cambio de época latinoamericano disputando -y con
buenas chances en varios casos- nos ilustran que más que ante un fin de ciclo
estamos ante una disputa abierta de modelos, donde la derecha ha avanzado
algunas posiciones.
2)
En el medio de las convulsiones, dos grandes noticias para la región. La firma del
acuerdo de paz en Colombia y el nuevo papel regional de Cuba también son una
contratendencia ante el avance de la derecha regional. El propio Papa
Francisco, de visita dos veces en la isla, llamó a dicho lugar "la capital
de la unidad". Configura por cierto un desagravio importante para la
Revolución Cubana, que precisamente tiene lugar cuando La Habana ha sido sede
de los diálogos colombianos entre el gobierno de Santos y las FARC-EP.
3)
¿Multipolaridad puesta en jaque? Abriéndonos de cierta forma de las
fronteras latinoamericanas, encontramos cierto amesetamiento del bloque BRICS,
que fuera quien en 2014 lanzara la audaz idea de crear un Banco de Desarrollo
del bloque, que pudiera funcionar como contraparte al FMI y Banco Mundial. El
presidente de facto de Brasil, Michel Temer, fue con un notorio perfil bajo a
la última reunión del bloque -en simultáneo al G20 de China- en contraparte a
la destacada presencia que tuvo Dilma en la reunión de Fortaleza, cuando fuera
anfitriona y propiciara un encuentro con Unasur, dos años atrás. Esto nos habla
del nuevo intento de realineamiento de Brasil a escala global, con mayores
guiños a EEUU y la UE, en similar viraje al anunciado e implementado por Macri
en Argentina.
Sin
embargo, las economías de Asía Pacífico son las que más crecen a escala global.
De los propios BRICS, dos de sus países (India y China) están en el top 3 de
crecimiento anual. A eso hay que sumarle que el gigante asiático será quien
conduzca las riendas de la economía global hacia 2030, según proyecciones
propias y ajenas. Como vemos, elementos que sirven para contrarrestar la idea
de multipolaridad en jaque que pretenden desplegar algunos medios de
comunicación.
4)
La Vieja Europa, partida en dos nuevas tendencias. Con la
social-democracia en baja en diversos países (España, Alemania, Francia y
otros) y un auge de una nueva izquierda liderada por el laborismo de Corbyn,
Podemos y el Die Linke alemán, también aparece una contratendencia en lo más
rancio de la derecha, expresada en Marine Le Pen, Pegida y otros exponentes.
Estos elementos reaccionarios se apoyan en un discurso anti-refugiados,
explotando diversos prejuicios que hacen correr a derecha ese debate (no hace
falta decir que la opinión del Papa Francisco en relación a los migrantes está
a la izquierda de la mayor parte de los líderes de la UE, comenzando por la
propia Angela Merkel).
5)
Mientras Europa discute flexibilizar, América Latina busca copiarse. 2016 fue escenario
de masivas movilizaciones en París y otras ciudades de Francia contra la
reforma laboral propuesta por Hollande-Valls. La recién llegada derecha
latinoamericana (Temer-Macri) discute ahora en combo como avanzar en
flexibilizaciones laborales similares a la introducida por la social-democracia
en declive. Incluso 100 empresarios brasileños le pidieron a Temer que llevara
la jornada laboral a 12 horas, en un intento de "reforma trabalhista"
que ya genera fuertes protestas de parte de los sindicatos de aquel país, en
especial la CUT.
Sin
embargo hay que decir que allí donde se aplican políticas neoliberales en el
mundo laboral también hay fuertes reacciones. Dos ejemplos nos sirven para ilustrar
esto: las manifestaciones contra las AFP (jubilaciones privadas) en Chile y las
multitudinarias marchas contra el TTIP (acuerdo EEUU-UE) en diversas capitales
europeas.
6)
Se hace preciso desmitifcar el "no hay alternativas" con el que la
derecha busca eternizarse. Primero fue el supuesto "fin de las
ideologías". Luego el supuesto "fin de la historia". Y ahora tal
como ha dicho Macri, la derecha latinoamericana presume del "no hay
alternativas" frente al ajuste y la ortodoxia económica (una idea que no
es novedosa, vale decir, recordando a Margaret Thatcher). Esta es una falacia,
como la supuesta "desideologización" de sus autores. Si hay
alternativas, tal como muestran los propios cambios introducidos durante los
gobiernos posneoliberales [preferimos posmonetaristas –nota del CAD] durante la última
década y media.
7)
Los medios de comunicación, un debate pendiente para los líderes populares de
la región.
La evidente asimetría existente entre los masivos medios de comunicación de la
derecha regional -fogueados hace décadas y en algunos casos más de un siglo- y
su contraparte promovida por una cosmovisión posneoliberal es bien evidente.
Los movimientos nacional populares, progresistas y de izquierda de la región
tienen ante sí un desafío enorme: la construcción de medios masivos de
contrainformación que puedan contrarrestar la feroz campaña mediática contra
algunos de sus líderes. Pensar proyectos de largo alcance y masivos, con
rigurosidad periodística y en horizonte de constituir una unidad
latinoamericana también en este ámbito, es un eje inevitable en vías a cambiar
la matriz discursiva imperante hoy.
8)
La derecha latinoamericana no está cómoda allí donde gobierna. Este es un punto
en el cual hacer hincapié, siempre y cuando se habla de la supuesta crisis de
los gobiernos de izquierda en la región, pero no se detalla lo que sucede
puertas adentro de las experiencias conservadoras. En México la desaprobación
creciente de Peña Nieto se suma a los miles de desaparecidos en aquel país -y
el notorio caso, aún no esclarecido, de los 43 de Ayotzinapa- en una situación
que ha llevado incluso a diversos analistas a hablar de la categoría de
"Estado fallido". En Argentina, el shock económico introducido por
Macri, ha llevado a una unidad creciente de los gremios, impactando de lleno en
las encuestas -que muestran, todas, en retroceso al mandatario-. Por último, el
rechazo a Temer según todos los sondeos conocidos, demuestra que le será
complejo generar gobernabilidad tras el impeachment (y el anuncio de medidas
económicas antipopulares, como la propia reforma laboral).
9)
El desafío más grande de la izquierda latinoamericana: volver a encantar. Una larga década
de gobiernos también producen algún agotamiento. Es un dato objetivo. Se hace
necesario oxigenar, tanto en discurso como en acciones y propuestas en
concreto. Mostrar que hay alternativas y volver al gobierno en aquellos lugares
donde la derecha avanzó. Darle fuerza a los liderazgos que pueden disputar en
próximas elecciones. Crear grietas y avanzar posiciones en aquellos lugares
donde la disputa aún parece ser entre opciones conservadoras -tal como
demuestran los últimos ballotages en Colombia y Perú, por caso-.
10)
La puja de modelos en América Latina va a seguir. Si no hubo
"fin de las ideologías", y tampoco existió el denominado "fin de
la historia", ¿por qué habría de existir un "fin de ciclo"
continental?
Por
Juan Manuel Karg
Politólogo
UBA / Analista Internacional
Colectivo Acción Directa Chile
-Equipo Internacional
Octubre 1 de 2016
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