“Detenido de nuevo el técnico que destapó
el armamento nuclear israelí”
“Mordachai
Vanunu, el hombre que reveló programa nuclear del Estado de Israel reincide una
vez más. Su entrevista emitida por el Canal 2 israelí le ha costado la limitada
libertad con la que podía gozar
Septiembre
13 de 2015
Las autoridades
israelíes han vuelto a detener a Mordachai Vanunu, técnico nuclear que trabajó
nueve años en la central nuclear israelí de Dimona y que reveló, en 1986, el
mayor secreto atómico del Estado de Israel publicando en el periódico
londinense Sunday Times las fotos que él mismo tomó clandestinamente.
Vanunu
fue condenado a 18 años de prisión, 11 de ellos en confinamiento solitario. El
pasado 3 de septiembre, la Corte de Magistrados de Jerusalén lo liberó bajo
arresto domiciliario. Vanunu, entonces, aceptó la entrevista con el Canal 2
israelí, un canal privado de corte sionista-liberal, con algunas pinceladas
excepcionales pro-izquierdistas.
En
la entrevista, la primera que ofrece a medios israelíes tras su detención,
Vanunu cuenta cómo llegó a hacer más de 50 fotos que revelaron el programa
nuclear israelí que, según Charles Frank Barnaby, físico nuclear que se encargó
de ver las fotos y entrevistar a Vanunu, reflejaban que Israel tenía suficiente
plutonio para 150 bombas nucleares.
Pocos
días después del encuentro con el periodista del Canal 2, el técnico nuclear
fue de nuevo detenido.
“El
público en Israel y en el mundo tenía que saberlo”
Un
secreto nuclear, un hombre que lo revela, una fuga y una persecución con
mujeres como cebo. El célebre presentador Danny Kushmaro, del Canal 2 israelí,
logró entrevistar a Mordachai Vanunu el 6 de septiembre de 2015 tras años de
silencio. Fue una entrevista en hebreo que no pasó desapercibida para la
población israelí que se pregunta por qué quiso Vanunu traicionar a su país,
cómo lo hizo y cómo terminó en la cárcel.
“¿Mereció
la pena?”. Kushmaro comienza la entrevista de forma directa, sin rodeos, a lo
que Vanunu contesta: “No importa si mereció o no la pena. La cuestión es si lo
que hice era bueno o no (…) Yo, Mordachai Vanunu, asumí la responsabilidad de
publicar e informar a los civiles de Oriente Medio sobre el peligro nuclear
israelí”.
Vanunu,
un judío marroquí, estudiaba en la universidad cuando comenzó a trabajar en la
central nuclear israelí de Dimona en 1977. Tenía 23 años. Sin embargo, Vanunu,
no casaba con las ideas de la política israelí, tampoco con el Ejército, ni con
la Shabak (los servicios de inteligencia israelíes dentro del país) ni con la
Mossad (los servicios de inteligencia exterior).
“Mientras
veía lo qué se producía ahí y el significado de lo que yo hacía, me vino a la
cabeza que el público en Israel y en el mundo tenían que saberlo”, declara
Vanunu.
Kushmaro
lo interrumpe, no parece convincente para él la razón, ya que la administración
de Dimona lo había incluido en la lista de personal a despedir.
“Te
echaron del trabajo en 1985”, afirma el entrevistador.
“Eso
fue dos años después de que la Shabak se enterara de mis opiniones políticas en
la universidad y me convocaran para unas interrogaciones. Querían echarme del
trabajo”, responde Vanunu.
Según
las declaraciones del ex ingeniero, el plan consistía en que, uno o dos meses
antes de ser despedido, él introducía una cámara y tomaba fotografías de uno de
los lugares bajo mayor control de seguridad del Estado de Israel, la central
nuclear de Dimona situada en el desierto del Negev. Con una Pentax colocada bajo
los libros que portaba en su mochila de estudiante universitario, Vanunu llegó
a tomar aproximadamente 58 fotografías en dos días.
“Como
llevaba trabajando 9 nueve años nadie revisó mi mochila, ni a la entrada ni a
la salida. En este trabajo hacíamos turnos las 24 horas. Por la noche hay menos
gente, hay pausa para comer. Cuando la gente come, se queda solo una persona.
En esos momentos se puede hacer fotos”, relata Vanunu.
En
julio de 1986, Vanunu reveló las fotos. “En el momento en el que abrí la cámara
me dije: ahora debo terminar con esto. Es imposible que me paren”. Recuerda que
poco después salió de Israel en dirección a países como Tailandia, Australia y,
finalmente, Inglaterra. Durante todos estos meses, las fotografías estuvieron
siempre junto a él, en su mochila.
Un
cebo sexual
Cindey
estaba cruzando una calle londinense cuando Vanunu se le acercó y entabló
conversación con ella. “Ella salía de marcha y yo también”, comenta en la
entrevista. Si ella hubiera tomado la iniciativa, habría sospechado. “Ella era
extranjera en Londres y yo era extranjero en Londres y se desarrolló un
contacto. Nos encontramos una vez después de otra”, explica.
“Pero,
-interrumpe una vez más el entrevistador- ¿Tú vas por la calle, ves a una rubia
y hablas con ella? De todas las jóvenes en el mundo, ¿hablas con la de la
Mossad?”. “Tú no sabes cuántas tías de la Mossad había… En cada esquina”,
replica Vanunu. La aventura con Cindey llegó a tal punto que éste aceptó
acompañarla a Roma para “visitar a su hermana”. El perseguido Vanunu estaba
esperando aún confirmación del periódico londinenes Sunday Times que se
había comprometido a publicar sus fotos. Había tiempo, así que marchó a Roma
con su amante.
Cindey
es uno de los muchos cebos que la Mossad israelí le había preparado a Vanunu.
Él desconfiaba de todas, incluso de Cindey a quien le llegó a cuestionar si era
o no una agente israelí. “Ella me habló de que me iba a llevar a Filadelfia y
me iba a buscar un abogado -asegura-. Le conté mi historia y ella me dijo que
me ayudaría para hacer lo que quisiera en EEUU”.
Y
cayó en la trampa
En
Roma, la Mossad irrumpió en el piso donde le había llevado la agente secreto.
Lo detuvieron y lo llevaron secuestrado en barco hasta Israel. Mordachai Vanunu
fue sentenciado a dieciocho años en prisión, once de ellos en confinamiento
solitario. Durante su encierro no veía ni oía a nadie. “Durante el
confinamiento solitario estaba aislado del resto de los prisioneros que estaban
en confinamiento solitario.- Aclara Vanunu- Nadie se acercaba a mí. Incluso
cuando salía al patio, no había nadie”.
El
abogado Avigdor Feldman se ofreció voluntario para llevar el caso de Vanunu,
según el detenido, de forma gratuita.
“Quiero
vivir lejos de Israel. No me siento israelí”
“Yo
me quiero ir de aquí”, dice Vanunu, añadiendo que quiere ir a Noruega con su
mujer. “No estoy a favor de este Estado. Me convertí al cristianismo. Quiero
vivir lejos de Israel. No tengo relación con Israel, no me siento israelí. No
comparto ciertas opiniones sobre Israel ni su política. Estoy lejos de todo
eso. Por eso no entiendo por qué me mantienen atrapado todavía”, afirma
categóricamente en la entrevista.
Vanunu
no se siente ni judío ni israelí y quiere seguir su propio camino. Lo que nadie
sabe es qué futuro le deparan los servicios de inteligencia israelíes. Si le
dejan marchar, ¿cuáles serán las restricciones que deberá asumir? ¿Hasta cuándo
pagará el precio de lo que hizo al Estado de Israel al revelar su secreto
nuclear? ¿Podrá tener una vida normal algún día? “Si fuera ashkenazi de un kibbutz
como Ehud Adib estaría en otras condiciones”, asegura Vanunu.
De
origen marroquí, lo que en Israel se llama ‘mezrahí’, es decir, judío oriental
o judío árabe, Vanunu afirma sufrir también el racismo del Estado israelí que
le aplica restricciones de movimiento y continuas detenciones. “Ellos (la
Shabak) lo pensaron y lo calcularon así: Modrachai Vanunu es del barrio Dalet
(barrio pobre de la ciudad de Bersheva), marroquí, de una familia con muchos
niños, que se puede devolver a la jaula”, dice Vanunu en la última de sus
respuestas.
Equipo Internacional –CAD CHILE
Septiembre 13 de 2015
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