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domingo, 12 de julio de 2015

‘ACUERDOS’ TRANSNACIONALES: HACIA EL GOBIERNO MUNDIAL DEL CAPITAL FINANCIERO


TPP, TISA Y TTIP Cristalizarían Una Nueva Fase Imperialista

Nuestro mediocre gobierno y algunos del corrupto congreso siguen negociando los ‘acuerdos’ TPP y el TISA a escondidas 

Estados Unidos, Australia, Brunei, Chile, Malasia, Nueva Zelanda, Perú, Singapur, Vietnam, México, Japón y Canadá están negociando a puertas cerradas y a ritmo intenso la firma de un Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por su sigla en inglés) de “libre comercio”. Pero, éste es sólo una de las cabezas de la Hidra.

Son al menos tres los acuerdos más grandes en curso: TPP, TTIP y TISA. Las negociaciones de estas alianzas multilaterales, instigadas y cruzadas por el todopoderoso capital financiero transnacional, monopólico en esencia, significan una negación de la democracia, pues excluyen a la inmensa mayoría de la humanidad de las más importantes decisiones sobre el desarrollo de las próximas décadas. Son tratados que, en la práctica, intentan regular todos los aspectos centrales para el progreso de un país y que se discuten de manera cerrada y oculta. No existe acceso al texto de la negociación, sino que nos hemos enterado por filtraciones de unos pocos capítulos que hacen imposible conocer el detalle de los compromisos adoptados.

EL TPP: ESCUDO DE EE.UU. CONTRA CHINA Y RUSIA

Todos los países con costas sobre el Pacífico, desde Chile a Australia, podrían llegar a formar parte de éste acuerdo[1], del que han sido excluidas, en todo caso, Rusia y China. Las grandes empresas farmacéuticas, de agronegocios, y la banca transnacional con base en EE.UU. ansían la concreción del TPP a fin de obtener aún más poder y control sobre nuestras vidas, más que el que ya nos arrancaron a través de los Tratados de Libre Comercio (TLCs) entre la potencia imperial y varios países de la región.

Un ejemplo del daño causado por la aplicación de esos TLC, donde podemos constatar que, a despecho del discurso oficial, los únicos verdaderos beneficiados han sido las grandes economías y sus corporaciones transnacionales, lo tenemos en el TLCAN (NAFTA, en inglés) entre EE.UU., Canadá y México, en vigencia desde 1994, con grandes perjuicios no sólo para la economía mexicana sino para su estructura productiva, social y modos de vida[2]. Lo mismo ha sucedido con el TLC que Chile suscribió con EE.UU. en 2003. A más de diez años de vigencia de este acuerdo si bien ha cuadruplicado el comercio bilateral, éste ha favorecido a la economía estadounidense. Si las exportaciones chilenas a EE.UU. aumentaron en este periodo 157%, las exportaciones norteamericanas hacia Chile lo hicieron en ¡483%! Del mismo modo, la Roma imperial contemporánea se consolidó durante este periodo como la principal inversionista extranjera[3] en Chile, con el 16,7%.

Existen borradores de 29 capítulos del TPP, la mayoría de los cuales no tienen nada que ver con el comercio. Se trata más bien de disposiciones que imponen restricciones a las políticas de desarrollo nacional, de uso del suelo, salud, energía, medioambiente y otras. Los gobiernos se niegan a darle difusión pública a estos textos. Pero hay 600 “asesores de comercio” de los gremios empresariales de EE.UU. que sí tienen pleno acceso a ellos. Las organizaciones sindicales, ecologistas y de defensa de los consumidores y el interés público hace tiempo que vienen reclamando transparencia en el proceso y han dedicado varios años a luchar por “Un Acuerdo Justo, o si no que no haya acuerdo”.

Hace algún tiempo se filtraron algunos textos del TPP[4], y la oposición a ese acuerdo está creciendo. En lugar de aprender la lección de las equivocaciones de los TLCs, el TPP se está convirtiendo en un ‘TLC recargado’ con el mundo. EE.UU. impulsa propuestas que no sólo reproducen lo peor de los TLCs, sino que está promoviendo indignantes nuevos términos de intercambio que favorecen ampliamente a las empresas y que incrementarían los precios de los medicamentos, socavarían la estabilidad financiera y reducirían la libertad en Internet. EE.UU. pretende, además, extender el sistema infame de solución de diferencias “inversionista-Estado” bajo cuyo régimen de tribunales extraterritoriales a los gobiernos ya les ordenaron que pagaran cientos de millones de dólares de los contribuyentes nacionales por concepto de indemnizaciones a empresas extranjeras, según las disposiciones de los TLCs.

Medicamentos más costosos, menos libertad de Internet, etc.:

- Los negociadores estadounidenses están usando el TPP para tratar de imponer los planes extremos del grupo de presión de las marcas farmacéuticas de EE.UU., PhRMA[5]. En clara contradicción con la teoría del libre comercio, las propuestas de Estados Unidos les proporcionarían a las empresas farmacéuticas nuevos derechos monopólicos extremos que redundarían en incrementos de precios en los países desarrollados y restringirían el acceso a medicinas que pueden salvar vidas en los países en desarrollo. Estados Unidos también propone incrementar desmesuradamente la protección de la propiedad intelectual, poniendo en peligro el acceso libre a la información de Internet. Podría obligar la adopción de leyes que, a su vez, obligan a las empresas de telecomunicaciones e internet a colaborar en la persecución de las infracciones menores de la propiedad intelectual, afectado la libertad y los derechos de los usuarios, incrementando los costos sociales de acceso a Internet, y obstruyendo la innovación tecnológica.

- Empresas extranjeras atacan a los gobiernos en tribunales extraterritoriales y obtienen indemnizaciones a cuenta de los contribuyentes: Un borrador que se filtró revela que el TPP ampliaría los privilegios extremos que les da los TLCs a los inversionistas extranjeros, y extendería sus mecanismos privados de imposición. Este sistema les permite a las empresas extranjeras obtener indemnizaciones por cualquier acción gubernamental –ya sean nuevas políticas de salud, medioambiente, ordenamiento territorial, empleo u otras— que, según ellas, haya afectado sus “ganancias futuras esperadas”. Bajo este régimen, las empresas extranjeras pueden eludir los tribunales y leyes nacionales y demandar directamente a los gobiernos exigiéndoles indemnizaciones monetarias (es decir, dinero de los contribuyentes) por supuestas violaciones de sus flamantes derechos del inversionista. Estas demandas se presentan ante tribunales de la ONU o el Banco Mundial constituidos por juristas del sector privado que pueden oficiar algunas veces como “jueces” y otras como abogados de las empresas demandantes.

- Sólo contando lo que se ha pagado conforme a los términos de los tratados de Estados Unidos con otros países, más de 2.500 millones de dólares de los contribuyentes se han utilizado para indemnizar a los inversionistas por decisión de estos tribunales privados extraterritoriales, por demandas empresariales asociadas a la expedición de permisos para la instalación de vertederos de desechos tóxicos, normas relacionadas con la tala de bosques, prohibiciones de sustancias tóxicas, etc.

- Bajo el TLC con EE.UU., Perú está siendo atacado por Renco Group Inc.[6], una empresa de uno de los hombres más ricos de los EE.UU. Renco está utilizando el sistema inversionista-Estado simultáneamente para exigir 800 millones de dólares de los contribuyentes peruanos y descarrillar un juicio en los EE.UU. que busca compensación para los niños en La Oroya sufriendo por una contaminación tóxica del horno de fundición en su comunidad.

- Philip Morris International está atacando actualmente las políticas de empaquetado para las cajillas de cigarrillos y tabaco implementadas por Australia y Uruguay, amparándose en normas similares a las de los TLCs y el TPP incluidas en otros tratados.

- Chevron se presentó ante uno de estos tribunales privados empresariales para tratar de invalidar los dictámenes de tribunales de EEUU y del Ecuador que tras 18 años de litigio le ordenaron a la empresa pagar para la limpieza de su terrible contaminación tóxica en la Amazonía ecuatoriana

En lugar de aprender las lecciones derivadas de la explosión de abusos asociados a la aplicación del sistema inversionista-Estado, las empresas estadounidenses están presionando ahora para ampliar este sistema en el TPP, exponiendo a los países a más ataques judiciales de este tipo de manos de empresas en toda la costa del Pacífico. Son muchas las políticas nacionales que podrían ser blancos de esos ataques, entre ellas las políticas de salud y de uso del suelo, las decisiones sobre compras gubernamentales y contratación pública, los permisos reglamentarios, los derechos de propiedad intelectual, la reglamentación de los instrumentos financieros tales como los derivados, y más. Australia se niega a someterse a este sistema demencial en el contexto del TPP. Muchos congresistas de Estados Unidos se oponen al sistema de solución de diferencias inversionista-Estado

Beneficios para los mafiosos del sistema bancario:

– Wall Street quiere usar el TPP para revertir las nuevas salvaguardas que aprobaron muchos países con el fin de controlar a los bancos y las empresas de valores y recuperar la estabilidad financiera. Los convenios comerciales del pasado, tipo TLC, aseguraron una desregulación extrema que dio como resultado la devastadora crisis financiera. ¡Y estos convenios prohíben el uso de controles de capital! O sea, la OMC para la casa, además que habrá una debacle de dimensiones nunca antes conocidas.

Como será de seria la cosa, que a mediados del año pasado[7], los honorables Navarro, Tuma y Gómez presentaron un proyecto de acuerdo solicitándole a Bachelet la  apertura  de un debate  público,  de  carácter político y  técnico, respecto  de  las  implicaciones estratégicas  del Acuerdo  Estratégico Trans-Pacífico  de  Asociación Económica  en  los  procesos  de integración  regional (y también para las  relaciones  comerciales  con  la República Popular China). Hasta la hora, nunca más se supo de alguna respuesta frente a la inquietud.

EL TISA: LA ABLACIÓN UNIVERSAL DEL ESTADO-NACIÓN

Empezar diciendo que éste súper-transacuerdo imperial no tiene nada de ‘Neoliberal’, al decir de Paul Walder, en la última edición de Punto Final[8]. Afirmamos esto, pues no es nuevo y jamás ha sido liberal: la actual etapa de transición imperialista arranca en los años “70-“80 en el centro del sistema capitalista mundial (luego se nos impondría a la periferia) y es más congruente con la realidad conceptualizarlo como un Capitalismo Monopólico-Financiero, formando el TISA y los demás pactos parte de la dinámica lógica en el devenir del gran capital financiero transnacional camino del establecimiento de su gobierno mundial (remitimos a nuestro lectores a ver un par de trabajos sobre el particular en nuestra página).

El acuerdo internacional sobre el comercio de servicios (TISA, por sus siglas en inglés), que se está ’cocinando’ entre medio centenar de países, ha quedado en evidencia gracias a WikiLeaks[9] como un arma de las multinacionales para reforzar el control financiero a nivel global, como hasta 2007, antes de la conmoción subprime.

Gracias a las filtraciones conocidas[10], podemos afirmar que las 10 principales amenazas que el TISA plantea para el conjunto de los pueblos y los trabajadores del ya desigual y excluyente sistema capitalista mundial, son las siguientes:

1. Restringir las medidas equitativas para minimizar riesgos financieros: Las reglas de "total acceso al mercado" que impone el TISA se contraponen a todas las regulaciones financieras de sentido común que se aplican de manera simétrica a empresas nacionales y extranjeras. Una de esas reglas deja a los gobiernos vulnerables ante demandas de las corporaciones ante tribunales de arbitraje extrajudiciales, simplemente por intentar limitar los arriesgadísimos derivados que, precisamente, generaron la anterior crisis global.

2. Permitir el tráfico de datos sensibles de los consumidores: Aunque los gobiernos se preocupan cada vez más por la sustracción y el mal uso de datos personales, como en el caso de los escándalos del espionaje político e industrial de comunicaciones por parte de la NSA estadounidense, el TISA permitirá a las corporaciones financieras exportar todos los datos personales de los consumidores más allá de sus países, dándoles la opción de almacenarlos en paraísos fiscales para evadir las inspecciones tributarias o situarlos en países donde no se respeta la confidencialidad ni la protección de datos.

Estas cláusulas del TISA estarían también violando y contraviniendo las actuales leyes de protección de datos de la Unión Europea y de muchos otros países firmantes del tratado, como recuerda el diario Público.es.

3. Forzar a los gobiernos a anticipar todas sus futuras regulaciones: El TISA incluso prohíbe las reglamentaciones equitativas si "inadvertidamente modifican las condiciones de competencia" en detrimento de los intereses de las grandes multinacionales, y obliga a los gobiernos a cumplir la casi imposible tarea de predecir todas las posibles regulaciones financieras.

4. Prohibir indefinidamente cualquier nueva regulación financiera: Los gobiernos firmantes se comprometen a no aplicar nuevas medidas de política financiera que, de alguna forma, limiten la desregulación absoluta establecida por el TISA. Todas las excepciones contempladas en el acuerdo afectan exclusivamente a las normas que ya están en vigor, de forma que se crea un efecto llamado de ’trinquete’ (’ratchet’, en inglés) por el que ya no se puede dar marcha atrás a la liberalización de productos financieros.

5. Prohibir los controles de capital dirigidos a paliar la crisis: Tras el colapso de 2008 surgió un consenso internacional entre los economistas acerca de la necesidad de mitigar la crisis con controles de capital, que no son otra cosa que regulaciones para limitar los flujos masivos de dinero especulativo de alto flujo hacia o desde un país, a fin de impedir la especulación a gran escala. Hasta el FMI, que en los años 90 instaba a todos los gobiernos a eliminar los controles de capital, reconoció en 2012 que la Recesión Global había demostrado que son necesarios para evitar las crisis financieras mundiales.

6. Exigir la implementación de productos financieros aun no existentes: Los estados suscritos al TISA sólo podrán limitar la creación de nuevos y complejos productos financieros, como los CDS o CDO, cuya falta de regulación hasta 2008 hizo estallar la crisis en EE.UU., si demuestran previamente su peligrosidad, algo prácticamente imposible. Todos esos inventos financieros, desarrollados para maximizar y acelerar los beneficios especulativos, solo demuestran ser dañinos cuando ya han estado operando sin control y han generado graves pérdidas públicas y privadas.

7. Aceptar las reglas financieras vigentes en otros países: El TISA pretende que las multinacionales financieras queden exentas de cumplir las normativas de un país en el que entren a operar si sus actividades están permitidas en su país de origen (por ejemplo, EE.UU.), un proceso conocido como ’recognition’ o reconocimiento.

8. Permitir a las corporaciones el bloqueo de nuevas regulaciones: El Anexo de Servicios Financieros del TISA contiene una cláusula que prevé que los gobiernos publiquen de antemano los borradores de las normativas o reglamentos, obligándolos a aceptar un debate legal previo a su entrada en vigor, dando pie a las multinacionales a desplegar su arsenal de lobbies y burós de abogados para evitar su aplicación.

9. Prohibir las preferencias bancarias nacionales para los contribuyentes: Los gobiernos firmantes no podrán establecer preferencias para instituciones bancarias o compañías de sus propios países, ni siquiera con la intención de garantizar los fondos de pensiones o de estabilidad de sus contribuyentes, para asegurar su disponibilidad y rentabilidad.

10. Dejar a los gobiernos sin defensa legal para sus regulaciones: El lenguaje adoptado por el TISA en cuanto a las "medidas prudenciales" adoptadas por los gobiernos para proteger la estabilidad financiera de sus mercados reproduce casi palabra por palabra el empleado en el acuerdo GATS, a pesar de que los juristas llevan años denunciando que deja a las administraciones públicas sin herramientas legales para defender sus regulaciones.

En resumidas cuentas, estas cláusulas harían que los Estados queden desarmados e impotentes frente al poder ilimitado de las compañías financieras internacionales. Agreguemos que el TISA, que las autoridades de Chile también negocian muy en privado, hay cláusulas para mantener el secreto hasta por cinco años después de firmado el acuerdo.

EL TTIP: SE CORPORIZA EL IMPERIO

El acuerdo de Asociación Comercial y de Inversiones Transatlántico (TTIP, en inglés), que establecerá (si no dice otra cosa el movimiento socio-político anticapitalista europeo) un mega-acuerdo en todas las áreas posibles del intercambio entre EE.UU. y la Unión Europea, representa una seria amenaza para los trabajadores. Ese TTIP[11] supondrá, por ejemplo, una violación sistemática de derechos de los explotados, porque EE.UU. no acepta las pautas de derechos laborales de la Organización Internacional del Trabajo y la armonización de normas negociada en el TTIP será a la baja. Se impondrá la ausencia estadounidense de derechos laborales. Será así porque quienes negocian el tratado consideran los derechos de los trabajadores “barreras” para el libre comercio.

Además, el TTIP prevé crear un “consejo de cooperación reglamentaria” que podrá determinar si los proyectos de ley de los gobiernos perjudican intereses de empresas transnacionales. Y hacerlos retirar. Además crean unos pretendidos tribunales internacionales para conflictos de inversores (grandes empresas, corporaciones transnacionales) y gobiernos. Pero hay trampa. Únicamente pueden demandar las empresas y esos ‘tribunales’ solo son tríos de abogados privados carísimos sin ningún mandato ni legalidad democráticos. Una mafia cerrada.

Por otros tratados bilaterales (que también establecen esos equívocos medios de resolución de conflictos), tenemos un amplio conocimiento de cómo actúan esos falsos tribunales: dictando sentencias mil millonarias de indemnizaciones contra los Estados por pretendidos perjuicios a los beneficios de las empresas. Por informar en Uruguay, por ejemplo, que el tabaco perjudica la salud.

Pero, como si el Tratado no fuera bastante amenaza, la Comisión Europea crea una Unión de Mercados de Capitales. Para financiar empresas, dicen. Mercados de capitales no son bancos ni tienen oficinas o sucursales en pueblos y ciudades. Son fondos de inversión, fondos buitre, fondos de pensiones, mercados de divisas, mercados de acciones, de bonos, aseguradoras… ¿Que pretende la Comisión?

Según un Libro Verde donde expone su plan, lo prioritario es “detectar y suprimir las barreras y obstáculos que dificultan la financiación de la inversión en la Unión”. ¡Alarma! Porque cuando la Comisión Europea suprime lo que cree impedimentos económicos, al final lo paga la ciudadanía. Solo hay que repasar los últimos años de historia europea para comprobarlo.

Esa Unión de Mercados de Capitales significaría la completa financiarización de Europa. Es decir, que todo (tangible o intangible, con valor presente o futuro) se puede comprar y vender como producto financiero. Productos del trabajo y servicios transformados en activos financieros. Para especular. No olvidemos que el aumento del hambre en 2008 (con las muertes consiguientes) fue por la especulación de los precios de alimentos básicos.

La historia reciente demuestra cuán destructora ha sido la financiarización de la economía, porque va acompañada de la desregulación. Claro que en esto no hay ‘mano invisible’, sino que las reglas las manejan unos pocos. Por cierto, en el Libro Verde de la Comisión, la regulación de la actividad financiera y el control de los mercados de capitales… no se proponen en lugar alguno regular y controlar capitales y transacciones financieras. Esta crisis es consecuencia directa de la financiarización desregulada.

Para los olvidadizos, empezó con una masiva titulación de activos (agrupación de activos financieros en un nuevo producto). Se les llamó títulos ‘tóxicos’ porque contenían préstamos hipotecarios incobrables, camuflados hábilmente en los títulos con otras deudas. ¿Resultado? La mayor crisis de la historia del capitalismo. Billones de euros de los estados y pretexto para una austeridad criminal que ha empobrecido a más de medio mundo. Por eso saltan las alarmas al saber que la Comisión tiene como objetivo prioritario “fomentar la titulación de alta calidad” con esa Unión de Mercados de Capitales. ¿Qué otras burbujas no estallarán?

Si se crea la Unión de Mercados de Capitales, y no se impide la firma del TTIP, Europa retrocederá a la Edad Media política. Porque las soberanías nacionales se irán por el desagüe y la ciudadanía y los Parlamentos no pintarán nada. Los mercados decidirán más que nunca y la democracia se convertirá en ritual, liturgia. Atados de pies y manos Parlamentos y Gobiernos por el TTIP y la libérrima actuación de los mercados, unos pocos decidirán lo que a todos atañe en función de ‘sus’ intereses. Porque el poder económico-financiero no quiere que la ciudadanía haga valer sus derechos con los medios que la democracia proporciona. Porque va contra sus beneficios. Ya no recurren a golpes de Estado violentos ni a dictaduras militares. De momento. Pero asaltan la democracia con el rodeo de los tratados y la financiarización total.

Equipo Internacional –CAD CHILE
Julio 12 de 2015



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