UN DÍA COMO HOY MORÍA UNO DE LOS
MAYORES PRÓCERES DEL ABYA YALA
EL TOQUI LEF TRARU (ALCÓN VELOZ-LAUTARO)
En la historia militar del pueblo mapuche se puede hablar con mucha propiedad de dos períodos: antes y después del toqui LEF TRARU.
Leftraru, en mapudungún significa "halcón veloz"; lef: veloz, traru: halcón; nació en Los Horcones, al noreste de Arauco, Ngulumapu; en 1534 y murió en Peteroa, el 29 de abril de 1557) fue un destacado toqui (general) mapuche en la Guerra de Arauco durante la primera fase de la invasión genocida europea del Ngulumapu ($hile).Cuando fue toqui gustaba de vestir una camiseta colorada española, un bonete de cuero grana. La cabeza rapada era coronada con un copete que se dejaba como insignia de generalato; además portaba la simbólica Toki Kura, emblema de piedra que cuelga del cuello, además de la Clava que portaba en su mano, símbolos del jefe de guerra o Toki.
Primeros años
Su padre fué un lonko llamado Curiñancu (mapudungun Kurüñamku, «aguilucho negro»).Físicamente, Lautaro era un joven no muy alto, más bien grueso, de unos ojos negros penetrantes, cuerpo robusto y rostro lleno. Anchas espaldas y torso levantado, de agradable apariencia. Vivió una vida normal hasta que en 1546 (1550 en otras fuentes) y teniendo alrededor de 11 años de edad, fue capturado en Trehuaco cerca de Andalién por las huestes del asesino Pedro de Valdivia en una redada para atrapar esclavos, en las inmediaciones del futuro emplazamiento de Concepción. Tras la captura se le hizo yanacona. Permaneció como prisionero de los genocidas invasores españoles durante seis años, en los que llegó a ser paje personal del genocida Valdivia. Su nombre fue deformado y "castellanizado", como un medio para transculturizarlo y hacerle olvidar su origen, obligándole a adoptar el nombre de Felipe Lautaro (esbirro del asesino Valdivia).
Entre sus tareas habituales de paje estaba el cuidado de los caballos del invasor Valdivia y debía acompañarlo siempre a batallas y ejercicios militares. Fue así que aprendió a no temer al caballo, aprendió a montar hasta hacerse un buen jinete. Además, observó las disposiciones de batalla de los españoles, aprendiendo del genocida Valdivia sus tácticas militares.
Durante este período, hizo un cierto grado de amistad con uno de los principales capitanes del invasor Valdivia, Marcos Veas, quien le enseñó el uso de algunas armas y tácticas de caballería. Esta práctica era habitual, ya que Lef Traru en calidad de yanacona, debía servir como auxiliar en las batallas.
En 1550, durante la batalla de Andalién, el 22 de febrero, y la batalla de Penco, el 12 de marzo, Lef Traru fue testigo de los escarmientos a los que el asesino invasor Valdivia hizo someter a los derrotados mapuche, mutilando a los prisioneros (cortándoles las manos, pies u orejas) y liberándolos después, como ejemplo para evitar futuras rebeliones; esto lo impactó profundamente. Es probable que a raíz de estos hechos violentos hacia su pueblo, éstos actos no hicieron mas que fortalecer en Lef Traru la determinación de escaparse y unirse a su pueblo. Evidentemente resolvió fugarse a la primera ocasión. En su pueblo fue declarado toqui (o según otros vice toqui), aunque finalmente él dirigio a los mapuche a una seguidilla de victorias, siendo sus tácticas de batalla las determinantes en el resultado de éstas. En 1551, como paje, Lef Traru acompañó al invasor Valdivia en la fundación de los fuertes de Cautín, Nueva Imperial hasta llegar a Villarrica guíados por un renegado llamado Alicán. Valdivia resolvió regresar a Concepción y luego ir a Santiago en el invierno de 1552. En algún momento entre la estadía en Concepción y el trayecto a Santiago, Lef Traru se fugó.
Fuga del campamento español
Cuando su odio y determinación fueron lo suficientemente grande como para irse, encontró la ocasión que estaba esperando y se fugó en algún momento del año 1552 a caballo y además con la corneta del invasor Pedro Godinez, el maestro de campo del genocida Valdivia, regresando con su pueblo. La fuga del paje del asesino Valdivia no pasó más allá para los invasores genocidas como un hecho casi habitual y no lo persiguieron. Según se cuenta en el poema épico La Araucana, Lef Traru se presentó ante los sorprendidos loncos presididos por Colo Colo y alguno de sus "capitanes": Paicaví, Lemo-Lemo, Lincoyán, Tucapel y Elicura.
Ya vencidos los naturales recelos, Lef Traru demostró resueltamente sus naturales dotes de líder innato, le enseñó a su gente a perder el miedo a las cabalgaduras, aprendieron a montar y a utilizar el caballo como un ser entero, tomándolo como una extensión corpórea para combatir.
Cabe destacar también que el pueblo mapuche y sus weichafes (guerreros) estaban curtidos en las luchas contra el invasor genocida europeo, como así también en las luchas contra el Tawantisuyu (imperio inca), los mapuche enfrentaron y lograron parar un ejército de mas de 50.000 incas en la batalla del río Maure (aprox. en el 1485).
El toqui convocaba a reuniones a campo abierto y les enseñó las artes militares y el uso de armas nuevas. Así también diseñó una serie de tácticas militares: el uso de escuadrones, les propuso que había que dejar el malón (ataque masivo) y enfrentarlos en bloques o grupos sucesivos, la elección del terreno, las tácticas de emboscadas y de guerrillas. De esta manera, teniendo la autoridad de los loncos, fue elegido toqui, jefe máximo en estado de guerra y dirigió una gran sublevación militar contra los invasores asesinos, quienes hasta el momento se paseaban victoriosos en todo el ámbito entre el río Valdivia y el Biobío.
Emboscada y muerte del genocida Gobernador Pedro de Valdivia
Lef Traru sabía que las fuerzas bajo su mando, recién entrenadas, estaban ahora en una línea denominada "Línea interior", es decir, entre dos fuerzas, las del fuerte Purén por el sur y las de Concepción por el norte. Para ello elige neutralizar una de ellas y usa una estratagema: engaña al invasor Gómez de Almagro en el fuerte Purén y se asegura de que sus tropas no se junten con las de Valdivia en el fuerte de Tucapel.
Lef Traru captura un emisario y se entera de que Valdivia marcha hacia el sur y necesariamente tiene que pasar por Tucapel. En efecto, Valdivia a mediados de diciembre de 1553 sale de Concepción y se dirige a Quilacoya, donde toma algunos soldados en su marcha a Arauco, los espías mapuche siguen la columna desde las alturas de los cerros y no le presentan batalla, dejándole hacer su camino. Valdivia muestra extrañeza de no recibir alguna noticia del fuerte de Tucapel y que además no sea hostigado en el camino.
El día 24 de diciembre,decide tomar rumbo a Tucapel, esperando encontrar a Gómez de Almagro en éste. La tranquilidad y los espóradicos avistamientos de mapuche a lo lejos le despiertan sospechas y envía en una avanzada a Luis de Bobadilla con cinco hombres para que exploren el camino y den información de la presencia del enemigo. No los vuelve a ver. Extrañado Valdivia de no tener más noticias de Bobadilla pernocta a media jornada del fuerte de Tucapel.
El día de Navidad de ese año, se pone temprano en marcha y al llegar a las inmediaciones le extraña el silencio absoluto reinante. Al arribar a la loma donde está el fuerte, lo encuentra totalmente destruido. No aparecían ni Gómez de Almagro ni Bobadilla por ningún lado. Valdivia aun así decide seguir y hacer campamento en las ruinas humeantes del fuerte. Cuando ya avanzaban los preparativos, de súbito el bosque se llenó de chivateos y sin más aviso una masa se precipitó hacia las tropas invasoras.
El asesino Valdivia, experto militar, apenas pudo armar sus líneas defensivas y aguantar el primer choque, mientras la caballería cargaba sobre la retaguardia del enemigo. Los mapuche, previendo esta maniobra, habían dispuesto lanceros y contuvieron la carga. Con poco de suerte los genocidas invasores lograron descomponer la carga mapuche, que volviéndose a los bosques se retiraron de la loma. Los invasores saborearon la victoria.
Pero cual sería su sorpresa cuando apareció un nuevo escuadrón mapuche presentándose al combate y de nuevo hubo que armar líneas y nuevamente dar carga con la caballería.
Los mapuche además de los lanceros llevaban hombres cargando mazas, boleadoras y lazos con los que lograban desmontar a los jinetes. Se repitió la misma escena, y al toque de un lejano cuerno el escuadrón se retiró, no sin dejar algunas bajas y un tercer escuadrón se presentó a la batalla; esta vez Lef Traru estaba detrás. El invasor Valdivia, viendo desesperada la situación, dado el cansancio y las bajas, reunió a los esbirros sobrevivientes y se lanzó a la lucha que adquirió ribetes muy encarnizados: ya la mitad de los genocidas invasores yacían en el campo y los valientes mapuche con su toqui al frente luchaban denodadamente.
En un momento de la lucha, Valdivia se dirige a quienes aún le rodean y les dice: "¿Caballeros qué haremos?". El capitán Altamirano responde: "¡Qué quiere vuestra señoría que hagamos si no que peleemos y muramos!". Valdivia, al ver perdida la batalla, dispuso la retirada pero el propio toqui Lef Traru cayó por el flanco produciendo el desbande. Era justo lo que Valdivia no deseaba y los mapuche se dejaron caer uno a uno sobre los invasores asesinos aislados. Sólo Valdivia y el clérigo Pozo, que montaban muy buenos caballos, lograron tomar camino de huida. Pero al cruzar unas ciénagas, los caballos se empantanaron y los mapuche los capturaron.
Los mapuche no asesinaron al invasor en el momento, lo llevaron ante un consejo de lonkos y fue juzgado por sus actos sádicos e impiadosos, fue encontrado culpable de asesinar, violar, esclavizar e invadir al pueblo mapuche. Se dice que durante su juicio ante los Lonkos, después de ser capturado en la batalla de Tucapel, un Cacique llamado Leucotón fue quien le dio muerte, propinándole un fuerte mazazo en la nuca, aunque es poco probable que este haya sido el fin del invasor genocida español ya que su cráneo fue usado como trofeo por más de 50 años.
Según otras versiones, el genocida Valdivia fue llevado al campo mapuche donde le dieron muerte después de tres días de atroces torturas. Primero le echaron tierra mezclada con polvo de oro en la boca y lo baquetearon como a un arcabuz, para que se hartara de aquello que con tanta inmisericordia buscaban los llegados desde allende los mares; después, en un acto de justicia por las mutilaciones y masacre a los mapuche que ordenó luego de la Batalla de Andalién, le hicieron cercenamientos similares a los realizados por él para escarmentar a los mapuche en aquella batalla. El martirio continuó con la amputación de sus músculos en vida, usando afiladas conchas de almeja, y comiéndolos ligeramente asados delante de sus ojos. Finalmente extrajeron a carne viva su corazón para devorarlo entre los victoriosos toquis, mientras bebían chicha en su cráneo, que fue conservado como trofeo. En todo caso, actualmente estudios descartan este relato por ser parte de la típica acusación de canibalismo que hacen los europeos a culturas que desean esclavizar.
Lo cierto es que el valeroso pueblo mapuche con su toqui al frente fue el único que logró parar la invasión europea en ABYA YALA, los asesinos genocidas llegaron a llamar a ésa parte de $hile "el cementerio de los españoles".
El vencedor mapuche arrasó luego sistemáticamente las ciudades españolas. Por dos veces saqueó e incendió Concepción, centro de los asentamientos de los invasores en el sur de $hile.
El despueble de Concepción en 1554
La derrota sufrida por Francisco de Villagra a manos de Lef Traru causó pánico en la naciente población, quienes aterrorizados emprendieron el despueble de Concepción en procura de Santiago.
Los invasores que se habían asentado en Concepción se salvaron de ser exterminados gracias a que los mapuche victoriosos se entregaron al "Admapu" y a tomar lo dejado en el campo de batalla por los asesinos europeos (los antiguos cronistas winkas (blancos) cifran en 30.000 a 100.000 guerreros mapuche aunque esto es seguramente una exageración). Se especula, que ésta fue la oportunidad dorada que perdió Lef Traru de terminar con los deseos de invasión por parte del genocida winka (ladrón) extranjero. Por otro lado también puede verse como un gesto de grandeza por parte de los supuestos "salvajes impiadosos", ya que pudiendo arrasar la ciudad, no lo hicieron.
Los mapuches pasados el Admapu y una vez que sus ilegales ocupantes hubieron escapado; se dejaron caer sobre la desierta Concepción y luego de desvalijarla la redujeron a escombros humeantes. Se dice que fue entonces que dijo su famosa frase: “Yo soy Lef Traru, que acabé con los winkas; yo soy el que los derroté en Tucapel y en la cuesta. Yo maté a Valdivia, y puse en huida a Villagrán. Yo les maté sus soldados; yo abrasé la ciudad de Concepción.” La sobrepoblación en Santiago se hizo pesada para sus habitantes.
Ataque a los Confines de Angol e intento de reconstruir Concepción
Desde abril hasta noviembre de 1555 no hubo mayor actividad del toqui Lef Traru. Además las cosechas no se habían realizado por la guerra y la hambruna empezaba a aparecer entre su pueblo. A eso se les sumó las nuevas enfermedades traídas por los winkas, probablemente la fiebre tifoidea.
En diciembre de ese año una avanzada de los invasores genocidas viniendo por tierra y mar empezó a reconstruir Concepción. Lef Traru reunió a su gente, formando un ejército de 4.000 weichafes (las cifras más alcistas son de 50.000 a 100.000 weichafes) y se dirigió primero a Angol, la cual fue abandonada por sus habitantes para ir a refugiarse a La Imperial. Los mapuche destruyeron Angol y esto envalentonó a las huestes del toqui quienes se volvieron hacia Concepción donde vencieron nuevamente a los winkas asesinos iniciándose el segundo despueble.
CAMPAÑAS
La campaña de fines de 1556
Lef Traru, a pesar de la hambruna y el tífus logró acaudillar a más de 2.000 weichafes y con éstos cruzó por primera vez el gran río Biobío y siguió hacia el norte y empezó a reclutar gente entre los picunches, mucho más pacíficos que los mapuche. El toqui Lef Traru mantenía una rígida disciplina entre sus hombres; en algunos casos de comprobada colaboración con el winka permitía que fueran ajusticiados.
En Santiago se despachó con urgencia al invasor Diego Cano y sólo 14 hombres para averiguar la real situación del Maule.
Al acercarse al campamento del toqui, éste, ya a sabiendas por sus espías, los dejaron acercarse para luego dejarse caer sobre ellos en el cruce de un río. Aquí resultó muerto un winka genocida y los demás winkas lograron huir. Lef Traru hizo despellejar el cadáver y mandó colocarlo en lo alto de un roble. En Santiago, cundió el pánico y se empezaron hacer defensas en la ciudad mientras aún se mantenía un litigio por la sucesión real del asesino Valdivia.
La campaña en 1557
El winka Pedro de Villagra, primo, como el invasor Juan de Villagra, de don Francisco de Villagra inició una campaña reuniendo 50 jinetes, doce arcabuceros y 300 yanaconas. Supo que Lef Traru tenía cuartel en un pucará situado en Peteroa y pronto estuvo en las inmediaciones del fortín mapuche. El toqui y su tropas lo atacaron por la retaguardia, haciendo uso por primera vez de caballería mapuche armada como lanceros e hizo replegarse al winka invasor Pedro de Villagra hacia un valle encajonado y envió emisarios hacia Santiago para pedir refuerzos.
En el camino se encontraron con el asesino Diego Godinez que traía 30 jinetes los cuales por casualidad se toparon con 180 mapuche que iban camino a reunirse con su toqui. Se trabó una furiosa batalla donde el winka Godinez quedó tan mal herido que tuvo que retirarse.
Mientras tanto Lef Traru cruzó el río Itata y reagrupó sus fuerzas en la orilla norte del río.
Hay un episodio dentro de esta época que narra una entrevista concertada a distancia, entre dos cerros, que ocurrió entre el toqui Lef Traru y uno de los capitanes de Villagra, Marcos Veas, antiguo amigo del toqui en tiempos de la esclavitud impuesta por el asesino Valdivia, en que éste soldado winka insta al toqui a deponer las armas ya que (seún él) no se podría oponer por siempre al poderío del los invasores genocidas españoles. El toqui Lef Traru respondió rudamente a Veas fijando al Maule como frontera para los winkas y además pidiéndoles un tributo en caballos, mujeres y armas a cambio de no ser atacada la colonia. La oferta del toqui fue rechazada ipso facto por Veas y terminó la entrevista y la poca amistad que había entre ellos.
El toqui y los weichafes avanzaron hacía el río Maule y una vez cruzado, el toqui Lef Traru se enteró que el winka Francisco de Villagra había salido de Santiago con un batallón de 50 asesinos a caballo y 30 arcabuceros y más un millar de yanaconas. El toqui Lef Traru vió la oportunidad de atacar la ciudad ya que quedaba desguarnecida avanzó hacia el norte, dejando pasar al asesino Francisco de Villagra hacia el sur.
EL winka en un acto artero de minar la figura del toqui hizo circular una muy dudosa historia: "Lautaro se ha convertido en un dictador, por haber conseguido varias victorias y por haberse ganado el respeto de su pueblo. Se transformó en un dictador sanguinario y cometió toda clase de tropelías en contra del pueblo picunche y los promaucahues, menos belicosos, ganándose numerosos enemigos, entre ellos un joven quién vio morir quemado delante de él a su padre".
En el actual sector de Chillan, Lautaro sufrió la deserción de su gran aliado, un lonko llamado Chillicán, quién se alejó con sus huestes.
Esta importante desersión hizo que el toqui Lef Traru reviera el avance hacia el norte y el ataque a Santiago y como estaba avanzado el otoño y sin alimentos prefirió retornar a regañadientes hacia Mataquito y reagruparse en Peteroa. De haber avanzado a Santiago, Lef Traru habría obtenido quizás la anhelada victoria de recuperar las fronteras originales del pueblo mapuche.
Muerte del toqui Lef Traru por los winkas
Las avanzadas de los invasores capitaneadas por el winka Francisco de Villagra, quienes estaban al sur de las fuerzas mapuche, fueron informadas en Reinohuelén por un hombre, de que Lef Traru acampaba en un fortín en lado sur del río Mataquito, en el sector de Peteroa (cerca de la actual Sagrada Familia, $hile). Villagra tan pronto se dio cuenta de la información que tenía envió por la avanzada al capitán Godinez para que se reuniera con él en el pueblo de Mataquito.
Reunidas las fuerzas, Villagra avanzó en la noche oculto, hasta las inmediaciones viniendo por la orilla del río Mataquito. Las informaciones obtenidas por el toqui Lef Traru le hacían suponer lejos al enemigo que había dejado al sur y por tanto descuidó la vigilancia del emplazamiento y no supo del acercamiento de Villagra y Godinez, ya sea porque los naturales de la zona no dieron la alarma o bien le ocultaron la información.
En el amanecer del 29 de abril de 1557, el winka Francisco de Villagra más su primo Juan de Villagra, Diego de Altamirano y 57 jinetes, 5 arcabuceros y más de 400 yanaconas, una fuerza relativamente pequeña si se compara con al menos 800 mapuche que se encontraban en el campamento.
Villagra con mucha cautela hizo avanzar algunos yanaconas exploradores y estos volvieron diciendo que no había centinelas, lo que le hizo predecir a Villagra que el campamento estaba en el más absoluto reposo. Los winkas invasores se acercaron al amanecer al fortín subiendo por una serranía empinada y tendieron su línea de ataque. Villagra en voz baja dirigió unas palabras a sus acompañantes representándoles la responsabilidad del éxito y que la suerte de la colonia dependía de esta acción.
Villagra ya había organizado la forma de ataque cuando un trompeta impaciente tocó la señal antes de tiempo. De inmediato, los mapuche salieron a empuñar sus armas y Villagra gritaba -¡Santiago y cierra España, adelante!- éstos sorprendieron a las huestes mapuche totalmente, creándose el desconcierto y la huida. El lugar donde estaba el toqui Lef Traru era conocido por los espías de Villagra, por tanto se dirigieron resueltamente a la ruca que albergaba a Lef Traru quien estaba en compañía de su mujer Guacolda.
Lef Traru salió de su ruca, con la espada de Valdivia en mano y fue atravesado en la misma puerta de un lanzazo mientras que los suyos eran tomados por sorpresa y masacrados. Los winkas jubilosos gritaron: -¡Aquí españoles que Lautaro es muerto!-(1557).
A pesar de la muerte del líder los mapuche dieron una valiente resistencia durando más de 5 horas la brega, en la que al final cayeron 663 weichafes y capitanes, logrando apenas escapar unos 130 weichafes.
Con el fin del gran toqui Lef Traru, desaparece una figura notable de la guerra de Arauco, nadie más llegó a igualar sus condiciones de líder ni su genio militar, que estuvo a la altura de los grandes estrategas de su época.
Los winkas causaron más de 650 bajas mapuche, y los invasores genocidas perdieron a Juan de Villagra (primo de Francisco de Villagra) quien murió de un lanzazo en plena boca, además de todos los winkas castellanos heridos, más 200 yanaconas heridos o muertos más muchos caballos. El cadáver del toqui Lef Traru fue apaleado, vejado y desmembrado durante horas, su cabeza se exhibió en la Plaza de Armas de Santiago por largo tiempo ensartada en una lanza española.
RESISTENCIA ANCESTRAL
Cabe destacar que gracias a la tenacidad y bravura del pueblo mapuche y a líderes como el genial toqui Lef Traru, fue que durante mas de 300 años el pueblo mapuche fuera el único pueblo originario de toda ABYA YALA que logró de España un tratado, un tratado firmado de estado a estado, por el cual la potencia europea invasora y victoriosa en casi todo el continente se vió forzada a recoocer la valentía del pueblo mapuche, el tratado fue firmado el 6 de enero de 1641, la nación Mapuche y España celebraron el tratado de Killin, evento que fijó la frontera entre ambos pueblos, este hecho fue el resultado del fracaso de la Corona Española de derrotar militarmente a la nación Mapuche. Ésto nunca fue logrado por ningún otro pueblo de ABYA YALA.
RECONOCIMIENTOS
La logia Lautaro
El revolucionario venezolano Francisco de Miranda (1750-1816), denominó así a la logia creada en Londres en 1797, en honor al gran toqui Lef Traru, la aplastante mayoría de los criollos independentistas del sur de ABYA YALA, rindieron homenaje así a la enorme figura del gran estratega mapuche, el gran Toqui Lef Traru, líder genial de los valientes mapuche.
http://www.mapuche-nation.org/espanol/main/especial/nacion_m/nacion_m.htm
EL TOQUI LEF TRARU (ALCÓN VELOZ-LAUTARO)
En la historia militar del pueblo mapuche se puede hablar con mucha propiedad de dos períodos: antes y después del toqui LEF TRARU.
Leftraru, en mapudungún significa "halcón veloz"; lef: veloz, traru: halcón; nació en Los Horcones, al noreste de Arauco, Ngulumapu; en 1534 y murió en Peteroa, el 29 de abril de 1557) fue un destacado toqui (general) mapuche en la Guerra de Arauco durante la primera fase de la invasión genocida europea del Ngulumapu ($hile).Cuando fue toqui gustaba de vestir una camiseta colorada española, un bonete de cuero grana. La cabeza rapada era coronada con un copete que se dejaba como insignia de generalato; además portaba la simbólica Toki Kura, emblema de piedra que cuelga del cuello, además de la Clava que portaba en su mano, símbolos del jefe de guerra o Toki.
Primeros años
Su padre fué un lonko llamado Curiñancu (mapudungun Kurüñamku, «aguilucho negro»).Físicamente, Lautaro era un joven no muy alto, más bien grueso, de unos ojos negros penetrantes, cuerpo robusto y rostro lleno. Anchas espaldas y torso levantado, de agradable apariencia. Vivió una vida normal hasta que en 1546 (1550 en otras fuentes) y teniendo alrededor de 11 años de edad, fue capturado en Trehuaco cerca de Andalién por las huestes del asesino Pedro de Valdivia en una redada para atrapar esclavos, en las inmediaciones del futuro emplazamiento de Concepción. Tras la captura se le hizo yanacona. Permaneció como prisionero de los genocidas invasores españoles durante seis años, en los que llegó a ser paje personal del genocida Valdivia. Su nombre fue deformado y "castellanizado", como un medio para transculturizarlo y hacerle olvidar su origen, obligándole a adoptar el nombre de Felipe Lautaro (esbirro del asesino Valdivia).
Entre sus tareas habituales de paje estaba el cuidado de los caballos del invasor Valdivia y debía acompañarlo siempre a batallas y ejercicios militares. Fue así que aprendió a no temer al caballo, aprendió a montar hasta hacerse un buen jinete. Además, observó las disposiciones de batalla de los españoles, aprendiendo del genocida Valdivia sus tácticas militares.
Durante este período, hizo un cierto grado de amistad con uno de los principales capitanes del invasor Valdivia, Marcos Veas, quien le enseñó el uso de algunas armas y tácticas de caballería. Esta práctica era habitual, ya que Lef Traru en calidad de yanacona, debía servir como auxiliar en las batallas.
En 1550, durante la batalla de Andalién, el 22 de febrero, y la batalla de Penco, el 12 de marzo, Lef Traru fue testigo de los escarmientos a los que el asesino invasor Valdivia hizo someter a los derrotados mapuche, mutilando a los prisioneros (cortándoles las manos, pies u orejas) y liberándolos después, como ejemplo para evitar futuras rebeliones; esto lo impactó profundamente. Es probable que a raíz de estos hechos violentos hacia su pueblo, éstos actos no hicieron mas que fortalecer en Lef Traru la determinación de escaparse y unirse a su pueblo. Evidentemente resolvió fugarse a la primera ocasión. En su pueblo fue declarado toqui (o según otros vice toqui), aunque finalmente él dirigio a los mapuche a una seguidilla de victorias, siendo sus tácticas de batalla las determinantes en el resultado de éstas. En 1551, como paje, Lef Traru acompañó al invasor Valdivia en la fundación de los fuertes de Cautín, Nueva Imperial hasta llegar a Villarrica guíados por un renegado llamado Alicán. Valdivia resolvió regresar a Concepción y luego ir a Santiago en el invierno de 1552. En algún momento entre la estadía en Concepción y el trayecto a Santiago, Lef Traru se fugó.
Fuga del campamento español
Cuando su odio y determinación fueron lo suficientemente grande como para irse, encontró la ocasión que estaba esperando y se fugó en algún momento del año 1552 a caballo y además con la corneta del invasor Pedro Godinez, el maestro de campo del genocida Valdivia, regresando con su pueblo. La fuga del paje del asesino Valdivia no pasó más allá para los invasores genocidas como un hecho casi habitual y no lo persiguieron. Según se cuenta en el poema épico La Araucana, Lef Traru se presentó ante los sorprendidos loncos presididos por Colo Colo y alguno de sus "capitanes": Paicaví, Lemo-Lemo, Lincoyán, Tucapel y Elicura.
Ya vencidos los naturales recelos, Lef Traru demostró resueltamente sus naturales dotes de líder innato, le enseñó a su gente a perder el miedo a las cabalgaduras, aprendieron a montar y a utilizar el caballo como un ser entero, tomándolo como una extensión corpórea para combatir.
Cabe destacar también que el pueblo mapuche y sus weichafes (guerreros) estaban curtidos en las luchas contra el invasor genocida europeo, como así también en las luchas contra el Tawantisuyu (imperio inca), los mapuche enfrentaron y lograron parar un ejército de mas de 50.000 incas en la batalla del río Maure (aprox. en el 1485).
El toqui convocaba a reuniones a campo abierto y les enseñó las artes militares y el uso de armas nuevas. Así también diseñó una serie de tácticas militares: el uso de escuadrones, les propuso que había que dejar el malón (ataque masivo) y enfrentarlos en bloques o grupos sucesivos, la elección del terreno, las tácticas de emboscadas y de guerrillas. De esta manera, teniendo la autoridad de los loncos, fue elegido toqui, jefe máximo en estado de guerra y dirigió una gran sublevación militar contra los invasores asesinos, quienes hasta el momento se paseaban victoriosos en todo el ámbito entre el río Valdivia y el Biobío.
Emboscada y muerte del genocida Gobernador Pedro de Valdivia
Lef Traru sabía que las fuerzas bajo su mando, recién entrenadas, estaban ahora en una línea denominada "Línea interior", es decir, entre dos fuerzas, las del fuerte Purén por el sur y las de Concepción por el norte. Para ello elige neutralizar una de ellas y usa una estratagema: engaña al invasor Gómez de Almagro en el fuerte Purén y se asegura de que sus tropas no se junten con las de Valdivia en el fuerte de Tucapel.
Lef Traru captura un emisario y se entera de que Valdivia marcha hacia el sur y necesariamente tiene que pasar por Tucapel. En efecto, Valdivia a mediados de diciembre de 1553 sale de Concepción y se dirige a Quilacoya, donde toma algunos soldados en su marcha a Arauco, los espías mapuche siguen la columna desde las alturas de los cerros y no le presentan batalla, dejándole hacer su camino. Valdivia muestra extrañeza de no recibir alguna noticia del fuerte de Tucapel y que además no sea hostigado en el camino.
El día 24 de diciembre,decide tomar rumbo a Tucapel, esperando encontrar a Gómez de Almagro en éste. La tranquilidad y los espóradicos avistamientos de mapuche a lo lejos le despiertan sospechas y envía en una avanzada a Luis de Bobadilla con cinco hombres para que exploren el camino y den información de la presencia del enemigo. No los vuelve a ver. Extrañado Valdivia de no tener más noticias de Bobadilla pernocta a media jornada del fuerte de Tucapel.
El día de Navidad de ese año, se pone temprano en marcha y al llegar a las inmediaciones le extraña el silencio absoluto reinante. Al arribar a la loma donde está el fuerte, lo encuentra totalmente destruido. No aparecían ni Gómez de Almagro ni Bobadilla por ningún lado. Valdivia aun así decide seguir y hacer campamento en las ruinas humeantes del fuerte. Cuando ya avanzaban los preparativos, de súbito el bosque se llenó de chivateos y sin más aviso una masa se precipitó hacia las tropas invasoras.
El asesino Valdivia, experto militar, apenas pudo armar sus líneas defensivas y aguantar el primer choque, mientras la caballería cargaba sobre la retaguardia del enemigo. Los mapuche, previendo esta maniobra, habían dispuesto lanceros y contuvieron la carga. Con poco de suerte los genocidas invasores lograron descomponer la carga mapuche, que volviéndose a los bosques se retiraron de la loma. Los invasores saborearon la victoria.
Pero cual sería su sorpresa cuando apareció un nuevo escuadrón mapuche presentándose al combate y de nuevo hubo que armar líneas y nuevamente dar carga con la caballería.
Los mapuche además de los lanceros llevaban hombres cargando mazas, boleadoras y lazos con los que lograban desmontar a los jinetes. Se repitió la misma escena, y al toque de un lejano cuerno el escuadrón se retiró, no sin dejar algunas bajas y un tercer escuadrón se presentó a la batalla; esta vez Lef Traru estaba detrás. El invasor Valdivia, viendo desesperada la situación, dado el cansancio y las bajas, reunió a los esbirros sobrevivientes y se lanzó a la lucha que adquirió ribetes muy encarnizados: ya la mitad de los genocidas invasores yacían en el campo y los valientes mapuche con su toqui al frente luchaban denodadamente.
En un momento de la lucha, Valdivia se dirige a quienes aún le rodean y les dice: "¿Caballeros qué haremos?". El capitán Altamirano responde: "¡Qué quiere vuestra señoría que hagamos si no que peleemos y muramos!". Valdivia, al ver perdida la batalla, dispuso la retirada pero el propio toqui Lef Traru cayó por el flanco produciendo el desbande. Era justo lo que Valdivia no deseaba y los mapuche se dejaron caer uno a uno sobre los invasores asesinos aislados. Sólo Valdivia y el clérigo Pozo, que montaban muy buenos caballos, lograron tomar camino de huida. Pero al cruzar unas ciénagas, los caballos se empantanaron y los mapuche los capturaron.
Los mapuche no asesinaron al invasor en el momento, lo llevaron ante un consejo de lonkos y fue juzgado por sus actos sádicos e impiadosos, fue encontrado culpable de asesinar, violar, esclavizar e invadir al pueblo mapuche. Se dice que durante su juicio ante los Lonkos, después de ser capturado en la batalla de Tucapel, un Cacique llamado Leucotón fue quien le dio muerte, propinándole un fuerte mazazo en la nuca, aunque es poco probable que este haya sido el fin del invasor genocida español ya que su cráneo fue usado como trofeo por más de 50 años.
Según otras versiones, el genocida Valdivia fue llevado al campo mapuche donde le dieron muerte después de tres días de atroces torturas. Primero le echaron tierra mezclada con polvo de oro en la boca y lo baquetearon como a un arcabuz, para que se hartara de aquello que con tanta inmisericordia buscaban los llegados desde allende los mares; después, en un acto de justicia por las mutilaciones y masacre a los mapuche que ordenó luego de la Batalla de Andalién, le hicieron cercenamientos similares a los realizados por él para escarmentar a los mapuche en aquella batalla. El martirio continuó con la amputación de sus músculos en vida, usando afiladas conchas de almeja, y comiéndolos ligeramente asados delante de sus ojos. Finalmente extrajeron a carne viva su corazón para devorarlo entre los victoriosos toquis, mientras bebían chicha en su cráneo, que fue conservado como trofeo. En todo caso, actualmente estudios descartan este relato por ser parte de la típica acusación de canibalismo que hacen los europeos a culturas que desean esclavizar.
Lo cierto es que el valeroso pueblo mapuche con su toqui al frente fue el único que logró parar la invasión europea en ABYA YALA, los asesinos genocidas llegaron a llamar a ésa parte de $hile "el cementerio de los españoles".
El vencedor mapuche arrasó luego sistemáticamente las ciudades españolas. Por dos veces saqueó e incendió Concepción, centro de los asentamientos de los invasores en el sur de $hile.
El despueble de Concepción en 1554
La derrota sufrida por Francisco de Villagra a manos de Lef Traru causó pánico en la naciente población, quienes aterrorizados emprendieron el despueble de Concepción en procura de Santiago.
Los invasores que se habían asentado en Concepción se salvaron de ser exterminados gracias a que los mapuche victoriosos se entregaron al "Admapu" y a tomar lo dejado en el campo de batalla por los asesinos europeos (los antiguos cronistas winkas (blancos) cifran en 30.000 a 100.000 guerreros mapuche aunque esto es seguramente una exageración). Se especula, que ésta fue la oportunidad dorada que perdió Lef Traru de terminar con los deseos de invasión por parte del genocida winka (ladrón) extranjero. Por otro lado también puede verse como un gesto de grandeza por parte de los supuestos "salvajes impiadosos", ya que pudiendo arrasar la ciudad, no lo hicieron.
Los mapuches pasados el Admapu y una vez que sus ilegales ocupantes hubieron escapado; se dejaron caer sobre la desierta Concepción y luego de desvalijarla la redujeron a escombros humeantes. Se dice que fue entonces que dijo su famosa frase: “Yo soy Lef Traru, que acabé con los winkas; yo soy el que los derroté en Tucapel y en la cuesta. Yo maté a Valdivia, y puse en huida a Villagrán. Yo les maté sus soldados; yo abrasé la ciudad de Concepción.” La sobrepoblación en Santiago se hizo pesada para sus habitantes.
Ataque a los Confines de Angol e intento de reconstruir Concepción
Desde abril hasta noviembre de 1555 no hubo mayor actividad del toqui Lef Traru. Además las cosechas no se habían realizado por la guerra y la hambruna empezaba a aparecer entre su pueblo. A eso se les sumó las nuevas enfermedades traídas por los winkas, probablemente la fiebre tifoidea.
En diciembre de ese año una avanzada de los invasores genocidas viniendo por tierra y mar empezó a reconstruir Concepción. Lef Traru reunió a su gente, formando un ejército de 4.000 weichafes (las cifras más alcistas son de 50.000 a 100.000 weichafes) y se dirigió primero a Angol, la cual fue abandonada por sus habitantes para ir a refugiarse a La Imperial. Los mapuche destruyeron Angol y esto envalentonó a las huestes del toqui quienes se volvieron hacia Concepción donde vencieron nuevamente a los winkas asesinos iniciándose el segundo despueble.
CAMPAÑAS
La campaña de fines de 1556
Lef Traru, a pesar de la hambruna y el tífus logró acaudillar a más de 2.000 weichafes y con éstos cruzó por primera vez el gran río Biobío y siguió hacia el norte y empezó a reclutar gente entre los picunches, mucho más pacíficos que los mapuche. El toqui Lef Traru mantenía una rígida disciplina entre sus hombres; en algunos casos de comprobada colaboración con el winka permitía que fueran ajusticiados.
En Santiago se despachó con urgencia al invasor Diego Cano y sólo 14 hombres para averiguar la real situación del Maule.
Al acercarse al campamento del toqui, éste, ya a sabiendas por sus espías, los dejaron acercarse para luego dejarse caer sobre ellos en el cruce de un río. Aquí resultó muerto un winka genocida y los demás winkas lograron huir. Lef Traru hizo despellejar el cadáver y mandó colocarlo en lo alto de un roble. En Santiago, cundió el pánico y se empezaron hacer defensas en la ciudad mientras aún se mantenía un litigio por la sucesión real del asesino Valdivia.
La campaña en 1557
El winka Pedro de Villagra, primo, como el invasor Juan de Villagra, de don Francisco de Villagra inició una campaña reuniendo 50 jinetes, doce arcabuceros y 300 yanaconas. Supo que Lef Traru tenía cuartel en un pucará situado en Peteroa y pronto estuvo en las inmediaciones del fortín mapuche. El toqui y su tropas lo atacaron por la retaguardia, haciendo uso por primera vez de caballería mapuche armada como lanceros e hizo replegarse al winka invasor Pedro de Villagra hacia un valle encajonado y envió emisarios hacia Santiago para pedir refuerzos.
En el camino se encontraron con el asesino Diego Godinez que traía 30 jinetes los cuales por casualidad se toparon con 180 mapuche que iban camino a reunirse con su toqui. Se trabó una furiosa batalla donde el winka Godinez quedó tan mal herido que tuvo que retirarse.
Mientras tanto Lef Traru cruzó el río Itata y reagrupó sus fuerzas en la orilla norte del río.
Hay un episodio dentro de esta época que narra una entrevista concertada a distancia, entre dos cerros, que ocurrió entre el toqui Lef Traru y uno de los capitanes de Villagra, Marcos Veas, antiguo amigo del toqui en tiempos de la esclavitud impuesta por el asesino Valdivia, en que éste soldado winka insta al toqui a deponer las armas ya que (seún él) no se podría oponer por siempre al poderío del los invasores genocidas españoles. El toqui Lef Traru respondió rudamente a Veas fijando al Maule como frontera para los winkas y además pidiéndoles un tributo en caballos, mujeres y armas a cambio de no ser atacada la colonia. La oferta del toqui fue rechazada ipso facto por Veas y terminó la entrevista y la poca amistad que había entre ellos.
El toqui y los weichafes avanzaron hacía el río Maule y una vez cruzado, el toqui Lef Traru se enteró que el winka Francisco de Villagra había salido de Santiago con un batallón de 50 asesinos a caballo y 30 arcabuceros y más un millar de yanaconas. El toqui Lef Traru vió la oportunidad de atacar la ciudad ya que quedaba desguarnecida avanzó hacia el norte, dejando pasar al asesino Francisco de Villagra hacia el sur.
EL winka en un acto artero de minar la figura del toqui hizo circular una muy dudosa historia: "Lautaro se ha convertido en un dictador, por haber conseguido varias victorias y por haberse ganado el respeto de su pueblo. Se transformó en un dictador sanguinario y cometió toda clase de tropelías en contra del pueblo picunche y los promaucahues, menos belicosos, ganándose numerosos enemigos, entre ellos un joven quién vio morir quemado delante de él a su padre".
En el actual sector de Chillan, Lautaro sufrió la deserción de su gran aliado, un lonko llamado Chillicán, quién se alejó con sus huestes.
Esta importante desersión hizo que el toqui Lef Traru reviera el avance hacia el norte y el ataque a Santiago y como estaba avanzado el otoño y sin alimentos prefirió retornar a regañadientes hacia Mataquito y reagruparse en Peteroa. De haber avanzado a Santiago, Lef Traru habría obtenido quizás la anhelada victoria de recuperar las fronteras originales del pueblo mapuche.
Muerte del toqui Lef Traru por los winkas
Las avanzadas de los invasores capitaneadas por el winka Francisco de Villagra, quienes estaban al sur de las fuerzas mapuche, fueron informadas en Reinohuelén por un hombre, de que Lef Traru acampaba en un fortín en lado sur del río Mataquito, en el sector de Peteroa (cerca de la actual Sagrada Familia, $hile). Villagra tan pronto se dio cuenta de la información que tenía envió por la avanzada al capitán Godinez para que se reuniera con él en el pueblo de Mataquito.
Reunidas las fuerzas, Villagra avanzó en la noche oculto, hasta las inmediaciones viniendo por la orilla del río Mataquito. Las informaciones obtenidas por el toqui Lef Traru le hacían suponer lejos al enemigo que había dejado al sur y por tanto descuidó la vigilancia del emplazamiento y no supo del acercamiento de Villagra y Godinez, ya sea porque los naturales de la zona no dieron la alarma o bien le ocultaron la información.
En el amanecer del 29 de abril de 1557, el winka Francisco de Villagra más su primo Juan de Villagra, Diego de Altamirano y 57 jinetes, 5 arcabuceros y más de 400 yanaconas, una fuerza relativamente pequeña si se compara con al menos 800 mapuche que se encontraban en el campamento.
Villagra con mucha cautela hizo avanzar algunos yanaconas exploradores y estos volvieron diciendo que no había centinelas, lo que le hizo predecir a Villagra que el campamento estaba en el más absoluto reposo. Los winkas invasores se acercaron al amanecer al fortín subiendo por una serranía empinada y tendieron su línea de ataque. Villagra en voz baja dirigió unas palabras a sus acompañantes representándoles la responsabilidad del éxito y que la suerte de la colonia dependía de esta acción.
Villagra ya había organizado la forma de ataque cuando un trompeta impaciente tocó la señal antes de tiempo. De inmediato, los mapuche salieron a empuñar sus armas y Villagra gritaba -¡Santiago y cierra España, adelante!- éstos sorprendieron a las huestes mapuche totalmente, creándose el desconcierto y la huida. El lugar donde estaba el toqui Lef Traru era conocido por los espías de Villagra, por tanto se dirigieron resueltamente a la ruca que albergaba a Lef Traru quien estaba en compañía de su mujer Guacolda.
Lef Traru salió de su ruca, con la espada de Valdivia en mano y fue atravesado en la misma puerta de un lanzazo mientras que los suyos eran tomados por sorpresa y masacrados. Los winkas jubilosos gritaron: -¡Aquí españoles que Lautaro es muerto!-(1557).
A pesar de la muerte del líder los mapuche dieron una valiente resistencia durando más de 5 horas la brega, en la que al final cayeron 663 weichafes y capitanes, logrando apenas escapar unos 130 weichafes.
Con el fin del gran toqui Lef Traru, desaparece una figura notable de la guerra de Arauco, nadie más llegó a igualar sus condiciones de líder ni su genio militar, que estuvo a la altura de los grandes estrategas de su época.
Los winkas causaron más de 650 bajas mapuche, y los invasores genocidas perdieron a Juan de Villagra (primo de Francisco de Villagra) quien murió de un lanzazo en plena boca, además de todos los winkas castellanos heridos, más 200 yanaconas heridos o muertos más muchos caballos. El cadáver del toqui Lef Traru fue apaleado, vejado y desmembrado durante horas, su cabeza se exhibió en la Plaza de Armas de Santiago por largo tiempo ensartada en una lanza española.
RESISTENCIA ANCESTRAL
Cabe destacar que gracias a la tenacidad y bravura del pueblo mapuche y a líderes como el genial toqui Lef Traru, fue que durante mas de 300 años el pueblo mapuche fuera el único pueblo originario de toda ABYA YALA que logró de España un tratado, un tratado firmado de estado a estado, por el cual la potencia europea invasora y victoriosa en casi todo el continente se vió forzada a recoocer la valentía del pueblo mapuche, el tratado fue firmado el 6 de enero de 1641, la nación Mapuche y España celebraron el tratado de Killin, evento que fijó la frontera entre ambos pueblos, este hecho fue el resultado del fracaso de la Corona Española de derrotar militarmente a la nación Mapuche. Ésto nunca fue logrado por ningún otro pueblo de ABYA YALA.
RECONOCIMIENTOS
La logia Lautaro
El revolucionario venezolano Francisco de Miranda (1750-1816), denominó así a la logia creada en Londres en 1797, en honor al gran toqui Lef Traru, la aplastante mayoría de los criollos independentistas del sur de ABYA YALA, rindieron homenaje así a la enorme figura del gran estratega mapuche, el gran Toqui Lef Traru, líder genial de los valientes mapuche.
http://www.mapuche-nation.org/espanol/main/especial/nacion_m/nacion_m.htm
Saludos
Javier Márquez Gómez
Javier Márquez Gómez
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