En estos instantes se discute un proyecto de reforma
laboral que, de aprobarse, significará un retroceso para las pocas conquistas
con que cuentan los explotados hoy en Chile. Son varias las organizaciones que enarbolan
las banderas de la movilización para oponerse a este nuevo ataque de los de
arriba. Los estudiantes, profesores, Mapuche y pobladores nos demuestran cómo se
defienden los derechos: ¡Luchando!
Coyuntura
El pasado 18 de
junio, más de 40 organizaciones sindicales declararon públicamente[1] su
rechazo a una más de las contraproducentes reformas (en el sentido de
contrarias a los derechos del pueblo y los trabajadores) del gobierno de la
Nueva Mayoría (NM): la laboral.
Dichas organizaciones
habían advertido con anterioridad que el famoso proyecto no cumplía con la
promesa de terminar con los lineamientos emanados del Plan Laboral de la
dictadura cívico-militar, sino que sólo los reformulaba y, más aún, aumentaba la
injusticia para la clase trabajadora.
Son muchas las
organizaciones de trabajadores las que han formulado[2] sus
reparos y contrapropuestas frente a este nuevo engendro de la NM. Demás está
decir que no se les ha escuchado y el gobierno y el corrupto congreso han seguido
impertérritos su discusión en las alturas del Olimpo. Al contrario de ello, el
estrato político civil en su conjunto si ha tenido mucho cuidado en resguardar los
intereses del empresariado y se ha mostrado muy atento a las críticas y
amenazas[3] de éste.
Una instancia que
debiera velar por un verdadero mejoramiento de la situación de los trabajadores
del país, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), ha tenido más bien
una postura ambigua al respecto. En un primer momento, se mostró muy receptiva
al proyecto gubernamental, pero luego ha ido apartándose de tal apreciación. Su
encargado para el cono sur de América Latina, Fabio Bertranou, ha mantenido la
duda, ya que señala[4]
que el plan es un avance en materia institucional, pero a su vez sostiene que
no modifica esencialmente el patronal código laboral legado por la dictadura: “Los
años de democracia han permitido muchas modificaciones a esa legislación y a
las generadas en la misma democracia. La propuesta actual del gobierno cambia
algunos aspectos que vienen del Código del Gobierno Militar, pero no es una
modificación integral”.
Otra que bien
canta, ha sido la CUT, la cual apoyó y participó de las primeras conversas para
sacar adelante la peligrosa reforma sectorial. Pero, como ha quedado demostrado
que esta vale callampa, entonces la mafia de la cúpula CUT ha pretendido ahora
pasar piola, y en su ambigüedad (lo que demuestra que ella no responde a los
intereses del pueblo trabajador) o la apoya cuando puede[5] o bien
deja que sean otras organizaciones sindicales, confederadas o no, las que
lleven adelante las críticas más de fondo y la lucha en contra del
malintencionado proyecto.
No debiera
quedarnos ninguna duda respeto de que la actual legalidad laboral,
antidemocrática por haber sido impuesta bajo el yugo militar, legaliza una
situación de fondo: un sistema social basado en exorbitantes niveles de injusticia
y exclusión, situación que beneficia sólo a un puñado de familias ricas y deja
al resto mirando para la carnicería. Y no será la reformita de Bachelet y los
suyos la que venga a cambiar nada de eso. Y para ello, pruebas al canto:
1. En el nuevo
contexto laboral que pretenden imponernos no todos los sindicatos podrán
negociar colectiva y reguladamente. Sólo podrán hacerlo aquellos que al momento
de presentar el proyecto de contrato colectivo representen al menos el 10% de
trabajadores de la empresa o a 250 de ellos, creando las condiciones para
favorecer despidos masivos previos a la negociación colectiva, con la intención
de rebajar dicho quórum;
2. La negociación a
nivel de federaciones y confederaciones seguirá siendo voluntaria para las
empresas y con incentivos para éstas que precarizan las condiciones de trabajo,
tales como no disponer un tope para la duración del contrato colectivo ni
exigencia de porcentaje de sindicalización en la empresa;
3. Si bien el
proyecto otorga a los sindicatos de trabajadores eventuales, de temporada o de
obra o faena el derecho a negociar colectivamente en forma reglada, no se les
otorga derecho a fuero ni a huelga (sólo una mediación similar a los “buenos
oficios” cuya inasistencia se sanciona como práctica antisindical), haciendo
ilusoria una negociación real;
4. Se reconoce como
“piso de la negociación” el instrumento colectivo anterior pero sin reajustes
(ni siquiera el IPC) y además le permite al empleador negarse a suscribir un
contrato colectivo con dicho piso “cuando las condiciones económicas de la
empresa así lo justifiquen”, lo que supone un retroceso respecto de la norma actualmente
vigente;
5. Se faculta a los
tribunales para disponer la suspensión de la negociación colectiva con ocasión
de las acciones judiciales que se interpongan por las controversias originadas
durante ésta (como en el caso de servicios mínimos);
6. La
fundamentación de la respuesta al proyecto de contrato colectivo pasa de ser
obligatoria a voluntaria para el empleador;
7. Se retrasa el
plazo para hacer efectiva la huelga, del tercer al quinto día contado desde la
votación, otorgándole a las empresas más plazo para evitar que el sindicato
haga efectiva una huelga ya aprobada por mayoría absoluta;
8. Se prohíbe el
reemplazo “en los puestos de trabajo”, concepto no utilizado por la Corte
Suprema, pero no se impide el reemplazo “en la función”, denominación más
amplia que constituye la doctrina vigente de la Dirección del Trabajo y evita
realmente que las empresas recurran a la sustitución interna;
9. Se obliga a los
sindicatos a proporcionar equipos de emergencia para desarrollar servicios
mínimos universales durante la huelga, ampliando las hipótesis en que las
empresas pueden solicitarlos (“atender necesidades básicas de la población” y
para “proteger los bienes e instalaciones de la empresa y prevenir
accidentes”), forzando al sindicato a definirlos incluso antes de la
negociación colectiva, judicializando el proceso negociador e incluso
permitiendo a los tribunales que decreten la suspensión de la misma;
10. Se faculta a
los tribunales a poner término a las huelgas y disponer la reanudación de
faenas, resolviéndose el conflicto con un posterior arbitraje que siempre han
ganado las empresas;
11. No se elimina
la prohibición de declarar huelga en empresas estratégicas, medida que en la
actualidad afecta a los trabajadores de cerca de 100 empresas del país
(Resolución Exenta Nº 116 de 31 de julio de 2014, del Ministerio de Economía
Fomento y Reconstrucción) y que les obliga a ir a un arbitraje;
12. En los casos de
arbitraje laboral el proyecto obliga al tribunal a escoger entre la propuesta
del sindicato y la propuesta de la empresa, contradiciendo la observación
formulada por la Corte Suprema en Oficio Nº 15 de 3 de febrero de 2015;
13. Se aumenta la
precariedad laboral con pactos sobre condiciones especiales de trabajo que
permiten imponer en la negociación colectiva, e incluso unilateralmente fuera
de ella, jornadas excepcionales de hasta 7 días en todo tipo de faenas que
eliminan el derecho al descanso dominical, bancos de horas extras que no
respetan el límite actual de 2 horas diarias, y acuerdos para excluir la jornada
pasiva de la jornada de trabajo, aumentando de este modo la jornada de trabajo
semanal.
¿Qué hacer?
Tod@s y cada un@ de
l@s activ@s democrátic@s debemos discutir estas materias en nuestro centros de
trabajo, en nuestros sindicatos y asociaciones, señalando que la legalidad
laboral existente hoy es mala, pero luego será peor; también conversarlo con
los amigos y los vecinos; derechamente, debemos organizarnos y movilizarnos en
contra del proyecto de reforma laboral y porque sea retirado de la discusión
legal en curso; hay que instar a nuestros dirigentes sindicales de base,
intermedios y de más alto nivel a que den cuenta de su posición en relación al
proyecto aquel y si son amigos del mismo, proceder a cuestionarlos y a
cambiarlos por otros más jugados; difundir, apoyar y participar de los diversos
llamados a movilizaciones de l@s trabajador@s, ya sean sectoriales o
transversales, locales o nacionales; debemos seguir politizando todas y cada
una de las demandas laborales y económicas, dejando en claro que o se está a
favor de los trabajadores o en contra, pero no hay medias tintas o garantía
alguna que asegurarle a los patrones, a aquellos que llevan años haciéndose
ricos con el sudor y la postergación de nosotros y de nuestras familias.
Sin duda, al igual
que los profesores, hoy en paro indefinido para presionar por el retiro de una ley
de carrera docente que los puede empobrecer y precarizar aún más, así debemos l@s
trabajador@s oponernos a que se discuta una legalidad a espaldas nuestras y que
nos va a afectar a tod@s. Sólo paralizando productivamente Chile, la patronal,
la derecha y éste gobierno alcahuete, se van a dignar a conversar con los que
producimos la riqueza del país.
Hace rato que se
movilizan por el derecho a una educación pública gratuita y de excelencia
nuestros hijos e hijas, en los Liceos y Universidades del país. Mucho más
llevan los Mapuche peleando por sus tierras, su identidad y su dignidad. De
tanto en tanto, los pobladores y deudores habitacionales exigen solución a sus
apremiantes necesidades, llegando a veces a realizar heroicas acciones. Desde
hace unos años están en las calles dando batalla l@s profesor@s, también en pos
de recuperar lo perdido en dictadura y que esta democracia de pacotilla nunca
les ha devuelto. De todos ellos, sin duda, l@s Trabajador@s debemos tomar
ejemplo y pasar a la ofensiva para hacer valer nuestros legítimos y justos derechos.
Pero ya existen
sectores de los explotados y marginados que se están organizando y resisten la
nueva amenaza en contra de los trabajadores. Son los portuarios, los
forestales, los del cobre, algunas organizaciones del sector público. De hecho,
existe ya una convocatoria clara y directa de paralización productiva nacional para que sea retirado el proyecto de
reforma laboral[6],
movilización que se iniciará este lunes
6 de julio y que lideran los consecuentes compañeros portuarios. La Unión
Portuaria de Chile nos ha hecho una invitación que debemos apoyar con todas las
fuerzas del pueblo trabajador: “Llamamos a todas las organizaciones sindicales
del país a plegarse a este paro prolongado y construir un camino de unidad
sindical donde estén primero los intereses de los trabajadores por sobre la
opinión política de sus dirigentes.”
¡POR EL RETIRO DE LA REFORMA LABORAL PATRONAL
DEL GOBIERNO!
¡A LUCHAR POR NUESTROS DERECHOS Y NUESTRA DIGNIDAD!
¡SÓLO LA LUCHA Y LA UNIDAD NOS HARÁN LIBRES!
Equipo Sindical CAD –Chile
Julio 5 de 2015
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