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domingo, 5 de julio de 2015

ES HORA QUE LOS TRABAJADORES EXIJAMOS ¡RETIRO DE LA REFORMA LABORAL PATRONAL!

En estos instantes se discute un proyecto de reforma laboral que, de aprobarse, significará un retroceso para las pocas conquistas con que cuentan los explotados hoy en Chile. Son varias las organizaciones que enarbolan las banderas de la movilización para oponerse a este nuevo ataque de los de arriba. Los estudiantes, profesores, Mapuche y pobladores nos demuestran cómo se defienden los derechos: ¡Luchando!

Coyuntura

El pasado 18 de junio, más de 40 organizaciones sindicales declararon públicamente[1] su rechazo a una más de las contraproducentes reformas (en el sentido de contrarias a los derechos del pueblo y los trabajadores) del gobierno de la Nueva Mayoría (NM): la laboral.

Dichas organizaciones habían advertido con anterioridad que el famoso proyecto no cumplía con la promesa de terminar con los lineamientos emanados del Plan Laboral de la dictadura cívico-militar, sino que sólo los reformulaba y, más aún, aumentaba la injusticia para la clase trabajadora.

Son muchas las organizaciones de trabajadores las que han formulado[2] sus reparos y contrapropuestas frente a este nuevo engendro de la NM. Demás está decir que no se les ha escuchado y el gobierno y el corrupto congreso han seguido impertérritos su discusión en las alturas del Olimpo. Al contrario de ello, el estrato político civil en su conjunto si ha tenido mucho cuidado en resguardar los intereses del empresariado y se ha mostrado muy atento a las críticas y amenazas[3] de éste.

Una instancia que debiera velar por un verdadero mejoramiento de la situación de los trabajadores del país, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), ha tenido más bien una postura ambigua al respecto. En un primer momento, se mostró muy receptiva al proyecto gubernamental, pero luego ha ido apartándose de tal apreciación. Su encargado para el cono sur de América Latina, Fabio Bertranou, ha mantenido la duda, ya que señala[4] que el plan es un avance en materia institucional, pero a su vez sostiene que no modifica esencialmente el patronal código laboral legado por la dictadura: “Los años de democracia han permitido muchas modificaciones a esa legislación y a las generadas en la misma democracia. La propuesta actual del gobierno cambia algunos aspectos que vienen del Código del Gobierno Militar, pero no es una modificación integral”.

Otra que bien canta, ha sido la CUT, la cual apoyó y participó de las primeras conversas para sacar adelante la peligrosa reforma sectorial. Pero, como ha quedado demostrado que esta vale callampa, entonces la mafia de la cúpula CUT ha pretendido ahora pasar piola, y en su ambigüedad (lo que demuestra que ella no responde a los intereses del pueblo trabajador) o la apoya cuando puede[5] o bien deja que sean otras organizaciones sindicales, confederadas o no, las que lleven adelante las críticas más de fondo y la lucha en contra del malintencionado proyecto. 

No debiera quedarnos ninguna duda respeto de que la actual legalidad laboral, antidemocrática por haber sido impuesta bajo el yugo militar, legaliza una situación de fondo: un sistema social basado en exorbitantes niveles de injusticia y exclusión, situación que beneficia sólo a un puñado de familias ricas y deja al resto mirando para la carnicería. Y no será la reformita de Bachelet y los suyos la que venga a cambiar nada de eso. Y para ello, pruebas al canto:

1. En el nuevo contexto laboral que pretenden imponernos no todos los sindicatos podrán negociar colectiva y reguladamente. Sólo podrán hacerlo aquellos que al momento de presentar el proyecto de contrato colectivo representen al menos el 10% de trabajadores de la empresa o a 250 de ellos, creando las condiciones para favorecer despidos masivos previos a la negociación colectiva, con la intención de rebajar dicho quórum;

2. La negociación a nivel de federaciones y confederaciones seguirá siendo voluntaria para las empresas y con incentivos para éstas que precarizan las condiciones de trabajo, tales como no disponer un tope para la duración del contrato colectivo ni exigencia de porcentaje de sindicalización en la empresa;

3. Si bien el proyecto otorga a los sindicatos de trabajadores eventuales, de temporada o de obra o faena el derecho a negociar colectivamente en forma reglada, no se les otorga derecho a fuero ni a huelga (sólo una mediación similar a los “buenos oficios” cuya inasistencia se sanciona como práctica antisindical), haciendo ilusoria una negociación real;

4. Se reconoce como “piso de la negociación” el instrumento colectivo anterior pero sin reajustes (ni siquiera el IPC) y además le permite al empleador negarse a suscribir un contrato colectivo con dicho piso “cuando las condiciones económicas de la empresa así lo justifiquen”, lo que supone un retroceso respecto de la norma actualmente vigente;

5. Se faculta a los tribunales para disponer la suspensión de la negociación colectiva con ocasión de las acciones judiciales que se interpongan por las controversias originadas durante ésta (como en el caso de servicios mínimos);

6. La fundamentación de la respuesta al proyecto de contrato colectivo pasa de ser obligatoria a voluntaria para el empleador;

7. Se retrasa el plazo para hacer efectiva la huelga, del tercer al quinto día contado desde la votación, otorgándole a las empresas más plazo para evitar que el sindicato haga efectiva una huelga ya aprobada por mayoría absoluta;

8. Se prohíbe el reemplazo “en los puestos de trabajo”, concepto no utilizado por la Corte Suprema, pero no se impide el reemplazo “en la función”, denominación más amplia que constituye la doctrina vigente de la Dirección del Trabajo y evita realmente que las empresas recurran a la sustitución interna;

9. Se obliga a los sindicatos a proporcionar equipos de emergencia para desarrollar servicios mínimos universales durante la huelga, ampliando las hipótesis en que las empresas pueden solicitarlos (“atender necesidades básicas de la población” y para “proteger los bienes e instalaciones de la empresa y prevenir accidentes”), forzando al sindicato a definirlos incluso antes de la negociación colectiva, judicializando el proceso negociador e incluso permitiendo a los tribunales que decreten la suspensión de la misma;

10. Se faculta a los tribunales a poner término a las huelgas y disponer la reanudación de faenas, resolviéndose el conflicto con un posterior arbitraje que siempre han ganado las empresas;

11. No se elimina la prohibición de declarar huelga en empresas estratégicas, medida que en la actualidad afecta a los trabajadores de cerca de 100 empresas del país (Resolución Exenta Nº 116 de 31 de julio de 2014, del Ministerio de Economía Fomento y Reconstrucción) y que les obliga a ir a un arbitraje;

12. En los casos de arbitraje laboral el proyecto obliga al tribunal a escoger entre la propuesta del sindicato y la propuesta de la empresa, contradiciendo la observación formulada por la Corte Suprema en Oficio Nº 15 de 3 de febrero de 2015;

13. Se aumenta la precariedad laboral con pactos sobre condiciones especiales de trabajo que permiten imponer en la negociación colectiva, e incluso unilateralmente fuera de ella, jornadas excepcionales de hasta 7 días en todo tipo de faenas que eliminan el derecho al descanso dominical, bancos de horas extras que no respetan el límite actual de 2 horas diarias, y acuerdos para excluir la jornada pasiva de la jornada de trabajo, aumentando de este modo la jornada de trabajo semanal.

¿Qué hacer?

Tod@s y cada un@ de l@s activ@s democrátic@s debemos discutir estas materias en nuestro centros de trabajo, en nuestros sindicatos y asociaciones, señalando que la legalidad laboral existente hoy es mala, pero luego será peor; también conversarlo con los amigos y los vecinos; derechamente, debemos organizarnos y movilizarnos en contra del proyecto de reforma laboral y porque sea retirado de la discusión legal en curso; hay que instar a nuestros dirigentes sindicales de base, intermedios y de más alto nivel a que den cuenta de su posición en relación al proyecto aquel y si son amigos del mismo, proceder a cuestionarlos y a cambiarlos por otros más jugados; difundir, apoyar y participar de los diversos llamados a movilizaciones de l@s trabajador@s, ya sean sectoriales o transversales, locales o nacionales; debemos seguir politizando todas y cada una de las demandas laborales y económicas, dejando en claro que o se está a favor de los trabajadores o en contra, pero no hay medias tintas o garantía alguna que asegurarle a los patrones, a aquellos que llevan años haciéndose ricos con el sudor y la postergación de nosotros y de nuestras familias.  

Sin duda, al igual que los profesores, hoy en paro indefinido para presionar por el retiro de una ley de carrera docente que los puede empobrecer y precarizar aún más, así debemos l@s trabajador@s oponernos a que se discuta una legalidad a espaldas nuestras y que nos va a afectar a tod@s. Sólo paralizando productivamente Chile, la patronal, la derecha y éste gobierno alcahuete, se van a dignar a conversar con los que producimos la riqueza del país.

Hace rato que se movilizan por el derecho a una educación pública gratuita y de excelencia nuestros hijos e hijas, en los Liceos y Universidades del país. Mucho más llevan los Mapuche peleando por sus tierras, su identidad y su dignidad. De tanto en tanto, los pobladores y deudores habitacionales exigen solución a sus apremiantes necesidades, llegando a veces a realizar heroicas acciones. Desde hace unos años están en las calles dando batalla l@s profesor@s, también en pos de recuperar lo perdido en dictadura y que esta democracia de pacotilla nunca les ha devuelto. De todos ellos, sin duda, l@s Trabajador@s debemos tomar ejemplo y pasar a la ofensiva para hacer valer nuestros legítimos y justos derechos.

Pero ya existen sectores de los explotados y marginados que se están organizando y resisten la nueva amenaza en contra de los trabajadores. Son los portuarios, los forestales, los del cobre, algunas organizaciones del sector público. De hecho, existe ya una convocatoria clara y directa de paralización productiva nacional para que sea retirado el proyecto de reforma laboral[6], movilización que se iniciará este lunes 6 de julio y que lideran los consecuentes compañeros portuarios. La Unión Portuaria de Chile nos ha hecho una invitación que debemos apoyar con todas las fuerzas del pueblo trabajador: “Llamamos a todas las organizaciones sindicales del país a plegarse a este paro prolongado y construir un camino de unidad sindical donde estén primero los intereses de los trabajadores por sobre la opinión política de sus dirigentes.”      

¡POR EL RETIRO DE LA REFORMA LABORAL PATRONAL DEL GOBIERNO!
¡A LUCHAR POR NUESTROS DERECHOS Y NUESTRA DIGNIDAD!
¡SÓLO LA LUCHA Y LA UNIDAD NOS HARÁN LIBRES!

Equipo Sindical CAD –Chile
Julio 5 de 2015

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