Traducción de “The Farce of Western
Free Speech”, de Finian Cunningham,* publicado en Dissident Voice.[1]
“¿A cuáles derechos humanos o respeto por el
imperio de la ley adhirieron Sarkozy, Cameron y Obama cuando intervinieron en la
destrucción de Libia? O en la destrucción encubierta de Siria e Irak”
Hablando
fuera del Palacio del Elíseo, en la secuela de esta semana de terroríficos
asesinatos en Francia, el ex-Presidente de la República Nicolas Sarkozy condenó
la violencia como "un ataque contra
la civilización". Bien peinado, bronceado y elegantemente vestido, las
solemnes palabras de Sarkozy le hicieron aparecer como la encarnación de la civilidad.
Aquello
es un giro pintoresco, de etiqueta, por parte de un político que está inmerso
en acusaciones de inmoralidad y corrupción, así como de crímenes de guerra.
Sarkozy
no estaba tan preocupado por la "civilización" cuando, en marzo de 2011,
él y sus aliados británicos lanzaron la campaña de bombardeos de la OTAN sobre Libia,
en una flagrante violación de un mandato de la ONU. Esos embates durante siete
meses llevaron al asesinato del líder libio Muammar el Gaddafi, de quien
Sarkozy había recibido gustosa y secretamente donaciones políticas en el
pasado, antes de apuñalarle por la espalda.
La
ilegal blitzkrieg de la OTAN sobre Libia,
liderada por Francia, arruinó un gobierno constitucional y tuvo como resultado la
actual destrucción de uno de los países económicamente más desarrollados de
África. Libia ha sido empujada a convertirse en un Estado fallido, invadido por
las milicias extremistas Takfiri[2] y los
señores de la guerra tribales, cuya torcida ideología es compartida por la red de
terror ISIS[3]
que destruye a Siria e Irak. La misma ideología incluye a los adherentes
armados que azotaron ésta semana París, matando a más de una docena de
personas.
Por
tanto, la preocupación de Sarkozy por los ataques a la civilización está bien autorizada,
a pesar de que usted no escuchará que se exponga de tal modo en los medios
occidentales de control del pensamiento. Las fuerzas extremistas a las que
contribuyó a desencadenar el derrocamiento ilegal del Estado libio ahora han asesinado
a su propio pueblo, justo en la capital de su república.
Uno
de los supuestos valores de la civilización occidental que fuera presuntamente profanado
esta semana es la "libre expresión" y la "libertad de
expresión." Sarkozy fue acompañado por otros personajes políticos
occidentales, desde el Presidente de los Estados Unidos Barack Obama al Premier
británico David Cameron, en cuanto a condenar el ataque asesino en la sede parisina
de la revista satírica Charlie Hebdo
en términos de una guerra en contra de "nuestros valores".
La
revista había previamente indignado a millones de musulmanes en todo el mundo
por su publicación de imágenes profanando al Profeta Mahoma (PBUH).[4] Se cree que eso ha proporcionado el motivo para
los pistoleros quienes, mientras huían de la escena en París, gritaban:
"El profeta ha sido vengado".
El
presidente francés Francois Hollande declaró a los periodistas y dibujantes asesinados
como "héroes" que murieron por el noble principio de la libertad de
expresión.
No
obstante, al igual que otros presuntos valores occidentales, como los derechos
humanos, la libertad de expresión es un principio un tanto sobrevalorado –sobrevalorado
por los gobiernos occidentales e instituciones como los medios de comunicación
controlados por las corporaciones-, quienes la invocan como una insignia de
honor ideológico que los distingue y los hace superiores a los demás.
Sin
embargo, en la práctica, tales valores occidentales no son más que quimeras.
Son consignas vacías cuya mera adhesión y presumida falsa profesión lo son con fines
propagandísticos.
¿A
cuáles derechos humanos o respeto por el imperio de la ley adhirieron Sarkozy,
Cameron y Obama cuando intervinieron en la destrucción de Libia? O en la
destrucción encubierta de Siria e Irak (a pesar de las tardías afirmaciones occidentales
sobre liquidar la red de terror que ellos generaron primero por cambiar el
régimen en Siria).
La
medida en que los gobiernos occidentales apoyan la libre expresión, lo es más a
menudo por la conveniencia de sacar una ventaja política. Esto no se trata de
una ética universal, como pretendían. Y, en forma grotesca, ellos están mintiendo
descaradamente para reivindicar lo contrario, como continuamente hacen.
A
una publicación satírica francesa se le puede permitir denigrar al Islam, pero
jamás se le permitiría condenar el sionismo y toda su probable criminalidad. Es
dudoso que la revista en cuestión editara caricaturas de Sarkozy, Obama y
Cameron con explosivos atados a sus cabezas o lanzando bombas sobre Libia. A
pesar de que esto último no es sátira; en realidad, refleja la realidad de las
acciones delictivas y los hechos.
Por
lo tanto, la "libertad de expresión" occidental es simplemente
libertad de los poderes de facto para degradar y satanizar a quienquiera que
Occidente requiera para avanzar en sus intereses políticos. Cuando el libre
discurso ataca legítimamente los intereses occidentales, exponiendo la
hipocresía y la falsedad, entonces deja de ser un "principio universal".
La censura es entonces el férreo orden.
Al
humorista francés Dieudonné, por ejemplo, el gobierno francés le ha prohibido presentarse
en espectáculos públicos debido a su burlesco gesto del brazo conocido como la
"Quenelle".[5] El gesto
puede interpretarse de muchas maneras, desde un vulgar insulto personal a una
ofensa a la clase dominante. Las autoridades francesas afirman que el signo es
"antisemita" y un retroceso al saludo nazi. Dieudonné niega esto y en
su lugar dice que el gesto es "anti-sionista" y "anti-establishment".
El
cómico ha sido impedido de viajar a Gran Bretaña por parte de las autoridades
de Londres, también como resultado de su parodia política. A su amigo y jugador
de fútbol profesional, Nicolas Anelka, le penaron el año pasado con la
imposibilidad de jugar partidos de fútbol en Inglaterra y se le impuso una
multa de US$100.000 por efectuar la Quenelle tras anotar un gol.
Casi
un año antes de la masacre de la revista Charlie Hebdo ésta semana en París, el
Presidente francés Francois Hollande anunciaba que sería cero-tolerancia acerca
de Dieudonné o de cualquier otra persona que practicara la Quenelle.
"Vamos a actuar… vamos a luchar contra el sarcasmo de aquellos que
pretenden ser humoristas pero que en realidad son profesionales
antisemitas", dijo Hollande.
Pero
espere un momento. Eso es justo lo que la clase dirigente francesa considera
que es el significado de la Quenelle de Dieudonné. Sobre la base de sus
prejuicios, el artista y cualquiera que muestre el gesto en público es objeto
de enjuiciamiento penal. Ello no solamente es censura; es persecución por parte
del Estado por tener una opinión.
Evidentemente,
es aceptable insultar al Islam, según el selecto uso occidental de la libertad
de expresión ya que ésta se adapta a las agendas políticas de satanización de los
países musulmanes para que, entonces, puedan ser atacados por aviones de
combate o por apadrinados terroristas encubiertos occidentales. Pero, ella no
es aceptable para satirizar al sionismo o a las clases dominantes de Occidente.
Y
he aquí otra reveladora clave. ¿Por qué está prohibido PressTV[6] de las
transmisiones televisivas británicas terrestres y satelitales? ¿Por qué el
canal con base en Irán está prohibido en toda Europa y América del Norte? ¿Dónde
está la libertad de expresión occidental en ese caso? ¿Cuál es el problema?
El
canal PressTV no es tolerado. Está prohibido. Ello porque a la verdad del terrorismo
de Estado occidental, practicado según los gustos de Sarkozy, Hollande, Obama y
Cameron, le resulta insoportable la forma en que él pudiera iluminar y
potenciar la opinión pública. La verdad del terrorismo de Estado auspiciado por
Occidente y practicado por el genocida régimen israelí, es demasiado difícil de
sobrellevar para el discurso público; cualquier crítica es empujada al agujero
de la memoria bajo el pretexto falaz del "antisemitismo". El hecho de
que los líderes occidentales deban ser enjuiciados por crímenes de guerra es
demasiado difícil de soportar. Todos esos puntos de vista, no importa cuán
intelectualmente rigurosos, moralmente escrupulosos y legalmente fundados sean,
deben ser censurados y aquellos que los enuncian deben ser perseguidos hasta el
aislamiento.
La
libertad de expresión occidental no es más que una farsa cínica de parte de
quienes están en el poder para mantener sus posiciones ilegales de poder.
Una
revista satírica defendida por criminales de guerra occidentales por su
"libertad de expresión" y que deshumaniza a los musulmanes, ¿aclamada
como "heroica”? Mientras que un informativo, un canal de noticias serio
como PressTV, está prohibido. Eso sí que es una caricatura grotesca.
*
Finian
Cunningham, irlandés, es un prolífico escritor de temas internacionales, con
artículos publicados en diversos idiomas. Graduado en Química Agrícola, trabajó
como editor científico para la Sociedad Real de Química, Cambridge, Inglaterra.
Luego, se dedicó al periodismo, especializándose en asuntos del Medio Oriente y
del África Oriental. Desarrolla las temáticas del capitalismo, imperialismo y
guerra, socialismo, justicia y paz, agricultura y políticas de comercio,
ecología, DDHH, etc.
Equipo Internacional –CAD CHILE
Enero 15 de 2015
[1] The Farce of Western Free Speech, Finian
Cunningham, 10/01/15. En: http://dissidentvoice.org/2015/01/the-farce-of-western-free-speech/
[2] Los
takfiristas son una corriente sectaria extremadamente marginal dentro del Islam
sunnita. Ven herejes por todos lados y estiman que es correcto asesinarlos. Su
prioridad en materia de gente a liquidar son los propios musulmanes que se
niegan a unirse a ellos. Hoy en día, los takfiristas gozan del respaldo de una
facción de la familia real de Arabia Saudita aliada a Estados Unidos e Israel
en el intento por acabar con el régimen laico sirio (N de T).
[3] Se refiere al Emirato Islámico,
conocido antes como Emirato Islámico en Irak y el Levante -EIIL o ISIS en
inglés. (N de T)
[4]
Peace Be Upon Him o La Paz sea con
él.
[6]
Canal de TV con sede en
Teherán. Ver: http://www.counterpunch.org/2012/01/20/britain-bans-press-tv/
(N de T).
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