De: “África:
la caída de los precios de los productos básicos puede conducir a una nueva
crisis de la deuda” [1], de Eric Toussaint,*
publicado el 14/01/15 por el Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer
Mundo (CADTM).
Euforia por la deuda
En 2014, Ruanda y Etiopía, que se
encuentran entre los países más pobres del planeta, colocaron títulos de sus
deudas públicas en los mercados financieros de los países industrializados.
Algo nunca visto en los últimos 30 años. Costa de Marfil, salida hace poco de
una guerra civil y hace apenas tres años de una suspensión de pago de la deuda,
también fue capaz de encontrar fácilmente prestamistas privados para adquirir títulos
de su deuda. Kenia[2]
y Zambia también han emitido títulos de sus deudas.
Esto refleja una situación
internacional muy especial: los inversores financieros del Norte tienen una
gran cantidad de dinero en efectivo y se enfrentan a tasas de interés muy bajas en su área, y están en la
búsqueda de una rentabilidad atractiva. Senegal, Zambia y Ruanda prometen un
rendimiento del 6 al 8% sobre sus títulos; de repente, atraen las empresas
financieras que buscan invertir temporalmente su dinero incluso si los riesgos
son altos. Los estados de África subsahariana han logrado vender en los
mercados financieros internacionales títulos de la deuda pública por $ 7 mil millones (de dólares,
N nuestra) en 2014[1].
Todo un récord.
Los gobiernos de los países
subsaharianos se ponen eufóricos y tratan de convencer a su pueblo de que la
felicidad está a la vuelta de la esquina, omitiendo decir que esa situación
corre el peligro de cambiar dramáticamente. Estos gobernantes están acumulando
deuda de manera exagerada, y cuando la situación se deteriore, presentarán la
factura a su pueblo.
En cualquier caso, hay que señalar
que en la actualidad, gran parte de los impuestos que los gobiernos están cobrando
al pueblo (a través del IVA e impuestos sobre la renta) se utiliza para pagar
la deuda en lugar de ser utilizado para la mejora de las condiciones de vida de
los ciudadanos. En la inmensa mayoría de los países, el gasto público para
pagar las deudas contraídas por los gobernantes es superior al presupuesto para
educación y salud. Es un escándalo.
Además, la deuda que los gobiernos
venden en los mercados financieros internacionales está respaldada por
contratos cuyas cláusulas pueden ser verdaderas bombas de tiempo. Por ejemplo,
cada vez más contratos contienen cláusula de aceleración de pagos. ¿Qué
significa eso? Si un país entra en dificultades financieras, los tenedores de
títulos de deuda podrán exigir a las autoridades del país el reembolso anticipado,
lo que sólo puede empeorar la situación del país. Además, en todos los
contratos se establece que en caso de litigio, no es la justicia del país
endeudado la que es competente, sino la de países como Estados Unidos o el
Reino Unido.
Esta situación debe convencer a la
mayor cantidad de personas y organizaciones que deben luchar para conseguir que
el contenido de los contratos sea hecho público por las autoridades.
La situación de la deuda comenzó a
deteriorarse.
Entre los países subsaharianos que han
emitido más deuda en los mercados internacionales, los países exportadores de
petróleo, comenzando por Nigeria, deben hacer frente a una caída del precio del
petróleo que exportan de casi el 50%. Ahora bien, más del 70% de los ingresos
del Estado provienen de la venta de petróleo. Esto disminuye su capacidad para
pago presente y futuro. Por lo tanto, los prestamistas (bancos privados del
Norte, fondos de inversión, el 1% más rico de África, etc.) se ponen nerviosos
y empiezan a vender sus títulos en el mercado secundario de deuda, el mercado
de ocasión de la deuda. Liquidan los títulos, y los que los compran con rebaja
lo hacen para obtener un mejor rendimiento. Por su lado las autoridades del
país deben pagar mejores tasas de interés a los nuevos préstamos so pena de no
encontrar prestamistas.
Tomemos el caso de Nigeria, sus
ingresos se redujeron drásticamente en 2014 debido a la caída en el precio del
petróleo entre junio y diciembre de 2014. La moneda local, el naira, ha perdido
15% de su valor frente al dólar en 2014. Las reservas en divisas del banco central
de Nigeria se redujeron significativamente[2].
En diciembre de 2014, el banco central ha emitido títulos de deuda pública con
vencimiento 10 años más tarde, con una tasa de interés del 16%[3].
No es difícil imaginar lo que esto significa: una porción cada vez más
importante de los ingresos de Nigeria deben ser dedicados al reembolso de la
deuda en medio de una caída de los ingresos. Con esto las medidas de austeridad
serán más exigentes.
Este ya es el caso en otro país
exportador de petróleo, Angola. El gobierno, que se enfrenta a un déficit
presupuestario por primera vez desde 2009, ha anunciado que va a reducir en
gran medida los subsidios para los precios del combustible que goza la
población. Esto aumentará el costo del transporte público, las compras, etc.
No es sólo el precio del petróleo,
que cayó en el 2014, el precio de la plata y el cobre han caído un 16% y 18%
respectivamente. El algodón muestra por su parte una fuerte caída del 28% en un
año[4].
El precio del caucho también cayó[5].
En cuanto a mineral de hierro, el precio cayó en un 51%.
En resumen, gran parte de los países
del África subsahariana, cuyos gobiernos se congratulan hasta hoy del desempeño
económico, sin preocuparse por mejorar en forma sostenible las condiciones de
vida de sus ciudadanos, probablemente va a terminar en una situación de más en
más difícil. Esto recuerda en cierta medida la anterior gran crisis de la deuda
que estalló en 1982 (ver cuadro: la crisis de 1982)
La crisis de 1982
La crisis que
estalló en 1982 es el resultado del efecto combinado de la reducción de los
precios de los productos exportados por los países de la periferia hacia el
mercado global y la explosión de las tasas de interés[6].
De la noche a la mañana, hubo que pagar más con los ingresos en baja. De allí
resultó el estrangulamiento. Los países endeudados anunciaron que se
enfrentan a dificultades de pago. Los bancos privados del Centro de inmediato
se negaron a conceder nuevos préstamos y pidieron el reembolso de los
anteriores. El FMI
y los principales países capitalistas industrializados otorgan nuevos
préstamos para permitir a los bancos privados recuperar su dinero y para
evitar una sucesión de quiebras bancarias.
Desde entonces, el
FMI, apoyado por el Banco Mundial
impuso los planes de ajuste estructural.
Un país endeudado que rechaza el ajuste estructural se verá amenazado con una
suspensión de los préstamos del FMI y de los gobiernos del Norte. Se puede
decir sin temor a equivocarnos que los que, a partir de 1982, propusieron a
los países de la periferia de suspender el pago de sus deudas y crear un
frente de países deudores tenían razón. Si el Sur hubiese formado este
frente, hubiera sido capaz de imponer condiciones a los acreedores
acorralados.
Al elegir el camino
de la devolución, bajo el dominio humillante del FMI, los países endeudados
transfirieron al capital financiero del Norte el equivalente a varios planes
Marshall[7].
Las políticas de ajuste han implicado el abandono gradual de los elementos
clave de la soberanía nacional, lo que ha llevado a un aumento de la
dependencia de los países en cuestión en relación con los países más
industrializados y sus corporaciones. Ninguno de los países que aplican el
ajuste estructural ha sido capaz de sostener de manera durable altas tasas de
crecimiento. En todas partes, las desigualdades sociales han aumentado.
Ningún país “ajustado" es la excepción.
Los programas de
ajuste del FMI tienen tres objetivos: 1) asegurar el pago de la deuda
contraída; 2) establecer reformas estructurales para liberalizar la economía,
abrirla a los mercados internacionales y reducir la presencia del Estado; 3)
permitir que progresivamente los países endeudados tengan acceso a préstamos
privados a través de los mercados financieros, sin dejar sin embargo de estar
endeudados.
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No esperar que una nueva crisis
estalle
No se debe esperar hasta que surja
una crisis para iniciar la auditoría ciudadana de la deuda. Desde ahora se
deben plantear preguntas críticas: ¿qué ocurrió con el dinero de los diferentes
préstamos? ¿Cuáles fueron las contrapartidas de los préstamos concedidos al
gobierno? ¿Cuál es el monto de intereses ya pagados y a qué tasas? ¿Qué parte
del principal se ha pagado? ¿Cómo una deuda creció sin que el pueblo realmente
haya sentido sus efectos? ¿Qué caminos han seguido los fondos prestados? ¿Qué
parte fue desviada, por quién y cómo? ¿Quién tomó prestado y para quién?
¿Quiénes son los acreedores y cuál fue el papel de cada parte? ¿Por qué
mecanismos el Estado ha encontrado comprometido en las diferentes transacciones?
¿Quiénes tomaron las decisiones de tomar préstamos y para qué? ¿Cómo las deudas
privadas se transformaron en públicas, gracias a qué intermediarios y a qué organizaciones? ¿Quién se
benefició con proyectos falsos con dinero prestado? ¿Qué crímenes han sido
cometidos con ese dinero? ¿Sabían donantes destino de los fondos? ¿Por qué no
establecer responsabilidades penales, civiles o administrativas? En general, al
considerar los logros en relación con el volumen de fondos reembolsados por los
países del África Subsahariana como de otras partes del mundo una conclusión se
impone: sólo una pequeña parte de los préstamos ha contribuido al
"desarrollo" del país. Gran parte del dinero prestado ha alimentado
las redes de corrupción (en el sur y el norte del planeta) a través de
comisiones y sobornos, que enriquecieron dietas oligarcas de regímenes cuyo
estilo de vida ostentoso choca con la pobreza y la miseria de su entorno.
También sirvieron para enriquecer un poco al 1% más rico, que luego colocó el
dinero mal habido en paraísos fiscales y sobre todo en Europa.
Estos fondos también han financiado
elefantes blancos, esos famosos proyectos disfuncionales y sobre facturados, a
través de, al parecer, las garantías públicas a grandes empresas privadas por
parte de las agencias de crédito para exportación de los países prestamistas.
Son los pueblos los que han pagado y
siguen pagando el alto precio al sufrir los efectos negativos de esta deuda
odiosa, garantizada por un Estado entregado, que no protege, no educa, no cura,
que priva a la población de agua, de electricidad, etc.
Es para esos pueblos que el CADTM y
todas las asociaciones listas para actuar en el equipo, quieren proceder a esta
clarificación trabajando sobre este otro frente de batalla ciudadana: otro él
quiera hacer esta aclaración abriendo el otro sitio de las batallas de los
ciudadanos: abrir los libros de contabilidad de la deuda, es decir hacer una auditoría
ciudadana de la deuda para identificar la parte ilegítima, ilegal o/y odiosa
que deben negarse a pagar. Se trata también de identificar a los autores de
actos fraudulentos que llevaron al endeudamiento y/o han permitido un
enriquecimiento personal injustificado. Los culpables deben ser procesados por
la justicia.
La auditoría debe ir a la par con la
puesta en práctica de un modelo de desarrollo alternativo que ponga a la
humanidad y a la Naturaleza en el centro de las prioridades.
Traducido por Guillermo Parodi
*
Eric
Toussaint, portavoz
del CADTM internacional (Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo,
www.cadtm.org ) es profesor de la
Universidad de Lieja. Es autor de Bancocracia, Icaria, Barcelona, 2014, http://cadtm.org/Bancocratie ; Proceso
a un hombre ejemplar. CADTM. 2014. http://cadtm.org/Proceso-a-un-hombr...
; Banco Mundial: El Golpe de estado permanente. Ed. AbyaYala. 2008. http://cadtm.org/Banco-mundial-El-G...
. Ver también Eric Toussaint, Tesis de Doctorado en Ciencias Políticas
presentada en 2004 en las universidades de Lieja y París VIII: «Enjeux
politiques de l’action de la Banque mondiale et du Fonds monétaire
international envers le tiers-monde», http://cadtm.org/Enjeux-politiques-...
Eric Toussaint es coautor con Damien Millet de: 60 preguntas 60 respuestas
sobre la deuda el FMI y el Banco Mundial. 2011. Ed. Gobierno Bolivariano de
Venezuele/ Centro Internacional Miranda. http://cadtm.org/60-preguntas-60-re....
La bolsa o la vida. Ed. AbyaYala. http://cadtm.org/La-bolsa-o-la-vida,2259. Premio al libro político otorgado por la Feria del
Libro Político de Lieja http://www.cadtm.org/Le-CADTM-recoi...
Coautor de: Les Chiffres de la dette 2015 http://cadtm.org/Les-Chiffres-de-la...
con: Pierre Gottiniaux, Daniel Munevar et Antonio Sanabria.
Equipo Internacional –CAD CHILE
Enero 28 de 2015
[1] Financial Times, «Oil routs sours Africa debt sweet pot»,"
31 de diciembre de 2014. Ver la versión en la Web: http://www.ft.com/intl/cms/s/0/5634...
-00144feabdc0.html # axzz3Nk1PdohE visitada 03 de enero de 2015
[3]
Ver el sitio web oficial del Banco Central de Nigeria: http://www.cenbank.org/rates/govtse...
visitada 03 de enero de 2015
[6] Este
cuadro se tomó de: Pierre Gottiniaux, Daniel Munevar Antonio Sanabria, Eric
Toussaint, Las cifras de la deuda de 2015, p. 9. http://cadtm.org/Les-Chiffres-de-la...
9. http://cadtm.org/Les-Chiffres-de-la..
[7] El Plan
Marshall fue un programa de reconstrucción económica propuesto en 1947 por
George C. Marshall, Secretario de Estado de los Estados Unidos. Con un
presupuesto de $ 12,5 mil millones en el momento (alrededor de $ 100 mil
millones en 2014), en forma de donaciones y préstamos a largo plazo, el Plan
Marshall permitió que 16 países (entre ellos Francia, Gran Bretaña, Italia y
los países escandinavos) aprovechen los fondos para la reconstrucción después
de la Segunda Guerra Mundial.
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