En EEUU, Obama rindió su 6ª cuenta del
estado de la unión:
"Si realmente creen que podrías
trabajar a tiempo completo y mantener una familia con menos de 15 mil dólares
al año, pruébenlo".
"Defendemos el principio según el
cual las grandes naciones no pueden intimidar a las pequeños, oponiéndonos a la
agresión rusa y apoyando la democracia en Ucrania, así como tranquilizando a
nuestro aliados en la OTAN"
Tras las elecciones legislativas del pasado
noviembre en EEUU, el discurso de Obama sobre el estado de la Unión de éste martes
20, el 6º de entre sus dos mandatos, sería la primera vez que el presidente
demócrata se dirigiera a un Congreso con una mayoría republicana en las dos
cámaras desde que llegó a la Casa Blanca (mayoría que no lograban los conservadores
desde hace 8 años), y su penúltimo informe sobre la condición actual de la
primera potencia imperial.
Consciente
de la oposición a la que se enfrentaba frente a los legisladores y de la
necesidad de cambiar la dinámica política, el mandatario prefirió, al contrario
que en otras ocasiones, adelantar los temas centrales de su alocución durante
una gira que le llevó a diversos puntos del país en las últimas semanas.[1]
Así, se sabía que Obama declararía ante los congresistas el "resurgimiento" de la economía
estadounidense como un hecho consumado, aunque aún debe enfrentar ciertos retos.
El mayor de ellos, a ser explicado a los legisladores, será extender esa
sensación de "recuperación"
a toda la clase media. Además, se conocía que iba a defender sus políticas
migratorias, el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba y que abordaría
una reforma fiscal, esto último a fin de recaudar fondos fiscales y promover el
bienestar más allá de los sectores acomodados.
Ya
al frente de una sesión solemne de la Cámara de Representantes y del Senado, a
donde asistió con su gabinete y miembros de la Suprema Corte de Justicia, e iniciando
su cuenta a las 21:00 del martes 20, Obama esbozó sus propuestas de política
interna y advirtió a los republicanos que él vetaría cualquier legislación que pueda
impugnar su Obamacare o que revierta sus políticas en materia de inmigración. Efectivamente,
se abanicó con las mejoras de la economía y en tono desafiante dijo a sus
adversarios republicanos en el congreso que era tiempo de "dar vuelta la página" y que debían apoyar
un costoso programa nacional destinado a mejorar la suerte de la clase media.
Liberado
de las limitaciones políticas de una economía en recesión, de guerras libradas
por sus fuerzas en el extranjero y de próximas elecciones,[2]
Obama declaró que "la sombra de la
crisis ha pasado", y se comprometió a utilizar sus dos últimos años en
el cargo a impulsar la legislación sobre los programas que han ido quedando
postergados.
Obama
pidió al Congreso que apruebe un aumento de los impuestos a los más ricos y las
grandes entidades financieras para recortar los tributos a la clase media. Con
su plan, el presidente estadounidense pretende recaudar US$320.000 millones en
diez años y reducir en US$175.000 millones los impuestos para ayudar a las
familias trabajadoras.[3]
"La economía de clase media
funciona. Expandir las oportunidades funciona. Y estas políticas seguirán
funcionando siempre y cuando la política no se ponga en el camino",
dijo el mandatario, en un discurso marcado por el llamado a los republicanos a
no intervenir en su camino.
"Nos hemos alzado desde la recesión más que
ninguna otra nación en la tierra para hacernos más libres de escribir nuestro
propio futuro", dijo un Obama inspirado en su discurso de una hora y visto
por un estimado de 30 millones de personas. "¿Vamos a aceptar una economía donde sólo un puñado de nosotros la pasan espectacularmente
bien? ¿O nos comprometemos a una economía que genera el aumento de los ingresos
y las oportunidades de todos los que hacen el esfuerzo? ", agregó.
El
orador instó a ese Congreso dominado por la oposición a que transforme en
gratis a los community college[4]
para la mayoría de los estudiantes, a mejorar los créditos y rebajar impuestos
para la educación y el cuidado de los niños de las familias menos favorecidas,
e imponer nuevos impuestos y tasas en las personas con ingresos altos y grandes
instituciones financieras.
Con
seguridad y a veces arrogante, el presidente utilizó la pompa de un discurso
emitido en horario prime para la defensa de un gobierno federal activo. Se
comprometió a seguir una política exterior que combine "el poder militar con una diplomacia fuerte",
e instó al Congreso a levantar el embargo comercial a Cuba y discutir leyes que
autoricen la lucha contra el Estado Islámico (mejor llamarle Emirato Islámico).
Los estudiosos de los informes presidenciales del estado de la Unión, señalan
que es ésta la primera vez desde 2001 que en ellos no es mencionado a al-Qaeda.
Profundizando
sobre el caso cubano, defendió su política de acercamiento a La Habana: “Nuestro cambio de política en relación con
Cuba tiene el potencial de poner punto final a un legado de falta de confianza
en nuestro hemisferio”.[5]
Proclamando que el bloqueo “debería haber terminado hace tiempo” porque “no
funciona”, Obama anunció que “es hora de probar algo nuevo”. “Y este año, el
Congreso debería iniciar el trabajo de poner fin al embargo”, remató.
Cuba
fue la única mención de Barack Obama a Latinoamérica en su discurso, y respecto
de ella también prometió que “no
desistirá” hasta cumplir su promesa de cerrar el penal de Guantánamo, donde
aún quedan 122 detenidos. “Desde que
asumí el cargo de presidente, hemos trabajado de forma responsable para reducir
la población de Guantánamo a la mitad. Y ha llegado la hora de finalizar el
trabajo. Estoy decidido y no desistiré hasta que cerremos la prisión. Nosotros
no somos así”, concluyó.
El
cierre de Guantánamo es una de las grandes promesas electorales de Obama aún
pendientes desde su primera campaña, en 2008. Su administración trabaja a
contrarreloj para cerrar el centro de detención en los escasos dos años que le
quedan en la Casa Blanca, pero se topa con la férrea oposición de los
republicanos, con el control absoluto del Congreso tras las legislativas de
noviembre.
En
el último mes, la administración demócrata ha transferido a 20 presos: 4 a
Omán, 1 a Estonia, 6 acogidos por Uruguay, 4 repatriados a Afganistán y otros 5
enviados a Kazajistán.
En
otras materias internacionales, el mandatario apoyó las negociaciones diplomáticas
con Irán para morigerar su plan nuclear, antes que imponer sanciones que sólo agravan
el problema. Respecto de esos conflictos en Oriente y Asia Central, y en una
especie de llamado a la pax americana,
agregó "El pueblo estadounidense
espera que vayamos a la guerra sólo como último recurso, y tengo la intención
de permanecer fiel a esa sabiduría". Sobre su contrincante histórico,
Rusia, se cree en mejor posición que los orientales: "El año pasado, cuando estábamos haciendo el trabajo duro de imponer
sanciones con nuestros aliados, algunos sugirieron que la agresión de (el
presidente ruso Vladimir) Putin era una demostración magistral de estrategia y
fuerza (...) Bueno, hoy es Estados Unidos que se muestra fuerte y unido con sus
aliados, mientras Rusia está aislada y su economía diezmada".[6]
En
pocas palabras, Barack Obama hace un discurso eufórico y muy optimista, con una
serie de arengas y medidas dirigidas a la consideración de la mayoría de la población
estadounidense, a fin de lograr su apoyo en la tarea de presionar a la
oposición conservadora y que esta se allane a aceptar las propuestas legislativas
de la administración demócrata. Al mismo tiempo, llama al mundo a creer en su sistema
del ‘pórtate bien’, caso contrario te caerá todo el peso de la fuerza imperial,
sin descartar la posibilidad de las guerras vicarias, como las sufridas por los
pueblos de Libia, Siria y Ucrania.
Equipo Internacional –CAD CHILE
Enero 21 de 2015
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