“LO DEL ‘FACHO POBRE’ DA PARA TODO”
En FB Raúl Pellegrin –public. 21/12/17
Desde un tiempo a esta parte se ha instalado
peligrosamente ese concepto del “Facho Pobre”. Desde la farándula, Pamela Jiles
con plumas y abanico en mano, hasta algunos izquierdófilos han tratado de dotar
a dicho concepto de algún grado de seriedad a la altura de alguna academia. En
las redes sociales ante cualquier hecho social que no encaje con alguna de las
variantes de la izquierda no falta algún adherente que saque a relucir dicho
concepto para fundamentar alguna argumentación. Hablan desde sus barrios y
realidades burguesas y/o pequeñoburguesas de toda o mediana comodidad.
Lo del “facho pobre” es un concepto
discriminatorio, clasista, excluyente y carente de autocrítica. Después del
desastre del progresismo en la última elección y el triunfo de la derecha
cavernaria, los “análisis” que se desprenden de algunos sectores de izquierda
culpan de ese desastre a la votación de los “fachos pobres” queriendo con ello
identificar al sector del proletariado que vota o hace suyo los planteamientos
de la patronal. Ante esto cabe señalar lo siguiente:
1. El proletariado no es una clase social homogénea
ni política ni menos ideológicamente. En su interior se encuentran todas las
expresiones culturales e ideológicas y es función de los partidos
revolucionarios el hacer claridad política-ideológica al interior de la clase
esto mediante la prensa obrera, elaboración de un discurso acorde a los
principios y objetivos revolucionarios, mediante escuelas de formación
permanente, mediante un trabajo de masas a fin a una estrategia y táctica
revolucionaria todo con la finalidad de avanzar en el desarrollo de una
conciencia clasista y combativa.
2. Cuando los partidos de izquierda hacen abandono
de las prácticas anteriores, renuncian a la lucha ideológica, bajan las
banderas, asumen prácticas propias de la socialdemocracia y esconden la
ideología y discurso revolucionario no hacen otra cosa que entregar en bandeja
al proletariado mismo a merced de la ideología reaccionaria y sus defensores.
Este abandono no es otra cosa que traición.
3. Ante la magnitud de esta traición ideológica
está de cajón que las consecuencias serían en algún momento nefastas. Desde los
inicios de la “transición” que la UDI viene ganando terreno en comunas y
poblaciones tradicionalmente de izquierda. Hace muchos decenios que se inició
la Renovación Socialista que no fue otra cosa de despojar de todo sentido
revolucionario que alguna vez tuvo el Partido Socialista para convertirlo en
una verdadera empresa. No hacer mucho que el Partido Comunista renunció a
articular un polo de izquierda desde el campo popular para arribar a acuerdos
con la DC y llegar a declarar que con la DC tienen coincidencias estratégicas
como lo señalara Juan Andrés Lagos. Hace ya rato que esa izquierda asumió el
neoliberalismo y su humanización. Hace rato que esa izquierda asumió como
propio el Estado Burgués y todas las formas represivas que este posee.
4. Desde la izquierda revolucionaria muchos de los
abandonos producto del permanente infantilismo de la división y fragmentación
ha hecho que esta no se presente como una alternativa creíble y de ahí su
influencia en las masas, en el proletariado, es casi reducida para provocar
algún remezón de proporciones.
5. Todo lo anterior hace que tengamos a un pueblo
huérfano y carente de conducción político-ideológica siendo este mismo pueblo
que deseamos representar ser presa fácil de ser coaptado por los fascistas.
Por último, no le echemos la culpa al empedrado
cuando nuestras cojeras son más que públicas y notorias. Partamos por la
autocrítica pública y de cara al pueblo, enmendemos rumbos y después
conversemos. ¡DE FACHO POBRE: NADA!
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