La compañera había sido detenida por la DINA gracias a la delación de la traidora Marcia Merino (“La Flaca Alejandra”), en agosto de 1974, para desaparecer después en las mazmorras dictatoriales. Luego, en 1975, su nombre aparecería en el montaje denominado “Operación Colombo” o Listas de l@s 119. No cabe duda que la (in)justicia oficial se muestra muy blanda con los represores de entonces, pues no resulta creíble que sólo 7 de ellos –aunque bastante connotados- hayan participado en el crimen de la camarada
El pasado martes 26, la justicia informa que sólo siete de 75 sicarios de la funesta Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) que estaban acusados por la detención ilegal y
desaparición forzada (secuestro calificado) de la militante del Movimiento de
Izquierda Revolucionaria MIR MARÍA ANGÉLICA ANDREOLI BRAVO, son condenados por tales ilícitos.
En
fallo unánime (causa rol 1.700-2015), la 6ª Sala del tribunal de alzada –integrada por las
ministras Marisol Rojas, Elsa Barrientos y el abogado (i) Héctor Mery– condenó
a los reconocidos genocidas Pedro Octavio Espinoza Bravo, Miguel Krassnoff Martchenko y Raúl Eduardo Iturriaga Neumann a penas de 13 años de presidio, en calidad de
autores del delito. En tanto, César Manríquez Bravo y José Fuentes Torres (alias “El Cara de Santo”) deberán purgar 10 años de presidio como autores. Por su parte,
a penas de 7,5 a 10 años, como cómplices, se somete a Osvaldo Pulgar Gallardo y a Nelson Paz Bustamante.
Sin
embargo, en su fallo los jueces tuvieron la desfachatez de absolver de las acusaciones
a nada menos que otros 68 chacales de la DINA, todos ellos con un comprobado
rol operativo y/o de jefatura intermedia en las diversas agrupaciones con que
la entidad terrorista llevaba a cabo su labor represiva contrainsurgente y
quienes habían sido acusados en derecho en la etapa anterior, en dictamen de la
Fiscal Clara Carrasco Antoine.
De
hecho, varios de los indultados pertenecían a la agrupación Halcón, liderada
por el genocida Miguel Krassnoff, quienes colaboraron en forma simultánea y posterior
a los hechos investigados, pues la función principal que realizaban era la de
ser agentes operativos y encargados de ubicar y detener a personas pertenecientes
al MIR, como la mismísima sentencia anota respecto de tales criminales.
La Compañera
María Angélica Andreoli Bravo
María
Angélica nació el 10 de enero de 1947, en Santiago, hija de Olga Cristina Bravo
Pérez y de Joaquín Alfonso Andreoli Rubio. Estudió en el Liceo No. 9 de
Santiago y posteriormente ingresó a estudiar Nutrición y Dietética en la
Universidad de Chile, sede Talca.
A
la fecha de su detención, se desempeñaba como secretaria en los talleres del
Metropolitano, Sigdo Koppers S.A. Su jornada de trabajo comenzaba a las 7 de la
mañana y regresaba a su casa alrededor de las 19:30.
El
atardecer del 6 de agosto de 1974, mientras su madre atendía a su padre, quien había
sufrido un infarto dos días antes, cerca de las 19:00, llega María Angélica
mientras esperaban a una enfermera que tomaría un electrocardiograma a su
padre. Después de un momento sonó el timbre y ella salió a abrir. Estuvo cerca
de 10 minutos conversando con un grupo de individuos y una mujer llamada Marcia Merino Vega, los que viajaban en una camioneta Chevrolet amarilla. Mientras
conversaban, llegó la enfermera, lo que María Angélica anunció. Al irse la
enfermera, se dieron cuenta que ella no estaba... se la habitan llevado.
Ese
mismo día la llevaron a casa de su prima María Isabel Eyzaguirre, en calle
Montenegro 1490, al comprobar que ella no estaba, dejaron la casa bajo
vigilancia y control por tres días.
El
sábado 10 de agosto, a las 18:00, llevaron a María Angélica a casa de su tío,
la dejaron pasar al baño y que se tomara una taza de cafe; luego se la llevaron
en una camioneta Chevrolet amarillo claro. Cinco días después, su tío recibió
una llamada telefónica de ella preguntando por la salud de sus padres,
indicándole que estaba bien.
Erika
Hennings C., detenida también en aquel tiempo por la siniestra DINA, declaró:
"Mientras estuve detenida en Londres 38, pude ver y escuchar a María
Angélica contestar preguntas que le hacían los vigilantes, como si tenía
compañero o no, donde trabajaba, etc. Como éramos pocas mujeres allí, pude
identificar su voz y muchas veces escuché que pedía agua o permiso para pararse".
"Permanecí
allí hasta el 27 de agosto de 1974, ese
día nos agruparon de a varios y se nos trasladó hasta el Campamento Cuatro Álamos.
María Angélica no estaba en ese grupo y no la vi más".
El
día 23 de julio de 1975, el diario "El Mercurio" de Santiago,
reproduciendo una noticia aparecida en la publicación brasileña O'DIA, informa
de la supuesta muerte de un grupo de chilenos en enfrentamientos entre
extremistas en el extranjero. Entre los nombres incluidos en las listas,
aparece el de la compañera María Angélica Andreoli Bravo. Sin embargo, esta
noticia además de haber sido repudiada y denunciada por los familiares, ha
quedado desvirtuada ya que ni las autoridades chilenas, ni las autoridades
extranjeras por medio de sus embajadas o consulados, han entregado
reconocimiento oficial a dicha noticia, en cada uno de los casos en los cuales
se les consultó.
El
16 de junio de 1983, fue detenida Marcia Alejandra Merino Vega, en forma
casual, y contra la que existía una orden de detención por su participación en
varias detenciones de detenidos desaparecidos. Al ser interrogada por el juez
del Crimen, declaro: "Conozco el motivo de mi detención, efectivamente,
mientras me encontraba detenida por la
DINA en el mes de agosto del 74, por la constante presión y apremios físicos a
que fui sometida por el personal de esa institución tuve que nombrar a mis
ex-compañeros y compañeras de partido MIR, y luego bajo amenazas de muerte tuve
que acompañar a este personal bajo intimidación a sus respectivos domicilios,
ya señalados por me, hasta que ellos realizaban la detención. Fue así como un día en la noche, no puedo precisar la hora...,
me sacaron del lugar y me vendaron los ojos
y cuando llegamos al domicilio de María Angélica Andreoli Bravo, en
Bilbao hacia arriba..., me sacaron la venda
de mis ojos y me hicieron golpear la puerta de su casa..., apareció María
Angélica e inmediatamente mis acompañantes la detuvieron; la hicieron subir en
la parte de atrás de la camioneta y partimos a nuestro lugar de detención que
en ese momento correspondía al domicilio de Londres 38. Nunca más la volví a
ver, pero escuché su voz, calculo que durante unos 20 días y luego ya no volví
a escucharla...".
La
madre de María Angélica, a modo de epítome, reclama:
“Aquellos
que ordenaron aplicar este método de tortura deben responder. Esta guerra
aplicada contra un pueblo indefenso, cuyas únicas armas han sido y son ideales
de Justicia, Democracia, Libertad y por los que muchos hombres y mujeres como María
Angélica han entregado lo mejor de sí, haciendo de esos valores un compromiso
consecuente con su pueblo, ha causado mucho dolor, mucha angustia, mucho cansancio... Pero, como dice una madre
de un detenido-desaparecido: ¿Dónde está?, quiero encontrarlo, es el grito que
brota de todo mi ser, quiero encontrarlo, seguiré diciendo, porque aquel día
tiene, tiene que llegar, porque yo no parí un hijo para que se pierda en la
NADA".
¡Ni Olvido Ni Perdón: Verdad, Justicia y
Memoria!
¡Sólo la Lucha y la Unidad Nos Harán Libres!
Colectivo
Acción Directa CAD –Chile
Diciembre 29 de 2017
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