“(…) en la república democrática [por ejemplo,
EE.UU.]: (…) cada uno de los partidos que alternativamente ejercen la hegemonía
está dirigido por gente que hace un negocio de la política, que especula con
los puestos (…), que viven de la agitación en beneficio de su partido y que son
recompensadas con buenos empleos. (…) se apoderan por turnos del Estado y lo
explotan por los medios más finos y vergonzosos, y la nación es impotente ante
estos dos grandes carteles de políticos, que se llaman sus servidores y que son
en realidad sus amos y explotadores”
- Carlos Marx y
Federico Engels, La Comuna de París
En medio de su grotesco intento por instalar
en el “pueblo elector” la necesidad, la urgencia, el deber de votar en ésta
segunda vuelta presidencial, la otrora Concertación, hoy Nueva ‘Fechoría’ y
mañana Fuerza de ‘Minoría’; en suma, el grupo que en la arena de la política cumple
el infame rol de mantenedor y reproductor del sistema de dominación y
explotación heredado de la dictadura cívico-militar, sus representantes no
dudan en repetir histéricamente que quienes en la izquierda hemos llamado a no
votar, a hacerlo en blanco o anular, no estarían más que haciéndole el juego a
la derecha. Ni más ni menos.
Incluso,
en su desesperación por aferrarse al ejercicio del gobierno y a todas las granjerías
y prebendas que por 27 años han usufrutuado (menos 4, en que lo hicieron Piraña
y sus boys), se llevan por delante al grupo de novatos socialdemócratas y pretendidos
reformistas del Frente Amplio (que mal que mal son sus retoños).
Pero si hasta
el meloso aeda Raúl Zurita, quien hace tres meses no más se quejaba amargamente que su país era, “arribista, egoísta, insolidario, sumiso
culturalmente” y en donde, “El arte
son los escombros de una batalla que colosalmente se ha perdido”, como que
despertó al fragor de las lides electoreras (tan gratas a su partido, el excomunista)
y como todo un Zeus olímpico lanzó sus flamígeros rayos en contra de la bolsa
de gatos del FA, quienes habían declarado que sí pero que no apoyaban a
Guillier. Intituló su pontificial crítica e hiperbólica arenga: “Todos a sus puestos de combate/ todos a votar por Guillier”. Sí al
leerla parece que resonaran alrededor trompetas y músicas marciales, ruidos de la
soldadesca tomando posiciones estratégicas. Pero todo eso, ¿para qué?, ¿para
qué se gasta tanta facundia en reclamar el apoyo para el abanderado de las
fuerzas del gobierno, Su gobierno, el qué no se ha destacado más que por
reformitas que no hicieron mella alguna en el modelito del capital monopólico
financiero aliado a intereses transnacionales y que campea, triunfal y sin un retador
que le pueda disputar su sitial, hace 44 años?
A
estas alturas del partido, nos parece contradictorio que un artista
comprometido llame a mantener en el poder a los mismos que cooperaron
gentilmente en estos 27 años de falsa democracia a convertir a la población
chilensis en un rebaño arribista, egoísta, endeudado y etc., ello a punta de
reformitas de costo 0, las cuales nunca cuestionaron de verdad las bases del
sistema y para las que en todo momento buscaron la aquiescencia y el acuerdo
con la derecha económica y política. Antes bien, las fuerzas de la Izquierda –considerada
en forma amplia- debiéramos conjugar y desplegar todos nuestros esfuerzos en
lograr la superación de esa batalla que tan colosalmente hemos perdido e ir de
verdad de frente para ganarles los combates –y finalmente la guerra- a aquellos
que impiden la felicidad y el bienestar de las grandes mayorías nacionales.
Quizás
fue antes, pero desde 2013, cuando el PC oficializó su amor entrañable por la flamante
cáfila de la Nueva “Mayoría”, se dedicó a blanquear el proyecto y la esencia
del grupo mantenedor del sistema al cual adscribía. Así, ya no era la NM (poco
antes Concertación) una coalición que servía los intereses del capital “neoliberal”.
Es más, ahora resulta que Guillier –el candidato presidencial de la larva de la
NM o Fuerza de “Mayoría”- es el candidato de la Dignidad, al decir de la anodina diputada "comunista" Camila Vallejo, lo que deja por
descontado que al no ser de derecha y no querer votar o hacerlo en blanco o
anular, lo que implica no hacer la rayita por Guiñier, entonces serías un ‘indigno’,
un ‘inmoral’.
No
obstante, ese tipo de conceptualizaciones tan absolutas simplemente reflejan la
desesperación de la izquierda que se vendió al sistema cuando se enfrenta a la
posibilidad de perder el gobierno y una cantera de bien remunerados cargos; al
constatar que el proyecto reformista superficial que entró a compartir con todo
su corazón –encarnado por una coalición donde el reformismo tradicional
pretende codearse con una legendaria “burguesía progresista”- se comienza a
resquebrajar. Entonces, podemos constatar que esa izquierda no se da ni por enterada
que fueron nada menos que siete los millones de “indignos” que se abstuvieron
de ir a votar en la primera vuelta, a los que se deben sumar todos los votantes
que no marcaron Guillier. Es decir, demasiados “indignos” en el país, que
podrían “salvarse” sólo si concurren a votar por el candidato cuya coalición pretende
situarlo en las antípodas de Piraña; o sea, como a un verdadero antiderechista.
Pero
no hay novedad en esto. Ya hemos vivido antes esta suerte de chantaje emocional
a quiénes en las 2ª vueltas presidenciales de 2000, 2006, 2009 y 2013 no
apoyaban a Ricardo Lagos, Bachelet, Frei Ruiz-Tagle y Bachelet 2.0,
respectivamente. Las mismas descalificaciones, juicios peyorativos, más el
típico argumento que se le espetaba a los militantes de izquierda renuentes a
apoyar a los especímenes de la exconcertación y luego NM: “objetivamente,
compañero, si no vota por Lagos/Bachelet/Frei le está haciendo el juego a la
derecha”.
¿Cuál es
la verdad de la milanesa?
La
opinión política que cada vez gana más adeptos entre la población en general,
que podemos describir como progresista y deseosa de cambios, es de un gran desencanto
frente a esos cuentos de una alegría que nunca llegó y de candidat@s que nunca
estuvieron con ellos. Se reconoce ampliamente que las fuerzas de la
Concertación y Nueva Mayoría jugaron a ser socialistas y reformadores radicales
de la herencia dictatorial, pero en verdad eran unos mentirosos y engañadores
defensores del status quo con cambios cosméticos. En tanto, se percibe que el
Frente Amplio jugará a ser socialdemócrata con mayor sentido social, pero finalmente
se verá atraído por un capitalismo con rostro humano
Los
cantos de sirena de la Concerta/NM llegan a encandilar a las cabezas de la Coordinadora
NO+AFP, muy cercanas al FA, quienes aprueban el votar por Guillier, vocero de
las Isapres y promotor del SI+AFP del gobierno de NM (con aquello de la AFP
Estatal). Es una lástima, pues se están farreando la confianza y las esperanzas
de millones de trabajador@s y sus familias,
quienes se ven esquilmad@s sin asco alguno por el capital financiero.
En
lo más general, podemos decir que Chile lleva 44 años gobernado por una minoría
cada vez más reducida que actúa a través de las instituciones, los partidos
políticos, los medios de desinformación e ideológicos, etc. En los hechos, el
poder reside en una franja social afortunada –inferior al 1% de la población- cuyas
ganancias se han visto incrementadas en forma brutal en el último cuarto de
siglo. Chile ha alcanzado de esta manera niveles de desigualdad social que lo ubican
entre los países más injustos del mundo.
La
administración reformista de Bachelet no ha sido una excepción en esta línea de
gobernar para los ricos. Las ganancias operacionales de las principales
empresas privadas alcanzaron a 15,3 billones de pesos en 2015 y subieron a 16,5
billones en 2016, lo que significó un aumento de 8,2%, según la
Superintendencia de Valores y Seguros (ver cuadro estadístico en esta página).
Las ganancias han crecido a tasas más bajas en este periodo. Esto se debe a la
ralentización de la economía y no a que las políticas públicas no hayan
favorecido suficientemente a los empresarios.
El
capital financiero, entusiasta protagonista del modelo, goza de excelente
salud. Los bancos tuvieron tres mil millones de dólares de ganancias entre
enero y octubre de este año, un incremento del 8,15% en relación al mismo
periodo del año pasado.
En
definitiva, la desaceleración de la economía la pagan los trabajadores. Así lo
demuestra el reajuste de 2,5% nominal en los salarios del sector público.
Durante este gobierno el reajuste real total llega sólo al 1,61%, muy inferior
a lo otorgado en periodos anteriores. Ese abuso se puede cometer con impunidad
porque los trabajadores carecen de una organización sindical independiente y
leal con los intereses de los asalariados. Los partidos de la NM, a su vez, han
callado para no dañar sus intereses electorales.
El
empresariado no se equivocó en 2014 cuando hizo importantes aportes a la
campaña electoral de Michelle Bachelet. Los empresarios conocían perfectamente
el programa reformista de la candidata de la Nueva Mayoría. Sus objeciones y
críticas posteriores se refieren más bien a aspectos formales que al contenido
de las reformas. La oligarquía está consciente que el modelo necesita
modernizarse para consolidar su dominación. El programa del candidato Piñera
busca legitimar la hegemonía del modelo. Su objetivo en lo político es
construir una derecha liberal que pueda atraer a sectores decepcionados de la
Nueva Mayoría. En lo económico se propone alcanzar tasas de crecimiento que
permitan generar ganancias mayores al empresariado del que él forma parte.
El
candidato de la renovada NM -o Fuerza de “Mayoría”- Alejandro Guillier, en
brazos de “Todoscontrapiñera” y del cuento de la derecha, se propone
profundizar y perfeccionar las políticas del actual gobierno, lo cual equivale
a mantener la economía de mercado y sus consecuencias sociales. De modo que el
17 de diciembre el modelo instaurado por la dictadura no se verá impugnado.
Levantar
una alternativa democrática y popular mayoritaria costará muchos esfuerzos. La
destrucción de principios y valores humanistas y solidarios constituyen los
triunfos vergonzantes del sistema que saldrá airoso el 17 de diciembre.
Otra
vez se han soslayado asuntos tan importantes como la recuperación de las
riquezas naturales y de las empresas del Estado privatizadas por la dictadura;
la justicia tributaria; los salarios y pensiones miserables; el trabajo
precario; las jornadas laborales excesivas; la política exterior, sumisa a los
dictados del Departamento de Estado y lejana de la solidaridad latinoamericana.
No hay asomos tampoco de rectificación en la política racista y represiva
contra el pueblo mapuche, que desde 1990 ha cobrado la vida de catorce
comuneros mapuches y que bajo este gobierno ha utilizado la Ley Antiterrorista
y ha intentado el siniestro montaje de la Operación Huracán. Qué decir de la justicia, la verdad y la memoria en todos los casos de atropellos a los DD.HH. cometidos en dictadura y en estos años de democracia gorila.
Nuestra
Moral, Nuestra Elección
La
más simple -aunque comúnmente no muy evidente- verdad es que el pueblo y los
trabajadores no necesitamos de los empresarios y del estrato político civil; no
tenemos la obligación moral de acatar ninguna de sus leyes, mandatos,
reglamentos, edictos u ordenanzas. No debiésemos obedecer, acatar o aceptar
ninguna disposición política y/o ideológica emanada de quienes han perdido toda
calidad moral y ética para gobernar hasta en la democracia burguesa de la peor ralea.
A
los pueblos y l@s trabajador@s de Chile, a los explotados y marginados, nos
asiste todo el derecho de rebelarnos en contra de un sistema de dominación y
explotación que se desarrolla y reproduce sobre una extrema desigualdad social
y cuyos aprovechadores y sostenedores exhiben un 0 en honestidad e integridad.
En
lo más actual, por supuesto que los condenados de estas tierras contamos con
toda la moral y la razón para negarnos a aceptar las retorcidas reformas
gubernamentales, hechas a espaldas de las grandes mayorías nacionales y que son
la base de la labor de zapa con que la NM pretende ajustar aún más nuestra
formación para los fines del gran capital, nacional y extranjero. Porque, ¿qué
otra cosa persiguen las modificaciones en educación, tributación y relaciones
laborales, sino privatizar y mercantilizar aún más a las personas y los
recursos del país? Prometer que vamos a reducir la desigualdad sin alterar el
modelo económico es una utopía aquí y en Marte, y si la NM nos quiere vender
sus reformas sobre tal engaño, bueno, estamos obligados a desvelar sus
intenciones últimas frente a toda la comunidad nacional.
Si
bien es cierto que en los tiempos corrientes no existe un monolítico y
extendido movimiento popular chileno (no siendo efectivo que el rasero para definir su
existencia ‘pura’ y acabada sea sólo la presencia de una/s vanguardia/s), sus
expresiones sectoriales mantienen un carácter rupturista en su relación con las
fuerzas sostenedoras del sistema de dominación y son portadoras de un ethos con un gran potencial revolucionario.
Trabajadores, estudiantes, pobladores y Mapuche avanzan hace rato en la
construcción de una alternativa popular a la crisis de los de abajo, a través
de varias iniciativas que no son contradictorias entre sí y que en algún
momento, dependiendo de la voluntad real unitaria tributada por los sujetos
revolucionarios y del respeto por los proyectos que cada cual porte, decantará
en el nodo político-social capaz de integrar, potenciar y dar continuidad a los
esfuerzos de las fuerzas que lo constituyan.
Pero,
también debemos ser claros. Aún nos resta mucho para superar una serie de
debilidades y falencias al interior del movimiento popular. Nos falta politizar
aún más las luchas, todas las luchas; darles mayor contenido y alcance, sumando
en la acción a aquellos menos conscientes y organizados; el mismo tema de la
profundización y extensión de la unidad, sin protagonismos estúpidos y dejando
atrás los sectarismos; fortalecer la confianza y la seguridad en nosotros
mismos y en nuestras fuerzas; en una palabra, hacernos pueblo, unidad y lucha.
¡Que la Historia Nos Aclare el Pensamiento!
¡Sólo la Lucha y la Unidad Nos Harán Libres!
Colectivo
Acción Directa CAD –Chile
Diciembre 10 de 2017
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