“Los disturbios obligan a suspender la reforma
de las pensiones en Argentina”
El Congreso debatía el cambio legislativo más importante y
polémico del presidente Macri
En El País –public. 15/12/17
Argentina vuelve a
una de sus tradiciones más arraigadas: la calle manda en la política. La
tensión alrededor de la reforma de las pensiones, la más importante y polémica
de las que ha promovido hasta ahora Mauricio Macri, provocó enormes disturbios
frente al Congreso y una bronca descomunal dentro del hemiciclo que obligaron a
suspender finalmente la sesión. Macri tenía los votos para sacar adelante la
reforma, pero la combinación de las imágenes de fuerte violencia en las calles,
con tiros de pelotas de goma y gases lacrimógenos, y los empujones y gritos en
el Congreso forzaron una inesperada derrota del Gobierno, que ahora evalúa su
respuesta. La posibilidad de resolver el problema por decreto estaba encima de
la mesa, pero podría suponer una tensión aún mayor y problemas serios dentro de
Cambiemos, la coalición gobernante.
El
mes de diciembre, en pleno verano austral previo a las vacaciones, es el
histórico momento de tensión social en Argentina. En este mes se produjo la crisis de 2001, cuando al grito de “que se vayan todos” y en pleno
corralito hubo cinco presidentes diferentes en dos semanas y 38 muertos en las
calles. Este mes de diciembre de 2017, muy diferente a aquél, Macri no está ni
cerca de sufrir una crisis similar, al contrario, cada vez tiene más apoyo político, pero la tensión ha
estallado como no lo había hecho nunca en sus dos años de mandato y ni siquiera
los 3.000 policías que desplegó para blindar el Congreso pudieron impedir esa
derrota política temporal que supone suspender la sesión.
La
discusión de la reforma de las pensiones acabó en incidentes graves en los
alrededores del Congreso que dejaron heridos no solo entre los manifestantes
sino incluso entre diputados de la oposición que habían acudido a solidarizarse
con ellos. Las cargas policiales no distinguieron y se llevaron por delante
incluso a algunos parlamentarios. Al menos dos fueron atendidos en la
enfermería del Congreso, algo inédito.
El
Gobierno trató de calmar los ánimos, pero la represión y los disparos de
pelotas de goma continuaban mientras ya por la tarde hablaba Marcos Peña, mano
derecha de Macri. "Algunos diputados de la oposición se han convertido en
piqueteros en el recinto. Llegaron a proponer la agresión al presidente de la
Cámara. No permitieron debatir porque saben que representan a una minoría, por
eso optaron por la violencia. La mayoría de los argentinos están asqueados de
esa violencia. La minoría tiene que actuar con dignidad, sentarse y debatir, y
perder. La paz social está absolutamente garantizada, son grupos minoritarios.
No podemos comparar con 2001, con crisis profundas de legitimidad",
aseguró Peña.
La
oposición estaba indignada. "Al pueblo argentino le ha costado mucho vivir
en democracia y hoy se violan todas las normas de convivencia y se hace este
operativo militar que yo, que tengo más de 50 años de vida pública, nunca he
visto: un Parlamento tomado, el Senado cerrado y el Congreso lleno de agentes
de inteligencia sacando fotos dentro", sentenció José Luis Gioja,
presidente del Partido Justicialista.
En
el momento más tenso del día, la oposición exigía a gritos que se suspendiera
la sesión ante los incidentes que se estaban viviendo fuera. En un momento
especialmente dramático la diputada de izquierda Victoria Donda, hija de desaparecidos robada a sus padres nada más nacer en cautiverio en la ESMA, con la pierna escayolada por un golpe
recibido en otra carga policial el día anterior, pidió al presidente, Emilio
Monzó, que parara los trabajos. Pero el presidente, un hombre de confianza de
Macri, se resistía porque creía tener los 129 diputados necesarios, algunos de
ellos peronistas. Algunos parlamentarios kirchneristas se acercaron a su mesa y
empezaron a empujones a intentar impedir que se pudiera abrir la sesión.
Llegaron incluso a pegarle un manotazo en el micrófono.
Las
pantallas de televisión de todo el país se partieron en dos: en un lado la
batalla campal entre la policía y los manifestantes; en otro la guerra a
empujones y gritos dentro del Congreso para frenar la sesión clave en la que
debía aprobarse la reforma. Ésta supone un ajuste en las pensiones aunque nadie
tiene claro de qué dimensiones, porque depende mucho de la inflación, siempre
imprevisible en el país con la economía más descontrolada de América después de
la caótica Venezuela.
Los
parlamentarios de la oposición insistían en que no se puede iniciar una sesión
mientras había algunos diputados heridos por cargas policiales que no podían
acudir. “Están acá atrás”, argumentaba Monzó, en referencia al salón que linda
con el recinto. Todo en medio de un enorme caos que recordaba a otras épocas argentinas.
Finalmente, Monzó se rindió y después de una petición de la diputada oficialista Elisa Carrió decidió levantar la sesión. "Vamos a ganar la
votación, será esta semana o la otra. No asusten más a la gente", gritaba
ella.
Más
tarde, Carrió también criticó la magnitud del operativo de Gendarmería
organizado por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. “No se necesitan
tantos gendarmes, la ministra tiene que parar. No hay que hacer tanta
ostentación de la fuerza, no es bueno”, dijo.
Apoyo electoral
Pese
a este fracaso, la realidad política es que Macri vivía un momento dulce. Acaba
de ganar las elecciones legislativas y aunque sigue en minoría en el Congreso,
tenía el apoyo de varios gobernadores peronistas con los que había negociado el respaldo a esta ley a cambio de otras medidas que apoyen a sus regiones. La paradoja es que Macri controla el
Parlamento más que nunca pero parece que la oposición kirchnerista y de algunos
sindicatos clave ha decidido pasar a la calle. Y allí han logrado torcerle el
brazo, al menos de momento. Algunos dirigentes presionaban a Macri para que
diera un golpe de autoridad y aprobara la reforma por decreto, pero eso tendría
muchos costes. La propia Carrió, aliada clave de Macri, amenazó en las redes
sociales con romper ese vínculo si había un decreto.
Los
macristas estaban muy molestos. “Nos votaron para discutir acá sentados y
pidiendo la palabra, los gritos y el patoterismo no son democráticos”, bramaba
el macrista Nicolás Massot. Pero era casi imposible escucharlo entre el
escándalo que generaban sus colegas. El martes, en la comisión previa a esta
sesión plenaria, ya acabaron a puñetazos y gritos. Pero la tensión subió y más
de 3.000 policías blindaron hoy el Congreso para impedir que se acercaran los
manifestantes. Volvieron las imágenes de máscaras de gas y camiones con chorros
de agua que habían dejado de verse en los últimos 15 años en Argentina.
“Este
proyecto perjudica a los jubilados, no tienen los números, no sigan pasando
vergüenza”, clamó Graciela Camaño, opositora peronista. “Basta de vergüenza
democrática, que se levante la sesión”, gritaba otro peronista mientras varios
cantaban el himno. Desde dentro se escuchaban los tiros de las escopetas de los
policías que lanzaban fuera pelotas de goma a los manifestantes, algo inédito
en otros países pero que en Argentina ha sucedido muchas veces en el pasado. Y llegan precisamente horas después de que se clausure la cumbre de la OMC, la puesta de largo internacional de Macri, en la que
quería demostrar la vuelta e Argentina en el mundo.
El
barrio de Congreso parecía una zona en conflicto. Los 3.000 agentes son casi el
triple de lo dispuesto para un River-Boca. No se veía un despliegue semejante
desde el estado de sitio de diciembre de 2001. Desde la plaza volaban
piedras y cañas que se usan para blandir banderas, convertidas en lanzas.
Del otro lado, los policías respondieron con gases lacrimógenos y balas de
goma. La policia no brindó números oficiales de heridos, pero se contaban por
decenas. Muchos de ellos periodistas, como el reportero gráfico del diario Página
12, Pablo Piovano, y el periodista Federico Huscarriaga, ambos con disparos
de balas de goma. El escándalo fue tal que algunos familiares de los submarinistas del ARA San Juan que habían sido invitados
a presenciar el debate también fueron golpeados por la policía al intentar
ingresar.
Parece
difícil que con estas imágenes Macri y su equipo, que vivían su mejor momento
político desde que llegaron al poder, logren convencer a los ciudadanos de que
esta reforma favorece a los jubilados. La calle sigue siendo muy importante en
Argentina.
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