Lienzo y consigna unitaria marcha 1° Mayo en Santiago |
Hoy,
luego que l@s trabajador@s más consecuentes superaran en cantidad a aquellos
que siguen las turbias aguas de la CUT -al menos en las movilizaciones en torno
a éste 1º de mayo-, resultan necesarias algunas palabras respecto del presente y
futuro del sindicalismo clasista y combativo
Finalmente, durante
las tradicionales marchas conmemorativas del Día Internacional de l@s
Trabajador@s 2016 realizadas en Santiago y el Gran Concepción, aquell@s que se inscriben
o simpatizan con un sindicalismo de clase y consecuente superaron en cantidad a
aquellos que aún se sienten representados por la oficina de asuntos laborales
del gobierno conocida como Central Unitaria de Trabajadores CUT.
Aclaremos que desde hace 5 años que en la
capital del Biobío la marcha ‘alternativa’ a la de la CUT; la primera realizada
en Talcahuano, la segunda en Concepción, es superior en cantidad y en
representatividad sectorial. Pero fue a partir de la presente conmemoración del
ejemplo de los mártires de Chicago en la capital que el sindicalismo combativo superó al domesticado,
dando pie, creemos, a un nuevo período en las luchas de los explotad@s de
Chile.
La reforma laboral emprendida por la Nueva
Mayoría (NM), criticada con el tejo pasado por la derecha y la patronal, forma
parte de una escalada que amenaza a los/as trabajadores/as y al movimiento
sindical chileno. Con o sin aprobación de la titularidad sindical,
el proyecto legal busca, ante todo, constreñir las peleas de los sectores de
trabajadores ligados directamente a aquellas áreas que son muy sensibles para
el despliegue y reproducción del actual patrón capitalista, primario exportador
con ventajas comparativas: los contratistas de la gran minería del cobre; los
portuarios; los forestales, pero también apunta a neutralizar a todos aquellos
que pretendan entorpecer el desempeño del gran capital monopólico financiero; entiéndase los negocios de los Paulmann, los
Luksic, los Angelini, los Falabella, los Yarur, los Matte, los Piñera, los
Saieh, los Ponce Lerou.
La reforma laboral-patronal, de ser
aprobada tal como prístinamente la presentó el gobierno de la NM, implicaría
más bien fortalecer el reaccionario Plan Laboral impuesto a sangre y fuego en
tiempos de la dictadura cívico-militar. En efecto, el citado Plan Laboral fue ideado por José Piñera, ex Ministro del Trabajo (1979-1981) de
la Junta Militar. Se trató del primer eslabón de una serie mayor de cambios
proyectados para la refundación capitalista de Chile, llamados las “siete
modernizaciones”, que buscaron la privatización y la absorción monopólica de la
formación económico-social chilena.
Los 4 pilares de aquel antipopular Plan se
proyectan a la actual reforma de marras: 1.- Una huelga que no paraliza; 2.-
Una franca despolitización del ámbito sindical; 3.- Negociación colectiva sólo
por cada empresa; 4.- Existencia de paralelismo entre sindicatos y
asociaciones.
A mayor ahondamiento, el proyecto de
reforma laboral-patronal no cambia ni cambiará en nada el sistema de extrema
explotación de los/as trabajadores/as de Chile y sus precarias posibilidades de
organizarse y negociar efectivamente. Tampoco está pensado en la mejora del precario
sistema previsional impuesto bajo dictadura, el cual está basado en la defensa
del gran negociado de los dueños de las AFP y no en una adecuada calidad de
vida para los/as jubilados/as.
En este 1º de Mayo, cuando los/as
trabajadores/as conscientes de Chile hemos demostrado una gran presencia y fuerza,
es hora ya de pasar a la ofensiva, construyendo al fragor del combate un
sindicalismo legítimamente de base y afincado en esta; democrático en su
constitución, toma de decisiones y en su visión de la nueva sociedad que
debemos edificar con las demás fuerzas del campo popular; claramente opuesto al
poder y las prácticas del bloque constituido por la derecha económica y
política, aliada ésta estratégicamente con el grupo mantenedor del sistema de
dominación y explotación encarnado por la NM; un sindicalismo clasista que en
ningún caso puede entrar a conciliar con las expresiones políticas –partidos,
congreso, ONG- o legales –reformas, nuevas leyes, procesos negociadores- provenientes
del campo de sus enemigos de clase; un sindicalismo decidido a no prestar su
apoyo a las políticas y organismos –OIT, ONG manejadas por la NM y la derecha-
que buscan dar un ‘rostro humano’ al inmisericorde sistema de desarrollo capitalista impuesto en Chile
y el resto del sistema capitalista mundial.
La CUT carece de toda moralidad para seguir
arrogándose la representatividad del movimiento sindical. Con su participación
en la discusión previa a la conformación de la reforma laboral-patronal y luego,
presionando porque el corrupto congreso aprobase la reformita así como estaba, con todo
lo nefasto que ello implica para la clase trabajadora, terminó por perder la
pizca de respeto que algunos gremios y bases le guardaban. La mafia de la CUT y
de la direcciones de la mayoría de las federaciones y confederaciones que la
constituyen son meros representantes laborales de los partidos del gobierno. En
el seno de la multigremial, tales cabecillas se la juegan a fondo por frenar
todo ímpetu de los explotados que venga a romper los equilibrios que
permitieron antes a la Concertación y hoy a la NM realizar su rol mantenedor
del sistema, brindando de paso el sustento político-social para el desenvolvimiento
del gran capital interno aliado a los monopolios transnacionales. Claro,
escrito así suena demasiado exagerado y casi obseso el rol de la nefasta
dirigencia oficialista, pero si lo pensamos con detenimiento veremos que en
verdad ese ha sido el rol jugado por ella desde los inicios de la CUT, allá por
1988.
La lucha y organización de un movimiento que
de verdad represente a los/as trabajadores/as se puede dar en torno a diversos nodos:
desde el sindicato, agrupación de estos, federaciones, confederaciones, por
frentes y sectores productivos y/o de servicios. Nos parece que son dos las vías
de desarrollo de éste sindicalismo clasista, consecuente y rupturista, que
avanzan de manera simultánea y combinada: una, que va por el lado de levantar
un nuevo referente de los/as trabajadores/as y que represente el aspecto
orgánico de él; y otra, la cual haga efectiva la unidad con las demás fuerzas
sociales del campo popular implicadas en la coyuntura: estudiantes, pobladores,
pueblos originarios en pie de lucha, medioambientalistas, etc. Con todo, se
requiere que las direcciones de las diversas instancias organizativas de los/as
trabajadores/as sean renovadas, pasando a manos de dirigentes que en la
práctica se la hayan jugado por los derechos de los explotados, electos en
forma democrática, con posibilidad de revocarles en caso que se enchuequen, que
no se transformen en ‘funcionarios’ sindicales; en suma, que no sean como los
dirigentes apernados y las instancias pseudo-sindicalistas tipo CUT que tanto criticamos.
Hoy más que nunca, los/as trabajadores/as
deben fundir sus luchas con las de los estudiantes, los pobladores, los
cesantes, los mapuche, las instancias que promueven y lidian por los DDHH, los
defensores de los territorios y del medioambiente. Dicho proceso de agrupación
de los/as que luchan es una necesidad vital con vistas a potenciar todas las
demandas y luchas parciales, permitiendo así superar el actual aislamiento de estas
y lográndose en su transcurso la constitución de la alianza político-social por
los cambios de fondo en nuestro país; de conformación del actor social popular
de la revolución.
No seamos ingenuos ni llamemos a los
pueblos y los trabajadores a que actúen como borregos; no existen atajos o
caminos falsamente expeditos en esto de la lucha por la liberación social y el
fin de la explotación. Los procesos eleccionarios fuera del campo popular; es
decir, no relacionados con la designación democrática de dirigentes y de toma
de decisiones informadas, históricamente han demostrado su inutilidad para los
objetivos de la lucha de la mayoría explotada. No será la redacción de una
nueva constitución o la elección de éste o aquel candidato a concejal, alcalde,
congresal o presidente los factores que vengan a suplantar la necesidad de
organización y de ofensiva rupturista de los explotados y oprimidos en el camino
de su emancipación.
Cada trabajador/a es un poblador/a y a su
vez puede ser un/a estudiante, un/a mapuche, un defensor de su entorno vital y
cultural, etc. Es decir, todos/as, directa o indirectamente, somos potenciales
afectados por el actual sistema de dominación y explotación, y –por tanto-
debemos participar en el proceso de lucha y liberación social de la mayoría
oprimida desde la trinchera que nos toque en suerte. Con lo anterior, seamos
claros, no estamos afirmando que el proceso de combate y de organización populares
se deban circunscribir al ámbito territorial, de vivienda de los/as activos/as
democráticos/as; antes bien, este es una instancia de aquel proceso,
indispensable, pero no el único. Para dar batallas más efectivas, sin duda que el
movimiento popular requiere desplegar sus luchas en todos los niveles y planos
del conflicto de clases, en todos los centros de trabajo, de faena, en
universidades, liceos e institutos, en todos y cada uno de los frentes sociales,
en Chile y el exterior. La generación de ese tejido social clasista y
combativo, de la Resistencia Popular, descansará y se expresará en el Poder
Popular, en el contrapoder de los explotados y oprimidos de éste país.
Convocamos a todos/as los/as activos/as democráticos/as
y revolucionarios/as para que, mediante todas las vías posibles, alentemos a
ese pueblo trabajador para que se unifique democráticamente, le pegue la patá
en la raja a la burocracia PC-PS-PPD-PDC-PR de la CUT y comience a avanzar de
una buena vez por la senda de la lucha anticapitalista y por la liberación
social.
La vibrante demostración de los/as
trabajadores/as conscientes y luchadores durante éste 1º de Mayo, en Talcahuano y
Santiago, así como la Protesta Popular del pasado 11 de marzo, la Protesta Nacional que diversas organizaciones del frente de la Educación estamos
convocando para el próximo 11 de mayo
y la jornada de lucha para fustigar la cuenta
oficial el 21 del mismo, sin duda son los primeros pasos en el camino de construcción
de una alternativa democrática y popular de los pueblos y los/as trabajadores/as
de Chile.
Punta Arenas, Aysén, Freirina y ahora Los
Lagos-Chiloé, son los hitos en que el movimiento popular, conducido por los/as
trabajadores/as, logran hacer sentir con fuerza la exigencia de sus demandas.
En pocos días, las masas aprenden en la práctica lo que demorarían años de
teoría. Son momentos en que la confrontación con las fuerzas que sostienen y
defienden el sistema obligan al pueblo trabajador a ir de lo inmediato a lo estratégico,
desde unas formas de organización rudimentarias a aquellas que anuncian el
Poder Popular. En suma, son experiencias de lucha que ordenan e iluminan el
camino que nos conduce a la liberación y la emancipación social y política en
nuestro país.
Nuestro llamado es a que juntos, los
pueblos y los/as trabajadores/as de Chile, avancemos por la senda de la lucha
clasista y sin cuartel contra nuestro enemigo común. Para ello contamos con los
ejemplos heroicos de Rodrigo Cisterna, de Juan Pablo Jiménez, de Marco Cuadra y
de Nelson Quichillao, sin olvidar a todos/as los/as caídos/as durante la lucha
antidictatorial y a aquellos/as que lo han hecho en estos 25 años de falsa democracia.
¡Ningún Acuerdo o Reforma a
Espaldas
de los Pueblos y l@s Trabajador@s!
¡Sólo la Lucha y la Unidad Nos Harán
Libres!
Colectivo Acción Directa CAD -Equipo
Sindical
Mayo 6 de 2016
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