“PRODIGIOS DEL ARTE”
Domingo,
8 de mayo 2016
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Gracias a un amigo
que me envió una dirección de internet, tuvimos con mi mujer la feliz
oportunidad de ver dos películas chilenas: el documental de Patricio Guzmán “El Botón de
Nácar” y el largometraje de ficción de Pablo Larraín “El Club”.
Yo
no soy crítico de cine, simplemente deseo comunicar la emoción que me
provocaron ambos films.
Patricio
es un realizador de documentales que en cada nueva producción ratifica que su
calidad se sustenta en el “cómo” cuenta la realidad determinada. Luego de ese
formidable registro histórico de La Batalla de Chile, en los restantes
documentales que he tenido la oportunidad de ver, el lenguaje artístico se
depura más y más. “El Botón de Nácar” contiene una singular belleza estética:
una dolorosa belleza. Ningún comentario que yo agregara podría entregar la
fuerza, la síntesis de la tragedia, que nos entrega la textura de “ese riel con
el botón de nácar”.
“El
Club”: qué film tan inesperado, tan sorprendente. Pablo hace rato que dejó de
ser un promisorio realizador. Aunque yo diría que en este Club, Pablo Larraín
alcanza una madurez estética magnífica. En este film, a mi juicio, todo está
dicho en el tratamiento: la escritura de la historia; la fotografía,
tratamiento de planos: su espacio temporal; actuación excepcional, y más aún
por la homogeneidad conseguida. Un equipo de actores impecables.
Y
porque a mi juicio la trascendencia del film radica en su tratamiento estético,
“El Club” de Pablo Larraín, es tan significante que dice mucho más que lo que
vemos y escuchamos…
Patricio
y Pablo, no sólo son dos realizadores chilenos, sino – quizás, sobre todo
- dos realizadores internacionales.
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